lunes, 20 de junio de 2011

La Oportunidad de Jake 5




CAPÍTULO  5

BELLA POV
Cuando Paul llegó a la casa de Jake con la noticia de que Victoria estaba rondando cerca de la reserva, la reacción de Jake no se hizo esperar. Me tomó entre sus brazos, me pidió que me quedara en su casa hasta que Charlie estuviera de regreso con Billy, me plantó un beso apasionado (para el asombro de Paul) y se largó.
Desde ese día las cosas cambiaron para mejor y para peor. Para mejor porque Jake y yo estamos juntos en calidad de "novios" (aunque ninguno de los 2 ha mencionado esa palabra) y peor porque ahora los turnos de Jake son aún más extenuantes, el está aún más cansado y preocupado, y yo debo pasar mis horas libres sola en la reserva.
Tratando de llenar mis horas de soledad comencé a dar largos paseos por la playa, leyendo o escuchando música nueva, (ahora cuidadosamente elegida, nada que removiera heridas pasadas) y a pesar de la incertidumbre de la "situación" con Victoria, comencé a vislumbrar un futuro, una vida junto a Jake.
Nuestra relación en teoría es perfecta. Él es perfecto. Es mi mejor amigo, mi protector, y debo reconocerlo, mi amante.
Debido a lo complicado de sus horarios y a que vivimos con nuestros padres, solo pudimos hacer el amor una sola vez en el mes que llevamos juntos. Pero aún así, me siento deseada, amada y protegida, ya sea que lo tenga conmigo durmiendo como humano o patrullando mi casa como lobo.
Los más felices son Charlie y Billy, el primero porque me ve lentamente volver a ser Bella-humana (en contraste con Bella-zombi), y el segundo porque Jacob, a pesar de la falta de sueño, y constante estado de alerta y agotamiento, está radiante.
…O…
La noche de viernes del día de nuestro aniversario de 1 mes juntos, estaba sola en casa porque Charlie, Harry Clearwater y otros habían organizado un viaje de caza por el fin de semana para eliminar los lobos que rondaban Forks. Ya se encargaría Harry de que no encontraran los lobos que buscaban.
En fin, por retorcidos e irónicos que fueran los motivos, me quedé sola en mi casa por el fin de semana y Jake, galantemente, se ofreció a hacerme compañía. (A escondidas de Charlie, claro está).
A las 7 pm yo esperaba a Jake en casa para cenar, me había esmerado un poco más que de costumbre en mi apariencia, usando mi blusa de flores bordadas (la misma de nuestra primera vez) y una falda plisada de mezclilla en lugar de mis gastados jeans de siempre. Arreglé mi cabello en un medio moño dejándolo suelto en mi espalda y usé un poco de brillo labial.
Tenía el roast beef en el horno (el lobo exige carne), la ensalada verde lista (el humano debe comer verduras), las patatas cocidas y salteadas con finas hierbas, y las crepes para el postre rellenas, solo les faltaba el helado de vainilla, (eso es un toque al momento de servir). En definitiva, todo listo.
Arreglé la mesa con un mantel limpio y un candelabro al medio intentando crear un ambiente románico, y me senté frente al televisor a las 6:45 pm a esperarlo. Las 7 pm pasaron sin Jake y sin mensajes ni llamadas. A las 7:30 pm llamaron a la puerta. Era Jacob y yo estaba furiosa por su retraso. Involuntariamente seguía comparando, y Edward jamás se retrasaba, y menos sin avisar.
-Bells, preciosa, lo siento!- dijo precipitadamente al ver mi cara de furia asesina –Pero encontramos un rastro de otro chupasangre y debíamos asegurarnos de que no era fresco. Lo seguimos hasta la frontera con Canadá antes de perderlo, y Sam no me permitió volver antes… incluso me dio una charla sobre el orden de las prioridades… Lo siento… te ves increíble- dijo tomándome en sus brazos pese a mis protestas y forcejeos y me besó lentamente, mordiendo mis labios y tentándome con su lengua, minando mi resistencia hasta que le correspondí, mi lengua buscó la suya y sus besos y caricias se volvieron ardientes, envolviéndome en una burbuja de calor y pasión.
Me llevó en sus brazos hasta el sillón, se sentó y me acomodó en su regazo sin dejar de besarme los labios, pero una vez que liberó mi boca para comenzar a bajar por mi cuello, fui capaz de hablar.
-Jake… Jake!-Logré articular
-Mmmmmmmmh?- dijo sin dejar de besarme
-Para! Está bien, ya no estoy enojada, entiendo, estabas ocupado corriendo a Canadá- Bizarro, nunca creí que esa sería la excusa que usaría mi novio, y menos que sería una excusa válida. Eso me pasa por no salir con humanos…
-No me quiero detener…-Dijo con su boca contra mi clavícula y desamarrando una cinta del cuello de mi blusa. Oooh! Si no parábamos ahora no habría vuelta atrás.
-Jake… la cena! –Exclamé al recordar mi roast beef. Ya debía estar seco en el horno. Jacob debe haber entendido por mi cara que no estaba para juegos, porque me soltó y me dejó ir a atender el horno. Afortunadamente nada se quemó, pero nada estaba tan bueno como hace 45 minutos atrás. En fin, tendría que bastar.
-Si te doy un regalo… me perdonarías?- dijo acercándose silenciosamente y abrazándome por la espalda mientras yo terminaba de servir la mesa.
-No me gustan los regalos… -dije aún enfurruñada, y porque es cierto, no me gustan para nada. Al menos los que cuestan dinero. Y yo sé que a Jake no le sobra el dinero. Aún con Edward, a quién si le sobraba me incomodaba aceptarle sus permanentes ofertas de presentes tales como joyas, autos, salidas a comer a restoranes finos pagarme la universidad. Qué locura… Maldición! Edward otra vez. Bella enfócate!
-Creo que este si te gustará- Me dijo mirándome expectante a los ojos.
Suspiré.- Bien. Lo tienes aquí?- dije sin entusiasmo, pero curiosa en el fondo
-Estira la mano y cierra los ojos!-Exclamó
- Noooo!- grité instintivamente- Cuando te piden que hagas eso en el colegio generalmente terminas con un murciélago muerto o caca de perro en la mano.- Dije escondiendo mis manos en mi espalda.
-Demonios Bella, si que eres testaruda!. En primer lugar, hace tiempo que no estamos en primaria. Y en segundo lugar, de verdad crees que te daría caca de perro como regalo de aniversario?
-Mmmmmmmmmmh…- dudé y finalmente sonreí aceptando que tenía razón. Si quería volver a tener sexo en su vida no arriesgaría una broma involucrando caca de perro.- Está bien- dije cerrando los ojos y extendiendo mi mano derecha lentamente, con la palma hacia arriba. El rozó mi muñeca y retiró su mano.
-Listo, abre los ojos!- Los abrí. De mi muñeca colgaba una sencilla pulsera de plata con un pequeño dije de madera roja tallada. El dije era un diminuto lobo aullando. Era un trabajo precioso, con un nivel de detalle exquisito. Lo miré pasmada.
-Te gusta?- Preguntó nervioso al ver mi falta de reacción.
-Me encanta!…- dije sonriendo. – Tu lo hiciste?
-No la pulsera, solo el dije. Billy me enseñó a tallarlo para ti- dijo sonrojándose.
-Es el mejor regalo que he recibido nunca- dije sinceramente, con los ojos brillantes de lágrimas.
-Bells, no es para que llores! Odio verte llorar-dijo asustado por mis pucheros
-Son lágrimas de felicidad... Gracias Jake. Gracias por todo... Te quiero… lo sabes verdad? Lo importante que eres para mi? Sin ti todo este tiempo habría muerto de pena…-dije mientras las lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas.
-Lo sé Bells… Te amo. Te amo desde que te conocí, tú lo sabes… Como quisiera que nunca hubieras conocido al chupasangre! que te pudieras haber ahorrado todo este sufrimiento. Que ellos nunca hubieran venido… así tu serías feliz y yo no sería un lobo.-Agregó con amargura.
-Jake! Yo estoy feliz contigo… y pensé que ya te estabas acostumbrando a la idea de ser un lobo…
-Ahora si lo estoy… porque tú me aceptas así y porque me permite protegerte. Pero eso no cambia el hecho de que nada de esto debería haber ocurrido- dijo con un dejo de dolor en sus palabras. Me asustó el hecho de que él se revelara contra su destino, y me hizo sentir culpable se ser un problema más en su vida.
-Demonios, Jake… Te quiero… por favor… no… no me dejes…- Dije antes de saber lo que decía. Y ahí estaba. Mi mayor miedo, el volver a estar sola. El que Jacob se diera cuenta de que mi alma rota solo estaba parchada, que se aburriera de vivir protegiéndome de los vampiros y mi mala suerte… El volver a enfrentarme con el agujero en mi pecho y el frío que aún, pero cada vez menos, me rodeaba.
-Nunca te voy a dejar Bells, tú eres mía- Dijo besándome tiernamente. Mmmmmmh "Tu eres mía"… si, yo quería ser suya, quería pertenecer, y quería que él fuera mío.
-Jake… nos sentamos? La comida se enfría- dije cuando nuestros labios se separaron, tratando de aligerar el humor nostálgico que nos embargaba.
-Seguro! Me muero de hambre y huele delicioso! Gracias Bells.- Dijo mientras nos sentábamos.
La comida fue muy agradable, la verdad es que nada se había arruinado, Jake comió como el lobo hambriento que es, y conversamos sobre anécdotas y novedades de la manada. Siempre pasaban cosas entretenidas en un grupo de lobos telepáticos adolecentes.
Una vez que nos levantamos de la mesa, yo lavé los platos y Jake secó y ordenó, y en cuanto terminé con el último plato él estaba el mi espalda, respirando en mi cuello, murmurando sus planes para esta noche en mi oído… Me sorprendía Jake, tan apasionado, tan desinhibido, y a la vez tan en control… y me producía deliciosas sensaciones en mi bajo vientre solo con escucharlas.
Su aliento cálido chocaba contra mi oreja y mi cuello, y sus dientes mordisqueaban mi lóbulo. Ni sus manos ni el resto de su cuerpo me tocaban. Yo solo atiné a cerrar los ojos e inclinarme hacia atrás para apoyar mi espalda en su erección.
-… Tu falda. Voy a acariciarte con la lengua desde tus pies hasta los muslos, y voy a morderte el trasero. Te voy a frotar el clítoris con mis dedos y te voy a coger con la lengua… -Dios! Casi tengo un orgasmo ahí mismo!- voy a saborear tu cuerpo Bells, tu eres mía. Voy a besar tus pechos hasta que ruegues que te haga el amor, te voy a marcar a mordiscos y solo entonces te voy a coger… porque no te voy a hacer el amor esta noche Bells, esta noche te voy a coger duro, para que mañana mientras yo patrullo tú te acuerdes de mi…
-Mmmmmmmh Jake… -Dije frotándome contra su erección
-Si Bells? Algo que agregar a mis planes?-Dijo con la voz ronca, pero juguetona.
-Mmmmmmmmmmmh…- dije tratando de desabrochar sus jeans con mis manos tras mi espalda.
-Mmmmmmmh pienso yo también- dijo metiendo su lengua en mi oreja. Mis rodillas flaquearon y él me tomó en sus brazos, dirigiéndose a mi cuarto. Me depositó en el suelo y me desvistió rápidamente, depositándome desnuda en medio de la cama. Sin dejar de mirarme se desvistió completamente, dejando en evidencia su cuerpo enorme y musculoso (Yum!) y una impresionante erección. Que difícil me resultaba aún conciliar a este Jacob hot con mi amigo…
-Vienes?- susurré.
-Vienes tu- dijo tomándome por los tobillos y arrastrándome hasta la orilla de la cama. El se arrodilló y procedió a cumplir al pié de la letra con las promesas que susurró en mi oído.
Jacob se arrodilló en el suelo junto a la cama y tomó mi pierna derecha entre sus enormes manos. La recorrió desde los dedos hasta los muslos y luego acercó mi pié hasta su boca, besando suavemente el empeine, el tobillo, la pantorrilla, detrás de la rodilla y el interior de mis muslos justo antes de llegar a mi sexo. Entonces apoyó mi pierna en la orilla de la cama y procedió de la misma forma con la pierna izquierda, mientras yo me retorcía aferrándome a las sábanas. Oooogh! Cuando terminó con ambas piernas acercó su cuerpo al mío, depositando suaves besos en las orejas, los ojos, la frente, la punta de la nariz y el mentón, obviando mi boca, lo que me desesperó aún más. Bajó desde mi cuello a mis pechos depositando besos y lametazos, ignorando mis esfuerzos por ganar más fricción y por acelerar las cosas… estaba jugando conmigo, probando mi control.
Finalmente bajó desde mis pechos a mi estómago hundiendo su lengua en mi ombligo, y con un gruñido pareció perder la paciencia y se hundió en mi humedad, lamiendo chupando y mordiendo. Cuando yo gemí acercándome al orgasmo, él me giró y me levantó, posicionándome frustrada de rodillas en la orilla de la cama. Tal como había prometido me mordió el trasero, (eso seguro dejaría una marca) y si no hubiera estado tan excitada probablemente me habría dolido, pero tal como estaban las cosas no hizo más que alimentar la hoguera en mi interior.
Jacob me empujó hacia adelante y lo oí romper el sello de un preservativo. Inmediatamente lo sentí presionar contra mi entrada con sus dedos, murmurando apreciativamente acerca de lo mojada que me encontraba y en un solo fluido movimiento estaba dentro de mí. Al unísono dejamos escapar yo un grito y él un gruñido, y comenzó a bombear su erección contra mi cuerpo, entrando más profundo que nunca antes, más fuerte y más rápido, una de sus manos aferrándose a mis caderas y la otra acariciando mis pechos. El dolor inicial dio paso rápidamente al placer y me encontré gritando y gimiendo, pidiéndole más. La mano que acariciaba mis pechos se movió entre mis piernas y comenzó a moverse en círculos contra mi clítoris. La mescla de sensaciones entre el frío ambiental, el calor de su cuerpo, la fuerza de su penetración y la delicia de sus caricias me llevaron al límite rápidamente, y mi orgasmo me hizo desfallecer de rostro en la cama por un momento hasta que él me tomó entre sus brazos apoyando su espalda contra su pecho y murmurando en mi oído -Aún no he terminado contigo- se arrodilló en el suelo sin desconectar nuestros cuerpos, me sentó en él y siguió penetrándome mientras me abrazaba, una mano en mi estómago y la otra retorciendo mis pezones. Pronto me encontré gimiendo de nuevo y rogando "Porfavorporfavorporfavor…" sin saber que estaba pidiendo. Cuando los espasmos de mi orgasmo apretaron su miembro él gruño una sarta de profanidades y llegó a su clímax.
Nos quedamos inmóviles en esa posición, ambos exhaustos y creo que un poco abrumados con lo que acabábamos de hacer, hasta que finalmente él se puso de pié y me depositó en la cama, fue al baño a deshacerse del preservativo, se metió en la cama conmigo, me envolvió en un abrazo y nos quedamos dormidos sin decir ni media palabra más.

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