viernes, 7 de noviembre de 2014

Mi Destino 8

    Hola a todas! Tanto tiempo, créanme, yo las he extrañado tanto como ustedes a mí.
Las razones de mi ausencia son de índole familiar, tuve que viajar y no tuve acceso a internet, pero escribí en mi libretita todas las ideas a medida que se me iban ocurriendo, sólo me faltó pasarlas al computador, lo que hice en cuanto tuve la posibilidad.
Algunas de ustedes estaban preocupadas y se los agradezco enormemente. Siento en mi corazón todo su cariño.
Otras en cambio estaban enojadas porque no actualizaba… Qué puedo decir a eso? Este es un hobby que realizo gratuitamente, y si bien me lo tomo en serio por respeto a mis lectoras, no lo puedo anteponer a mi vida cotidiana, mi trabajo o mi familia. Simplemente no funciona así la cosa.
Ustedes saben que siempre me esfuerzo al máximo por escribir buen material y publicar periódicamente, pero les pido su comprensión cuando no se puede…
Ah! Y ante la pregunta de por qué las referencias a música y películas tan antiguas?, es simplemente porque la historia está ambientada en el año 2005, ya que Bella nació el año 1987.
En fin, disfruten…
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-Estás lista? Terminaste de comer?- Pregunté.
-Si… - Dijo ella pensativa.
-Qué pasa? Por qué ese ceño fruncido? – Pregunté alisando con la yema de mis dedos las arruguitas que se habían formado en su frente.
-Nada… - Dijo haciendo ademán de levantarse con su bandeja. Yo sujeté su muñeca para detenerla.
-Isabella…
-Gar… Tú eres mi novio? – Preguntó.

Capítulo 8
Cuando apareces, desaparece 

todo lo que me daña 
y me parece que las palabras, 
llegan sin preguntar. 
Este camino no tiene final, 
llévame a donde vayas. 
A donde vayas, 
donde te quedes, 
ahí quiero estar. 
A donde vayas.

A donde vayas / Soledad

BELLA POV
Apenas la pregunta salió de mis labios me sentí morir de la vergüenza. Cómo podía preguntar una idiotez semejante? Tonta Bella y mi falta de filtro verbal!
Tonta, porque:
1.- Yo tenía novio, se llamaba Edward y probablemente estaba buscándome o llorando mi muerte. Era una maldita insensible…

Oh! Pero no es que ya no sintiera nada por Edward, era que… Era que me aterré cuando Garrett se marchó a encontrar a Laurent. Me dio pánico pensar en no volver a verlo, en no volver a sentir su poderosa presencia siempre atenta, siempre protectora… La seguridad absoluta con la que decía que me amaba, que su vida estaba ligada a la mía…
Yo aún no sentía un impulso mágico que controlara mis sentimientos, sino un respeto y admiración que crecían día a día de a poquito, al verlo hacer su vida cotidiana, al verlo darme lo que necesitaba antes de tener que pedírselo, al comprarme libros y a veces chocolates cuando me veía muy gruñona… No, él no hablaba, él hacía, y eso me fue conquistando sin darme cuenta.
Bueno, al menos no me di cuenta hasta que me enfrenté a la posibilidad de perderlo. Entonces fue que me vi abrumada por una avalancha de sentimientos sin nombre que me impulsaron a escapar de Peter y Char para llamarlo, para cerciorarme de que él estaba bien.
2.- Mi pregunta había sido una estupidez porque Gar me había declarado su amor y compromiso hacia mí desde el primer momento, pero nunca puso nombres “humanos” a la relación a la que aspiraba… Seguro ahora pensaba que yo era una idiota.
3.- Aún si Garrett quisiera poner una etiqueta a lo que somos, no lo llamaría “noviazgo”. Sonaba infantil y ridículo para aplicarlo a un hombre de varios siglos de edad. Sólo yo y mis diecisiete años querríamos participar en algo así…
Afortunadamente antes de que él me pudiera contestar, avergonzándome aún más, una dependienta rubia y grandota de unos 23 años, con la cara llena de acné, se acercó a la mesa e ignorándome se inclinó en la mesa y le preguntó a Garrett coquetamente si se encontraba todo bien. Él respondió que sí, todo bien, sin quitarme los ojos de encima, y entonces ella se ofreció a retirar la bandeja si es que habíamos terminado.
Yo aproveché ese instante para deslizarme hacia el baño, dejando a Garrett para que lidiara con la rubia.
-Isabella! – Exclamó en voz bien alta al ver cómo me alejaba.
-Deja que tu sobrina vaya al baño sola – Dijo ella inclinándose más para mostrar sus tetotas, dándole de paso un golpe bajo, ya que si algo preocupaba a Garrett era nuestra diferencia de edad física.
-Voy y vuelvo – Le dije – No te preocupes.
-Ves? – Dijo ella – Ahora cuéntame… - Dijo y se quedó hablando con él.
Yo hui hacia el baño y luego de hacer pis me lavé las manos y la cara varias veces, necesitaba refrescarme para poder pensar con claridad… Tantas cosas estaban sucediendo… Tantas relaciones irresolutas… Charlie, Renee, los Cullen, Edward, el resto de mi familia… Al menos había recuperado a Lis, y aunque fuera a través de Skype reconstruiría mi relación con ella.
Saqué de mi bolso un cepillo de dientes y una pasta dental de viaje. Con todo lo que habíamos recorrido era una necesidad estar siempre preparada para asearme en cualquier lugar, a veces incluso al costado de la carretera usando agua embotellada.
Luego solté mi coleta dejando caer mi cabello libre y desordenado. Lo desenredé con mi pequeño cepillo plegable y en lugar de volver a recogerlo lo deje suelto. Qué largo lo tenía…!
Regresé a la mesa y la rubia se había instalado frente a Garrett en mi asiento. Él me miró frunciendo el ceño exasperado, y diciendo un par de palabras a la chica, se puso de pié, tomó una de las cajitas felices, echó mis dos juguetes en ella y se dirigió hacia mí con paso decidido, dejando a la rubia boquiabierta.
-Qué mierda es lo que pretendes Isabella? – Dijo al llegar a mi lado, tomándome del brazo y encaminándome hacia el estacionamiento.
-Evacuar mi vejiga, destapar mis poros y lavar mis dientes – Respondí encogiéndome de hombros.
-No te hagas la tonta, estábamos hablando de asuntos importantes y de pronto te pones de pié y me dejas a merced de esa hiena! – Exclamó.
-Sabías que las hienas hembras tienen pene? – Pregunté tratando desesperadamente de cambiar de tema.
-Qué? – Preguntó girándose para mirarme mientras me abría la puerta del Jeep. Tomó mi cintura y me instaló en mi asiento.
-Tienen pene, y es más largo que el de los machos! A mí me gustaría tener un pene… - Dije pensativa.
-De qué estás hablando? – Preguntó haciendo partir el vehículo.
-Debe ser divertido poder escribir tu nombre en la nieve… - Expliqué.
-Y qué pasa con las hienas? Cómo pueden ser hembras y tener pene? – Preguntó alterado.
-Tienen toda la plomería interna femenina y además un pene, pero no testículos, aunque los pliegues de su vagina parecen un escroto.
-Eso no las hace hermafroditas? O algo así como hienas transgénero? – Preguntó. Me pareció dulce que conociera los términos correctos del movimiento homosexual, uno pensaría que siendo tan viejo sería más cerrado de mente, pero a lo único que Garrett se cerraba (y eso ya estaba comenzando a cambiar) era a los ingleses y a toda su influencia.
-En realidad es su clítoris – Expliqué - Que es alargado y raro, pero tienen erecciones y todo!
-Y tú quieres ser como esos bichos antinatura? – Dijo con cara de asco.
-Nop no me gustan las hienas, son animales muy extraños, y no sólo por el pene… Es sólo que el equipamiento femenino humano es muy delicado y requiere más mantención, y odio no poder hacer pis cuando y donde quiero como un hombre. Por lo demás, me gusta ser niña, más ahora que por fin me están creciendo los pechos – Dije agarrándomelos, para asegurarme de que estaban ahí – Me desarrollé un poco tarde, pero ya voy poniéndome al día… Creo que desde que comencé a vivir contigo entre toda la comida con la que me malcrían y la inmovilidad a la que me forzó la pierna rota, engordé y aumenté a lo menos una talla de sostén.
-No estás gorda – Dijo carraspeando.
-Lo sé, sólo mis pechos y trasero han engordado, y en ambos casos necesitaban un poco de grasita… Pero desde que lleguemos a casa de Peter en adelante me voy a tratar de portar bien con lo que como, y como ya puedo caminar un poco y estar de pié, voy a ir yo misma al supermercado para comprar cosas más saludables y frescas que las cenas congeladas y sopas deshidratadas que he estado comiendo hasta ahora.
-Isabella, debiste decirnos antes que te estábamos dando la comida equivocada – Dijo frustrado.
-Está bien, fue solo por un tiempo, y yo estaba consciente de lo que comía. Pero ahora me voy a desintoxicar con muchas frutas y vegetales – Le dije.
-Y en qué parte de la desintoxicación encajan la hamburguesa, los nuggets, las sodas y los sundaes? – Preguntó.
-Dije que empezaría al llegar a casa de Peter, además en McDonald´s la ensalada tiene más calorías que una hamburguesa, así es que no era una alternativa saludable – Respondí.
-Cómo puede ser eso? – Preguntó escéptico.
-La salsa es tóxica – Respondí simplemente.
Pasaron unos instantes durante los cuales nos mantuvimos en silencio y yo aproveché de cerrar los ojos y acompasar mi respiración.
“Dormí” todo el camino.
No sé si Garrett creyó que de verdad estaba dormida o es que decidió respetar mi necesidad de silencio… Lo concreto es que nos callamos y no volvimos a hablar hasta llegar a casa de Peter y Charlotte, un lugar maravilloso construido en madera, lleno de rincones especiales, ventanitas donde menos te lo esperas y caminitos de piedra que se dirigían al bosque.
Una vez instalada en el segundo dormitorio, Peter, Char y Garrett se fueron a planear nuestros próximos días, mientras yo me encerré en el baño de mi suite para asearme y prepararme para la cama. A pesar de todo lo que había dormido en la carretera, mi cuerpo añoraba un colchón de verdad… Me puse un pijama de franela bien calentito y me acosté tapándome hasta las orejas…
Dormí como diez horas.
Al día siguiente me levanté, me vestí y salí a enfrentarme a los demás… Sólo se encontraba Peter a solas en el living, haciendo zapping frente a un enorme televisor.
-Buenos días “Pequeño Aperitivo” – Me dijo sin girarse.
-Hola Pete, y los demás? – Pregunté yendo directo al grano mientras escarbaba en una enorme frutera muy bien surtida. Saqué una naranja y comencé a pelarla junto al basurero.
-Char fue a la ciudad a comprar las cosas extra que necesitas y un refrigerador, y Garrett fue a marcar un perímetro para asegurarse de que estamos seguros y de que ningún otro vampiro ha estado aquí en nuestra ausencia – Respondió asentándose en un canal donde transmitían lucha libre femenina.
-Y no se supone que tú eres mejor en eso de los perímetros por tu don…? – Pregunté.
-Garrett sabe lo que hace, es un soldado mucho más experimentado que yo – Respondió encogiéndose de hombros – Además me pareció que te sentirías más cómoda quedándote a solas conmigo que con Char o Garrett.
-Y por qué sería eso? – Pregunté haciéndome la tonta.
-Porque no quieres que Char te interrogue y porque no sabes qué decirle a Garrett después de besarlo y preguntarle si es tu novio – Dijo mirándome por primera vez. Yo enrojecí hasta la raíz del cabello.
-Él te contó? – Pregunté un poco molesta.
-No, simplemente lo sé – Respondió volviendo su atención a las luchadoras que se atacaban dándose con sillas plegables en la cabeza – Además pude oler la esencia de cada uno en el otro, era obvio que se habían estado besuqueando.
-Peter no sé qué hacer – Dije arrodillándome a su lado.
-Sobre qué? – Preguntó.
-Sobre Garr… Y Edward… Estoy tan confundida… - Confesé.
-Pensé que ya lo tenías más o menos claro, Garrett estaba tan contento que pensé que habían llegado a un entendimiento – Dijo él acariciando mi cabello como si fuera su mascota.
-De alguna forma sí… O sea… Por fin pude admitir que él me gusta, que tengo sentimientos profundos hacia él… Pero y qué hay de Edward? No sé lo que siento hacia él, necesito verlo, hablar con él, tranquilizarlo, debe estar preocupado por mí… - Balbuceé.
-Bella, estás escondida y aislada por una razón, y esa razón es que estás escondida de una vampira empeñada en matarte… Esto no es un juego o un capricho nuestro, No podemos decir nada a Edward porque eso pondría en peligro a tu familia si se llega a saber que estás viva, comprendes? – Preguntó seriamente.
-Sí, lo sé, pero me parece tan injusto hacia él… Si yo hubiera pensado que él murió ese día mientras yo salí sin daño alguno, estaría destrozada – Le dije – Edward debe estar sufriendo, y no es justo…
-Y que te persiga Victoria lo es? – Preguntó Peter volteándose definitivamente hacia mí, silenciando la tele.
-N… No… - Balbuceé.
-No lo es – Afirmó – Pero ahora es más importante proteger tu vida que cuidar los sentimientos de un hombre que ni siquiera es tu pareja! – Exclamó molesto.
-No me digas lo que debo sentir Peter! – Le advertí – Edward fue mi novio antes de que ninguno de ustedes aparecieran en mi vida, y aunque les agradezco todo lo que han hecho por mí, no aprecio el desdén con el que lo tratas.
-Y yo no aprecio el desdén con el que has tratado a Garrett todo este tiempo! – Respondió.
-No lo he tratado con desdén, simplemente no sabía cómo tratarlo, porque era un desconocido que afirmaba ser mi alma gemela, no sé cómo esperaban que yo lo aceptara tan fácilmente – Le dije.
-Garrett ES tu alma gemela, y lo has tenido en vilo todo este tiempo – Dijo con los ojos entrecerrados.
-Eso es lo que ustedes dicen, pero yo no lo siento. Yo he tenido que conocerlo de a poco para darme cuenta de qué clase de hombre es… Y aun así no siento lo que ustedes dicen que debería sentir…- Dije – Tú no entiendes Peter, lo tuyo con Char fue instantáneo, lo de Garrett también, pero lo mío no… Y eso me hace cuestionarme la validez de nuestro lazo – Admití.
-Tu lazo está ahí, sólo que está un poco más escondido que lo normal – Dijo Peter sonando frustrado.
-Bueno, como sea, entonces no me pidas que me comporte como si el nuestro fuera un lazo corriente, de hecho entiendo que quieras a Garrett y te preocupes por él, pero te voy a pedir que no te metas en nuestra relación – Le dije poniéndome de pié – Entiendo tu punto de vista, pero por favor ponte en mi lugar un minuto y dame el lujo de tomarme el tiempo de pensar por mí misma en con quien quiero pasar el resto de mi vida…  - Dije francamente molesta.
-Yo no pretendía… – Dijo.
-Sé que tus intenciones son las mejores, y sé que sólo tratas de proteger a tu amigo, pero entiende que yo también tengo sentimientos y nadie los defiende, y no importa si éstos encajan en tu idea del destino, tengo derecho a sentirlos, a dudar y a cuestionar lo que me dicen – Dije y me di media vuelta para irme – Te dejo para que sigas disfrutando de tu programa – Le dije caminando hacia mi habitación.
-Bella, no te pongas así, no te vayas – Me dijo pero lo ignoré – Bella al menos toma desayuno – Insistió – Si quieres salgo de la casa, pero come algo – Dijo urgido mientras yo cerraba la puerta tras de mí.
Escuché un par de maldiciones y algo quebrarse en el living.
Me dirigí a mi laptop y puse la música a un volumen lo suficientemente alto que me impedía escuchar lo que pasaba en el living, dándome la ilusión de privacidad.
De pronto me sentí muy débil, agotada emocionalmente a pesar de que no podían ser más de las diez y media de la mañana, así es que me saqué los pantalones y me metí a la cama. Minutos después estaba durmiendo.
Desperté como a las dos de la tarde con los golpes en la puerta.
Peter.
-Bella sal a almorzar – Me rogó. Yo estaba muerta de hambre, pero no quería salir y encontrármelo… La verdad es que estaba más que un poco herida, porque en este tiempo secuestrada yo lo había comenzado a considerar mi amigo, pero él se había encargado sutilmente de recordarme que su amigo era Garrett, y que yo era apreciada sólo en función de ser su Pareja.
-Gracias, pero aún tengo mi naranja – Dije muerta de hambre mirando mi naranja sobre el escritorio, a medio pelar.
-Bella una sola naranja nunca ha sido suficiente para ti, menos cuando no desayunaste – Trató de razonar.
-No tengo ganas de comer – Dije, lo que era verdad. Tenía hambre, no ganas de comer.
-Bella…
-Gracias Peter, pero no gracias – Le dije tomando mi naranja. Ya que no saldría a comer al menos me podría llenar tomando agua, así es que entré al baño y llené el vaso que usaba para lavarme los dientes. Bebí dos vasos de agua y me comí dos gajos de naranja… Tendría que racionar la comida… Tal vez me podía comer el jabón… O el algodón del botiquín, era una fibra natural.
Pasaron las horas y me entretuve bebiendo agua, jugando a los Sims en el laptop, haciendo pis como una yegua, comiendo un ocasional gajo de naranja y leyendo fanfiction de distintos libros.
A eso de las nueve de la noche tocaron nuevamente a mi puerta.
-Isabella? – Preguntó Garrett.
-Mmmmmh? – Pregunté vagamente.
-Estás bien? Peter dice que no has comido en todo el día… - Dijo sonando preocupado.
-Estoy bien, gracias. No tengo hambre – Respondí.
-Quieres que hablemos? Me dejas pasar? – Preguntó, y yo como una cobarde respondí
-Ahora no, ya estoy lista para acostarme… - Dije aunque aún era muy temprano y me moría de hambre.
-Isabella… Si hice algo que te molestara… - Dijo todo aproblemado.
-No Garrett – Le dije poniendo la palma de mi mano sobre la puerta y apoyando mi frente sobre esta – Tú no has hecho nada malo.
-Ábreme por favor… - Me pidió – Háblame.
-Mañana – Susurré sabiendo que me escucharía. No quería hablar en ese momento, porque simplemente no sabía qué decirle. Él me gustaba un montón, pero no estaba segura de poder prometer algo… Peter me había hecho darme cuenta de que este no era un juego ni algo que pudiera probar y si no resulta todo vuelve a la normalidad. Para Garrett ya no habría normalidad posible.
-Isabella – Lo escuché suspirar – Buenas noches…
-Buenas noches – Dije, dejándome caer al suelo, donde me quedé sentada, abrazada a mis rodillas por un buen rato.
Odiaba hacer daño a Gar, pero… Qué le causaría más dolor a la larga? Que le dijera que ahora no ahora o que le dijera que sí y luego me retractara?
Quería decir que sí… Quería decir que sí…
Y por eso me contendría. Esperaría a estar completamente segura, él no se merecía nada menos que mi compromiso absoluto, lo mejor o nada.
oooOooo
Dormí inquieta esa noche y al despertar (tarde) al día siguiente, quien me esperaba en el living era Char.
Genial.
La Gran Inquisición no había terminado.
Pero me moría de hambre, así es que me apresuré a llenar un bowl enorme con cereales de chocolate nada nutritivos y les eché un chorro de leche fría al tiempo que sacaba una cuchara del cajón de arriba. Los cubiertos siempre están en el cajón de arriba.
-Bella, dormiste bien? – Preguntó Char sin moverse de su lugar.
-Mmmmph – Resoplé asintiendo vagamente y aprovechando de tragar.
-Estás enferma? Peter dice que ayer no quisiste comer… - Insistió suavemente.
-Ahora estoy comiendo – Dije echando otra palada de comida en mi boca.
-Tú sabes lo que quiero decir Bella, somos amigas verdad? – Dijo acercándose de a poco, como quien se acerca a un animal herido.
-Eso pensé – Mascullé empinándome el bowl y tragando los restos de mi desayuno al tiempo que lavaba el plato y cubiertos utilizados. Estaba lista para escapar en cuanto depositara lo último de los implementos en la rejilla de secado…
Pero Char se adelantó a mis movimientos.
-Bella si tienes algo que decir dilo, pero no nos tengas a todos en vilo pensando que algo malo te pasa y adivinando qué puede ser, porque todos estamos preocupados por ti! – Dijo tomándome de los hombros y girándome hacia ella.
-No te molestes Charlotte, no me pasa nada, simplemente me queda claro de que para ustedes sólo valgo en función de lo que me aprecie Garrett. Entiendo, es justo, y debí haberlo visto antes – Le dije retrocediendo.
-De qué hablas? – Preguntó ella cruzándose de brazos. Yo estaba realmente dolida, en el tiempo que llevábamos viviendo juntas la había llegado a considerar mi amiga… Pero qué sabía yo de amigas si mi mejor amiga  anterior había sido Alice, que a pesar de que nadie me quería decir nada parece que era una graaaan perra?
-No tienes que fingir que te agrado, Charlotte – le dije levantando la barbilla, desafiante – sé que todo esto lo hacen por Garrett, y yo soy importante sólo como su Pareja, nada más. No es necesario que juegues a ser mi amiga o que me cocines o siquiera me hables… Basta con que me mantengas viva en tu turno como niñera – Dije y aprovechando su desconcierto pasé a su lado y corrí a mi habitación.
Si Char hubiera querido me habría detenido.
Si Char hubiera querido habría botado la puerta de mi habitación.
Pero me dejó en paz, y lo agradecí.
Por la noche, después de otro día de lectura, siestas y juegos de solitario y Sims en el laptop, volvió Garrett a golpear mi puerta. Esta vez le abrí sin decir palabra y me senté en mi cama. No podía evitarlo más.
-Isabella… - Dijo arrodillándose frente a mí de modo que nuestros ojos quedaron a la misma altura.
-Gar… - Dije yo aún sin mirarlo a los ojos pero estudiando nuestras manos unidas.
Manos grandes.
Manos fuertes.
Manos capaces…
No eran manos de artista, no eran perfectas o delicadas, eran las manos de un hombre.
Un hombre que en ese momento me hacía sentir muy pequeñita.
-Qué es lo que pasa? – Susurró. Yo simplemente miré hacia la puerta, casi esperando ver asomarse las cabezas de Peter y Charlotte.
-No están – Me dijo siguiendo mi mirada – Salieron a cazar, estamos solos. Un estremecimiento me sacudió muy contra mi voluntad. Estábamos solos, por fin solos…
-Qué hiciste hoy? – Pregunté con la voz un poco ronca por la falta de uso.
-No te dijo Char? – Preguntó frunciendo el entrecejo.
-No hablé con Charlotte – Respondí.
-Estás segura? Ella parecía dolida por algo – Me dijo levantando mi mentón para que lo mirara a los ojos.
Sus hermosos ojos.
Hice una mueca que pretendió ser una sonrisa y le dije
-Sólo le dije que no necesita pretender que somos amigas, y que ella es libre de hacer lo que quiera en su tiempo como niñera – Murmuré.
-Que tú qué? – Preguntó subiendo la voz.
-Ellos no son nada mío, ahora lo entiendo – Respondí – Sólo me soportan por lo que soy para ti, no por quien soy… Extraño a Jasper y a Emm… Ellos si me querían de verdad… - Dije añorando a mis vampiros con toda el alma.
-De qué estás hablando? Alguien te dijo algo? – Preguntó molesto.
-Nadie me dijo nada que no fuera cierto – Le dije – sólo soy alguien en la medida de que sea tu Pareja. Ellos no me deben lealtad, amistad ni nada, todo eso es tuyo.
-Fue Peter, verdad? – Preguntó visiblemente enojado – Estúpido cabrón.
oooOooo
GARRETT POV
El primer día lo soporté como una particularidad general de las mujeres, a veces ellas necesitan estar solas, me dije, especialmente las adolescentes…
Había estado todo el día contactando a mis amigos de todas partes del mundo para ponerlos sobre aviso de que me encontraba a la caza de la pelirroja Victoria para defender a mi Pareja, mientras Charlotte se encargaba de detalles más domésticos como la comida, refrigerador y ropa. Había mucho por reemplazar.
Pero al llegar a la casa algo había cambiado. Peter estaba pensativo y preocupado y Bella simplemente se negó a abrir la puerta. No para hablar conmigo, no para comer.
Me pasé la noche sentado en el pasillo junto a su puerta, estrujándome el cerebro para encontrar la razón del cambio. Un momento estaba ella preguntándome si éramos novios y al siguiente cortaba toda comunicación… Tal vez había discutido con Peter, que estaba actuando bastante extraño.
Al día siguiente salimos al amanecer Peter y yo a recorrer perímetros cercanos y lejanos, tratando de determinar qué tan seguro era el lugar para Isabella…
Al regresar por la noche, nos encontramos a Char sentada tejiendo una bufanda de muchos colores. Al vernos se lanzó a los brazos de Peter y me miró avergonzada, sin mantener mi mirada.
-Cómo está? – Pregunté – Pasó algo?
-Está en su habitación, comió sólo un bol de cereales con leche al desayuno y se encerró en su dormitorio… - Respondió Char.
-Por qué? Discutieron? Peter, qué le dijiste ayer? – Pregunté mirándolos a ambos, molesto al ver todo mi futuro derrumbarse antes de comenzar.
Ellos se miraron entre sí y Peter asintió.
-Sí, yo hablé con Bella y ella parece que no se tomó muy bien nuestra conversación… - Admitió.
-Conversación sobre qué? Qué le dijiste? – Insistí.
-Sobre ti, por supuesto – Respondió mirándome como si yo fuera un idiota por preguntar.
-QUE. LE. DIJISTE? – Pregunté con los dientes apretados.
-Peter sólo trataba de protegerte! – Dijo Char adelantándose un paso hacia mí.
-No necesito que me protejan de nada! Mucho menos de mi Pareja! Menos aun cuando por fin estamos avanzando en la dirección correcta! – Exclamé gesticulando con brazos y manos, totalmente frustrado. Es que acaso Peter no se suponía que lo sabía todo?
-Garrett, sólo lo hice porque nos importas, y no queremos verte sufrir por la veleidad de una adolescente que no sabe lo que quiere – Dijo Peter – No me mal entiendas, ella nos gusta, no tenemos nada contra Bella, pero nuestra prioridad siempre has sido tú… - Trató de explicar.
-Mi prioridad es ella – Afirmé rotundamente – Si la enajenan me están alejando a mí también, ustedes deben saber mejor que nadie que cuando se trata de tu Pareja no hay elección posible… - Les dije.
-Lo sabemos Gar – Dijo Charlotte suavemente – No queremos que elijas, queremos que ella elija…
-Pero no son ustedes los llamados a exigirle decisiones que no está lista para tomar! No se dan cuenta de lo que debe estar sintiendo, aislada de todo lo que conoce y a merced de tres vampiros, uno de los cuales afirma ser su alma gemela? Ella se está dando el tiempo para conocerme, y francamente me preocuparía más si se lanzara a una relación conmigo sin pensarlo antes. Ella no siente la compulsión, tal vez nunca la sienta, pero lo está intentando! Y ustedes par de idiotas lo único que van a conseguir es deshacer todo lo que hemos construido – Dije tomándome la cabeza con ambas manos.
-Garrett hermano, no la tratamos mal, pero si quieres podemos hablar con ella para aclarar las cosas… - Dijo Peter.
-No, no creo que ella quiera verlos… Francamente yo tampoco… -Dije tratando de ignorar la cara de desilusión de Charlotte. Estaban heridos, pero ellos habían herido a mi Pareja.
Que se jodieran.
-Nos vamos a la ciudad entonces… – Dijo Charlotte – No volveremos hasta la mañana.
-Está bien – Mascullé – Voy a hablar con ella, y si es necesario nos iremos a algún otro lugar – Dije comenzando a planear dónde llevármela para que estuviera segura… Las mejores ideas estaban relacionadas con sacarla del país.
-Garrett, tú sabes que eso no es necesario… - Dijo Peter luciendo preocupado y contrito.
-Si es lo que ella necesita, lo es – Respondí.
oooOooo
Y entonces me encontraba frente a ella, que rehuía mi mirada y permeaba el aire con el aroma de sus lágrimas no derramadas. Se sentía insignificante y quería volver a lo que le era familiar… Cualquier cosa que la hiciera sentir bienvenida. Mierda! Mierda!
-Isabella, ven conmigo – Le dije tirando de sus manos suavemente para que se pusiera de pié – Vamos, no hay nadie en la casa – Le aseguré.
-No quiero comer, de verdad, mejor me voy a acostar… - Dijo tratando de acurrucarse en su cama.
-No señorita, puedo sentir tu estómago gruñir, te mueres de hambre – Afirmé y ella se puso roja como un tomate – Vamos, sólo tú y yo – Dije más suavemente, y esta vez ella se puso de pié y me siguió, con su manita aferrada fuertemente a mis dedos índice y medio – Quieres que te prepare algo? – Pregunté al llegar a la cocina. Había aprendido a preparar casi todo lo que se hidrata con agua hirviendo o se calienta en el microondas.
-No, siéntate – Dijo dirigiéndome a uno de los taburetes que había tras la barra del desayuno – Quiero comer comida de verdad, recuerdas? – Preguntó abriendo el refrigerador y metiendo medio cuerpo adentro. Sacó carne molida, cebollas, tomates y otros ingredientes y los puso en el mesón, y con una intuición que me asombró fue descubriendo los utensilios que necesitaba para preparar espaguetis con albóndigas y salsa de tomates.
Al principio trabajó en silencio, rígida y mecánicamente, pero con el paso del tiempo fue relajándose. Se notaba que disfrutaba el proceso de cocinar y hasta prendió la radio y sintonizó una radio con éxitos de los años ochenta, y comenzó  tararear muy bajito.
La miré embelesado, con la clara conciencia de que podría pasarme la vida haciendo exactamente eso: Adorarla.
Cuando ella terminó de comer me ofrecí para lavar los platos mientras ella se preparaba para la cama. La escuché darse una ducha corta y lavarse los dientes. Luego se paseó un par de veces por su habitación hasta que se asentó en la cama. Entonces me acerqué a su puerta, con la inseguridad de quien no sabe si será rechazado. Golpeé y ella susurró
-Pasa Gar.
Ella estaba sentada a lo indio sobre el edredón, con el laptop sobre sus rodillas. 
Estaba escuchando una canción de Greenday, "Wake Me Up When September Ends".
-Esa canción es triste – Comenté parado en el marco, sin saber si pasar.
-La guerra es triste – Respondió.
-Yo debería saberlo, verdad? – Me pregunté a mí mismo. Por siglos creí que vivía sólo 
para eso.
-Cada vez que veo el video de esa canción me pongo a llorar – Dijo con una sonrisa 
más triste que un sollozo. Me acerqué despacio.
-No quiero que vuelvas a llorar – Le dije tomando su rostro entre mis manos – No 
a menos que sea de alegría.
-Hay muchas cosas por las que llorar – Respondió reclinándose en una de mis 
manos y cerrando los ojos.
-Y muchas por las que estar feliz – Le dije – Me puedo sentar?
Ella negó con la cabeza y por un momento sentí una punzada de dolor por el 
rechazo, pero no duró mucho, ella se estaba acomodando en la cama para quedar 
medio reclinada y se puso un cojín sobre los muslos.
-Ven – Dijo golpeando el cojín. Yo me apresuré a sacarme la chaqueta de 
cuero y los zapatos y apoyé mi cabeza en sus muslos, abrazando con un brazo 
sus piernas – Estás 
bien? – Preguntó pasando la mano por mi cabello.
-Perfectamente – Suspiré queriendo ronronear de placer.
-Tu cabello no tiene un corte definido y está bastante largo, cuándo fue la última 
vez que te lo cortaste? – Preguntó peinándome con los dedos.
-No lo sé, tal vez en los setenta… No lo sé, como siempre he sido un nómade, 
ni siquiera me cambiaba de ropa, y en la lista de mis prioridades cortarme el pelo 
estaba de los últimos lugares – Dije honestamente – Crees que me lo tengo que 
cortar? Qué tanto? – Pregunté dispuesto a cortarme una oreja si la hacía feliz.
-No! – Exclamó aferrando sus dedos a mi cabello – No te atrevas, me gusta tu 
pelo largo, es… Distinto. Es difícil encasillarte sólo por cómo te ves.
-Y eso es bueno? – Pregunté curioso. 
-Bueno, yo creo que sí – Dijo retomando sus suaves caricias – Como vampiro 
sabes que te vas a ver bien de cualquier forma, pero por lo que he visto hasta 
ahora casi todos los vampiros tratan vestirse y peinarse para encajar en un molde, 
ya sea para mezclarse con la sociedad o demostrar sus aficiones… Como Peter 
y su look de vaquero tejano que lleva a donde sea, o Alice y su pasión por la ropa de diseñador por inapropiada que fuera en la escuela pública de Forks… Pero 
tú… Eres tú.
-Te gusta que sea yo mismo? Porque debo admitir que no es una declaración 
ideológica, es simplemente que hasta ahora nunca me importó un comino el 
cómo me veía o cómo me presentaba a los demás… - Dije.
-Exacto. Eso es lo que me gusta, eres tú. Simplemente tú, porque sí – Delineó 
suavemente mis cejas con la yema de mis dedos.
-Yo sería lo que tú necesitaras… Lo sabes, verdad? – Pregunté.
-Lo sé – Dijo pasando sus dedos casi imperceptiblemente por mis mejillas. Quise 
girarme para ver su rostro, pero temí romper el hechizo – Y es por eso que no 
quiero que cambies. 
No cambies por mí ni por nadie Gar, eres increíble así, tal cual – Acarició mi 
cuello sin afeitar con el dorso de su mano, raspando su delicada piel.
-No puedes pedirme eso, Isabella – Le dije tomando su mano y besando sus 
nudillos – Puedo ignorar a todo el resto del mundo, pero todo en mí me exige 
ser lo que tú necesitas.
-Lo que necesito… No sé lo que necesito Gar, pero en este momento eres todo 
lo que tengo, y está bien – Dijo suspirando – Sólo cuento contigo, y no sólo por 
el asunto de Victoria… Tú no me vas a mentir verdad?
-No podría, aunque quisiera – Respondí.
-Y no me vas a dejar – Afirmó.
-No puedo… - Le dije apretando su palma contra mi mejilla – Y más importante,
no quiero.
-Gar… - Susurró.
-Dime – Dije besando su muñeca, donde su pulso marcaba con fuerza el 
bombear de su corazón.
-Te quedas conmigo? Hasta que te tengas que ir? – Preguntó insegura.
-Me quedo – Dije honrado con su petición.
-Y te despides cuando te vayas? – Insistió.
-Algo mejor – Le propuse – Si me prometes que vas a salir a comer normalmente
me quedo hasta que hayas terminado de desayunar.
-Eh… Puedo comer barras energéticas, no es necesario que salga… - Dijo 
nerviosa.
-Isabella – Le dije girándome para poder verla a los ojos. Esto era 
importante – Hablé con ellos y no se va a volver a repetir.
-Ellos quieren lo mejor para ti – Dijo mordiéndose el labio – Los entiendo, yo 
también quiero lo mismo… Es por eso que dudo…
-Ya lo conversamos, Peter y Char tienen buenas intenciones y por eso aún 
conservan sus cabezas, pero te aseguro que mis decisiones no las toma nadie 
por mí. Ya lo discutimos, no te hagas la mártir tratando de protegerme de 
una realidad que yo abracé hace más de treinta años – Le dije tomando su 
rostro entre mis manos, obligándola a mirarme.
-Te extrañé… - Me dijo.
-Y yo a ti – Dije acariciando su mejilla con mi pulgar.
-No quiero romperte el corazón – Dijo empujando mi desordenado cabello 
hacia atrás.
-No lo hagas – Le dije acercándome a ella.
-Quiero ser buena para ti – Insistió.
-Lo eres – Dije casi rozando su boca.
-Quiero que seas feliz – Dijo cerrando los ojos y acercándose un poquito 
más, lista para un beso.
-Lo seremos – Dije reclamando su boca sin medias tintas. La besé fuerte, 
apasionado, dominante, para asegurarle que a pesar de mi devoción por ella 
yo era todo un hombre, no un pusilánime cualquiera que se doblegaría ante 
la presión.  
La besé por un buen rato, pero sin apabullarla con mi cuerpo o mis manos 
que se morían por explorar, hasta que finalmente quedé acostado de espaldas 
en mitad de la cama, con ella acurrucada a mi lado, abrazándome. Su rostro 
descansaba en mi esternón y una pierna y un brazo me rodeaban.
Maravilloso.
Tomé una almohada y la puse sobre mi pecho para que ella descansara y 
nos rodeé con la colcha.
-Mejor? – Susurré contra su cabello.
-Mejor – Respondió suspirando contenta.
oooOooo
Los días siguientes fueron bastante desastrosos. Isabella seguía evitando a 
Peter y Charlotte y podía verla tensarse como las cuerdas de un violín cada 
vez que estábamos juntos los cuatro.
Ella no decía nada, pero estaba claro que estaba intimidada, no por su calidad 
de vampiros, sino por su calidad de mejores amigos sobre protectores.
Ellos al principio trataron de actuar como si nada hubiera pasado, pero sólo 
recibieron fría cortesía. Nadie podría acusar a Isabella de ser pendenciera o 
maleducada, pero ya no estaba ahí esa complicidad que se creó desde el 
primer momento con mis amigos… La chispa que solía brillar en sus ojos… 
Y tanto Peter como Charlotte se daban cuenta y lo lamentaban,  porque 
comprendían que al herir a mi Pareja me estaban hiriendo a mí.
Pasaron las semanas y la cosa se puso peor. Mi rutina consistía en pasar las 
noches con Isabella y alrededor de las nueve de la mañana, después de 
que ella desayunara, me despedía y partía a patrullar y a  tratar de investigar 
sobre el paradero de Victoria, sin resultados tangibles.
Por la noche regresaba a la casa, y Bella generalmente me esperaba en el 
porche envuelta en un edredón. Luego ella comía y nos íbamos a su habitación, 
donde veíamos películas o conversábamos hasta que ella caía rendida.
Pero lo que me preocupaba era lo que ocurría cuando yo no estaba ahí…
-Peter, Char, necesito hablar con ustedes, los espero en el living – Les dije 
hablándole a la puerta de su dormitorio una vez que Isabella se quedó dormida.
-Vamos – Respondió Peter. Mientras esperaba, me senté junto al fuego y sentí 
mi cuerpo calentarse con las llamas, subiendo mi temperatura corporal a una 
casi humana… Imaginé que a mi mujer le gustaría…
-Bella no está bien – Dijo Peter sacándome de mis ensoñaciones.
-A qué te refieres? – Pregunté sin dejar de mirar las brasas.
-Tú sabes… - Respondió.
-Dímelo – Le exigí.
-Está… deprimida – Dijo encogiéndose de hombros.
-Bueno, sí, está triste y se siente sola… - Comencé.
-No Garrett, Isabella va derechito a la depresión clínica, la de verdad. Cuando 
tú no estás no habla ni come, no hace más que jugar en el computador 
acostada en la cama con las cortinas cerradas o sentarse en el porche 
mirando al infinito hasta que apareces… - Relató.
-Y ustedes? Qué hacen mientras tanto? – Pregunté mirándolos a ambos – Les 
he confiado lo más preciado que tengo, y la han alienado dejándola con la 
sensación de que es una intrusa en nuestras vidas… Qué hacen mientras ella 
se esconde en su habitación? 
Por qué no le dan algo de comer?
-Garrett no entiendes, es como si ella reviviera cuando está contigo, pero el 
resto del tiempo… 
Ni siquiera ser levanta, se baña sólo cuando estás por llegar. Entonces hace 
la cama, ventila la habitación y se viste… Pero no nos habla, es como si no 
estuviéramos ahí… - Dijo Charlotte llena de remordimientos.
-Por qué no me lo dijeron antes? – Pregunté angustiado.
-Porque pensamos que se le pasaría, que crearía su propia rutina, pero no ha 
sido así… - Dijo Peter.
-Y ahora qué mierda voy a hacer? – Me pregunté más a mí mismo que a ellos.
-Se me ocurre algo, pero creo que no te va a gustar – Dijo Peter.
-Va a funcionar? – Pregunté.
-Sí – Dijo simplemente.
-Entonces acepto lo que sea, lo que me importa es ella y su salud… Lo que sea…
oooOooo
BELLA POV
Cada día era igual al anterior.
No tenía contacto con Emm, Jasper o Lis porque en la casa de Peter y Char 
no había conexión de internet para hablar por Skype, ni señal telefónica 
decente para hablar por celular.
Cuanto daría por estar en casa de Garrett con aquellos a quienes amaba, a 
quienes conocía 
y me amaban por mí, no por una obligación adquirida…! Desde mis 
conversaciones con Peter y Char me fui alejando cada vez más de ellos, y 
como Garrett pasaba la mayor parte de su tiempo tratando de atrapar a 
Victoria, me fui internando cada vez más en mi propiamente. Nada me motivaba, 
no quería levantarme, comer o bañarme… Todo se convirtió en un esfuerzo…
Hasta que llegaba la hora en que Garrett regresaba a casa. Entonces revivía, 
y hacía el esfuerzo de ser una persona normal para él… O lo más normal 
posible…Necesitaba a mis seres queridos a mi lado… A mi familia, a mis amigos, 
a los Cullen, a Edward, a Lis… Todos aquellos que me habían amado libremente.
Porque a medida que mis sentimientos por Garrett se fueron definiendo más, 
me comencé a preguntar si es que no fuera por el lazo mágico que nos unía… 
Se habría fijado él en mí?
Probablemente no…
-Isabella… - Me susurró al oído al amanecer.
-Mmmmmmh… Muy temprano – Me quejé tapándome la cabeza con la colcha.
-Isabella necesitas vestirte en este momento, es importante – Dijo muy serio.
-Qué pasó? Victoria? – Pregunté sentándome de golpe.
-No, pero hoy empiezas a ir al colegio – Dijo tranquilamente.
-Colegio? Es siquiera seguro? – Pregunté confundida, aún sin computar del 
todo lo que estaba pasando.
-Sí, vas a ir con Charlotte, y Peter sabe que nadie te va a descubrir mientras 
estés ahí – Dijo quitándome el cabello de la cara.
-Y mi nombre? No van a poder rastrear mis documentos escolares cuando me 
inscriba? – Insistí.
-No, porque vas a ir a un colegio privado, no es tan fácil acceder a sus archivos, 
y además te cambiamos el nombre… Por ahora vas a ser Isabella McCallister y 
Char va a ser tu prima, con el mismo apellido. Peter va a ser el hermano mayor 
de Char y yo vuestro tío y tutor – Explicó.
-Eeeew! No podías inventar una historia más incestuosa? – Pregunté.
-No hay alternativa – Dijo – Me veo demasiado mayor para pasar por tu hermano, 
además necesitábamos a un tutor legal respetable…
-Y Peter no va a pasar por estudiante? – Pregunté.
-No, él se ve demasiado viejo para pasar por estudiante de secundaria, 
además el colegio al que van es de puras mujeres – Dijo rápidamente, como si 
diciéndolo rápido causaría menos impacto.
-Puras mujeres? Tanto me odias? Estás loco? Las chicas son malvadas! No 
me gusta, no me gusta nada – Dije cruzándome de brazos.
-Levántate Isabella, tienes que ducharte y desayunar. Ahí está tu uniforme – Dijo 
apuntando al pié de mi cama.
Primorosamente dobladas se encontraban una blusa blanca de cuello 
redondo, una falda escocesa de color gris y delgadas líneas rojas, un chaleco 
escote en V de color gris, una corbata gris, y zapatos negros y calcetas grises. 
Hasta había elásticos para el cabello de colores gris y rojo.
-Uniforme? Uniforme? – Pregunté segura de que era una broma.
-Bueno, es un requisito de las monjitas… - Dijo Garrett suavemente, luciendo 
como lo que era: alguien que sabe que la cagó.
-Monjitas? Dime que no es… No puede ser… Tú sabes… - Balbuceé – Garrett, 
tú sabes que las monjas me dan miedo! – Exclamé, porque él lo sabía, desde 
que le conté cómo me aterraba la serie de televisión “La Novicia Voladora” – Además 
soy atea! Qué voy a hacer yo en un colegio de monjas?
-No es tan malo – Dijo Char entrando a la habitación luciendo como el sueño 
húmedo de un pedófilo. Había alterado su uniforme haciéndolo sexi y casi 
pornográfico… Se parecía a Britney Spears en el video de la canción “Baby 
one more time”.
-Oh mierda! – Exclamé al verla – Eres un fetiche andante.
-Ah sí, ya lo estrenamos anoche, es muy efectivo – Dijo guiñando un ojo a 
Peter, que descansaba su mano justo donde terminaba su espalda, luciendo 
muy satisfecho.
-Ya Isabella, arriba, que estamos retrasados, tienen una entrevista con la Hermana Superiora antes de las clases.
-Y qué se supone que voy a decir? No me sé ni el “Padre Nuestro” completo… - Pre-
gunté entrando en pánico. No me gustaba nada mentir.
-No te preocupes, yo voy a hablar – Dijo Char – Tú vas a ser la tímida, así es 
que asiente a 
lo que diga y estaremos bien… Ahora métete a la ducha mientras preparo tu 
maleta – Dijo abriendo mis cajones.
-Maletas? – Pregunté con un negro presentimiento. Gar escondió el rostro 
evitando mirarme a los ojos.
-Claro! – Exclamó Char - No te dijo Garrett? Vamos a un internado!

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Ojalá les haya gustado, muchos abrazos, y no olviden comentar!
    

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