sábado, 9 de julio de 2011

Be Mine 11


Limonada de Paul! Para todas quienes demandan mi cabeza cada vez que las dejo con las ganas. Les advierto que soy bastante gráfica, así es que quienes no están cómodas con mucha limonada, a lo mejor no deben leer el final del capítulo… (Y el comienzo del próximo, jejejeje)

Max kaDaR me sugirió mostrar los muebles comprados en la excursión a Seattle, así es que los pueden encontrar en “Be mine, Extras” en mi blog.

Ojalá les guste el capítulo, que disfruten!

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Capítulo 11

Yeah!
Come on, come on, come on
Come on now touch me, baby
Can't you see that I am not afraid?
What was that promise that you made?
Why won't you tell me what she said?
What was that promise that you made?
Now, I'm gonna love you
Till the heavens stop the rain
I'm gonna love you
Till the stars fall from the sky for you and I

Touch me baby / The Doors

Bella POV

Desperté la mañana del domingo cansada y un poco adolorida. Esta había sido una semana agotadora y mi cuerpo aún no se recuperaba por completo de la casi muerte…

Paul estaba a mi lado, despierto, y su rosto estaba enterrado en mi estómago olisqueando mi ombligo.

Qué haces? –Pregunté somnolienta.

-Te huelo… -Respondió él.

-Y eso no es raro porque… -Dije yo estirándome  -Mmmmmmmmmmmmmh…

-Porque soy un lobo –Dijo él y subió olisqueando desde mi ombligo hacia mi cuello pasando por el centro de mi pecho.

-Yo también te quiero oler… -Dije aferrándome a su cabello para exponer su cuello –Mmmmmh… almizcle, pino, lluvia… hueles a hombre… me gusta –Dije y lamí su cuello, saboreando su piel. Él gruñó y me volteó en la cama para quedar sobre mí, acechando, peligroso.

-Paul! Bella! El desayuno está listo! –Gritó Emily golpeando la puerta. Yo me reí a carcajadas, pero Paul soltó una sarta de maldiciones y me aprisionó contra el colchón.

-Dónde crees que vas, princesa –Dijo mordisqueando mi oído… me encantaba cuando hacía eso!

-Desayuno… Emily… manada… -Gemí. Oh… por qué no estábamos en casa? Seguro el envenenamiento por el olor a pintura no podría ser tan malo…

-Paul! Mantenlo en los pantalones y deja a Bella en paz! La manada espera! –Gritó Sam.

-Jodido hijo de puta, cabrón a él nadie lo interrumpe… -comenzó Paul a maldecir contra Sam.

-Paul, ya! –Dije avergonzada sabiendo que la manada estaría escuchando.

-Ok, ok… a levantarse. Dúchate tu primero, princesa

-Gracias, compórtate –Dije levantándome  y dándole un beso al pasar.

Mi ducha fue corta y mientras me lavaba el cabello recordé a Charlie con una punzada de arrepentimiento. No debí dejar así las cosas entre nosotros, pero no podía dejar que tratara a Paul de esa forma… dejaría pasar algunos días antes de ir a conversar con él y tratar de arreglar las cosas… pero no regresaría con él. Paul es ahora mi vida y eso es irrevocable.

Me vestí sencillamente, con jeans, una camiseta y mis zapatillas Converse. Cepillé mi cabello y lo dejé húmedo. Se secaría durante el desayuno.

Jake estaba en la cocina cuando me acerqué a saludar a Emily. No estábamos en muy buenas relaciones desde que decidí irme de casa de Charlie…

-Buenos días Emily, buenos días Jake –Saludé.

-Hola Bella, dormiste bien? –Preguntó Emily.

-SÍ, gracias… -Dije mirando a Jacob que se encontraba tostando pan para llevar a la mesa -Jake… -Comencé.

-Ahora no Bella. Vamos a hablar, pero no aquí y no ahora –Ah! Demonios! Yo pensé que después de ayudarnos a pintar la casa habría cambiado la actitud de Jake hacia nosotros…  Habría entendido que somos felices…

-Ok…- dije llevando la tetera a la mesa y comenzando a servir agua en las tazas. Cada uno de los lobos se abalanzó hacia la mesa cuando Jake llegó con el pan al tiempo que Emily llevaba una fuente con huevos revueltos con tomate y otra fuente de huevos revueltos con jamón.

Mi lobo me sentó sobre su rodilla cuando dejé la tetera sobre la mesa y no me permitió moverme hasta que terminó nuestro desayuno largo rato después.

Después Sam nos extendió las llaves de su camioneta para nuestra excursión a Seattle. Paul afirmaba que mi camioneta no resistiría el viaje y yo no pude refutar… Necesitábamos una camioneta para traer de vuelta los muebles que compraríamos, pero no sería la mía.

Nuestro viaje a Seattle nos tomó tres horas y llegamos a IKEA con Paul quejándose de hambre. Decidimos comer en el restaurant de IKEA el especial del día, albóndigas con puré y helado de postre.

Luego, ya con el estómago lleno, nos adentramos en l tienda a comprar.

Yo quería muebles sencillos y baratos, nada muy sofisticado, por lo tanto nos decidimos por un cómodo sofá en L de color gris, un librero de color blanco, una mesa de centro blanca, un escritorio/librero de color blanco con negro y una colorida alfombra. Compré además un set de cortinas bordadas y montones de cojines de colores para alegrar el espacio, una lámpara y un cuadro abstracto en tonos de verde.

Compré además varias de plantas de interior para poner en el living/estudio y semillas de hierbas aromáticas para mi huerta. Además compré semillas de varios tipos de flores para mis futuras jardineras.

Contentos con nuestras compras no fuimos a tomar un café a la cafetería de IKEA y conversamos de nuestros planes. De pronto se me ocurrió algo que me intrigaba desde hacía tiempo y pregunté

-Paul… por qué me llamas “princesa”?

-No te gusta? –Preguntó evadiendo la respuesta.

-Si me gusta, pero al principio pensé que me llamabas así por ser despectivo, pero ahora sé que no es el caso… explícame –Pedí.

-Es tonto, te vas a reír de mí… -Me dijo avergonzado.

-Te prometo que no –Le dije intrigada.

-Bien… lo que pasa es que… la primera vez que te vi con Jacob en La Reserva me recordaste a Blanca Nieves, con tu piel tan pálida y tu cabello oscuro y usando un top azul… es estúpido, ya lo sé… -Dijo bajando la mirada.

-No es estúpido! –Lo defendí –Es dulce… me encanta que te guste Blanca Nieves! Y me encantas tú, Paul… nunca te avergüences de decirme la verdad… -Aunque moría de risa en mi interior, me pareció tierno de su parte compararme con una princesa de Disney…

-Te amo, princesa.

-Te amo lobo.

…oOo…

Descargar las cosas de la camioneta fue cosa fácil. Paul simplemente cargó todo con su súper-fuerza mientras yo sostuve la puerta.

Arreglamos los muebles en un par de horas y quedó fantástico en comparación con el desastre día anterior. Mientras Paul armaba los muebles yo me dediqué a colgar las cortinas, poner las plantas en sus macetas, poner las fundas a los cojines, etc.

Arreglé mis cosas del colegio en el escritorio y pensé en ir a recoger mis libros uno de estos días de casa de Charlie para llenar el librero. Extrañaba mis viejos clásicos.

Ordené eso sí los libros de Paul. Eran principalmente libros de arquitectura y diseño que quise ojear en detalle más adelante.

…oOo…

Al terminar mi parte preparé una sencilla cena consistente en sándwiches de bistec con queso fundido. Paul se comió varios y ronroneó en aprobación. Ese ronroneo me produjo cosas en mi bajo estómago, un sonido que por alguna razón apelaba a mi lado más salvaje.

Después de la cena me preparé como cada día para ir a la cama, pero decidí darme una ducha en vista de todos los afanes del día. Me sentía un poco transpirada y sucia con el polvo del camino.

Además, decidí ser previsora y me rasuré las piernas.  A lo mejor esta noche…

Me sequé el pelo con secador rápidamente dejándolo caer en ondas desordenadas por mi espalda y me puse unos cortos shorts y una camiseta ajustada sin mangas. Eso es lo más sexi que pude lograr… al menos la camiseta no tenía agujeros.

Cómo puedo seducir a mi lobo? Paul es un  hombre experimentado… demasiado experimentado diría yo… y él esperaría algo más de mi parte… me puse nerviosa… Debí hacer más investigación en internet… debería conseguirme un par de películas porno par aprender cómo se hace…

Mierda!

Entré al dormitorio y ahí está él, luciendo como un dios del sexo con su pecho desnudo y sólo en sus bóxer.

Me miró y caminó lentamente hacia mí. Por un momento quise correr, su actitud de predador me hacían sentir como la presa, y mi instinto me dijo “huye”, pero algo más primal en mi interior me hizo quedarme. Bajé los ojos y lo miré a través de mis pestañas mordiéndome los labios en nerviosismo... esta sería la noche… nuestra noche…

 -Qué pretendes luciendo así princesa –Susurró en mi oído, rodeándome y posicionándose en mi espalda. Con un movimiento de su pelvis frotó su prominente erección contra mi espalda –Ves lo que me haces luciendo como lo haces?

-Oh!... sí? –Logré articular. Mis piernas comenzaron a sentirse como gelatina, pero afortunadamente sus brazos rodearon mi cuerpo y me presionó aún más contra él.

-Sí princesa… sientes lo duro que me tienes? Y puedo oler que tú estás igual… estás mojada para mí? –Dijo mientras mordisqueaba mi cuello. Me sentí morir un poco y froté mis muslos entre sí, casi sin querer.

-Oh! Paul! –Gemí. Aún no me hacía nada y ya me tenía en este estado? Buena manera de estar en control, Bella.

-Qué quieres hacer princesa? Quiere que te bese?

-Sí… sí por favor Dije patéticamente, pero a él pareció gustarle. Aún desde mi espalda, tomó mi barbilla con una mano y giró mi cabeza para encontrar su boca en un beso que me hizo olvidar el mundo, mis problemas y todo excepto por él.

Con su otra mano exploró por debajo de mi camiseta hasta encontrar mi pecho. Sus cálidas manos enviaron escalofríos por todo mi cuerpo, y sus dedos jugaron con mis pezones mientras su erección continuaba presionando en mi espalda. Me sentía mareada, sobre estimulada y francamente excitada, y no pude hacer más que gemir y retorcerme ante sus caricias.

-Paul… por favor…

-Qué princesa? Por favor qué?

-Ahora… hazme el amor Paul ahora…

-Segura?

-Segura –Dije y me vi en sus brazos, cargada hasta la cama, donde me depositó con suavidad.

 Paul procedió a desnudarme, y a pesar de que yo me retorcí y traté de cubrirme, pensando en lo delgada que estaba, en las otras chicas que habían estado con él, en el pobre punto de comparación que yo ofrecía… él no lo permitió.

-Nada de eso princesa. Eres mía y te voy a conocer por completo. Nada de vergüenza conmigo… Eres perfecta, fuiste hecha para mí… no hay nada que temer… -Dijo entre besos. Sus manos exploraron cada centímetro de mi cuerpo sin respetar límites ni pudor, y no logró otra cosa que hacerme desearlo más.

-Paul… desnúdate… quiero verte –Pedí. Quería saber con qué estaba lidiando.

-Mmmmmh… -Dijo él y se puso de pié para darme un show de su desnudez. Bastardo engreído. Es perfecto…

Yo lo vi desnudo el día que imprimamos, pero eso fue de lejos y yo estaba demasiado shockeada con el hecho de que fuera con hombre lobo como para realmente prestar demasiada atención a su cuerpo. Pero ahora? Oh Dios! Es absolutamente increíble… es V desde sus caderas hasta su sexo, sus piernas fuertes y musculosas, ese trasero!

Oh! Tengo tanta suerte!

-Princesa! –Me sacó del encantamiento de su cuerpo.

-Mmmmm? –Dije con expresión soñadora.

-Ves algo que te guste? –Se acercó.

-Montones de cosas… -Respondí con una sonrisa.

Él se acercó a la cama y comenzó a gatear hacia mí. Me tomó por los tobillos y me atrajo hacia sí haciéndome gritar de sorpresa. Y besó el empeine de mi pié derecho. Repitió la acción con mi pié izquierdo y fue besando hacia arriba, acariciando y besando, de una pierna hacia la otra, hasta llegar a mis muslos, justo entre mis piernas.

Yo morí de vergüenza, esto era demasiado… íntimo… no me podía visualizar recibiendo sexo oral… que tal si olía mal, o estaba demasiado húmeda, o si sabía raro? Oh por dios!

-Paul no… -Gemí temblando de deseo.

-Si princesa, te voy a probar… una y mil veces… así es que más te vale acostumbrarte –Dijo y hundió su lengua en mí.

-Oh Dios Paul! –Grité arqueando mi espalda. Su lengua recorrió mi hendidura de arriba hacia abajo, dibujando círculos alrededor de mi clítoris pero sin llegar a tocarlo, desesperándome y empujándome al límite en cosa de segundos.

Sus dedos reemplazaron a su lengua en mi clítoris y su lengua se movió hacia mi centro, penetrándome mientras su otra mano acarició mis pechos al ritmo de sus lamidas.

-Paul… no pares… no pares… voy a… Oh, oh, oh… Oooooooooh! –Dije sacudida por mi orgasmo.

Paul siguió lamiendo hasta que me hube calmado y se movió hasta el velador para buscar un condón.

-Lista princesa? –Preguntó sonriendo. Yo lo miré con ojos soñadores,más que satisfecha y lista para lo que fuera.

Estaba un poco asustada por el dolor, pero la necesidad era mil veces más fuerte.

-Lista… márcame como tuya –Respondí.

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Próximo capítulo más limonada de Paul!

Quedan advertidos!

1 comentario:

  1. Laurak Lilith Blackmore10 de julio de 2011, 12:22 a.m.

    Oh Dios Cabra chica!!! Como me haces esto!!! Necesito mas de mi lobo-sexy-Paul!!! *babeando sin parar mojando el pc y echandolo a perder* Dios...no se si podre esperar mucho mas, qe lata si lo de fanfiction, de pura suerte se me ocurrio pasar a ver tu perfil para ver porqe no habias publicado...esop, ojala se arregle fanfiction ...y qiero mas de Paul!!! :D

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