sábado, 14 de abril de 2012

Beautiful Crazy 9






Holaaaaaa! Capítulo anticipado en honor a sus maravillosas reviews… La cita de Bella y Riley, desde el punto de vista de Bella. Espero que les guste y me digan qué opinan.


Un abrazo, se les quiere!

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It's a beautiful day

Don't let it get away

It's a beautiful day

Touch me

Take me to that other place

Teach me

I know I'm not a hopeless case

Beautiful day / U2

Bella POV

Riley me esperaba apoyado en un auto negro con una simple rosa blanca entre sus dedos. Me miraba sonriente y no se movió de su lugar, si no que esperó a que yo fuera hacia él, lo que hice lentamente y sonrojándome, pero sin dejar de mirarlo a los ojos.

Al llegar a su lado él me extendió la rosa sin dejar de sonreír y se inclinó lentamente para depositar un beso suave y dulce en mis labios. Su olor a perfume y a menta me envolvió y mis brazos se aferraron a él en su propio acorde, profundizando el beso. Él me abrazó fuerte también y sonrió contra mi boca y dándome un último casto beso, me dijo

-Aquí no Bella, sube al auto.

-Lo siento -Dije sonrojándome aún más -Me dejé llevar.

-Y me encanta -Dijo él mirándome a los ojos, aún con esa sonrisa en el rostro -Pero no nos podemos arriesgar a ser descubiertos.

-Adónde vamos? -Pregunté.

-Pensé que después de estar tanto tiempo encerrada tal vez querrías estar al aire libre, por eso te doy dos opciones... podemos recorrer parte de la ciudad o ir a mi departamento y ver películas y comer comida chatarra... tú eliges.

-Pero... si recorremos la ciudad no nos arriesgamos a ser descubiertos? -Pregunté mordiéndome el labio y sin poder apartar mis ojos de él... se veía tan guapo en sus jeans y camiseta, más joven y lúdico que lo que me tenía acostumbrada con su vestimenta para trabajar.

-No donde tengo planeado llevarte -Dijo guiñándome un ojo.

-Entonces... vamos a aprovechar el día afuera... aunque me gustaría conocer tu departamento, quisiera ver dónde vives... -Dije tímidamente

-Qué te parece si cenamos en mi departamento antes de llevarte de regreso a la clínica? -Me preguntó. Mi rostro se debe haber contraído de la pena al pensar en regresar a ese espantoso lugar -Bella, no pongas esa cara, tu sabes que necesitas regresar... -Dijo tristemente.

-Lo sé, pero no quiero! -Exclamé con lágrimas en los ojos. Pero traté de retenerlas para no arruinar nuestro día. Me concentré con todas mis fuerzas en no llorar, y lo conseguí.

-Bella, cuando estés en condiciones de salir yo voy a ser el primero en notarlo y en darte el alta médica -Me dijo seriamente. Pero mientras tanto vamos a hacer ejercicios que te permitan estar mejor -Me dijo tomando mi mano.

-Creí que esto era sólo una cita... -Dije confundida y un poco cabreada.

-Lo es... Es nuestra oportunidad de conocernos mejor -Dijo besando mis nudillos.

-Lo siento por estar tan... hipersensible... -Dije agradecida de su paciencia.

-Entiendo... y me gustas así, hipersensible y todo -Me dijo guiñándome un ojo.

-Entonces, a dónde vamos? -Pregunté.

-Qué tanto conoces de Seattle? -Preguntó de vuelta.

-Lo típico, la Space Needle, las atracciones turísticas tradicionales, los centros comerciales...

-Ok... vamos a ir a conocer mi vecindario –Me dijo.

-De verdad? -Dije sorprendida por la simplicidad de su plan -Y qué tiene de especial tu vecindario?

-Tengo la impresión de que te va a gustar... -Dijo enigmático.

Condujimos en silencio por las tranquilas calles de Seattle (por ser domingo había muy poco tráfico) hasta que llegamos a un barrio con callecitas más estrechas, y en una de esas pintorescas calles, Riley se estacionó.

-Aquí estamos... te parece si almorzamos primero? -Me preguntó.

-Está bien -Le dije -Me muero de hambre -Reconocí. En la clínica almorzábamos a las 12:00pm.

-Te gusta la comida thai? -Me preguntó mientras abría la puerta del auto para mí.

-No lo sé... no la he probado -Dije y me puse roja otra vez. Me sentí como una pobre chica pueblerina. En Forks no había mucho de donde elegir.

-Entonces esto te va a encantar -Me dijo mientras tomaba mi mano y me dirigía a un pequeño restaurant en la esquina. Estaba parcialmente lleno, pero Riley tenía reservaciones, por lo que rápidamente nos dirigieron a nuestra mesa. La mesera era una chica oriental pequeña y muy hermosa que miró a mi Riley de manera muy seductora, pero yo le fruncí el ceño y carraspeé, y ella se enfocó en entregarnos los menús. Riley miró el intercambio divertido y tomó mi mano por sobre el mantel para demostrar a todos que estábamos juntos. Me hizo sentir bien, reafirmada.

-Algo para tomar? -Preguntó la chica.

-Yo quiero una coca light -Respondí.

-Yo tomaré sólo agua, gracias -Dijo Riley mientras abría su menú. Yo lo imité pero no sabía qué pedir. Todo tenía nombres extraños y aunque algunas cosas sonaban deliciosas, no me atreví a pedir por mí misma.

-No sé qué pedir... pides por mí? -Le dije.

-Nop -Respondió haciendo énfasis en la "p".

-Pero no sé qué pedir! no conozco esta comida!

-Qué te gusta más? Pollo, cerdo, camarones o carne de vacuno? -Preguntó.

-Mmmmmmh... -Dije pensando en que me gustaban más los camarones, pero que serían más caros. Miré el menú otra vez, pero Riley me lo quitó.

-Mírame a los ojos -Me dijo -Quiero que me digas qué prefieres, sin importar el precio.

-Camarones –Respondí sin pensar, y enrojecí otra vez. Maldita sea!

-Ok. Ahora, te gusta la comida picante? -Preguntó.

-No mucho... me hace llorar -Respondí.

-Entonces vamos a pedir un Pad Thai de camarones sin picante para ti y un Curry Verde de cerdo para mí, porque a mí sí me gusta lo picante.

-Ok... -Dije encogiéndome de hombros.

-Cuando venga la mesera quiero que tú hagas la orden. Y pide también una orden de galletas de camarón, que me encantan.

-Pero yo... -Dije y bajé los ojos.

-No quieres hablar con nadie desconocido, ya lo sé, es parte de tus síntomas -Me dijo -Pero lo vas a hacer por mí, de lo contrario nos vamos a quedar aquí sentados sin comer nada, y francamente, tengo hambre -Dijo mirándome divertido.

-Está bien... -Dije bajito mirando el mantel.

Justo en ese momento llegó la camarera con mi coca y su agua.

-Listos para ordenar? -Preguntó a Riley. Mi corazón se desbocó.

-Bella? -Preguntó él.

-Un Pad Thai de camarón sin picante, un Curri Verde de cerdo y una orden de galletas de camarón -Dije sin levantar la mirada. Sentí una enorme vergüenza, sin saber por qué y sentí que casi comenzaba a sudar frío. Maldita sea!

-Eso es todo? -Preguntó ella sin fijarse en lo que me costaba comunicarme con ella.

-Eso es todo por ahora -Dijo Riley apretando mi mano con la suya -Estuviste muy bien, Bella, muy bien! -Dijo y se arrodilló frente a mí para darme un dulce beso en los labios. Si esa era mi recompensa por cada avance que hiciera, me recuperaría muy pronto.

La mesera llegó a los pocos minutos con nuestras bebidas y una enorme fuente de frituras con una salsa de color beige en un pocillo.

-Las galletas de camarón -Explicó Riley -Son deliciosas... esa es una salsa de maní, tienes que probarla! -Dijo entusiasmado.

Yo hice como me decía, untando una de las galletas en la salsa. Era un sabor extraño, pero la mescla de sabores y especias era exquisita.

-Mmmmmh -No pude evitar murmurar.

-Cierto? -Dijo Riley feliz comiendo su segunda galleta.

Nos acabamos la fuente casi sin hablar, sumergidos en lo delicioso de nuestro aperitivo. Y entonces llegaron nuestros platos. Mi Pad Thai olía maravilloso, y sabía aún mejor. Tendría que salir a comer comida Thai más seguido, o mejor aún, aprender a prepararla!

Riley y yo hablamos de todo y nada mientras disfrutábamos de nuestra comida, y pronto acabamos nuestros platos sin darnos cuenta de cómo había pasado el tiempo.

-Prefieres el postre aquí? o nos podemos tomar un helado en la calle... -Propuso.

-Helado en la calle -Le dije completamente satisfecha.

Riley hizo señas para que le trajeran la cuenta y ni miró el recibo y entregó una tarjeta de crédito diciendo que le incluyeran la propina. Me sentí incómoda de que gastara dinero en mí, me sentí insignificante... pero una sola mirada suya me hizo detener ese tren de pensamientos.

-Si te lo mereces -Me dijo sin más. Luego se puso de pié y me tendió su mano para pararme, recuperó su tarjeta y salimos a la calle. Todo a nuestro alrededor era un barrio encantador, lleno de librerías de libros nuevos y usados, pequeños restaurantes, tiendas de antigüedades, y algunas tiendas de decoración.

Riley me tomó de la mano y comenzamos a recorrer la calle, parándonos en las vitrinas o entrando a las tiendas cuando algún ítem llamaba nuestra atención.

Riley me contó sobre su familia, su trabajo y sus pocos amigos. Yo le conté que mis planes habían sido estudiar cocina internacional hasta que la depresión me había truncado el futuro haciéndome quedarme en casa sin salir ni a la esquina, sin hablar y básicamente sin hacer nada. Esto pareció interesarle especialmente...

-O sea que cuando te mejores vas a estudiar cocina internacional? -Me preguntó, y me gustó que me lo preguntara sin el condicional...

-Si... hay un instituto en Seattle que me gustaba... si es que me mejorara me gustaría estudiar ahí... -Respondí.

-No digas "si es que", Bella, di "cuando" me mejore. Lo tuyo es temporal, ya vas a ver. Hoy mismo has hecho avances enormes y no te has dado cuenta!

-De verdad? –Pregunté esperanzada.

-Estás en la calle, verdad? sin miedo a la gente, sin miedo a preguntar por un precio o un artículo en una tienda, sin miedo a defender a tu hombre frente a una pobre chinita... -Y ante esto rió.

-China descarada! -Dije entre dientes.

-Ves? -Esa es la Bella que quiero ver, fuerte, decidida... -Dijo y tomando mi cintura en medio de la calle, me besó. Yo inmediatamente subí los brazos para abrazarme a su cuello y me sentí como si estuviéramos solos en medio de la nada. Su lengua lamió mi labio inferior y yo la succioné generando un gruñido de su parte.

Sus manos se enredaron en mi cabello y el beso se profundizó, y el tiempo pareció detenerse hasta que él se alejó como a regañadientes, probablemente recordando dónde nos encontrábamos... en medio de una feria libre frente a un puesto de libros usados! Y habíamos reunido a una pequeña multitud de muchachos que nos miraba interesados en el desarrollo de nuestras muestras de cariño.

Al final de la tarde caminamos hacia el auto con un par de libros que Riley había comprado para él sobre psicología y uno que compró para mí (una selección de las novelas de las hermanas Bronte que me vio hojeando interesadísima) y nos subimos para dirigirnos a su apartamento a cenar.

-Podemos pedir algo para cenar o podemos cocinar -Me dijo mientras manejaba -Lo que tu prefieras.

-Me gustaría cocinarte algo... -Dije pensando en que no quería que él siguiera gastando dinero en mí -Tienes suficientes ingredientes para una cena? -Pregunté.

-Ayer fui al supermercado -Respondió él -Mi cocina está completamente equipada.

Llegamos en menos de 5 minutos a un edificio nuevo y de aire moderno e ingresamos por el estacionamiento subterráneo. Nos bajamos del auto con nuestras compras y Riley pareció nervioso, mirando para todos lados. Nos acercamos al ascensor y él marcó el piso correspondiente, mientras yo cerré los ojos y presioné la espalda contra la pared. Odio los ascensores.

En nada de tiempo habíamos llegado y Riley pareció relajarse. A lo mejor tampoco le gustaban los ascensores?

Caminamos por el pasillo y él abrió la puerta de su apartamento, dejándome pasar a mí primero, y luego entró él, encendiendo las luces.

El lugar era amplio y evidentemente costoso, los muebles eran modernos y como única decoración había libros por todas partes. Un gran televisor de pantalla plana dominaba el living.

-Te gusta? -Me preguntó, por primera vez inseguro.

-Me encanta, porque es donde vives tu –Respondí poniéndome de puntillas para besarlo.

-Te doy el tour o prefieres poner manos a la obra? -Me preguntó inseguro.

-Prefiero cocinar primero y husmear después -Respondí con una sonrisa. Él me llevó de la mano hacia la cocina, que era como el resto de la casa, minimalista y moderna. El refrigerador estaba completamente repleto de comida así es que pude elegir qué preparar.

-Te gustan los pimientos rellenos? -Pregunté.

-Me encantan... no los pruebo desde hace años... -Me dijo abrazándome por detrás y besando mi cabello y mi cuello.

-Entonces prepárate, porque ahora vas a ver lo que es bueno -Dije confiada. Mis pimientos rellenos eran prácticamente una celebridad en Forks.

-Así me gusta verte, confiada en tus capacidades -Me dijo -Necesitas ayuda?

-Puedes lavar los pimientos mientras yo comienzo por el arroz -Dije yo y nos pusimos manos a la obra.

Cocinamos en armonía al son de Ella FitzGerald, y Riley y yo bailamos y nos besamos lánguidamente mientras se terminaban de cocinar los pimientos en el horno. En sus brazos me sentía como en casa, y nunca lo quería soltar. Este estaba siendo uno de los mejores días de mi vida.

Cuando los pimientos estuvieron listos pusimos rápidamente la mesa y nos sentamos a comer. Riley no pudo ahogar un gemido de satisfacción al probar su primer bocado, y yo me llené de orgullo al ver que lo había hecho bien.

-Bella esto está magnífico! -Exclamó metiéndose otro bocado a la boca.

-Me alegro de que te guste -Respondí sonriendo.

-Gustarme? Mmmmmmh -Dijo cerrando los ojos -Deberías tener tu propio restaurant y vender sólo estos pimientos.

-Sé preparar otras cosas... -Le dije guiñándole un ojo.

-Y no puedo esperar a probarlas... -Me dijo guiñándome un ojo de vuelta. Yo me sonrojé sin saber por qué.

La comida pasó en una fácil conversación y Riley insistió en lavar los platos, por lo que yo los sequé. Trabajábamos bien en equipo.

Y entonces ya era hora de irme...

Riley me abrazó fuerte y me dijo

-Gracias por el mejor día que he tenido en muchísimo tiempo.

-Gracias a ti -Dije abrazándolo con fuerza, haciendo un esfuerzo por no llorar.

-Vamos? No queremos que llegues tarde y te restrinjan las salidas...

-Vamos... -Dije aguantándome las lágrimas.

Tomé mi rosa blanca y mi libro y salimos del departamento. Tomamos el ascensor y llegamos al piso del estacionamiento.

Y entonces escuchamos una voz aniñada y desagradable gritar

-Riley querido!


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Ahí está chicos, qué opinan de la cita? Y qué hará Victoria al conocer a Bella? Ustedes dirán.

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