martes, 4 de agosto de 2015

En Silencio 1


Hola a todos! Este fic es participante en un concurso que durará un año, así es que no se preocupen, que mis otras historias no van a sufrir… Es sólo el primer capítulo el que debía subir pronto después de la inscripción, y me ayudarían un montón  si me pudieran regalar sus comentarios, ya que nuevamente estoy explorando una pareja alternativa.
Ojalá les guste y mil abrazos.

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Este fic participa del Reto Anual "Te proponemos un longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight me pertenece.
N° de Palabras: 4291.
Palabras Usadas: Mar, libro.
Imagen Elegida: Manada Quileute.

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“En Silencio”
Un fic Bella/Embry
Capítulo 1

“…Palabras de un lenguaje nuevo que he construido
para nosotros, para el amante perseguido
que tiene que esconder su voz.
Cuando decidas aprenderlo, no habrá silencio,
no te hará falta usar la voz para romperlo;
si tú me miras me hablarás,
si tú me miras me hablarás.
Yo me seguiré negando pase lo que pase
a exponer mi corazón en este escaparate…”
Si Tú Me Miras / Alejandro Sanz

EMBRY POV
Otra fogata y otra farsa en la que jugaba mi papel dócilmente.
Siempre, siempre haciendo lo esperado, siempre el actor secundario de mi propia vida, viviendo en silencio solo para hacerle la vida más fácil a los demás, sin rebelarme nunca, sin demandar jamás, acostumbrado a que me digan que no…
Siempre aguantando…
Siempre tratando de pasar desapercibido…

Tal vez soy así por las burlas y desprecios sufridos de niño al no tener un papá reconocido.
Tal vez soy así por el ridículo nombre de telenovela que me puso mi madre.
Tal vez soy así porque en la cerrada sociedad de La Reservación, un bastardo medio quileute hijo de una madre macah no es precisamente bien visto.
O tal vez… Tal vez soy así porque es muy probable que el padre de alguno de los miembros de la manada sea también el mío, ya que el gen lupino se traspasa de padre a hijo, y sólo un puñado de familias en La Reserva lo tienen en su sangre.
Mi presencia es, por lo tanto, una amenaza para la estabilidad de la pequeña comunidad… Es peligrosa porque puede destrozar a una familia entera con la mera insinuación de mi linaje.
¿Por qué mi madre no acababa con el circo de una buena vez y me decía quién era el desafortunado donante de esperma? ¿Lo sabía ella siquiera? Así al menos me daría un poco de paz y sólo un puñado de personas me odiaría en lugar de la tribu completa, y podría hacer mi vida en torno a una certeza y no miles de dudas, como si permanentemente caminara sobre un campo minado…
Es curioso que a pesar del vacío que me hicieron desde el principio la mayoría de los chicos de la escuela, fue precisamente Jacob Black el único que se acercó a mí ofreciéndome su amistad sin reservas.
Él, el hijo del jefe de la tribu, me extendió una mano y su tácita protección… Ya nadie se metería conmigo… O al menos no de frente.
Y gracias a Jacob también conocí a Quil Ateara, el payaso de su mejor amigo, que por asociación se convirtió en el mío.
De pequeños los tres éramos inseparables. Jacob era el líder, Quil el de las ideas estúpidas y yo el apoyo silencioso, acatando agradecido de que se me incluyera… Tal vez nunca seré general, pero siempre fui buen soldado.
En resumen, Jacob era más que solamente un amigo, él representaba el único oasis sin prejuicios dentro de La Reservación, el suyo era el único hogar donde era bien recibido, y eso nunca lo podré olvidar.
Y así es que porque éramos tan unidos, cuando Bella Swan entraba de improviso y por espacios de tiempo indefinidos en la vida de Jake, lo hacía también en la de Quil y la mía por asociación.
Recuerdo como si fuera ayer que pasamos veranos enteros haciendo exactamente lo que Bella quería, porque los tres estábamos demasiado idiotizados por esa niña tan linda, tan pálida y tan dulce, tan distinta a las demás niñas de La Reserva… Lo cierto es que si ella nos hubiera pedido que hirviéramos gatitos vivos probablemente lo habríamos hecho sin dudar.
Pero lo mejor es que a ella tampoco le importaba quién era mi padre, a pesar de que el suyo, tal como el de Jacob, era importante… El Jefe de Policía, una autoridad en el pueblo.
No, a ella no le importaba mi falta de antecedentes…
Y tampoco le importaban mis silencios…
De hecho cuando descubrió que en realidad éramos lobos, tampoco le importó. Siempre me trató como a un amigo, aunque a pesar de los años y el tiempo compartido en realidad sólo habíamos cruzado unas pocas palabras.
oooOooo
Jacob amaba a Bella… Eso no era un secreto para nadie ahora ni lo fue hace quince años cuando por primera vez tomó conciencia de que Bella era una niña y que algún día se podía casar con ella.
Y eso para mí la convertía inmediatamente en la manzana prohibida.
Cuando los Cullen se fueron, Bella quedó destrozada y retornó a La Reserva y a los amigos de la niñez. Cada uno trató de confortarla a su manera, y Jake por su parte vio su oportunidad para ganar su corazón y se aferró a ella… No lo hizo en un sentido perverso ni mucho menos, pero lo cierto es que se aprovechó de su debilidad, la manipuló un poco, y a fuerza de insistir finalmente logró convencerla de que aceptara ser su novia.
Eso fue tres años atrás, y su relación duró unos ocho o nueve meses, un período terrible en el que debí tragarme los celos y la amargura de ver a la única chica que me ha importado desde siempre saliendo con mi mejor amigo, no solo cuando estaban frente a mí, sino también en la vívida mente de Jacob, que enamorado, recreaba cada detalle de su tiempo juntos.
No era así como quería verla desnuda por primera vez, pero así es como pasó.
La vi una y otra vez, y hasta llegué a conocer su cuerpo de memoria, pudiendo delinear cada detalle, cada curva, cada valle y cada peca en mi croquera… Bella perfecta en blanco y negro, plasmada en carboncillo, en mil poses diferentes, durante años, en detalle y a lo lejos, llorando o sonriendo, en la playa con el pelo al viento o desparramada en el sillón del garaje de Jake con una semipermanente lata de soda en la mano…
Todas las croqueras que tenían trazas de bocetos relacionados con ella, estaban estrictamente escondidas, ya que eran mi única vía de escape, mi único modo de expresión… Mis croqueras eran la única forma de plasmar mis sentimientos sin palabras, porque las palabras son peligrosas… Aprendí nuevos códigos visuales, y ahora mi mente era como una gran pintura de Joan Miró.
Si pongo un pensamiento en palabras es muy fácil dejarlo escapar, en cambio si lo traduzco a formas y colores al menos hay espacio a la interpretación.
Afortunadamente a nadie nunca le ha llamado la atención que mi mente funcione de forma tan imprecisa y abstracta, ya que como humano soy conocido por ser un poco extraño, introvertido, y hablar por muy poco en general… Tal vez crean que soy mudo mental también…
Cuando Jake y Bella terminaron su relación yo me sentí dividido entre la solidaridad por la pena de mi amigo, el alivio y la felicidad porque ya no tendría que verla con Jacob, y la incertidumbre y preocupación de pensar que tal vez ella no querría regresar más a visitarnos… Pero afortunadamente había varios factores que obligaron a Bella a seguir frecuentando La Reserva, entre ellos la amenaza latente de Victoria, por lo que después de un par de semanas incómodas para todos, Bella y Jacob se volvieron a asentar en su antigua camaradería (lo que no quiere decir que Jake no la amara y la quisiera de vuelta, sino que comprendió que o dejaba de ser un asno celoso y posesivo o todos la perderíamos para siempre). 
Y pasó el tiempo…
Y La Reserva se mantuvo igual… Ninguno de los lobos pudo salir ni a trabajar ni a estudiar, lo que nos condenó a empleos mediocres con sueldos mínimos… Los héroes de la tribu éramos paradojalmente los menos afortunados a la hora de acceder  a oportunidades para surgir.
El Concejo por supuesto clamó palabras de consuelo diciendo que éramos afortunados de ser los elegidos, pero la verdad es que ser parte de la manada no nos servía más que para ser discriminados en La Reserva y en el pueblo como una tropa de vagos ignorantes incluso dentro de los pobres estándares de nuestra pequeña y humilde comunidad… Una tropa de drogadictos incapaces de mantener trabajos estables o un estándar de vida semi-decente.
La única persona que sabía la verdad sin pertenecer a la manada o al Concejo era Bella, y su aceptación de nuestra condición era tan sincera que terminó por conquistarnos a todos, incluso eventualmente a Paul y a Leah, quienes en un principio la odiaban por su asociación con los Cullen…
Bella no se largó al terminar la secundaria como todos esperábamos y temíamos, ya que era consciente de que necesitaba la protección de la manada, y además en ese tiempo ya andaba con Jake, por lo que siguió trabajando medio tiempo y tomó algunos cursos presenciales en la Universidad Comunitaria de Port Ángeles y algunos cursos en línea de otras Universidades, aprendiendo administración, contaduría y negocios.
Luego en Forks, con el respaldo de su padre que (hipotecó su casa), Bella pidió un préstamo en el banco para instalar un negocio de comidas preparadas, pensando en la enorme cantidad población flotante de trabajadores de las empresas forestales asentadas en la región.
Estos eran hombres que vivían aislados en barracas temporales, sin familia, todos duros y muy machos, pero a los cuales cualquier cosa hecha a mano por una mujer les hacía lagrimear de nostalgia.
Bella había comenzado proveyendo almuerzos para una sola cuadrilla, pero rápidamente se había corrido la voz sobre lo conveniente que era su comida casera y caliente en contraste con los típicos sándwiches fríos de jamón y queso que almorzaban los obreros todos los días.
La contundente comida casera de Bella era especialmente atractiva en un clima inclemente como el nuestro, y el negocio prosperó.
Ahora diariamente ella y tres chicas más cocinaban desayunos y almuerzos para más de doscientas personas y los entregaban en un camión de reparto que manejaba alguno de los miembros de la manada, rotándonos y haciendo unos dólares extra que no habríamos conseguido generar en La Reservación.
oooOooo
He mencionado a Bella una y otra vez en mis divagaciones, y la razón es obvia… Amo a Bella desde siempre, no tengo consciencia de en qué momento comenzó, y no veo la posibilidad de que alguna vez llegue a terminar… Ella es una parte de mí, toda mi vida ella ha estado presente ya sea en el fondo o en un primer plano.
Mi amor por ella no es una infatuación como una ola que arrasa con todo de forma violenta, retirándose para dejar sólo el caos.
No, mi amor es firme como una roca, inamovible y permanente… Yo a Bella la siento parte de mi vida, como a la brisa en el bosque en un día soleado… Suave, dulce, tocándolo todo y balanceándolo sin romperlo…
Es por eso que no me interesa nadie más… Y más importante, no quiero interesarme en nadie más, porque sé que estoy hecho para amarla sólo a ella…
Porque no sabría cómo empezar a amar a nadie más.
Sólo a ella.
Sólo en silencio.
Sólo a escondidas.
oooOooo
-¿Se puede? – Pregunta ella sentándose a mi lado, pero sin tocarme. Está envuelta en un grueso cárdigan un par de tallas más grande que su delgada contextura, y lo abraza evidentemente muerta de frío. Quisiera abrazarla y hacer que este enorme cuerpo mío sirva para algo más que para asesinar… Quiero protegerla y darle calor… Me pregunto… ¿Cómo se sentirá su delicada piel en contacto con la mía?
Tantos años amándola, tantas horas compartidas, y nunca la he tocado realmente, no como Jake que la abraza, la aprieta, la besuquea y entrelaza sus manos todo el tiempo… Aunque ella se resista, grite y patalee.
 Casi puedo contar con los dedos de las manos la cantidad de besos en la mejilla y abrazos fraternales hemos compartido… Y no es suficiente…
Quisiera lanzarme sobre ella, aplastarla contra la arena, besarla y decirle que la amo, rogarle que me dé una oportunidad y que me enseñe a hacerla feliz, pero como siempre no hago nada… No sé si soy un mártir o un cobarde, pero para el caso es igual… No llegaré a ninguna parte, la chica nunca será mía…
-Te extrañé, has estado solo durante toda la fogata – Me dijo abrazando sus rodillas – ¿No tienes hambre?
-Siempre tengo hambre – Le dije con mi rostro apuntando hacia el mar, mirándola apenas de reojo. Sabía que si enfocaba mi mirada en ella algo de lo que reprimía saldría a la luz y ella adivinaría mi secreto.
-Te traje una hamburguesa como te gusta… – Dijo poniendo un paquete envuelto en aluminio junto a mí – …No es mucho y no te va a quitar el hambre, pero debí golpear a Quil en la cabeza con mi zapatilla para que soltara el último pedazo de carne…
Sonreí a pesar de mí... Ella era siempre así, como una gallina con sus polluelos, cuidando de toda la manada… De la misma forma en que lo hacía Emily encajándonos sus muffins del tamaño de melones, pero más involucrada en nuestro bienestar emocional. Todos acudían a Bella porque era la única parte imparcial del grupo y la única persona cuya opinión no estaba guiada por imprimaciones o por tener su mente vulnerable a la influencia de los demás. A ella le podías contar secretos y pedir consejo y cada uno de nuestros problemas se lo tomaba como un desafío personal…
 Por supuesto que Bella se preocuparía de mí si yo no comía. Se preocuparía de cualquiera de nosotros, yo no era nada especial.
-Gracias – Dije desdoblando el aluminio – Mostaza… - Dije estudiándolo.
-Mostaza, tomate, mayonesa, queso, pepinillos dill, sin cebolla ni lechuga. ¿Correcto? – Recitó orgullosa. Se vanagloriaba de conocer perfectamente nuestras preferencias, y hasta donde yo sabía nunca se había equivocado.
-Perfecto – Dije dando un mordisco al enorme pan, preparado especialmente para nosotros en la panadería de los padres de Quil – Gracias – Agregué cerrando los ojos, disfrutando del sabor del bocado perfecto, del lugar perfecto y de la compañía perfecta.
Era como si por unos segundos se hubieran alineado los planetas para darme exactamente lo que quiero…
Pero claro, todo era una ilusión… Ella no era mía, nunca la podría tocar como quería, nunca podría abrazarla y protegerla, nunca podría abrirme y dejar salir el río de emociones reprimidas que llevaban años queriendo desbordarse…
Seguí mirando el mar mientras comía y ella se quedó a mi lado en silencio, sin invadir mi soledad, simplemente acompañándome.
-¿Has dibujado algo nuevo? – Preguntó un rato después de que terminé de comer.
-Algo… - Le dije vagamente.
-¿Me lo vas a mostrar? ¿Qué dibujaste esta vez? El estudio que hiciste del lobo ártico es increíble, deberíamos tratar de exponer… – Dijo rápidamente, como tratando de comprimir la mayor cantidad de palabras en la menor cantidad de tiempo posible. Giró su cuerpo hacia mí, enfrentándome.
-No – Le dije sin dar lugar a discusión.
Me tensé para reprimir las ganas de ablandar mi coraza… No podía mostrarle lo último que había dibujado sin que me creyera un psicópata, un  acosador, un obseso, un demente... Lo que después de todo, tal vez era cierto.
-Embry… - Dijo y se detuvo. Yo no dije nada porque necesitaba que se fuera, necesitaba que me dejara en paz. Ya pronto me tocaría patrullar y si no lograba serenarme no habría forma de esconder mi fijación con ella.
-¡Embry mírame! – Exclamó ella lanzándome un puñado de arena que apenas me tocó, porque se lo llevó el viento.
Seguí mirando hacia el infinito… Hacia mi maltratada niñez como el bastardito del pueblo, a mi juventud como un confundido lobo adolescente, tratado como un delincuente hasta por mi propia madre, y finalmente hacia mi adultez…
Mi adultez la veía solitaria, yerma, inútil… Una vida entera llena de secretos, sintiendo todo el tiempo que soy un error que nunca debió ocurrir. Nunca podría confiarle a nadie lo que soy, y a menos que imprimara milagrosamente, cosa que parecía poco probable, me quedaría solo… Muchos habían imprimado en un corto período de tiempo, pero después ya no más… La magia se había acabado y para mí no alcanzó.
Y no, no importaba si no había nadie para mí porque yo sólo deseaba a una mujer.
-¿Por qué me odias? – Preguntó Bella sacándome de mi oscura ensoñación, con la voz ronca, muy baja, tratando de no llorar – ¡Yo llevo años tratando de acercarme a ti por todos los medios posibles y tú no me dejas! Embry tú me importas, dime qué te hice para ver si es que lo puedo cambiar…
-¡No digas estupideces Bella! – Le dije poniéndome de pie frustrado – No te odio, pero deja de buscarme... ¡No todos están obligados a ser tus mejores amigos!
Y con esa joya de la diplomacia me largué, pero no lo suficientemente rápido como para no escuchar su sollozo… Sólo uno antes de recuperar la compostura… Seguro que para no preocupar a los demás.
Me interné en el bosque y corrí… Corrí sin parar hasta que debí detenerme agotado y empapado en transpiración a pesar del frío imperante… Habían pasado horas desde que hui como un cobarde y sabía que me había saltado mi ronda de vigilancia, pero la verdad es que no podía ser un lobo ahora. No podía compartir con el resto de la manada el desastre que era mi mente y la culpa que me creaba el haber tratado mal a Bella, la única persona que nunca había sido otra cosa que amable, cariñosa y leal conmigo…
Mi ropa estaba sucia y rota, así es que cuando finalmente me serené y fue el momento de cambiar, ni me molesté en desvestirme. Los harapos saltaron por el aire e inmediatamente voces ajenas inundaron mi mente, haciéndome imposible apagarlas.
-¡Embry, mierda! ¿Qué te pasó? ¿Por qué discutiste con Bella? – Preguntó Jacob, mi Alpha, después de ordenar a quien fuera que lo acompañaba que se transformara en humano.
-No discutí con Bella – Respondí tratando de apegarme lo más posible a la verdad.
-Bueno, algo sucedió, porque cuando la vi después de hablar contigo pude ver que había estado llorando, aunque ella dijo que le entró arena en los ojos… - Dijo sin acusarme, pero haciéndome sentir incómodo de todas formas.
-La verdad es que no sé qué es lo que le pasa, pero por mi parte te puedo decir que no todos podemos tener con ella la relación que tienes tú – Le dije lamentando que así fuera.
-¿Por qué mierda es que no te gusta? – Preguntó Jacob frustrado – Cuando éramos niños no tenías problemas en jugar con ella, pero desde que regresó a Forks… Ni te le acercas, apenas le hablas, y sólo te limitas a contestar sus preguntas directas… ¿Es que aún la resientes por lo de Cullen? Han pasado años Embry, años, y todos ya lo hemos olvidado…
-No la resiento ni nunca la resentí por lo de Cullen – Dije honestamente – Tan solo… sólo déjame en paz, ¿puede ser? Si quieres castígame por perderme mi ronda, pero no me puedes ordenar qué pensar o sentir. La próxima vez que la vea me voy a disculpar, ¿vale?
-Hermano yo sólo quiero tener la fiesta en paz… - Dijo Jake en tono conciliador. Hacía poco que había asumido su posición en la manada y aún le costaba separar los distintos ámbitos de su vida, especialmente a la hora de imponer su autoridad conmigo y con Quil – Si tan sólo quisieras hablar conmigo, explicarme… Como amigos…
-Si alguna vez necesito hablar sé que tú vas a estar ahí para escucharme  - Le dije – Pero ahora lo único que quiero es que pase pronto el tiempo e irme a descansar.
-Ándate a tu casa – Me dijo suspirando.
-Pero mi turno…
-Tu turno ya pasó y yo te cubrí. En quince minutos entran Leah y Paul, así es que no te preocupes, pero que no se repita. No me hagas quedar mal por tratar de cubrirte Embry, ya no soy tu igual en la manada…
-Lo sé, gracias… La verdad es que estoy muerto… - Le dije, y con eso volví a ser humano otra vez, cerrando efectivamente mi mente a los escrutinios ajenos.
Retiré una de las mudas de emergencia de una de las decenas de puntos distribuidos por todo el bosque, y me dirigí a casa pensando en lo inútil que era vestirme, considerando la persistente lluvia que había comenzado a caer. Correr con jeans mojados me hacía pesado y limitaba mis movimientos… La ropa apesta.
¡Joder…! Era mucho más tarde de lo que pensé, ya estaba amaneciendo, y aunque me sentía hecho polvo tenía que estar en el trabajo a las nueve de la mañana, por lo que rogué a todos los dioses que mi madre estuviera dormida, ya que francamente no tenía energías para pelear ni tampoco para reprimirme, así es que podían pasar dos cosas: O el lobo asomaba y le arrancaba la cabeza de una buena vez, o el yo humano tendría uno de sus raros momentos de furia y la mandaría a la mierda.
Cómo deseé poder vivir solo, o al menos compartir una casa o departamento con chicos de mi edad, ser como una persona normal… Pero no se podía, era otra de las limitaciones de nuestra gente, porque en una comunidad tan cerrada como la nuestra los hijos se mantenían en casa de sus padres hasta que formaran su propia familia. Era la tradición y ni mi madre ni yo queríamos llamar más la atención sobre nosotros desafiándola, aunque vivir juntos fuera un infierno.
Al llegar a mi casa, totalmente empapado, la rodeé hasta llegar a la ventana de mi habitación y la abrí encogiéndome al sentirla crujir. No era cosa de echarle aceite a las bisagras como siempre, era un asunto de que la ventana era vieja y la madera se había hinchado con la humedad.
Esperé un par de segundos, atento a los típicos gritos de mi madre recriminándome una cosa u otra, pero como no escuché su voz por sobre el fuerte ruido de la lluvia azotando el techo de zinc, me trepé de un salto al alfeizar, paralizándome porque en ese momento se encendió la luz de mi habitación... Mi madre estaba en una esquina, sentada en una silla, y a su alrededor mis escasas posesiones desordenadas, incluyendo mis libros abiertos y las croqueras de los bocetos menos comprometedores, esas que no tenía necesidad de esconder, con las hojas todas dobladas al caer al suelo de cualquier forma.
-¿Qué hiciste? – Pregunté shockeado.
-¿Que qué hice? ¡Lo que debí hacer hace tiempo! Me vas a decir de una vez por todas en qué malos pasos andas metido, y no me voy a mover hasta que esté satisfecha con la respuesta…
-¡No tienes derecho a registrar mis cosas, estás violando mi privacidad! –Exclamé.
-Tú ya perdiste todos tus privilegios, incluido el de la privacidad. Te informo que llamé al Jefe Swan para que venga a registrar la casa entera él mismo, y de ser necesario, que te lleve detenido de una buena vez... Yo me rindo, traté de educarte, pero creciste torcido y ya no puedo enderezarte yo sola… - Dijo haciéndose la víctima, como siempre.
Y yo como siempre me mordí la lengua para no decir algo terrible.
-¿Me estás diciendo que me vas a entregar a la policía porque crees que tú fracasaste como madre? – Pregunté sin poder creerlo. Estaba acostumbrado a los escándalos, incluso a algunas bofetadas, pero nunca pasó de las acusaciones histéricas e infundadas… Mi madre nunca llegó a odiarme tanto como para traicionarme con la policía de los blancos. Los asuntos de la Tribu se arreglaban en la Tribu, esto nos costaría caro a los dos... A la hora que se les ocurriera hacerme un examen de drogas o algún estudio médico…
Ella asintió con los brazos cruzados y la barbilla en alto.
-El Jefe de la Policía viene en camino – Dijo.
-Si la que fracasó como madre eres tú, que te lleven presa a ti por incompetente, yo me voy a dormir – Le dije casi arrastrándome hacia mi cama.
-Hablo en serio Embry, te exijo que me digas en qué estás metido – Chilló - Pensé que lo tuyo era sólo una fase rebelde, pero han pasado los años y sigues igual o quizás peor…
-Ya que estamos exigiendo, ¡entonces yo te exijo que me digas quién es mi padre! – Grité furioso, cansado de sus acusaciones – No sabes lo que ha sido para mí crecer como el bastardo del pueblo… ¡Crecí casi sin amigos! ¡No sabes lo que ha sido tener que defender a mi madre todo el tiempo de quienes te insultan por guarra! ¿Tienes idea de la cantidad de palizas que me he comido gracias a ti mamá? ¿Lo sabes? ¿Entonces por qué no me lo dices de una vez? ¿Por qué no lo puedo saber yo? No hay para qué publicarlo o decírselo a nadie más, ni siquiera a él…
-Ese es un asunto mío… - Dijo ella frunciendo el ceño.
-No mamá, es un asunto mío. Fue tu asunto cuando te metiste con él, ¡pero ha sido mi asunto durante toda mi vida!
-¡No me faltes el respeto Embry! – Demandó en tono de amenaza.
-Te lo faltas tú sola Tiffany, para eso no necesitas mi ayuda, o si no pregúntale a la familia de ese hombre que te embarazó… – Le dije duramente. Hacía años que había olvidado cualquier ilusión de amor maternal entre nosotros, ella nunca me quiso, y estoy seguro de que no soy más que un aborto fallido… – Ya oigo que viene la patrulla… La policía no va a encontrar nada en la casa madre, para tu decepción te informo que no soy el delincuente que esperas, o te aseguro que viviríamos bastante mejor y tendríamos al menos una tele decente… Pero no te preocupes, porque ¿sabes qué? voy a pedir que me metan preso de todos modos por un par de días… ¡A ver si de una vez logro dormir sin interrupciones ni gritos! – Exclamé, y diciendo esto volví a salir por la ventana y descorazonado caminé lentamente a recibir a Charlie con las manos en alto.

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Ustedes dirán… qué tal?







  

1 comentario:

  1. hola me encanta voy a leerla toda. Mil gracias por publicar. Besos me encanta tu blog

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