lunes, 20 de junio de 2011

Regreso a Casa 7


Capítulo 7
El día que yo fui feliz
nunca pensé que fuera así,
y como nadie me avisó
no me di cuenta y me dormí,
me dormí.
El día que yo fui feliz / Christina Rosenvinge
Cuando Jazz terminó la secundaria, la tensión entre ambos estaba al rojo vivo. Seguíamos escondiendo nuestra relación, lo que significaba que ambos debíamos pretender de vez en cuando estar interesados en otras personas y asistir a fiestas y bailes del colegio para aparentar normalidad, generando celos y peleas entre nosotros. Cada vez que veía a Jazz partir a buscar a sus citas una parte de mí se sentía morir, y la única manera de lidiar con mi pena era la rabia. Venganza.
Si Jazz conseguía una cita yo hacía lo mismo. Si él bailaba con su cita yo también. Si yo me divertía, él parecía estar disfrutando como nunca. Y luego llegábamos a casa y él se deslizaba en mi cama, y discutíamos, nos odiábamos, a veces llorábamos y finamente nos reconciliábamos besándonos hasta quedarnos dormidos
El sexo aún era una barrera para nosotros, él tenía la convicción de que yo era demasiado joven y no quería aprovecharse de mí, lo que generaba aún más tensión porque ambos ardíamos en deseos de consumar nuestra relación. Yo por mi lado lo deseaba y no me importaba ni mi juventud ni los prejuicios de los demás, yo sabía que no desearía a nadie más que a él, y mientras más se acercaba la temida fecha de su graduación, las cosas se iban poniendo peor. Los celos y las peleas recrudecieron, las reconciliaciones fueron subiendo de tono y la desesperación de ambos se hizo más y más evidente.
El día de la fiesta de graduación de Jazz, yo asistí invitada por Tyler Crowley, un chico de mi clase al que apenas conocía, pero que era lo suficientemente guapo y popular como para servir a mis egoístas propósitos de provocar a Jazz. Jasper por su lado, asistió con Lauren, una chica odiosa y superficial, pero que luciría preciosa en las fotos a su lado. Dios! Como odiaba esta situación! Y en esos momentos odiaba a Jazz por seguir con nuestro plan, a Charlie por no saber que estábamos juntos y obligarnos a escondernos, a Alice por seguir enamorada de Jazz y recordármelo todo el tiempo, y a mí misma por no hacer nada por revelarme contra la situación.
Jazz salió de casa temprano esa tarde, se iría a la fiesta con su amigo Peter y de camino recogerían a Charlotte, la novia de Peter y a Lauren. Esto dejó mi casa libre para que Alice y yo nos pudiéramos preparar ahí con tranquilidad. Alice salía en ese tiempo con un chico llamado Félix, con el que hacía una extraña pareja, ya que Félix era enorme y musculoso, un jugador de rugby, mientras Alice seguía siendo tan pequeña y delgada como a los 14 años. Alice decía que no le importaba, ya que saldría con él sólo hasta que Jasper se diera cuenta de que en realidad la amaba a ella… Yo simplemente sonreía y trataba de ignorar las ganas que tenía de abofetear a mi amiga. Jazz simplemente no la veía como a una chica, y jamás la invitaría a salir.
Alice optó esa noche por un vestido vintage bastante extravagante que me recordaba a Madonna en sus primeros años y yo por un sencillo pero revelador vestido strapless corto de color rojo sangre que definía perfectamente mis curvas con un corsé que empujaba mis pechos hacia arriba y apretaba mi cintura haciéndola imposiblemente pequeña. El único detalle de color del vestido era una delgada cinta negra que rodeaba mi cintura.
Nuestras citas llegaron juntas a buscarnos. Tyler me regaló un corsage de rosas rojas que ajusté a mi muñeca y una vez que Charlie nos tomó las fotografías de rigor partimos a la graduación.
El gimnasio del colegio estaba decorado con todos los clichés que eran de esperar, pero yo ignoré la música, la decoración y a la gente enfocándome en buscar a Jazz con la mirada. Lo encontré sentado en una mesa junto a Peter, Char y Lauren, aparentemente contando una anécdota, ya que él y Peter se doblaban de la risa, Char los miraba con exasperación y Lauren tenía los ojos fijos en la boca de MI Jazz.
Afortunadamente Alice quiso aprovechar que nuestras citas fueron a buscarnos algo para tomar y decidió hacer el ridículo e ir a saludar a Jazz en la espera de ponerlo celoso de Félix, lo que me dio la oportunidad de seguirla y tantear el terreno.
En cuanto Jazz nos vio acercándonos a su mesa su sonrisa murió en sus labios, y su mirada se fijó en mi cuerpo y mi rostro, desaprobadoramente. Me sentí insegura… yo quería veme atractiva para él, pero a lo mejor mi vestido era demasiado… me haría ver fácil? Me haría ver ridícula? Mi piel blanca casi brillaba bajo las luces de a fiesta… a lo mejor fue un error exponer tanta piel, tal vez mi vestido rojo me hacía ver aún más pálida… Seguro parecía un cadáver… Maldita Alice y sus consejos de moda!
-Hola Jaspeeer! -Saludó Alice ignorando al resto.
-Hola chicos, Peter, Char, qué tal? Lauren, me encanta tu vestido –Saludé con una sonrisa. Y había que admitirlo, Lauren se veía preciosa.
-Hola Bells, aquí nos tienes, disfrutando de los primeros días del resto de nuestras vidas! –Saludó Peter. Char simplemente sonrió y me hizo una seña con la cabeza. Esa chica no hablaba mucho, pero me caía bien por lo mismo.
-Gracias Bella. Tu vestido también es lindo –Dijo Lauren con cara de pensar todo lo contrario.
-Hola Alice, Hola Bella –Dijo Jazz mirándome fijamente y luciendo enojado. Justo en ese momento se acercaron Tyler y Félix trayéndonos ponche. Presentamos a nuestras citas y nos retiramos para saludar a otras personas. Yo generalmente odiaba bailar, me hacía sentir ridícula, pero desde que Jazz y yo comenzamos a ver a otras personas el bailar se había convertido en una obligación para mí, una manera de interactuar con los chicos sin tener que pasar horas hablando o peor aún, besándolos.
Noté a lo lejos a Peter y Jazz bebiendo a escondidas de una petaca de licor que Peter solía llevar consigo a todas partes, y vi a Lauren acosar a Jasper tratando de ganar su atención. Finalmente lo arrastró a la pista de baile y comenzó a frotar su cuerpo contra el de él al ritmo de la música. Probablemente no eran movimientos fuera de lo común, pero para mí fueron como una abierta declaración de guerra.
Alice, bendita sea, pareció pensar lo mismo, por lo que arrastró a Félix a la pista de baile y le hizo un baile erótico moviendo su pequeño cuerpo contra el de él que lo dejó simplemente aturdido. Yo, bajo el pretexto de cuidar de mi amiga, los seguí a la pista de baile con Tayler abrazando mi cintura. Este chico se estaba pasando, pero por ahora servía su propósito.
Jazz nos miró atentamente mientras Lauren frotaba sus caderas contra sus muslos, y yo en respuesta me abracé al cuello de Tyler y me moví al ritmo de la música. Jazz tomó a Lauren de la cintura y la giró, abrazándola por detrás y moviendo sus caderas contra su trasero. Lauren subió sus brazos acariciando el rostro de Jazz y yo a mi vez hice mis movimientos más atrevidos, incitando a Tyler a tocarme.
Bailamos de esa forma por un largo rato, Jazz y yo testeándonos, desafiándonos y poniéndonos cada vez más furiosos el uno con el otro. En esos momentos sólo deseaba 3 cosas: Romperle la cara a Lauren por meterse con mi hombre; romperle la cara a Jazz por provocarme de esa manera; y hacerle el amor a Jasper hasta que fuera incapaz de recordar el nombre de ninguna otra mujer nunca más.
De pronto Lauren abrazó a Jazz y comenzó a besar su cuello, a lo que yo reaccioné exponiendo mi cuello para Tyler, que rápidamente comenzó a hacer lo mismo. Eeeew! Afortunadamente no duró mucho, porque de un tirón Jazz me apartó de Tyler y me arrastró fuera del gimnasio, dejando a todo el mundo con la boca abierta ante el show de "hermano sobreprotector".
-Que mierda crees que estás haciendo Isabella? –Me gritó Jasper una vez que llegamos al estacionamiento.
-Y qué mierda crees que estás haciendo tú? –Grité de vuelta, a la vez furiosa y aliviada de haber sido arrastrada fuera de la dichosa fiesta.
-Nada pasó entre Lauren y yo –Respondió.
-Bueno, pues nada pasó entre Tyler y yo –Respondí.
-No es eso lo que me pareció ver Isabella. Ese tipo tenía sus manos sobre ti y te estaba lamiendo el cuello! –Gruñó dando un paso hacia mí, amenazador.
-Y que hay de Lauren y su lap dance? Sólo te faltó echarle billetes de dólar en el corpiño, jodida ramera! –Dije empujándolo.
-Isabella… -Dijo suspirando –No quiero seguir haciendo esto.
-No quieres seguir haciendo esto… esto qué? –Mierda, no podía ser, estaba terminando conmigo? En el estacionamiento del colegio? En su graduación? Después de esta noche todo cambiaría, él se iría a la universidad y yo o lo vería nunca más… Nonononononononoono!
-Esto cariño! Pretendiendo! Me está matando tener que verte con otros tipos, no poder hacer las cosas que hace una pareja normal, tener que salir con otras chicas cuando sólo quiero estar contigo… no puedo más… si seguimos con esto voy a terminar matando a un pobre tipo como Tyler, él no tiene la culpa de cómo lo estás usando.
-Yo tampoco quiero seguir haciendo esto… me mata cada vez que te veo con otras… y uno de estos días voy a arrastrar a Lauren por el cabello o voy a abofetear a Alice…
-Vamos a casa cariño… -Dijo tomando mi mano y llevándome al auto de Peter. Sacó las llaves del bolsillo y me las entregó. –Tu manejas, Peter y yo…
-Lo sé, los vi. Como se van a regresar Peter y Char? –Pregunté.
-Peter me dijo que si no encuentran con quién regresar llamarán un taxi, no hay problema.
-Ok –Dije conduciéndonos a casa. La patrulla de Charlie no se encontraba estacionada en casa, paradójicamente Charlie trabajaba el turno de noche durante la fiesta de graduación debido al aumento de accidentes e incidentes con adolescentes borrachos. Estábamos solos.
Subimos lentamente a mi habitación, tomados de la mano, nerviosos, sabiendo lo que pasaría y al ser inminente, ambos retrasamos el momento. Al entrar a mi cuarto Jazz soltó mi mano y puso seguro a la puerta.
-Estás segura cariño? No tenemos que hacer nada que no quieras…
-Segura –Dije sonrojándome. Jazz se acercó a mí despacio y tomó mi rostro entre sus manos fijando su mirada en mis ojos.
-Te amo, lo sabes? –Susurró.
-Lo sé… yo también te amo.
-Te dije lo mucho que me gusta tu vestido? Te ves preciosa…
-Pensé que no te había gustado… cuando me viste no pareciste muy contento… -Dije haciendo un puchero.
-No estaba contento cariño. No me gustó verte con ese vestido en público mientras tenías una cita con otro… Los buitres no te quitaban la mirada de encima… Necesito que todos sepan que tu eres mía… que tú sepas que eres mía… -Y me besó. Me besó largo rato, depositando castos besos en mi rostro y profundos besos en mi boca mientras sus manos se aferraban a mi cintura. Una vez que nos hubimos relajado un poco me miró a los ojos pidiéndome permiso y posicionó sus manos en el cierre de mi vestido. Yo simplemente atiné a asentir, abrumada por el amor, la excitación, la anticipación y la vergüenza.
Jazz deslizó el cierre hacia abajo y mi vestido cayó al suelo dejándome desnuda salvo por unas minúsculas bragas de encaje rojas. Él dio un paso hacia atrás y me observó por unos segundos sin decir nada. Luego sonrió y murmuró "Perfecta", acercándose nuevamente a mí. Yo no pude moverme ni emitir comentario, totalmente vulnerable ante él. Sus manos se aferraron a mi cintura, su boca volvió a buscar la mía y me besó reclamando mi boca completamente, explorando, saboreando y gruñendo. Sus manos comenzaron a moverse lentas y firmes por todas partes excepto por donde más las necesitaba, trazando el contorno de mis caderas y la curva lateral de mis pechos, haciéndome arquear mi cuerpo, ofreciéndolo, pidiendo lo que necesitaba desesperadamente.
Mis manos comenzaron a luchar con los botones de su camisa y creo que uno o dos volaron por los aires ante mi impaciencia. Finalmente tuve su pecho desnudo frente a mí y lo recorrí con mis manos tocando cada plano, cada curva, cada músculo, cada cicatriz… tantas cicatrices… maldita sea su madre! Cuántas veces quise aliviar sus heridas con mis besos... Ese era mi momento, concentrando todo mi amor en ese gesto, besé una a una sus cicatrices, recorriendo los contornos con la punta de mi lengua, imprimiendo nuevos recuerdos en cada una. Antes marcaron la violencia, hoy eran objeto de mi adoración.
Él se dejó hacer cerrando los ojos, a veces suspiraba, otras fruncía el ceño, pero no me detuvo en mi exploración. Cundo hube besado y lamido la última de sus cicatrices, me puse de puntillas y besé sus labios dulcemente. Cuando él entreabrió sus labios profundicé el beso y mis manos se dirigieron a sus pantalones, desabrochando su cinturón y su cremallera y dejando que los pantalones cayeran al piso. Él dio un paso hacia el frente, empujándome hacia la cama y deshaciéndose de sus pantalones, y caí de espaldas con él sobre mí, en un abrazo apasionado.
Sus manos acariciaron mi cuerpo y por fin tocó mis pechos, primero con la punta de sus dedos, explorando su textura, luego con sus manos, conociendo su forma, y finalmente con su boca, probando su sabor. Sus manos comenzaron a bajar hacia mis bragas y luego de unos minutos de tocarme sobre el encaje, se deshizo de ellas y por fin sus dedos recorrieron aquel lugar entre mis piernas, fuente de todas mis ansiedades, que se sentía latir de anticipación.
Cuando finalmente sus dedos se concentraron en mi clítoris una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, haciéndome jadear y murmurar incoherentemente, apreté los ojos y sentí mi respiración agitarse. Nunca había sentido nada semejante y creí que literalmente podía morir de placer.
Jazz siguió besando mi boca, bebiendo mis gemidos, y lentamente dirigió sus dedos hacia mi entrada, introduciendo su dedo índice mientras continuaba acariciando mi clítoris con el pulgar. No necesité mucho más… una ola de placer recorrió mi cuerpo y los músculos de mi vientre se contrajeron en mi primer orgasmo.
Al abrir los ojos él me miraba maravillado, como si aún no pudiera creer lo que estaba ocurriendo. Yo literalmente lo ataqué posicionándolo sobre mí y bajando sus bóxers con mis manos y mis pies hasta que finalmente lo tuve desnudo sobre mí. La sensación de su piel desnuda sobre la mía fue indescriptible, mis manos recorriendo cada centímetro de piel que pudieron alcanzar, su erección dura contra mi estómago.
-Jazz… ahora –Le pedí.
-Estás lista cariño? Una vez que lo hagamos no hay vuelta atrás… –Dijo mientras sus manos se aferraban a mis nalgas y su boca recorría mis pechos.
-Lista! –Gemí. Él se retiró para sacar un condón de su billetera y se lo puso mientras yo observaba el proceso fascinada. Nunca antes había visto un hombre desnudo en vivo y en directo, y este no era cualquiera, era mi Jazz!
Cuando hubo terminado de ponérselo se volvió a posicionar sobre mí, depositando besos en mi rostro y mi cuello, mientras yo hacía lo mismo por él. Luego tomó su erección y la frotó contra mi centro desesperándome, y en un solo movimiento estuvo dentro de mí. Oh, me dolió… por un momento sentí que me partía en dos, la invasión era demasiado para mí, pero afortunadamente él se dio cuenta y se mantuvo inmóvil hasta que me fui acostumbrando a su tamaño. Poco a poco mis músculos se relajaron y el dolor fue menguando… una vez superada la incomodidad comencé a sentir la necesidad de fricción, por lo que empujé mis caderas hacia él, y Jazz respondió con un gemido, retirándose casi completamente para luego volver a llenarme. Repitió esta acción lentamente hasta que encontró un ritmo que nos acomodó a ambos, nuestros ojos fijos el uno en el otro, nuestras respiraciones agitadas, sudor cubriendo nuestros cuerpos y palabras sueltas proclamando amor, posesión y deseo.
Lentamente sentí una poderosa sensación creándose en mi vientre, como una bola de nieve que crecía con cada roce hasta hacerse incontrolable. Volví a explotar, gimiendo su nombre, aferrándome a él perdiéndome por un minuto eterno en un mar de placer, y él me acompañó segundos después, abrazándome a su cuerpo como si nunca me fuera a soltar. Jasper era sólo mío.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No olvides comentar!!!

Calendario