sábado, 3 de mayo de 2014

Beautiful Crazy 12

Hola chicos! Este capítulo me costó un montón, sorry por el atraso… está dedicado a Gizele Maza que necesita su fix de esta historia y a Yor Effio que le dedicó "Niña" de La Quinta Estación a esta historia. Si no la han escuchado, corran a buscarla en youtube!
Abrazos y nos leemos la otra semana…
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Capítulo 12
Ella ríe sin saber porque, ella habla sin saber porque
Ella mira a su alrededor y no ve más que dolor
Niña que va a ser de ti, sin sueños que cumplir
Con tu vida, no querrás seguir...
Niña que va a ser de ti, sin sueños que cumplir
Con tu vida, no querrás seguir…
Niña/La Quinta Estación

Riley POV
La conversación entre Bella y su padre fue larga, o al menos así lo sentí yo sentado en el pasillo.
Me dio tiempo para pensar en nuestra relación, y en la ética de lo que estábamos haciendo… de los riesgos que estábamos tomando no sólo con mi carrera profesional, sino más importante aún, con la salud de Bella.
Estaba haciendo lo correcto? Porque por un lado confiaba en mis capacidades como psiquiatra, pero por otro no sabía si podría ser imparcial con Bella como paciente.
Demonios! Nunca pensé que Bella fuera a atentar contra sí misma de esa manera… Era mi culpa que lo hubiera hecho?
Y por otro lado, mi enamoramiento hacia ella… era normal? Era normal sentir tanto y tan rápido? Todo lo que aprendí en los libros me resultaba inútil a la hora de evaluar mis sentimientos hacia la frágil niña que yacía en esa fría habitación de hospital.
Una enfermera entró a la habitación y Charlie salió luciendo derrotado. Sólo pude ofrecerle mi apoyo de la manera en que lo hacemos los hombres, en cosas prácticas, alejados de la emocionalidad.
-Sr. Swan… dónde se está hospedando? –Pregunté.
-No lo sé, tengo que buscar un hotel cerca del hospital… -Dijo como si no hubiera pensado en ese detalle.
-Mi departamento tiene 3 habitaciones, no tengo ningún problema en que aloje en una de ellas –Ofrecí.
-No… no quisiera molestar… -Dijo él incómodo.
-No es ninguna molestia –Dije –Vamos a mi casa y comemos algo, dormimos, y mañana a primera hora regresamos antes de que trasladen a Bella a la clínica. O lo hacemos nosotros mismos…
-Hummm… bueno, si insistes en que no es ninguna molestia… -Dijo Charlie claramente incómodo, pero probablemente demasiado cansado como para comenzar a buscar un hotel.
-Ninguna molestia –Le dije –Por aquí –Le dije señalando la salida más próxima. Él me siguió y nos dirigimos a mi auto.
-Necesita que nos detengamos a comprar algo antes de llegar a mi casa? –Pregunté tratando de ser lo más considerado posible.
-No, estoy bien –Respondió Charlie ahogando un bostezo –Gracias muchacho.
…oOo…
No hablamos más hasta llegar a mi departamento, y una vez ahí le indiqué cuál era la habitación de huéspedes y el baño de visitas. Mientras Charlie arreglaba sus cosas yo descongelé un par de cenas listas de microondas y cenamos nuevamente sin decir mucho y finalmente nos fuimos a acostar.
Si así es el padre puedo entender por qué le cuesta tanto comunicarse a Isabella… ambos son de carácter muy parecido y dolorosamente tímidos.
…oOo…
Al día siguiente me levanté temprano para ir al gimnasio antes de que despertara Charlie y le dejé una nota diciéndole que regresaría en una hora.
Al llegar al gimnasio me subí a la trotadora y programé mi Ipod para escuchar música energética para impulsarme a sudar y botar toda mi mala onda. Corrí por aproximadamente 20 minutos y mi corazón ya comenzaba a bombear más rápido y yo a transpirar cuando sentí un golpe en la espalda.
Me giré y era Victoria, vestida en leotardos y con James a cuestas disfrazado de deportista con una camiseta rosa con un número en la espalda. Eran ridículos.
-Hola Riley –Dijo acercándose demasiado a mí para mi gusto.
-Victoria –Respondí sin dejar de correr, pero la maldita ya me había desconcentrado, y no había manera de que me quedara a hacer mi rutina de ejercicios completa con ella mirando.
-Cómo has estado? –Preguntó mirando mi trasero sin disimulo.
-Bien –Respondí secamente.
-Y esa cosilla que te acompañaba el otro día…? Tu "novia" dijiste que era? Qué tal está ella? –Preguntó ponzoñosa.
-Bien, Bella está bien –Mentí. No le daría la satisfacción de saber que sus comentarios la habían tenido al borde del suicidio.
-Oh cuanto me alegro, aunque no sé qué haces con ella… es tan poca cosa para ti… tú necesitas una mujer de verdad –Me dijo y su mano recorrió mi bícep. Yo inmediatamente detuve la máquina y enfrenté a Victoria.
-Déjame en paz Victoria! No me interesas, no sabes lo patética que te ves tratando de atraparme. Estoy enamorado de mi novia y eso no va a cambiar! Si para deshacerme de ti tengo que vender mi departamento, te puedo asegurar que eso es precisamente lo que voy a hacer –Dije furioso –No me toques, no me hables, y por el amor de dios no te acerques a Bella o te las vas a ver conmigo! –Grité.
-Vaya –Dijo, su cara un poco descompuesta –Te picó fuerte el bichito del amor… aunque no sé qué le ves a esa niña, no te preocupes, que sé entender cuando he perdido… que sean felices –Dijo y tomando a James del suelo se fue rápidamente.
No lo pude creer… había ganado! Por fin me vería libre de Victoria.
Volví a encender la trotadora poniéndola en pendiente para que el esfuerzo fuera mayor y luego de un rato me fui a golpear el saco de arena.
Una vez que hube quemado toda mi energía negativa me limpié la cara con mi toalla y regresé mucho más contento a mi departamento, donde Charlie me esperaba con un desayuno consistente en huevos revueltos, tocino y jugo de naranja.
-Es todo lo que sé preparar, muchacho –Se disculpó con una media sonrisa.
-Es más que suficiente, muchas gracias! –Exclamé. Mi suegro me había preparado el desayuno!
-Siéntate y come, ya te ducharás después –Me dijo y yo obedecí. La comida estaba deliciosa (es difícil echar a perder huevos con tocino) y el jugo frío y recién exprimido. Desayunamos nuevamente en silencio y cuando me puse de pié para comenzar a ordenar la cocina, Charlie me dijo –Anda a ducharte, yo limpio todo esto.
Yo obedecí y cumplí con mi rutina diaria mucho más rápido que de costumbre, ya que teníamos que ir a recoger a Bella al hospital para llevarla a la clínica. Yo como su médico me arrogaría ese derecho.
Charlie y yo salimos de mi departamento a las 8:30 de la mañana y nos detuvimos en el supermercado donde Charlie compró los chocolates favoritos de Bella y yo un ramo de flores y continuamos al hospital.
Estacionamos cerca de la salida y nos dirigimos a su habitación.
Nos la encontramos llorando y discutiendo con su enfermera.
-Suélteme! –Exclamó forcejeando con las ataduras de cuero de la camilla que amarraban sus brazos.
-Cálmese señorita! Sólo va a lograr hacerse daño! Si no se tranquiliza la vamos a tener que inyectar… -Dijo la enfermera con voz firme.
-Noooo! Déjeme ir! Papaaaaá! –Lloró Bella desesperada –Riley! –Exclamó esperanzada al verme en la puerta –Dile que me suelten –Sollozó.
-Enfermera, puede retirarse –Le dije con un tono frío y profesional.
-Pero doctor… -Vaciló la mujer.
-Ahora por favor –Le dije. La enfermera me hizo caso y yo inmediatamente cerré la puerta mientras Charlie abrazaba a Bella y la intentaba calmar.
-Me abandonaron! –Nos acusó Bella hipando entre sollozos.
-Fuimos a dormir a mi casa Bella –Le respondí acercándome a ella despacio, como se acerca uno a un animal herido.
-Desperté y estaba sola, y amarrada, y pensé que me habían abandonado –Nos acusó.
-Bells, yo nunca te abandonaría hija –Dijo Charlie.
-Y tú sabes que yo tampoco… tú sabes que yo te amo… tienes que tranquilizarte o te voy a tener que sedar –Dije tomando su mano.
-No! Por favor Riley no! –Exclamó asustada.
-No lo quiero hacer, pero si no te tranquilizas no nos va a quedar otra alternativa –Le dije besando su frente. Ella suspiró ante el contacto y comenzó a regular su respiración –Recuerda lo que hablamos ayer –Le dije –Piensa en todas las cosas que vamos a hacer cuando salgas de alta…
-Qué van a hacer? –Preguntó Charlie curioso y creo que un poco celoso.
-Bella quiere estudiar cocina internacional, no es maravilloso? –Le dije mirándolo a los ojos para que me apoyara en lo "maravilloso" que era el proyecto.
-Wow Bells, eso es increíble! Ya eres la mejor cocinera que conozco! –Exclamó Charlie sonando un poco demasiado entusiasmado.
Bella se sonrojó y se mordió el labio, y dijo
-Y quiero vivir en Seattle papá… con Riley.
-Con… Riley? Pero cuánto tiempo llevan ustedes dos juntos? Una semana? Eso no es nada, no se pueden ir a vivir juntos todavía! –Exclamó Charlie antes de darse cuenta de que estaba antagonizando a su muy inestable emocionalmente hija. Bella rompió a llorar otra vez.
-Pero yo amo a Riley! Y si quiero estar con él tú no nos vas a separar! –Lloró forcejeando otra vez con sus amarras.
-Bella tranquila –Le dije acariciando su rostro –Tú ya eres una adulta, puedes hacer lo que te plazca… tu papá va a entender… pero primero tienes que sanar… está bien?
-No… -Dijo haciendo un puchero.
-Qué es lo que no está bien? –Pregunté.
-Quiero que papá te quiera para mí –Dijo mirando a Charlie.
-Riley y yo nos llevamos bien, Bells… -Dijo Charlie –Pero la decisión de vivir juntos… la tienen que tomar con tiempo…
-Ahora te voy a soltar –Dije tomando sus muñecas –Pero no te puedes mover hasta que yo te diga, está bien Bella?
-Está bien –Dijo ella serenándose de a poco.
-Bella amor, quieres ir al baño? –Pregunté.
-Sí por favor –Dijo ella sonrojándose. Yo la ayudé a ir al baño con su suero intravenoso y cerré la puerta. Mientras Bella estaba en el baño, le dije a Charlie
-No debemos alterarla con nada… si le parece podemos conversar todos los temas polémicos entre usted y yo o los tres juntos más adelante, pero por favor, no la alteremos ahora…
-Está bien, lo siento –Dijo Charlie.
-Estoy lista –Dijo Bella desde el baño. Yo la fui a buscar llevando su suero y tomándola de la mano la dirigí a su cama.
-Ahora te vamos a sacar el suero y la enfermera te va a ayudar a vestirte, está bien? –Le pregunté.
-Si por favor –Dijo ella. La abracé y la besé en la frente, toqué el timbre de llamado a la enfermera y salí de la habitación, seguido por Charlie.
-Llamó doctor? –Preguntó la misma enfermera que había estado batallando con Bella cuando llegamos esa mañana.
-Sí, necesitamos que ayude a Bella a sacarse el suero y vestirse… y por favor, sin incordiarla –Aclaré.
-Si doctor – Dijo la mujer entrando en la habitación. Mientras Bella se alistaba yo preparé los papeles del alta médica del hospital para trasladarla a la clínica, y una vez listos los papeles tomé una silla de ruedas y me dirigí a la habitación de Isabella.
-Uh-uh –Me dijo al verme llegar –Yo voy a caminar, no pienso usar una silla de ruedas.
-Bella es protocolo del hospital, además estás débil por la pérdida de sangre y no has comido nada en 2 días –Le dije –No seas obstinada y súbete de una vez a la silla –Le dije con voz firme. No estaba jugando.
-Pero… pero…
-Pero nada Isabella –Dijo Charlie –Te subes a la silla sin chistar. Ya hemos tenido bastantes de tus arrebatos de niña mimada, y eso es sólo culpa mía por criarte así…
-Está bien –Dijo ella sentándose en la silla de ruedas con cara de resignación pero al menos sin lágrimas.
Una vez que la tuvimos instalada en la silla la cubrí con una manta para que no se viera la sangre que cubría su camiseta, y nos dirigimos a mi auto con la enfermera detrás de nosotros para recuperar los ítems del hospital.
Subí a Bella a mi auto como copiloto y Charlie se instaló atrás, y partimos a la clínica.
-Quieres pasar a comprar algo antes de internarte? –Pregunté.
-Algo? Como qué? -Preguntó ella intrigada.
-No lo sé, galletas, gaseosa, puzzles… cualquier cosa… -Ofrecí.
-No, gracias, con los chocolates que me compró papá tengo suficiente –Dijo dándole una mirada agradecida a Charlie –Oh y gracias por las flores, están preciosas! –Me dijo besándome en la mejilla.
-No es nada –Dije tomándola de la mano. Pronto estuvimos en la clínica y estacioné el auto. Nos quedamos los tres en silencio por unos momentos –Charlie, este es el momento de despedirse de Bella. Le recuerdo que nadie puede saber que ella y yo vamos a estar juntos mientras Bella siga en tratamiento.
-Lo sé muchacho, lo sé. Gracias por todo –Dijo bajándose del auto –Ven aquí Bells, dame un abrazo y prométeme que no me vas a volver a dar un susto como el que me diste… mi corazón no lo resistiría…
-Lo siento pá… te quiero… te veo el día de visita? –Preguntó Bella abrazándolo, con lágrimas en los ojos.
-Nada me lo impedirá –Prometió él tratando de ser fuerte y no llorar.
-Bien, es hora… -Dije obligándolos a separarse muy a mi pesar.
-Lo siento pá! Te veo el sábado! –Exclamó Bella entre lágrimas, y yo la tomé del brazo para guiarla a la puerta de la clínica. Tocamos el timbre y debimos ponernos nuevamente nuestras caretas de paciente y doctor.
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