jueves, 5 de febrero de 2015

Outtake Capítulo 17

Okay, este outtake me pareció necesario, si bien hay algunas partes que se repiten del capítulo 17. Este el POV de Garrett al recibir el llamado desesperado de Bella. Cómo se lo tomó? Qué pasó por su cabeza? Por qué la súbita dominancia al reencontrarse con ella?
No es necesario que lo lean para seguir con la historia, pueden seguir con el cap. 18 cuando lo tenga, pero… Por qué no leer y saber más de los cómos y los por qués?
Espero les guste y me cuenten si quieren que continúe con ejercicios como este.
Cariños
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Outtake Capítulo 17
When I'm lonely, well, I know I'm gonna be
I'm gonna be the man who's lonely without you
And when I'm dreaming, well, I know I'm gonna dream
I'm gonna dream about the time when I'm with you
When I go out (When I go out), well, I know I'm gonna be
I'm gonna be the man who goes along with you
And when I come home (When I come home), yes, I know I'm gonna be
I'm gonna be the man who comes back home with you
I'm gonna be the man who's coming home with you
But I would walk five hundred miles
And I would walk five hundred more
Just to be the man who walked a thousand miles
To fall down at your door
500 Miles / The Proclaimers

GARRETT POV
-Dos horas – Dijo Peter con voz neutra, esperando lo que venía.
-Puta madre Peter! No puedes acelerar? – Pregunté literalmente doblado de dolor. A Isabella le habían dado medicamentos, pero para los vampiros no hay nada que calme el dolor… Excepto la cercanía con nuestra Pareja.
-Garrett mira a qué velocidad vamos – Dijo Peter calmadamente, la voz de la razón mientras yo me debatía con la locura – Vamos a ciento ochenta kilómetros por hora, no podemos acelerar más si no queremos fundir el motor…
-A la mierda el motor – Dije infantilmente entre dientes.

-Si fundimos el motor vamos a demorar más en llegar porque tú no estás en condiciones de correr – Dijo simplemente, recordándome una vez más lo impotente que era ante esta situación.
- Mierda Peter! Mierda! Mierda! – Mascullé dando una patada que traspasó el piso. Ahora veía la carretera desde arriba…
Peter me miró con una ceja levantada como diciendo “En serio? Otra vez?”.
No era culpa suya, eso lo sabía. Pero no tenía cómo más descargar mi rabia y frustración.
A excepción de que le siguiera arrancando trozos a mi Jeep…
oooOooo
Horas antes…
Peter y yo estábamos de paso en un motel de mala muerte en los alrededores de Flagstaff Arizona, tratando de trazar la ruta de viaje más eficiente para visitar a todos los contactos de Frank repartidos por los Estados Unidos Continentales, partiendo por Tucson, Arizona.
Pero la cosa avanzaba lento…
Porque yo era el problema.
No me podía concentrar.
Quién se concentra cuando está retorciéndose de un dolor constante e inexorable?
Peter me daba miradas de preocupación de vez en cuando pero teníamos un acuerdo tácito de ignorar mi agonía. No tenía sentido mencionarla si no había nada que hacer para solucionarla.
De pronto Peter levantó la mirada del mapa extendido en la mesa, frunció el ceño como escuchando una voz en su cabeza y se puso de pié. Palmeó su bolsillo trasero, en el que guardaba el celular, y se fue a encerrar al baño.
Si hubiera sido cualquier otra persona me habría preocupado, pero Peter siempre ha sido raro, y como vive recibiendo información en su mente relacionada a los temas más diversos, supuse que tal vez estaba llamando a su corredor de bolsa para confirmar alguna baja en el mercado accionario o algo así.
Pasaron los minutos y Peter no apareció.
Comencé a preocuparme. Qué pasaba ahora? Lo iba a llamar para preguntarle, pero la respuesta no se hizo esperar demasiado… Recibí la llamada más terrorífica…
Cuando escuché “Beautiful Girl” de INXS, el ringtone dedicado a Isabella, de  inmediato me puse de pié para tomar mi teléfono del velador y lo contesté aliviado… Por fin el malestar general disminuiría… Al menos por unas horas…
Ella era mi droga, mi remedio… Ella me sanaría…
Pero Isabella estaba llorando de dolor, reclamándome a su lado, y completamente sola…
Sola!
Por qué mierda estaba sola? Tenía dos jodidos guardaespaldas con superpoderes y se encontraba sola, llorando y encogida de dolor quién sabe dónde… A merced de quién sabe qué!
No pude mantener el control. Mi malestar se multiplicó exponencialmente y caí de rodillas… Y en ese momento reapareció Peter con su teléfono aún en la mano pero sin hablar con nadie, y debí dejar que él tratara de conseguir la locación de mi mujer.
Claro, Peter primero debió hacer que ella lograra volver a respirar.
Isabella hiperventilaba tanto que pronto se desmayaría y no tendríamos cómo encontrarla.
Me volvía loco.
Ninguna Pareja se separaba en los primeros años de unión… Por qué había creído que nosotros seríamos diferentes?
Mi amor por ella era absoluto, mi compromiso era completo.
Pero menosprecié lo que ella sentía.
Amor humano”, le llamé. Y yo mismo la convencí de que no era tan poderoso como el enorme potencial del amor vampírico.
Qué sabía yo? Qué sabía nadie? Esto no pasaba jamás. Si un vampiro encontraba a su Pareja en una humana, la convertía en el momento, como Jasper había hecho… Pero un vampiro cortejando a una humana sabiendo que era su Pareja? Nop, sólo yo… Y ahora Emmett.
Isabella estaba sufriendo lo que sufría yo, me necesitaba como yo a ella, pero con la diferencia de que su cuerpo era mucho más frágil. Lo resistiría? Apenas lo estaba resistiendo yo…
Mierda!
Y Charlotte no estaba con ella.
Por eso había desaparecido Peter… Llevaba mucho rato tratando de ubicarla y ella no respondía el celular. Qué mierda estaba pasando?
Marqué el teléfono de Emmett, que afortunadamente contestó al primer ring y a velocidad vampírica le expliqué lo que estaba pasando.
Un torrente de maldiciones me llegó del otro lado de la línea.
Peter no avanzaba, no estaba consiguiendo la información… Aún no sabíamos dónde enviar a Emmett.
Respiré profundo un par de veces para nivelar mi voz y que no se notara mi agonía y le quité el teléfono a Peter.
-Dónde estás? – Pregunté.
-Parque… - Lloriqueó ella. Era eso una indicación lo suficientemente precisa?
-Voy en camino – Dijo Emmett, y cortó. Bueno, supongo que lo era...
-Emmett va a estar contigo en un minuto – Dije respirando profundamente para que ella lo hiciera conmigo – Que te pasó Isabella? Qué tienes, Pequeña? – Dije lo más suavemente posible. Por dentro mi desesperación crecía a proporciones termonucleares.
-Estaba… con las chicas – Dijo con voz ahogada – Y Emily… Estaba hurgando en la caja que me enviaste… Yo sólo había visto el vestido, y lo amé… - Sí, eso lo sabía porque me lo había agradecido una y otra vez. Estaba tan contenta por un simple vestido… Mi Pequeña… Le compraría miles de vestidos, uno para cada día del resto de su vida… - Pero cuando Emily descubrió las joyas… - Siguió quebrándose aún más - Fue mucho para mí… No debiste gastar tanto dinero en mí… No debiste… - Lloró.
-Es sólo dinero – Respondí molesto de que ese gesto hubiera causado este desastre – Además compré lo que me pareció que te complementaría mejor en el vestido, no simplemente el ítem más caro de la joyería (aunque lo fue).
-Lo sé – Susurró apenas. Estaba sufriendo muchísimo. Qué demonios hacía en el parque sola? – Pero me hizo darme cuenta de todo lo que te extraño, todo lo que te amo… - Continuó y sus palabras me inundaron de una paz que se transformó inmediatamente en una necesidad frenética de estar a su lado - Y me abrumó. Ya las pulseras que me hace Char con tu olor no son suficientes… Me duele Garr, no es sólo emocional, físicamente me duele mucho… - Dijo llorando otra vez, desolada.
-Isabella… Mi Isabella… - Dije reverente - Esta noche voy a estar contigo – Le aseguré – Es una promesa…
-Bella! Mierda! – Exclamó Emmett del otro lado de la línea. La había encontrado. Gracias a Dios! – La tengo – Dijo al teléfono.
-Dónde me llevas? – Preguntó ella.
-A mi habitación – Respondió Emmett.
-Noooooo! – Chilló histérica.
Para entonces Peter acababa de terminar de cargar el jeep y nos subimos con él al volante, y emprendimos rumbo hacia mi mujer.
Y para qué engañarnos, Peter necesitaba a Charlotte tanto como yo a Isabella, solo que llevaba la separación de mejor manera. 
-Bella deja de patalear! – Dijo Emmett fastidiado. Por qué se revelaba? Qué había en la habitación de Emmett?
-Déjame, déjame, déjame… - Le rogó – Quiero estar sola… Déjame aquí…
-Isabella… Isabella? – La llamé esperando que me escuchara por sobre su propio escándalo.
-Garr – Murmuró bajando la voz a un dulce susurro... Y no dijo más.
Sólo se oía su respiración y el latir de su corazón.
-Isabella, me escuchas? Escucho tu respiración…  - Dije.
-Te escucho… - Dijo cada vez más débil. Se escuchaban los pasos de Emmett, que caminaba a paso humano. Mierda! 
-Mi Pequeña… Lo siento tanto… - Le dije
-Por qué? – Preguntó.
-No eres vampiro, y no creímos que el lazo te pudiera afectar de esta manera… Creímos que sólo yo sufriría dolor físico con la separación…  - Expliqué.
-Tú sufres como yo? – Preguntó sonando aún peor, más angustiada. Mierda! Es que esta tortura no acabaría?
-Si… - Dije simplemente – No sé exactamente cómo se está manifestando la separación en ti, pero en mí ha sido dolor constante en el pecho y el estómago… A veces duele más… Cuando pasan muchas horas sin que hablemos.
-Por qué no me dijiste? – Preguntó.
-Porque no hay nada que pueda hacerse – Respondí – Y no quería preocuparte.
-Siempre me preocupo por ti, tonto – Me regañó haciéndome reír a pesar de mí.
-Dios! Te amo tanto… - Dije aún sonriendo. Luego poniéndome serio le dije – Isabella, Emmett sabe cómo ayudarte, por favor coopera con él, es sólo por unas horas hasta que yo pueda llegar a ti.
-De verdad me vas a venir a ver? No lo dices sólo para que me tranquilice? – Preguntó incrédula. Me dolió que dudara de mí.
-En este momento ya estamos en la carretera – Respondí – Y métete de una vez en la cabeza que yo nunca te mentiría. No le miento a nadie si puedo evitarlo, pero mucho menos a ti que eres mía.
-Ok… - Dijo sonando francamente enferma. No estoy seguro ni de que me haya escuchado - Emm… Emm me duele más… Creo que voy a vomitar… - Dijo lastimosamente.
-Mierda! – Exclamé. Ahí estaba la prueba: A Isabella la afectaba más duramente que a mí el síndrome de abstinencia. Si yo me sentía morir qué estaría sufriendo ella?
-Ya estamos aquí – Dijo Emmett. Gracias a Dios!
-Cómo… - Dijo Isabella.
-Hay escaleras de incendio – Dijo Emmett, y sus pasos tomaron la velocidad vampírica.
-Emm… Emm… - Dijo Isabella claramente angustiada. Las ganas de arrancar las puertas del Jeep y empezar a correr en línea recta hacia ella eran casi incontrolables, pero Peter tenía razón, demoraría más a pié en las condiciones en las que me encontraba.
-Llegamos – Dijo Emmett abriendo una puerta de golpe. Se escuchaba un televisor prendido.
-Emm… - Gimió Isabella. Emmett se movió otra vez.
La dejó en el piso e Isabella se desplomó soltando el teléfono. Me quedé desesperado escuchando como ella vomitaba una y otra vez, llorando entre nausea y nausea por el dolor en su pecho y estómago.
Cómo podía vomitar tanto una persona tan pequeña?
-Ándate – Masculló agotada – Déjame.
-Emmett? Qué está pasando? Sigue empeorando? – Grité desesperado, esperando que tomara el teléfono.
-Sí, sigue vomitando… - Respondió.
-Qué crees que tiene? – Preguntó Peter.
-No sé, no se ve nada bien… - Dijo al cabo de algunos segundos
-Qué significa eso? Está pálida? – Pregunté.
-No diría que pálida… No, más bien verde… - Dijo completamente serio.
-Mierda! Mierda! – Dije golpeando el tablero y destrozando la guantera.
-Tranquilo hermano, ya vamos a llegar. Bella está enferma, pero va a resistir, eso es lo importante – Me dijo Peter sin alterar su voz. Pete a veces era un payaso, pero sabía mantener la cabeza fría.
-Emmett, hay algo en lo que pueda ayudar? – Preguntó una segunda voz masculina. Sonaba genuinamente preocupado.
Se escuchó un ruido confuso y pude adivinar que Isabella se había desvanecido, pero no perdió el conocimiento, porque segundos después murmuró
-Enjuague…
-Qué? – Preguntó Emmett confundido.
-Quiere enjuagarse la boca – Dijo la otra voz acercándose y abriendo puertas de muebles. Le sirvió algo a mi mujer y se lo entregó.
Isabella se enjuagó un par de minutos.
Quién era este tipo que parecía tener tanta confianza con ella? Porque Isabella no permitiría que cualquiera la viera en ese estado… O era precisamente por él que no quería ir al dormitorio de Emmett?
-La estoy llevando a la cama – Dijo Emmett a la dirección general del teléfono, luego lo recogió y caminó hasta lo que asumo era su habitación – Te saco los pantalones? – Le ofreció a Isabella.
No pude evitar el gruñido amenazador que emanó de mi garganta. Si hubiera estado frente a mí en ese momento, Emmett estaría muerto o al menos manco.
-Le estoy sacando los pantalones – Narró Emm con toda calma. Me quería encabronar? Me lo restregaba en la cara? Se estaba aprovechando de ella?
-Quita las manos de mi mujer Emmett, o te las arranco  - Murmuré mi amenaza en un tono bajo y letal. Hablaba en serio.
-Hey! Te respeto Garrett, pero no vuelvas a insinuar algo así. Bella es mi hermana – Dijo profundamente ofendido mientras le quitaba los pantalones… Podía escuchar el roce de la tela contra su delicada piel.
-No tienes zapatos – Dijo a Isabella – Por qué no tienes zapatos? Saliste descalza de tu dormitorio? – Preguntó en tono de regaño. No hubo respuesta.
Emm suspiró.
-Bella mira, te tienes que tomar esto – Dijo Emmett cambiando el tono.
-Qué es? – Preguntó ella demostrando lo tozuda que era. Cuando la regañaron no contestó, pero Emmett cambió el tono y respondió de inmediato.
-Una pastilla SOS de las que le dan a la gente que sufre de crisis de pánico y un relajante muscular moderado. Char y yo los compramos por si acaso, porque una vez que sellaste el lazo nadie sabía lo que podía pasar – Le explicó. Por qué no sabía yo nada de eso? Lo sabía Peter? - Te voy a traer agua…
-Le hice una infusión de hierbas – Dijo calladamente la otra voz masculina entrando a la habitación. Era el compañero de dormitorio de Emmett?
-Gracias hermano – Le dijo Emmett levantándose de la cama para que el otro tipo pudiera acercarse.
No, no, no, no, no! Quién es este tipo y por qué se le permite acercarse a mi mujer enferma?
En ese momento sonó el citófono y Emmett fue a contestar.
-Con esto te vas a sentir mejor – Dijo el otro chico, en voz muy baja – Mi mamá hacía esta mezcla y funciona cada vez…
-Gracias… - Dijo Isabella sonando profundamente conmovida... Como si le estuvieran dando más que simple té.
Como si el gesto significara más.
Estaba yo siendo paranoico?
Leyendo entre líneas?  
-Te ayudo a sentarte? Así te aprovechas de tomar los remedios… - Dijo él dejando el tazón en la mesa.
-Y Emm? – Preguntó Isabella. Sí! Esa es mi mujer! Sí! Que la ayude su hermano, no este hijo de puta!
-Bajó. Hay una chica preguntando por él en recepción, me parece que debe ser Emily… No creo que te dejara por nadie más – Dijo él.
Emmett… El hijo de perra la dejó sola… Enferma y con un desconocido… Que al parecer no era tan desconocido.
-Entonces, te ayudo? – Preguntó él de nuevo.
-Por favor – Dijo Isabella.
Se escuchó movimiento y roce de telas. Más le valía a Emmett haber cubierto las piernas de mi mujer…
-Yo puedo – Masculló Isabella, supongo que él la trató de ayudar a beber. Pasados unos segundos ella suspiró - No puedo – Admitió derrotada.
-No pasa nada, yo te ayudo – Dijo él casualmente – Endulcé la infusión con un poco de miel de azahar, que sirve como antiespasmódico y sedante… Te va a hacer bien… - Dijo excesivamente solícito. Quién sabe siquiera lo que es la “miel de azahar”? Tenía que ser gay… Más le vale ser gay…
-Lo siento – Interrumpió Isabella.
-Qué es lo que sientes? – Preguntó él sonando confundido.
-Interrumpir tu película, invadir tu espacio, vomitar tu baño, que lo hayas visto todo… Lo siento, le dije a Emmett que no me trajera para acá – Le dijo apenada.
-Por qué no? Si no estás bien es aquí donde tienes que estar… Con tu hermano… - Dijo firmemente – Y conmigo – Dijo con voz apenas audible.
Ooook, eso lo dice todo…
Ese tipo va a morir.
La manilla que sujetaba se desintegró entre mis dedos y un gruñido constante emanó de mi pecho.
Isabella no dijo nada, ni siquiera sé si lo escuchó, pero la oí sorber algo.
-Estás seguro de que esto es medicinal? – Preguntó sonando incrédula.
-Claro, mi mamá sabía lo que hacía – Dijo él con toda confianza – Por qué preguntas?
-Porque es delicioso, y mi mamá siempre decía que todo lo bueno es pecado. Las medicinas saben mal, es parte de su poder curativo – Afirmó Isabella dando uno de esos pequeños discursos que me hacían adorarla. Dio otro sorbo, más largo.
-Nunca me habías hablado de tu mamá – Dijo él, demostrando que efectivamente había confianza entre ellos. Tenían verdaderas conversaciones, no simples saludos de pasillo.
Desgarré un poco del tapiz del asiento. A este paso llegaríamos son carrocería.
-Me da pena hablar de ella – Admitió Isabella después de tragar – No sé cómo lo haces para mantenerte tan entero cuando hablas tan libremente de la tuya.
-Mi mamá fue un ser luminoso, y tuvimos tiempo para despedirnos. No quedó nada pendiente, y aunque la extraño montones, no siento que se haya ido del todo… Me quedé con todas sus cosas, incluidas sus hierbas, porque a mi hermano no le interesaron y a mi papá le molestaba verlas, él prefiere tratar de olvidar… Creo que su secretaria le ayuda en eso… – Dijo - Además – Agregó – Tú eres a la única persona que le he hablado de mi mamá… Bueno y a Emmett le he dicho lo básico.
-Oh – Respondió Isabella, sorprendida.
Mierda, no podía más! Entre el dolor, mi necesidad y mis celos me estaba volviendo loco. Cuando tuviera a Isabella en mis brazos no la dejaría ir.
Le demostraría quién es su hombre…
Entraría en ella y no saldría más.
Después de eso no hablaron, pero escuché a Isabella tragar de vez en cuando hasta que él dejó la taza sobre una mesa.
-Bella! Cómo estás? – Preguntó Emmett con su vozarrón desde la puerta del dormitorio.
-Estaba quedándose dormida, pero eso fue antes de que entraras gritando – Dijo el tipo – Qué pasó abajo?
-Emily – Dijo Emmett radiante – Estaba preocupada por Bella y vino a preguntarme si yo sabía algo.
-Ves? Ya le gustas – Dije Isabella muy débilmente.
-Por qué dices eso? – Le preguntó el tipo.
-Porque Emily es tremendamente tímida, y nunca habría sido capaz de venir a buscar a ningún otro chico, habría enviado a Gaby o Kristy con el recado... – Respondió - Si vino fue haciendo un esfuerzo para verte.
-Le gusto – Dijo Emmett incrédulo.
-Le gustas – Afirmó Isabella.
-Esta noche la beso – Afirmó entusiasmado – Oh… - Su alegría murió súbitamente.
-Oh qué? – Preguntó Isabella.
-Estás enferma, no te puedo dejar sola así como estás – Dijo decepcionado, como si Isabella estuviera arruinando sus planes a propósito.
Perro egoísta. No se supone que la quiere como si fuera su verdadera hermana?
-Ya me siento mejor – Le respondió ella sonando forzadamente alegre. Después de escuchar su sufrimiento tenía claro que no estaba bien. No podía estarlo - No necesito a nadie… - Dijo tratando de sonar firme – Voy a estar dormida de todos modos.
-Yo me puedo quedar contigo – Ofreció el tipo ese. Se estaba ganando a pulso las horas de tortura que estaba planeando para él.
-Calma… – Dijo Peter sin dejar de mirar la carretera.
-No! – Exclamó Emmett. Bien! Seguro se había dado cuenta de las intenciones de ese tipo. Por fin actuaba como un hermano mayor!
-Po… Por qué? – Preguntó Isabella.
-Porque él es quien me va a distraer a Gaby para que yo pueda llegar a Emily – Dijo Emmett condescendientemente. Egoísta bastardo hijo de la gran puta…!
-No te preocupes, Char seguro que me acompaña, a ella no le entusiasmaba mucho el baile de todas maneras – Dijo Isabella rápidamente, creo que más para tranquilizar al otro tipo que a Emmett.
-Si es que llega… - Dijo Emmett entre dientes. Peter gruñó. Emmett se estaba ganando una paliza a pulso.
-Va a llegar – Afirmó Isabella somnolienta.
Minutos después estaba dormida… Pude oír que la dejaban sola en la habitación y cerraban la puerta.
Pude oír su respiración acompasada. Estaba drogada.
Fueron tensos minutos de silencio entre Peter y yo…
El silencio se extendió.
Un par de horas después Peter logró hablar con Charlotte, que le devolvió los montones de llamadas perdidas. Había tenido el teléfono en silencio porque estaba cazando, y no pensó que Isabella la necesitara, ya que estaba con sus amigas preparándose para el baile.
Qué equivocada estaba…
oooOooo
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah! – Chilló súbitamente Isabella sobresaltándonos al punto de que Peter casi se sale del camino.
-Bella! – Exclamó Charlotte entrando a la habitación.
-Char… - Suspiró y por las respiraciones ahogadas supuse que se estaban abrazando.
-Te sientes mejor? Perdóname por no haber estado ahí, no debí dejarte… - Dijo Charlotte, compungida.
Isabella pareció pensarlo y respondió –Bien. Por qué estoy bien? – Susurró.
-Tuviste una crisis gatillada por emociones demasiado fuertes – Dijo Charlotte – Eso desencadenó los síntomas de abstinencia de un vampiro separado de su Pareja. Es notable, no pensé que fuera posible, pero lo conversé con Emmett de todos modos y pensamos que la única manera de terminar una potencial crisis es cortarla del inicio… Apagar tus emociones para eliminar tu angustia. Y por otro lado, lo físico se solucionó con un relajante muscular. Era una teoría, claro, pero es todo lo que podíamos hacer para estar preparados… Aunque nunca nos imaginamos que tu primera reacción sería salir corriendo en lugar de llamar a uno de nosotros! – Exclamó incrédula.
-Dónde estabas? – Susurró Isabella.
-Cazando – Dijo Charlotte – Siempre pongo el teléfono en silencio cuando cazo, por razones obvias.
-Sí, claro… - Dijo Isabella vagamente, reacomodándose en la cama.
-No me pareció mal usarlas todas, era una emergencia y Garrett viene en camino y me imagino que debe venir con una maleta de ropa sucia – Sonrió Char. Usarlas todas? Mi ropa? Mis camisetas? Con eso le quitaron la ansiedad a Isabella? Dios, por suerte le dejé un montón la última vez…
Isabella rió un poco… El mejor sonido del mundo.
-De verdad te sientes mejor? – Preguntó Charlotte.
-Sí, sólo me muero de hambre – Le dijo.
-Emmett tiene barras de cereal… - Dijo Charlotte de inmediato.
-Olvídalo! – Dijo Isabella rotundamente – La caja de barras que compró Emmett está vencida hace como diez años…
-Hey! – Gritó Emmett desde el otro lado del dormitorio – Las compré para ti, enana malagradecida!
-Bueno, te estafaron, y lo único que vas a conseguir es envenenarme! – Gritó Isabella – Brennaaaan! – Llamó.
-Sí?  - Preguntó el tipo, “Brennan”.
-Tienes algo de comida? Me muero de hambre… - Le pidió. Él se alejó y minutos después regresó.
-Sólo guardo un poco de fruta – Explicó él – No como snacks…
-Por supuesto que no, tu mamá lo habría odiado – Dijo Isabella de inmediato - Gracias – Dijo -Orgánica – Suspiró. Sonaba como una manzana.
Isabella comió en silencio.
-Bella… - Dijo Charlotte – Quieres ir al baile?
No hubo respuesta.
-Bella – llamó de nuevo. Nada…
-Bella…! – Exclamó Charlotte.
-Agh? – Contestó como despertando… Tal vez seguía bajo el efecto de las drogas.
-Que si quieres ir al baile? – Preguntó Charlotte..
-Pero… Ya es muy tarde… No me he peinado ni maquillado… Será buena idea? – Balbuceó.
-Bella, tengo nuestras cajas aquí porque las chicas no quisieron quedarse a cargo de un contenido tan valioso… - Dijo Charlotte – Tú sabes que te puedo arreglar en nada de tiempo, lo importante es saber si quieres ir.
-Si quiero – Dijo Isabella tímidamente – Quiero que Garr me vea bonita… - Susurró y se encogió mi corazón. Quiere que la vea bonita.
Bonita…
Ella es mucho más que bonita cualquier día.
Mi mujer es hermosa.
-Perfecto – Dijo Char.
-Vamos a llegar las dos solas entonces? Los demás se van a juntar como en diez minutos – Dijo Isabella
-Como dijimos al principio, las primas lesbianas – Afirmó Charlotte con voz divertida. Peter soltó una carcajada liberando tensiones.
-Ugh!... – Dijo Isabella, claramente mortificada.
-Hey, ya están listos? Necesitamos que se larguen! – Dijo Char subiendo la voz.
-Ya nos vamos – Dijo Emmett entrando a la habitación.
-Emm… Te ves… Te ves… - Dijo Isabella sin palabras. Otra vez la espina de los celos. Qué me pasaba? Es que ella no podía encontrar guapo a otro hombre?
Bueno, me admití, idealmente no…
Nunca antes me sentí así…
Pero claro, nunca antes amé a una mujer…
-…Como el muñequito de la torta de novios de Hulk! – Terminó Charlotte muy seria. Sonó un puñetazo.
-Te quiero – Dijo Emmett muy serio, y escuché tres besos. La cama crujió y se escuchó la voz ahogada de Isabella
-Te quiero.
-Nos vemos? – Preguntó “Brennan” sonando inseguro. Le estaba preguntando a Isabella?
No supe la respuesta porque en ese momento se acabó la batería del celular de mi mujer.
Faltaba menos de una hora para llegar y estaba completamente desesperado.
Mía, mía, mía…
Era todo lo que resonaba en mi mente.
Cálmate.
Poséela.
Cuídala.
Márcala.
Bésala.
Devórala…
Todo… Con ella lo quería todo… Lo necesitaba todo…
Ya.
oooOooo
Ya había anochecido.
-Estamos llegando – Dijo Peter innecesariamente.
-Así veo – Respondí sin ni ánimos de ser sarcástico.
Peter estacionó detrás del muro del colegio, para no delatar nuestra presencia, y saltamos hacia el terreno del campus. Ahí nos separamos sin decir palabra. Yo me fui al dormitorio de Isabella a esperarla y Peter a buscar a Charlotte. Estaba dispuesto a esperar un par de horas, este era su primer baile y quería que se divirtiera, aunque la espera me consumiera.
Pero al entrar en su cuarto me di cuenta de que esperar en su espacio no era tan terrible. Estaba empapado de su esencia y era como estar rodeado de ella…
Me senté en la orilla de la cama en completa oscuridad, inmóvil como sólo un vampiro puede estarlo, y fijé mi vista en la puerta.
Cuando ella entrara… Sería capaz de controlarme?
Curiosamente, no tuve que esperar demasiado para averiguarlo.
Pasos en el pasillo.
El abrir y cerrar de una puerta.
Pasos en el área común.
El abrir y cerrar de la puerta de la habitación de Isabella.
Mis ojos fueron capaces de verla perfectamente… Increíble… Ella quería verse “bonita” para mí y me regaló una imagen impactante… Sublime… Algo para concentrarme durante mi último aliento.
Pero cuando fui a dar a conocer mi presencia mi nariz distinguió claramente el olor de tres humanos. Tres humanos se atrevieron a tocar su cuerpo.
Y entonces se produce lo que temía…
El amante involuciona, transformándose en animal.
Ella. Es. Mía.
La pequeña parte de mí que aún es racional no quiere asustarla, pero no me puedo controlar.
Ella me reconoce de inmediato…
Y no está asustada, está excitada.
Isabella instintivamente se somete a mí, calmando a la bestia.
Y entonces la cojo duro contra la pared.
Y por fin, estando dentro de ella, puedo volver a respirar.
Ella me ama… De verdad me ama.
Poco a poco vuelvo en mí.
Y por un rato, me permito ser feliz.
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Ustedes dirán. Vale la pena este tipo de ejercicio? Sí? No?

Cuéntenme, ya sea por medio de reviews o Facebook, siempre me gusta saber de ustedes.

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