martes, 18 de noviembre de 2014

Mi Destino 9

Hola a todas, como ven, les traigo otro capítulo… Lento pero seguro, lo siento, no es que me olvide, es que no tengo tanto tiempo para escribir como me gustaría…
En fin, espero que lo disfruten, cariños!
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PREVIAMENTE:
-Ya Isabella, arriba, que estamos retrasados, tienen una entrevista con la Hermana Superiora antes de las clases.
-Y qué se supone que voy a decir? No me sé ni el “Padre Nuestro” completo… - Pregunté entrando en pánico. No me gustaba nada mentir.
-No te preocupes, yo voy a hablar – Dijo Char – Tú vas a ser la tímida, así es que asiente a lo que diga y estaremos bien… Ahora métete a la ducha mientras preparo tu maleta – Dijo abriendo mis cajones.
-Maletas? – Pregunté con un negro presentimiento. Gar escondió el rostro evitando mirarme a los ojos.
-Claro! – Exclamó Char - No te dijo Garrett? Vamos a un internado!

Capítulo 9
Load up on guns; bring your friends
It's fun to lose and to pretend
She's over-bored and self-assured
Oh no, I know a dirty word
Hello, hello, hello, how low
Hello, hello, hello, how low
Hello, hello, hello, how low
Hello, hello, hello
Smells Like Teen Spirit / Nirvana

BELLA POV
-Char, me puedes dejar a solas con Garrett por favor? – Pregunté con dientes apretados.
-Pero estamos atrasadas… - Dijo ella insegura mirándonos al uno y al otro.
-Un minuto – Dije sin inflexión en mi voz.
-Sí… Claro… Voy a prepararte algo de desayuno – Masculló agachando la cabeza y arrastrando a Peter con ella.

-Isabella… – Comenzó Garrett – Si me dejas explicarte verás…
-Veré qué? – Siseé – Que te aburriste de mí y me mandas a encerrar? Bueno, déjame decirte algo Garrett McCallister: Ándate a la mierda. No te necesito, no necesito esconderme y no voy a permitir que me encierres en un convento como si estuviéramos en la Edad Media! – Dije empujándolo inútilmente.
-De qué estás hablando? Aburrirme de ti? Lo único que trato de hacer es buscar la mejor manera de protegerte! – Dijo subiendo la voz, medio cabreado.
-Me voy! – Exclamé sintiéndome humillada y rechazada y estúpida por confiar en él. Comencé a escarbar en mis cajones buscando unos jeans cómodos que me permitieran caminar hasta Washington.
-No te vas a ninguna parte, tú eres mía! – Rugió girándome para enfrentarlo.
-Yo no soy de nadie Garrett, cómo es que aún no lo entiendes? – Dije con voz baja y deliberadamente lenta. Debo reconocerlo, fui deliberadamente cruel – Me aburrí de esconderme, parece que todo fuera un truco para tenerme a tu merced. Quiero hablar con los Cullen, quiero hablar con mis padres y quiero hablar con Lis! No me puedes tener encerrada para siempre, maldito psicópata! – Dije pegándole con mi puño en el pecho y terminando con un sollozo.
-Isabella, no – Rogó atrayéndome a sí – Yo te amo, y quiero lo mejor para ti… Tú lo sabes… Bajo toda esa pena, rabia y frustración lo sabes… Te amo y nunca te encerraría! Simplemente quiero que estés segura mientras acabo con esta amenaza, y si de paso terminas el colegio… Qué mejor? No quiero privarte de experiencias humanas que deberías estar disfrutando, y mientras estés en el colegio y el internado tu rastro no será percibido por ningún vampiro, de eso estamos seguros…
-Me quieres lejos… Ya te aburriste – Mascullé apretando su camisa con mis puños, arruinada por las arrugas y mis lágrimas.
-Nunca Isabella… Nunca… Tú eres mi amor, mi único amor… Será sólo por un tiempo – Dijo susurrándome al oído – Y después estaremos siempre juntos, haremos lo que tú quieras… Podemos viajar, podemos ir a la universidad o quedarnos en un solo lugar y trabajar… Isabella, para mí no existen planes que no te incluyan, y por lo mismo estoy dispuesto a cualquier sacrificio para asegurar nuestro futuro…
-No te estás deshaciendo de mí…? – Susurré esperanzada pero aún un poco insegura, apretándolo con fuerza.
-Jamás – Dijo él besando mi coronilla y rodeándome completamente con sus brazos.
-Va a ser por poco tiempo? – Pregunté.
-Sólo hasta que haya pasado el peligro – Afirmó con voz firme.
-Y me vas a ir a ver? – Insistí.
-En cada oportunidad – Dijo.
-Está bien… - Dije suspirando y soltándolo de a poco – Por qué no me dijiste antes? Por qué la sorpresa?
-Porque Peter sabía que reaccionarías tan mal como yo ante la idea – Me dijo -  Y no tenía sentido amargar el tiempo que nos quedaba juntos en estar enojados los dos. Ya bastaba con mi mal humor.
-Tú no estabas de mal humor – Dije.
-No contigo – Respondió – Debiste ver como reaccioné al principio…
-Bueno, me voy a la ducha – Dije cambiando de tema, tratando de separarme de él…
No lo permitió.
-Espera… - Dijo contra mi cuello.
-Qué? – Pregunté.
-Un minuto más – Dijo recorriendo con la nariz desde debajo de mi oreja hasta mi clavícula.
-Si quieres conservar mi olor te puedes quedar mis calcetines sucios – Bromeé estirando el cuello para que olisqueara todo lo que quisiera.
-Oh, no te preocupes, tengo toda tu ropa de la semana pasada guardada para cuando necesite tu olor – Dijo sin dejar de hundir su rostro en mi cabello.
-Quieres decir que no la lavaste? Yo la dejé adentro de la lavadora! – Exclamé.
-La saqué – Dijo sin pizca de vergüenza.
-Eeeeeh… No es por interrumpir, pero Bella necesita apurarse – Dijo Charlotte asomándose por la puerta.
 -Vale, vale, ya voy – Dije empinándome para besar la mejilla de Gar.
-Mientras voy a preparar tu maleta – Dijo Garrett – Llevarás básicamente ropa interior, pijamas y uniformes de diario y de gimnasia – Explicó.
-Y todo eso lo tienen listo? Lo compraron escondidos de mí? – Pregunté.
-Si – Respondieron Char y Garrett al mismo tiempo.
-Demonios! – Exclamé moviendo la cabeza de un lado hacia el otro y tomando la ropa que se suponía debía usar, me encerré en el baño.
Luego de una corta ducha me vestí con mi nuevo uniforme y me estudié en el espejo… Sip, Char lo había intervenido, porque no hay manera de que las monjas hubieran escogido algo así para su estudiantado.
La blusa era increíblemente ajustada, y parecía que reventarían los botones a la altura de mis pechos; la falda plisada era muy corta, llegando a la mitad de mis muslos; el sweater sin mangas tenía pinzas bajo mis pechos y se ajustaba en mi cintura y las calcetas eran largas, llegaban sobre mis rodillas y más bien parecían de esas medias que se usan con portaligas.
Con todo, no era un disfraz como el de Charlotte, pero definitivamente no era el atuendo nerd que yo habría llevado de tener la opción… Estudié la basta de la falda y vi que el dobladillo había sido cortado, no doblado, por lo que no se podía alargar más. Maldita Charlotte!
Me sequé el pelo con el secador y me hice una coleta alta para controlar el volumen de mi cabello, despejando mi rostro. No usé una gota de maquillaje porque no sabía las normas de las monjas al respecto, y porque no era necesario… Lo que me hizo adoptar una apariencia de niña/prostituta, inocente y atrevida que decidí explotar a mi favor.
Garrett se arrepentiría de encerrarme en ese lugar.
Salí del baño y mi habitación ya estaba vacía. Eché un par de artículos de último minuto en mi maleta y seguí mi camino. En la cocina estaba Char poniendo sobre el mesón mis cereales saludables (Cornflakes de Kellogg's) y una fuente de fresas rebanadas. Yo prefería las hojuelas de chocolate, pero había aceptado que no era bueno comerlas todos los días.
Garrett estaba sentado en un taburete con sus largas piernas extendidas y enfundadas en jeans oscuros, y se giró en cuanto aparecí por el pasillo, quedando sin palabras.
Bien.
Caminé hacia él como si nada (no sabía caminar sexi como Char, me hacía sentirme ridícula) y me senté en su regazo sin más, estirándome para alcanzar mi plato, y luego estirándome hacia el otro lado para tomar la cuchara y la servilleta.
Mi trasero desnudo salvo por unas pequeñas bragas de algodón quedó justamente sobre su sexo, y lo sentí endurecerse contra mis nalgas. Me puse un poco nerviosa, porque él siempre había tratado de controlar sus reacciones físicas para no asustarme, pero ahora no podía esconder que estaba excitado.
La verdad yo también lo estaba, pero apreté los muslos para no delatarme con mi olor y me hice la tonta.
Char sonrió una sonrisa cómplice y se fue al living, donde se acurrucó con Peter a ver la lucha libre femenina que tanto le gustaba a él, dejándonos solos en nuestra lucha de autocontrol.
Yo tomé las fresas y las mesclé con los cereales actuando como si estuviera sentada en una silla normal, pero mi “silla” comenzó a acariciar mis piernas desde el borde de mis calcetas hasta el borde de la falda. Eran unos treinta centímetros de piel, y podía sentir su roce en cada milímetro de mi piel.
Su otra mano se metió bajo mi sweater, sobre mi blusa, acariciando mi estómago, sin llegar a más. Sin tocar lo que me moría porque me tocara…
Apreté mi espalda contra su pecho exponiendo mi cuello.
-Come – Dijo él besando bajo mi oreja de manera casta, tierna.
-No tengo hambre – Dije con los ojos cerrados.
-Si tienes – Dijo subiendo su mano un poquito por mi pierna. Yo las abrí casi inconscientemente y él acarició la cara interna de mi rodilla.
-No… - Jadeé.
-Eres tan suave – Susurró en mi oído – Eres tan hermosa – Dijo y mordisqueó mi oreja – Que si no fuera un colegio sólo de mujeres no te dejaría ir a ninguna parte en ese atuendo.
-Fue tu idea – Le dije estirándome para depositar un besito en su cuello – Aún te puedes arrepentir.
-No, no fue mi idea – Dijo apretando mi pierna fuertemente, creo que sin darse cuenta – Fue idea de Peter, y más le vale que resulte.
Y con esto, se levantó y tomándome de la cintura me depositó en el taburete.
-Come – Ordenó, y se fue al living a ver la pelea de luchadoras enanas.
oooOooo
Garrett y Peter se vistieron con su ropa más respetable para presentarnos  ante la Hermana Superiora. Tal vez para contrarrestar nuestra imagen de rameras, quién sabe.
El internado y el colegio estaban a la salida de la ciudad, en un amplio terreno de praderas bien regadas y manicuradas. Nuestro destino quedaba al final de una rotonda, y estacionamos muy cerca de la puerta.
Contra todas las predicciones de los vampiros alarmistas, aún era temprano, y sorpresa, sorpresa, había muchos chicos y chicas conversando o descansando bajo los árboles.
Mmmmmmh… No se suponía que este era un colegio sólo de mujeres?
Mirando a mi alrededor antes de bajar del auto pude ver que nuestro internado quedaba cruzando la pradera, y estaba al lado del internado de chicos manejado por los padres jesuitas. Su colegio estaba junto al nuestro, separado por un lindo jardín que tenía pequeñas fuentes para que bebieran las aves.  
Cuando nos bajamos del jeep varios chicos y chicas en la calle afuera del internado nos miraron, unos con simple curiosidad y otros con desdén. Yo los miré tímida y Char desafiante, y entonces si, todos nos devolvieron la mirada.
Char sacó pecho y moviendo las caderas como una supermodelo caminó hasta la puerta del internado. Peter la siguió con sus maletas y el ceño fruncido.
Yo enrojecí al volverme el centro de atención, y traté de tironear mi atuendo pero no había como agrandarlo, no era elasticado. Mordí mi boca para no hacer una mueca y enderecé los hombros imitando a Char y traté de caminar con dignidad.
Garrett me siguió mascullando groserías y mirando a los chicos como si los fuera a desollar uno a uno. Yo lo dejé y ni traté de tranquilizarlo. Eso le pasaba por meterme en este lugar!
A pesar de que debo reconocer que el edificio principal era enorme e imponente, parecía un castillo más que otra cosa, con su diseño parcialmente gótico y su torre y su construcción de piedra gris. Los pisos eran de la madera más brillante y pulida que he visto en mi vida, y en las paredes habían grandes pinturas al óleo originales, de lo que imagino que eran escenas de la biblia.
En cuanto entramos una monja muy joven (no podía tener más de veinticinco años) y muy bonita (tenía un divertido flequillo de cabello castaño claro que escapaba de su toca, ojos celestes, la nariz salpicada de pecas y no le salía bigote aún), nos saludó amablemente, se presentó como la hermana Clara y nos identificó inmediatamente como Charlotte e Isabella McCallister. Nos estaba esperando.
Caminamos por el pasillo un poco más hasta llegar a una puerta muy ancha y pomposa. Entramos y había una monja vieja y fea detrás de un escritorio. Imaginé que era la Superiora, pero simplemente nos hizo una seña que asumo fue de asentimiento a nuestra monja y la hermana Clara tocó la puerta y con toda parsimonia anunció nuestra llegada.
-Que pasen – Ordenó una voz vagamente femenina, secamente.
-Adelante – Dijo la hermana Clara – Por mientras pueden dejar las maletas aquí – Dijo apuntando a un rincón. La “recepcionista” hizo un gesto de fastidio pero no dijo nada.
-Gracias – Dijimos los cuatro al unísono.
Entramos a una gran oficina, inmaculadamente limpia y ordenada pero con muy pocas cosas. Frente al escritorio de pesada madera tallada había dos sillas y a un costado un sofá que se veía viejo e incómodo. Algunos lo llamarían “antigüedad”, pero yo lo llamo roñoso. Ahí fue donde me dirigió Char apoyando su mano en mi espalda.
-Buenos días – Dijo la monja. Era aterradora, directamente del material del que se hacen mis pesadillas. Era alta y un poco arrugada, pero usaba el pelo tan tirante bajo su toca que hasta se le estiraban algunas patas de gallo. Sus facciones eran duras y su ceño fruncido nos miraba desaprobadoramente.
-Buenos días – Dijimos todos.
-Asiento – Dijo señalando a Peter y Garrett los asientos frente a ella. A nosotras ni nos miró, así es que nos sentamos en el sillón. Yo tenía razón, era realmente incómodo, especialmente bajo mi piel desnuda… Mi trasero parecía pegarse a la cubierta de brocado – Usted es el señor McCallister, tutor de estas niñas? – Preguntó mirando a Gar.
-Así es. Mis recientemente fallecidos hermanos las dejaron a mi cargo, pero usted comprenderá que yo, como un hombre soltero que viaja mucho por negocios, no me puedo hacer cargo de su educación, y menos de su supervisión…
-Cómo murieron sus hermanos, si me permite preguntar? – Preguntó la Superiora, sin ni pizca de simpatía por la historia. Hasta a mí me dábamos pena, tres huerfanitos a cargo de Gar…
-Accidente automovilístico. Mis dos hermanos con sus esposas salieron por un fin de semana a esquiar. Estaban en las afueras de Aspen cuando a un camión maderero que pasaba por el carril contrario se le reventó un neumático, se bamboleó antes de poder frenar, se cortaron las correas y se les desparramó la carga. Fue un choque múltiple de nueve vehículos… - Dijo moviendo la cabeza de un lado hacia el otro. Si no hubiera sabido que mentía me habría puesto a llorar de verdad. Mis pobres padres…!
-Lo lamento… - Dijo la Superiora esta vez sonando más sincera.
-Gracias – Respondió Gar carraspeando como si se hubiera emocionado – Como verá, me sería de enorme ayuda que su institución se hiciera cargo de las niñas por los meses que quedan hasta que sea el momento de que partan a la universidad. Sus calificaciones son buenas y ambas se han comprometido a tener el mejor comportamiento.
-Sí, bueno, ya revisé los documentos que me envió y sólo me queda una duda: Qué hay de su educación religiosa? Porque ese aspecto no es opcional, las alumnas tienen un servicio religioso corto de lunes a viernes y misa los domingos. La asistencia es obligatoria. También lo es tomar los sacramentos, todas nuestras alumnas salen de este colegio con la Confirmación al día, listas para tomar sus votos el día de su matrimonio – Dijo orgullosa. Me dieron deseos de escapar por la ventana Qué es lo que pretendía Garrett al encerrarme en este infierno? Servicio religioso antes de clases? Misa los domingos? Uniformes? Sacramentos pre-matrimoniales? Jodidas monjas? Mierda!
-Eeeeh… Sí, la verdad es que mi familia es cristiana pero no precisamente católica, por lo que las niñas no tienen los sacramentos – Dijo Garrett.
-La religión no es negociable señor McCallister – Dijo la Superiora, duramente.
-Por supuesto que no, y estamos dispuestos a seguir sus normas. Este es el colegio que elegí para las niñas principalmente por su formación valórica. Internados hay muchos, y el dinero no es un impedimento, pero yo quiero para ellas más que una buena educación académica… Quiero que sean buenas personas… - Dijo Garrett adulando descaradamente a la monja.
-Mmmmh… supongo que puedo hacer una excepción – Dijo estudiándonos atentamente, como si fuéramos un par de bicharracos de una especie desconocida – Pero por supuesto tendrían que tomar los sacramentos. El próximo domingo las bautizaríamos a las dos y comenzaríamos mañana mismo con la catequesis tres veces a la semana, para que puedan tomar la Primera Comunión y la Confirmación al mismo tiempo.
-Qué? – Pregunté y me atoré con mi propia saliva. Por suerte, porque eso impidió que dijera nada más. Char me golpeó la espalda y Garrett y Peter me miraron intensamente, advirtiéndome que cuidara lo que decía.
-Qué dice jovencita? – Preguntó la monja poniéndose de pié.
-Que es una pena que mis padres no estén para presenciar ese importante momento, señora – Respondí bajando la mirada, tan sumisa como pude.
-Usted me llamará Hermana Superiora! – Exclamó – “Señora” – Bufó con desprecio.
-Discúlpela Hermana, Isabella no conoce el protocolo, pero estoy seguro de que va a aprender rápidamente – Dijo Gar disculpándose por mí. Porque yo no lo haría, maldita vieja amargada!
-Eso espero, cada una de nuestras alumnas es nuestra carta de presentación ante el mundo – Respondió.
-Tomaremos las catequesis hermana, no se preocupe – Dijo Char.
-Eso espero, porque de eso depende su estadía con nosotros. Sin importar el tamaño de las donaciones que se nos ofrezcan, hay ciertos principios en los que no vamos a transar – Dijo la monja – Bien, me parece que eso es todo. Despídanse caballeros, las niñas quedan a mi cargo.
-Pero pensé que las acompañaríamos a su dormitorio… Con las maletas – Dijo Peter casi haciendo pucheros.
-De ninguna manera – Dijo la hermana – No se permiten hombres en el área de los dormitorios, y además las niñas son perfectamente capaces de llevar su propio equipaje. De ser necesario harán dos viajes – Afirmó.
-Con respecto a eso… Yo tenía entendido que las niñas no se relacionan con los jóvenes del colegio jesuita… - Dijo Garrett visiblemente incómodo con la posibilidad de nuestra interacción con el sexo opuesto.
-Por supuesto que no se relacionan, excepto en situaciones bien supervisadas como los servicios religiosos – Dijo la monja, ya cabreada – Las clases son separadas y existen dos internados, uno para cada institución. Ahora si me lo permiten, debemos enviar a las niñas a su dormitorio, ustedes comprenderán que tengo una mañana muy ocupada.
Nos miramos los cuatro llenos de incertidumbre, hasta que Garrett se acercó a mí y me abrazó brevemente depositando un casto beso en la frente. Luego hizo lo mismo con Char y Peter lo repitió conmigo. Mis ojos ardieron por las ganas de llorar, pero me las aguanté valientemente. No sería la única que se quebrara, y francamente, prefería cualquier cosa a darle a la monja la satisfacción de ver mi debilidad.
Los chicos se fueron y la Superiora apretó un botón del teléfono de su escritorio.
-Que la hermana Clara dirija a las niñas McCallister a su dormitorio – Ordenó.
-Vamos niñas – Dijo dulcemente la hermana Clara entrando a la oficina y posando su mano en los hombros de cada una – Vamos a conocer su nuevo hogar.
oooOooo
Subimos por amplias escaleras de madera barnizada y encerada los cinco pisos hasta nuestra habitación. Luego recorrimos un largo pasillo hasta llegar a la torre, y la hermana Clara abrió la única puerta, al fondo.
-Bienvenidas – Dijo dejándonos pasar a una alegre sala de estar que tenía tres escritorios y un par de sillones tapizados en llamativos colores y diseños modernos. Había un televisor colgando de la pared y un par de mesitas laterales. Al centro había una alfombra de lana de pelo largo y en las paredes había cuatro puertas.
-Un living? – Pregunté.
-No, es una sala de estar compartida – Respondió la hermana acercándose a una de las puertas y abriéndola – Este es el baño y este tu dormitorio Charlotte, y este otro es el tuyo, Isabella.
Cada una entró a su habitación… La mía era muy luminosa, las paredes semicirculares eran de color verde manzana y la colcha de la cama era de patchwork de color blanco. Los muebles eran de madera lacada blanca y consistían en una cama de una plaza y media, una mesita de noche y un ropero alto. Pero lo mejor era la vista, que apuntaba directamente al prado y dejaba ver los edificios aledaños.
-Te gustó tu habitación? – Preguntó Char detrás de mí.
-Está bien – Contesté – Es bastante más bonita de lo que esperaba – Confesé.
-Garrett exigió lo mejor – Dijo Char – No todas las chicas tienen habitaciones privadas.
-Imagino que no… - Le dije – Quién duerme en la tercera habitación?
-Oh, es Amanda, ella también está en último año, y seguro va a estar muy contenta de que ustedes hayan llegado, hasta ahora había estado todos estos años sola en este piso de la torre – Dijo la hermana Clara.
-Me muero por conocerla – Dijo Char.
-Oh, probablemente no la verán hasta que terminen las clases de la tarde – Dijo la hermana encogiéndose de hombros – Bien chicas, las dejo para que desempaquen. Sobre sus escritorios se encuentran los libros de texto que utilizarán y los computadores tienen un acceso restringido a internet… Pueden encontrar el libro de las normas del colegio y la biblia en el cajón de su mesita de noche, repásenlos para que tengan una idea de qué esperar. Puedo ver que son buenas chicas, pero es claro que no fueron criadas en la fe católica – Dijo con una sonrisa.
-Gracias hermana – Respondimos Char y yo, y la hermana Clara salió dejándonos solas.
-Me siento como Rapunzel! – Exclamó Char sacando la cabeza por la ventana y sacudiendo su corto cabello rubio.
-Sí, sólo que los príncipes fueron los que nos encerraron, y nadie nos va a rescatar – Mascullé dirigiéndome a mi habitación para desempacar. Puse mi maleta sobre la cama y comencé a ordenar mis escasas pertenencias.
-No seas así Bella – Dijo Char desde su propia habitación -  Garr está haciendo lo que piensa que es lo mejor para ti, y Peter está de acuerdo. Ellos nunca se separarían de nosotras si pudieran evitarlo, está en su ADN.
-Supongo que es cierto – Admití – Pero odio que la gente insista en tomar decisiones por mí, “por mi bien”, sin importar lo que yo tenga que decir al respecto – Mascullé.
-Qué te puedo decir? – Suspiró Char cerrando un cajón – La verdad, verdad, es que honestamente tu opinión NO IMPORTA! Lo que importa es mantenerte viva, y si eso te hace armar un berrinche, todos estamos dispuestos a aguantarlo. Grita, llora y patalea si eso te hace sentir bien, pero mientras lo haces, nuestros hombres están arriesgando el pellejo por tí.
Suspiré y no me sentí mejor. 
Tiré contra la pared un puñado de ropa interior que sostenía.
Pateé la pata de la cama.
Apreté los puños y cerré fuertemente los ojos para no llorar.
Luchaba entre la impotencia por no poder defenderme y la rabia que me producía el alterar la vida de todos a mi alrededor, especialmente de Peter y Char, que lo hacían sólo por cariño a Garrett.
Seguí con los ojos apretados, mi mente desesperada buscando una salida, tratando de pensar en otra cosa.
-Bella… Bella! – Me sacudió Charlotte de repente – Bella abre los ojos y cálmate, estás hiperventilando, te vas a desmayar!
Efectivamente, mi corazón palpitaba agitado y mi respiración era rápida y superficial. Me estaba mareando.
Me senté.
-Lo siento – Jadeé – Lo siento – Dije secándome con el dorso de la mano una lágrima que se me escapó a pesar de mis esfuerzos.
-No me pidas perdón por lo que sientes, es comprensible que estés alterada – Dijo ella acariciando mi espalda en círculos.
-No, por lo otro – Dije – Por modificar tu rutina, por permitirme invadir tu casa, por obligarte a alejarte de tu Pareja…
-Bella, hay algo que creo que aún no comprendes – Dijo quitándome un mechón de cabello del rostro – Todo esto partió con Garrett, es verdad, pero hemos convivido juntas el tiempo suficiente como para que te conviertas en una entidad distinta a él. Esto lo hago por ti, porque eres mi amiga, y te quiero y te protegería con o sin Garrett de por medio – Sonrió – Y si da la casualidad de que los podemos ayudar a los dos a la vez, qué mejor! Pero no nos subestimes y no te menosprecies, tú vales por quien eres, no por quien es tu Pareja.
-De verdad? – Pregunté temblorosa. Ella asintió tomando mi mano entre las suyas – Char, yo los quiero mucho… y me dolía pensar que yo era sólo una cosa que debían mantener a salvo para beneficio de su amigo…
-Ves? Baja autoestima. No te valoras y por eso desconfías de quienes lo hacen – Dijo ella estudiando mi manos – Y hablando de valorarte, tienes las cutículas secas y el esmalte descascarado… Es que no has aprendido nada? – Preguntó fingiendo enojarse – No te puedes enfrentar a esas niñitas ricas criadas por monjas con esas manos de plebeya.
-Y qué les pueden importar mis manos? – Pregunté – No se supone que deben practicar valores como la sencillez y negar la envidia y vanidad?
-Oh Bella, realmente no sabes nada – Suspiró Char teatralmente – Mientras más restricciones se les imponen más atención prestan a los pequeños detalles que hacen la diferencia. Como usamos uniforme, no nos diferenciaremos por la ropa, pero sí por los accesorios. Vamos a ser las chicas cool desde el principio, de lo contrario nos van a comer vivas.
-Agh, suena horrible – Dije haciendo una mueca.
-Por supuesto que es horrible, es un mundo de chicas! – Dijo arrastrándome a la sala de estar – Siéntate ahí -  Me dijo empujándome al sillón – Ahora sí vamos a trabajar en serio!
oooOooo
Horas después Char había desbloqueado el control parental del televisor y nos encontrábamos despachurradas en el sofá, Char haciendo zapping entre South Park, Los Simpsons y Padre de Familia con su falda arremangada hasta la mitad de las nalgas, exponiendo unas llamativas bragas rosa con estampados de Hello Kitty y con uno de sus pies en mi estómago, ya que yo le estaba pintando las uñas de color violeta.   
Habíamos pasado el rato conversando y riéndonos, y me recordó que de verdad éramos amigas, y que yo no era solo una imposición… Lo cierto es que me hizo muy bien.
Pero como siempre, todo lo bueno debe acabar, y ese oasis de tranquilidad fue interrumpido de pronto con un chillido horriblemente agudo… Algo que tal vez sólo deberían escuchar los perros.
-Quién mierda son ustedes y qué mierda hacen aquí? – Gritó una chica alta y rubia, que parecía una esbelta modelo europea por sus facciones perfectas y su postura orgullosa. Esa era una chica que claramente no tenía problemas de autoestima.
-Hola Amanda, somos Charlotte e Isabella, tus nuevas compañeras de cuarto – Dijo Char sin moverse o siquiera bajar el volumen de la tele cuando Cartman de Southpark cantaba “… Eres un cabrón hijoputa…”
-Yo no tengo compañeras de cuarto! Esta es MI torre y ustedes están traspasando MI territorio! – Siseó lanzando su mochila al suelo.
-Mmmmmmmmh… Nop, te equivocas. Isabella ahora vive ahí – Dijo apuntando al cuarto verde manzana – Y yo vivo ahí – Dijo apuntando hacia la habitación lila.
-Mi padre paga montones de dinero para asegurarse de que no me impongan convivir con gentuza como ustedes! – Dijo con la voz llena de desprecio. Yo me estaba empezando a sentir avergonzada e incómoda, pero Char me obligó a no cambiar mi posición en el sofá.
-Y yo estoy segura de que mi tío debe pagar aún más para hacernos vivir con una perra desnutrida como tú – Dijo Char con una sonrisa almibarada – Yo creo que trata de enseñarnos tolerancia, tú qué crees Bella? – Me preguntó.
-Mmmmh… No lo sé… - Respondí como si estuviera pensando en la respuesta – No sé si es tolerancia lo que quiere que aprendamos, pero seguro que hay una razón escondida para imponernos a la “Barbie Escandinava”… Tal vez quiere hacernos ver de primera fuente los estragos que produce la bulimia? – Pregunté, toda inocencia.
Char me lanzó una mirada orgullosa.
-Grrrrrrrrrrrrr… Aaaaaaaah! – Chilló Amanda pateando el suelo, y se dio media vuelta y dando un golpe que casi clausura la puerta, se largó.
-Bella eso fue épico! – Exclamó Char poniéndose de pié.
-Al principio me dio miedo – Confesé – Pero ya estoy aburrida de que todo el mundo se crea con el derecho a ponerme el pié encima… Tú me diste el impulso y me defendí!
-Fue excelente… Lo malo es que vas a tener que dormir con la puerta con pestillo, porque no me extrañaría que esa chica trate de vengarse para sacarnos de aquí… Puede echarte alquitrán en la cabeza o cortarte al rape la mitad del pelo… No sé qué tan creativa sea, y lamentablemente no me la puedo comer.
-Mierda! Mi cabello no! Es lo más bonito que tengo! – Dije pensando en que ante la idea de perderlo, afloraba mi vanidad y me daba cuenta de lo mucho que sentía que me definía mi largo cabello del color del chocolate amargo.
-Lo más bonito que tienes es por muy lejos tu piel – Refutó ella – Pero tienes razón, a Garrett no le gustaría que te modificaran nada a la fuerza, él mataría a la chica sin pensarlo, y no nos podemos permitir una investigación policíaca.
-Vale, el pestillo será entonces… - Dije resignada. En ese momento sonó un ruidoso timbre.
-Mierda! – Exclamó Char – Incendio!
-No creo – Le dije más familiarizada con las rutinas escolares – Yo creo que es la hora de almorzar.
-Huele asqueroso, puede que tengas razón… Vamos entonces, es hora de que los demás nos vean antes de que Amanda les llene la cabeza de tonterías – Dijo Char poniéndose los calcetines.
-Sip, tengo hambre – Dije incorporándome y adecentando mi aspecto. Mi pasé la mano por la blusa en un inútil esfuerzo por borrar las profundas arrugas que la surcaban  y me rehíce la cola de caballo.
Una vez que estuvimos satisfechas nos dirigimos al pasillo. No nos fue difícil encontrar el comedor, porque Char podía seguir el rastro de la comida desde nuestra habitación.
El comedor no era nada parecido a lo que imaginé.
Era hermoso, luminoso, lleno de intrincados detalles arquitectónicos que chocaban con el ideal de sobriedad que suponía que predica la Iglesia Católica… Pero bueno, no sé de qué me extrañé, sabiendo que existe un lugar tan obscenamente suntuoso como el Vaticano.
En lugar de señoras con redecillas en la cabeza sirviendo un guiso indescifrable como había en cualquier escuela había una larga barra de ensaladas y tres alternativas de carnes: Trucha a la mantequilla, pulpa de cerdo al horno y pollo grillado. Había también alternativas para el postre y enormes termos con agua caliente para tomar té, café o infusiones de hierbas… Claramente un menú para niñas ricas.
Char y yo caminamos sin prestar atención a nadie en especial y llenamos nuestras bandejas. Luego nos giramos para buscar una mesa y vimos que las puertas vidriadas que daban hacia el jardín estaban abiertas, permitiendo que las chicas que quisieran pudieran comer en el pasto, como si fuera un picnic.
Pero como estaba soleado decidimos quedarnos adentro, a pesar de que yo me moría de ganas de revolcarme en el pasto.
-Isabella, Charlotte! – Exclamó la hermana Clara haciéndonos señas desde una mesa en la esquina donde comía con tres alumnas. Las demás monjas comían todas juntas en una mesa especial, con mantel, flores y servilletas de género – Vengan! Almuercen con nosotras! – Dijo indicando a las chicas que nos hicieran espacio.
-Gracias – Sonreí – Hola – Dije a las demás en general, un poco asustada de su recepción. Al menos estaba la hermana Clara para actuar de buffer entre nosotras…
-Hola – Respondieron ellas con una sonrisa neutra, sin dejarme claro si lo hacían sólo por complacer a la hermana Clara o porque realmente se sentían contentas de conocernos.
-Estas son Emily, Gaby y Kristy. Niñas, estas son Isabella y Charlotte, llegaron hoy y van a incorporarse al último año – Nos presentó la hermana Clara.
-Es verdad que se están quedando en la habitación del quinto piso de la torre? – Preguntó Gaby, una chica pelirroja y regordeta, muy bonita.      
-Sep – Dijo Char simplemente, escarbando su comida.
-Tenemos ese increíble privilegio – Agregué mordiendo un palito de zanahoria.
-Amanda debe estar furiosa – Comentó Emily con una sonrisa que me indicó que la furia de Amanda no la complicaba ni un poquito.
-Emily! – Exclamó la hermana Clara -  Por qué dices eso? Apuesto que debe estar feliz de no estar sola en esa torre… Yo me moriría de susto sola cuando hay tormenta!
-Hermana, Amanda es una neurótica egoísta que odia que invadan lo que considera su espacio – Afirmó Kristy – Apuesto que ahora mismo está llorando en dirección o chillándole en el teléfono a su papá, exigiendo que las saquen a patadas de su torre.
-Bueno, la verdad es que cuando nos vio no estaba muy contenta – Admití.
-Quiere que nos larguemos, pero somos dos contra una, no nos va a ganar – Dijo Char haciendo como que masticaba la comida que había escondido en una servilleta.
-Su papá tiene mucho dinero – Advirtió Emily – Es por eso que hasta ahora ha tenido la torre para ella sola.
-Mi tío tiene más – Dijo Char encogiéndose de hombros – Además nosotras tenemos razón, lo único que pedimos es una habitación para cada una, en cambio ella quiere tres habitaciones, la sala de estar y el baño, y eso no es razonable.
-Niñas, no deberían referirse a una compañera de esa forma – nos regañó débilmente la hermana Clara, atónita con lo que escuchaba, como si fuera la primera vez que oía algo de esa naturaleza.
-Es la verdad, hermana – Dijo Kristen – Odiaría estar en el radar de venganza de Amanda. Ella y las arpías de sus amigas le van a hacer la vida a cuadritos a Isabella y Charlotte.
-Adelante – Dijo Char desafiante, enderezando la espalda – Ella no es ni de lejos lo peor que hemos enfrentado.
Y ese fue el momento que eligió Amanda para hacer su dramática entrada al comedor, seguida de tres niñas tan altas y flacuchas como ella, e innegablemente ricas y hermosas. Se dirigieron a la barra de ensaladas y cada una se sirvió un poco de lechuga, zanahoria rallada o una fruta y agua mineral, y se giraron hacia el comedor, buscando una ubicación que las satisficiera.
Se dirigieron a una mesa donde un grupo de niñas muy jóvenes comían entre risas hasta que Amanda y Co. aparecieron. Entonces la risa murió en sus labios y comenzaron a mirar a los lados como buscando una vía de escape.
Bastó un gesto de Amanda para que las chicas tomaran sus bandejas a medio terminar y salieran disparadas, dejando la mesa desocupada.
-Son unas abusadoras! – Exclamé.
-Por qué dejan que Amanda y su séquito de esqueletos las pasen a llevar así? Entre todas seguro le podrían patear el trasero, no veo que tengan mucha masa muscular – Dijo Char frunciendo el ceño, decidida a odiar a Amanda por siempre y por todo, especialmente por su cuerpo estilizado, que contrastaba enormemente con las voluptuosas curvas que lucía ella. Char era innegablemente hermosa y sexi, pero Amanda era elegante y etérea, como un ángel… Solo que uno malvado y manipulador.
-Por el dinero de su padre – Respondió Emily – Su madre la abandonó y se fue con otro cuando ella era muy pequeña, y nunca más la vio, así es que su padre la metió al internado y ha tratado de sobre-compensar con dinero. Cede a cada uno de sus caprichos, pero no la visita nunca… creo que porque físicamente se parece mucho a su mamá…
-Que triste… - Comenté. Al menos yo había tenido una infancia con dos padres amorosos que me amaban, aun estando separados.
-Triste, pero eso no justifica que se haya convertido en una bruja y una matona – Dijo Char.
-Niñas, no saben lo que dicen – Dijo la hermana Clara, visiblemente incómoda con el tema.
-Si lo sabemos, el divorcio de sus padres ocurrió años después de su separación y fue un escándalo que estuvo en las noticias por meses, porque él es un hombre muy rico y ella una actriz súper-conocida – Dijo Gaby peinando con sus dedos su cabello rizado.
-La mamá es famosa? – Preguntó Char ansiosa – La conocemos?
-Todos la conocen – Aclaró Gaby con una sonrisa.
-Quién!? Quién!? – Preguntó Char prácticamente vibrando en su asiento.
-Viste la película… - RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING! Sonó el timbre que daba por terminado el almuerzo.
-Van a entrar a clases? – Preguntó Emily.
-Mañana se les unirán – Dijo la hermana Clara, visiblemente aliviada de que no pudiéramos seguir escarbando los sucios secretos de Amanda… No importaba, ya tendríamos tiempo para descubrirlos todos... Y a lo mejor usarlos en su contra… Sólo si se lo merecía…
-Mañana seguimos – Dijo Char – Y quiero todos los detalles!
-Seguro – Dijo Gaby – podemos almorzar juntas para seguir diseccionando la triste vida de esa alimaña
-Gaby! – Exclamó la hermana Clara shockeada.
-No se preocupe hermana, usted también es bienvenida si quiere enterarse de lo que ocurre o quiere ayudar a moderar la discusión, pero ya sabe, ni una palabra a la Hermana Superiora! – Dijo Emily.
-Por supuesto que no las voy a delatar! – Respondió la hermana, ofendida – Cuando las he acusado de algo?
-Nunca! – Dijo Kristy – Y por eso la queremos tanto – Y la abrazó con fuerza para luego recoger sus bandejas. La hermana Clara sonrió condescendiente, luciendo más como una de nosotras que como una de las monjas de la mesa de honor.
Cuando me giré pude ver claramente como la Hermana Superiora miraba la interacción con el ceño fruncido.
-No le gusta mucho la familiaridad con las alumnas, verdad? – Susurré a Char.
-No me extraña, se ve que a la hermana Clara todas la quieren y la respetan, en cambio a la Superiora sólo le tienen miedo – Me contestó.
-Qué lugar tan horrible – Suspiré mirándolo todo a mi alrededor. Todo bello y de buen gusto… Los pisos de parquet, las pinturas originales en las paredes, los ricos detalles arquitectónicos, los ventanales adornados con coloridos vitrales en sus arcos superiores…
-No es tan horrible Bells – Dijo Char entrelazando su brazo y el mío – Es simplemente solitario. Imagina que hubieras llegado sin mí…
-Aún estaría encerrada en mi habitación – Confesé.
-E imagina que te pasas el año escolar completo encerrada aquí y que en las vacaciones te envían a algún campamento para niños ricos en Europa… - Dijo suavemente - Muchas de estas niñas lo tienen todo, pero son una molestia para sus padres, por eso son tan desagradables, están siempre a la defensiva y se defienden con la única herramienta que tienen: El dinero de papi – Explicó mientras subíamos las escaleras.
-Que mierda de vida, parece sacado de la telenovela “Los Ricos También Lloran” – Le dije.
-Exactamente – Concordó Char.
-Y ahora qué vamos a hacer? Tenemos toda la tarde libre y hay mucho sol como para salir al jardín.
-Bueeeeno…- Dijo Char con esa sonrisa que anunciaba problemas – Traje nuestros teléfonos… Si quieres podríamos trabajar un poco…
-Fono erótico? – Pregunté entusiasmada.
-Oh si… - Confirmó con un exagerado gemido.
-Qué bien! Hoy toca que llame el tipo ese al que le gusta fingir que es un terrorista! Ya lo hicimos en un avión y yo era azafata, en un banco y yo era cajera, en la estación del tren subterráneo y yo era maquinista, en un taxi y yo era el chofer, en el parque y yo era la chica que leía tranquilamente en el pasto… Y todo el tiempo me rapta y quiere que me sacrifique y salve a los demás haciéndole todo tipo de cochinadas… A veces mientras hablamos tengo que estar con el computador prendido y con google abierto para poder entender qué es lo que supuestamente estamos haciendo… - Confesé.
-Me parece bien que te eduques – Dijo Char – Así cuando te llegue el momento no te va a pillar desprevenida.
-“El momento”? – Pregunté.
-“El momento”! – Aclaró - El momento en el que decides que estás lista y que quieres hacerlo.
-Oh – Dije simplemente, enrojeciendo hasta la raíz del pelo. Char afortunadamente no dijo más.
El resto del día lo pasamos como un par de vagas en el sofá viendo tele y trabajando en nuestra microempresa. Luego fue el momento de prepararnos para la cama, pero hacía tanto calor en la jodida torre que abrí mis ventanas de par en par para que entrara la brisa y me fui a dar una corta ducha de agua helada. Chillé como si imitara a Amanda y al terminar me sequé superficialmente y me puse unas bragas de algodón y una camiseta de Gar que se había encogido y desteñido un día que la remojé en agua hirviendo con cloro para quitarle una mancha de salsa de soja que le hice comiendo sushi. Es que se me soltó el roll de los palitos y salpiqué salsa para todos lados… Desafortunadamente Gar era el que estaba más cerca y sufrió las consecuencias... En fin, no era la gran cosa y debí haberla botado, pero me gustaba la idea de usar algo de él ahora que estábamos separados.
Pensé en leer un poco al acostarme, pero apenas iba en el primer párrafo de una colección de cuentos eróticos que me recomendó Char para que mejorara mi repertorio en el Fono Sexo, cuando me quedé dormida con la cara pegada a la pantalla de mi kindle.
Desperté a medianoche, sobresaltada y desorientada.
Estaba oscuro y los ruidos y aromas me eran extraños, corría el viento y algo se apretaba contra mí…
Algo que definitivamente me era familiar.
Brazos de piedra, manos grandes, dulce aliento…
-Gar!

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Espero les haya gustado.
Abrazos!

   































 


2 comentarios:

  1. Podrias subir capitulos mas seguido plis??'!!!!
    mordiscos

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    Respuestas
    1. Hola, subo capítulos tan pronto los escribo, pero a veces me demoro porque no tengo tanto tiempo libre como quisiera... Pero te aseguro que hago lo posible por cumplirles... Cariños.

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