domingo, 27 de mayo de 2012

El Crepúsculo de Emmett 3




Hola a todos, aquí les tengo el tercer capítulo de esta historia. Mil gracias por su apoyo y por la excelente respuesta que he tenido de parte de mis viejos (y nuevos) lectores. Siempre saben cómo poner una sonrisa en mi rostro.

Los dejo aquí con el primer Bella POV, me pareció que ella también tiene derecho a contar su lado de la historia. Pero no se preocupen, que a partir de este cap. comenzamos a avanzar más rápido en la historia.

Mil besos.

R.

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Capítulo 3


Like an apple on a tree

Hiding out behind the leaves

I was difficult to reach

But you picked me

Like a shell upon a beach

Just another pretty piece

It was difficult to see

But you picked me

Yeah, you picked me

You picked me / A Fine Frenzy


Bella POV

Llegar a Forks había sido un enorme cambio, no sólo de escenario, sino de forma de vida.


Vivir con mi padre sería toda una aventura considerando que nunca pasé más de 2 semanas seguidas con él desde que tengo 2 años… pero el cambio era necesario, ya que Renée necesitaba vivir su relación de pareja con Phil y no sería yo la que se interpusiera entre ellos.


El primer día de escuela me levanté temprano, ya que la fuerte lluvia azotando el tejado me despertó. Como había previsto, este sería un enorme proceso de acostumbramiento…


Me vestí de manera sencilla, con jeans ajustados, una camiseta y una blusa sobre ella. Al no tener suficiente ropa abrigada tendría que recurrir a las capas de ropa para mantenerme calentita en el duro invierno de Washington.


Antes de salir de casa me comí una barra energética, me lavé los dientes, me puse mi chaqueta más abrigadora, y tomando las llaves de mi "nueva" camioneta, partí a estrenar mi vehículo.


En cuanto hice partir el motor un rugido ensordecedor se hizo sentir y aunque amaba a Charlie por haberme comprado mi primer auto, no pude menos que dudar de su juicio pensando que la camioneta tenía claramente sus días contados.


Llegué al colegio y como siempre que eres la nueva tuve que pasar por la oficina para que me dieran mi mapa del campus y otros papeles… Luego no faltó el chico que quiso pasarse de listo llevándome a mis clases, y las chicas que quisieron ser amables dirigiéndome la palabra. Yo sólo quería pasar desapercibida como lo había hecho en Phenix toda mi vida, pero en esta nueva escuela me había convertido en una especie de "celebridad".


Al entrar a la cafetería a almorzar, un par de chicas me hicieron señas para que me sentara en su mesa con ellas. Sus nombres eran Jessica y Ángela, y habían sido de las pocas que se habían atrevido a hablarme


Mientras masticaba un trozo de pizza y escuchaba vagamente lo que me decía Jessica sobre una salida de compras a Port Ángeles, de pronto se hizo el silencio en la cafetería por unos segundos, y todas las cabezas se giraron hacia un grupo de chicos y chicas excepcionalmente hermosos que venían entrando. Me imaginé que como en todas las escuelas, éste sería el grupo de "los populares".


Pero extrañamente, en vez de saludar o sonreír al resto, pagaron por su comida y se sentaron solos en la mesa más alejada de los demás.


Los miré atontada por su belleza tal como parecían hacerlo todos el resto del alumnado, notando la extrema blancura de su piel, las ojeras amoratadas bajo sus ojos y sus ojos… eran dorados? Por la distancia no lo pude determinar…


Eran dos parejas y un chico enorme, debía medir 1.90 mts o algo así, era guapísimo y tenía el cabello corto, castaño y levemente rizado. Se veía extrañamente solitario en su grupo.


Sin darme cuenta de que era yo quién hablaba, pregunté


-Quienes son esos? –Murmuré


-Esos son los Cullen –Respondió Jessica, contenta de haber recuperado mi atención.


-Son hermanos? –Pregunté curiosa.


-El grandote es Emmett, la chica de pelo corto Alice y el chico de pelo cobrizo es Edward y son hermanos, adoptados por el doctor Cullen –Explicó Ángela –Los rubios son Jasper y Rosalie Hale, son mellizos y son pareja de Edward y Alice.


-Y viven todos juntos en la mansión de los Cullen! –Exclamó Jessica entusiasmada por el chisme.


-Vaya –Dije yo mientras ellos depositaban sus bandejas en su mesa y se sentaban.


Los miré un poco más… ninguno de ellos parecía estar comiendo, pero en cambio parecían ensimismados en una conversación. Entonces mis ojos se toparon con los del grandote, Emmett, y me di vuelta inmediatamente, roja como un tomate por haber sido capturada espiando. Y algo pasó dentro de mí… fue como si al cruzarse nuestras miradas algo se hubiera derretido un poco en mi corazón… Lo que me faltaba! Un enamoramiento adolescente irremediablemente no correspondido!


Afortunadamente Jessica siguió con su charla inocua y pude tratar de concentrarme en otra cosa, aunque los ojos de Emmett estaban clavados en mi mente.


Poco después sonó el timbre y fue hora de ir a biología. El señor Banner me hizo sentarme en el único puesto libre, junto a Edward Cullen. Yo pensaba tratar de vencer mi timidez y saludarlo, pero en cuanto me acerqué él se alejó y se cubrió la nariz como si yo apestara.


Disimuladamente me olí el cabello y pude comprobar que olía como siempre a mi champú de toda la vida, por lo que decidí preguntarle cuál era su problema al término de clases.


Pasó la hora y él se mantuvo en una rígida postura lo más alejado de mí que le fue posible, y segundos antes de que sonara el timbre se paró y salió del salón, dejándome con las ganas de enfrentarlo.


Me levanté profundamente ofendida y me dirigí a mi siguiente clase, gimnasia, y como siempre, fui una patosa y terminé golpeando a un chico en la cabeza con mi raqueta de bádminton. Me senté el resto de la clase.


Al terminar nos tocó ir a las duchas y luego decidí ir al baño a hacer pis antes de irme a casa. Pero mientras yo me encontraba en el cubículo haciendo mis necesidades a alguien le pareció muy gracioso encerrarme por fuera, por lo que no pude salir hasta que me decidí a hacerlo por debajo del cubículo, arrastrándome por el suelo, que afortunadamente se veía limpio.


Me lavé bien las manos y la cara y salí furiosa del edificio hacia el estacionamiento, que ya estaba casi vacío.


Me subí a mi camioneta y traté de hacerla partir… y como era de esperarse la maldita camioneta no partió.


Golpeé el volante descargando las frustraciones del día en ese gesto, y cuando no fue suficiente, me bajé y pateé el neumático. Grrrrrrr! Maldita camioneta, ahora tendría que caminar bajo la lluvia hasta mi casa!


De pronto una profunda voz masculina me sacó de mi ensimismamiento.


-Hola –Me dijo –Algún problema?


-Oh! Demonios! Me asustaste! –Dije girándome para encontrarme de frente con el pecho de un hombre tremendamente alto. Subí los ojos hasta su rostro y cuál no sería mi sorpresa al comprobar que se trataba de no otro que del mismísimo Emmett Cullen. Aspiré violentamente. Era más hermoso aún de cerca y no supe qué decir, más aún cuando me sentí enrojecer.


-Lo siento! –Me dijo levantando las manos al aire.


-Oh está bien, estaba concentrada en este pedazo de chatarra… -Dije apuntando a mi camioneta.


-Te puedo ayudar en algo? –Preguntó –Mi nombre es Emmett Cullen –Dijo extendiéndome la mano –Estoy en último año.


-Bella Swan, en mi penúltimo año –Dijo y estiré mi mano hacia él. Y entonces se produjo lo más extraordinario. Al rozar la fría piel de sus manos sentí como si un golpe de electricidad azotara mi cuerpo y miles de mariposas bailaran en mi interior. Abrí los ojos desmesuradamente pero no dije nada… él pareció no sentirlo.


-Y? –Me dijo sacándome de mi estupor – necesitas de un caballero andante?


-El caballero sabe reparar motores? –Pregunté escéptica. Con la ropa que vestía simplemente no me lo imaginé lleno de grasa.


-No exactamente… –Me dijo y se me vino el alma al suelo otra vez –Pero te puedo llevar adonde me lo pidas! –Agregó apuntando a un enorme Jeep blanco estacionado varios metros más allá.


-Eso es lo que conduces? –Pregunté impresionada con el tamaño del vehículo.


-Qué esperabas? Un volvo plateado? –Preguntó risueño, como acordándose de una broma personal -Soy un chico grande, necesito un auto grande.


-Mmmmmh… -Me debatí entre subir o no al auto de un desconocido, aunque ese desconocido fuera el chico que me había deslumbrado aún antes de dirigirme la palabra…


-Te juro que no te voy a hacer daño y que te voy a dejar en tu casa sin más. Si no quieres no tienes ni que hablarme! –Me dijo sonriendo una sonrisa perfecta, con hoyuelos y todo.


-Está bien! –Dije dándole una última patada a mi camioneta, saqué mis cosas y cerré el vehículo por si a alguien se le ocurría intentar robárselo… Há!


-Perfecto! –Dijo entusiasmado, y me dirigió tocándome levemente en la base de la espalda. Yo me tensé un segundo, nunca un chico me había puesto las manos encima, pero decidí relajarme y disfrutar de lo que la vida me ofrecía. Él me abrió la puerta del Jeep y al ser el vehículo tan alto, me ayudó a subir tomándome de la cintura. Mi camiseta se subió exponiendo un trozo de la piel de mi estómago la misma electricidad del primer toque volvió a afectarme.


Yo lo miré a los ojos tímidamente y sin saber cómo ni de adonde saqué valor y le pregunté


-Tú también lo sentiste?


-Si –Le dijo mirándome intensamente… sus ojos eran dorados como el caramelo líquido, y sentí que podía perderme en ellos.


-Qué… qué es? –Pregunté con un hilo de voz.


-Es… somos… tú y yo juntos… -Balbuceó. Me pareció tierno verlo tan grandote y balbuceante!


-Pero no te conozco! –Dije aún más ruborizada.


-Conozcámonos entonces –Me dijo sin más –Quieres salir a una cita conmigo?


-Una cita? –Pregunté sorprendida y me mordí el labio, pensativa.


-Una cita… podemos ir a comer y al cine, o lo que tú quieras… -Continuó.


-Pero… por qué querrías tú salir conmigo? –Verbalicé mis preocupaciones. Por qué un dios griego querría salir conmigo?


-Porque eres preciosa, tienes sentido del humor y compartimos esa extraña electricidad –Me dijo encogiéndose de hombros.


-Cómo sabes que tengo sentido del humor? –Pregunté aguantándome la risa.


-Para conducir ese pedazo de chatarra TIENES que tener sentido del humor –Respondió –Y entonces… salimos?


-Partamos por llevarme a casa, ok? –Pregunté. Él asintió decepcionado, cerró mi puerta y rodeó el Jeep para subir al asiento del conductor.


Condujo en silencio y ambos parecíamos incómodos. Maldita sea! Por qué rechacé esa cita? Por favor, pregúntame de nuevo!


-Bella…


-Emmett… -Dijimos al mismo tiempo al llegar a mi casa.


-Tú primero –Le dije.


-Vas a reconsiderar lo de la cita? –Preguntó luciendo ansioso, como si de verdad le importara.


-No hay nada que considerar… si me gustaría salir contigo… -Dije mirándolo tímidamente.


-De verdad? –Preguntó entusiasmado. Su entusiasmo era contagioso.


-De verdad… -Respondí tomando mi mochila y sonriendo.


-Este viernes? A las 7? –Preguntó.


-Perfecto –Respondí sin poder creer mi buena suerte.


-Ahora tú –Me dijo –Qué me ibas a preguntar?


-Oh… es que no te di indicaciones para llegar a mi casa –Dije mordiéndome el labio –Pero aquí estamos…


-Bella, todos en el pueblo saben dónde vive el Jefe de Policía –Explicó.


-Oh… claro… -Dije sintiéndome como una idiota -pueblo chico…


-…Infierno grande –Terminó por mí. Me acerqué más confiada esta vez para besar su besar su mejilla en señal de despedida. Él se mantuvo inusualmente quieto y yo pude oler su deliciosa esencia a medida que me acercaba a él y disfrutar de las sensaciones que me produjeron besar su helado rostro.


-Nos vemos… –Dije deslizándome del asiento del Jeep hacia el suelo, rezando para no caerme de bruces frente a él.


-Hasta mañana… -Dijo haciendo partir el Jeep.


Yo corrí a abrir la puerta y entré a casa.


…oOo…


Esa tarde la pasé como en un ensueño. Al no tener con quién compartir mi felicidad me tuve que conformar con cocinar para Charlie una deliciosa cena y cantar alrededor del living escuchando mi ipod a todo volumen.


Esa noche soñé con Emmett, imaginándome cómo sería nuestra cita, y escenarios en los que yo sabría exactamente qué decir sin quedar como una completa idiota.


…oOo…


A la mañana siguiente me levanté temprano y Charlie se ofreció a llevarme al colegio en su radio patrulla, pero me negué diciéndole que una amiga me recogería. Era mejor que el prospecto de llegar al colegio en medio de la parafernalia de un auto con luces en el techo…


Me demoré largo rato en decidir que me pondría, hasta que finalmente me decidí por jeans ajustados, una camiseta térmica y mi chaqueta del día anterior.


Mientras estaba en la cocina lavando los platos escuché que tocaban la puerta, y resbalé y me golpeé en el codo.


-Auch! –Exclamé maldiciendo mi torpeza interiormente.


Abrí la puerta y no lo pude creer… ahí estaba él… el hombre de mis sueños…


-Eh… Emmett! –Exclamé sorprendida.


-Hola, pensé en llevarte al colegio hoy, ya que tu camioneta está muerta en mitad del estacionamiento… -Me saludó.


-Oh… gracias!... había pensado llamar a un taxi… pero no hay taxis en Forks… me salvaste de la caminata… pasa! –Balbuceé mientras hacía espacio para que pudiera entrar.


Me dirigí a la cocina para lavarme las manos y desde ahí le ofrecí algo de comer.


-No gracias, ya desayuné –Me respondió.


-Ok, no me demoro nada, me lavo los dientes y estoy lista! –Exclamé y subí corriendo las escaleras, tropezándome en el penúltimo escalón y golpeándome la rodilla. Mierda!


-Estás bien? –Preguntó preocupado. Yo agradecí que no se estuviera riendo de mí.


-Bien –Respondí roja como un tomate. Le sonreí y me encerré en el baño mascullando "estúpida, estúpida". Cómo podía Emmett querer algo conmigo? Seguro que se inventaba una excusa para cancelar.


Minutos después bajé cuidadosamente la escalera y me paré a su lado. Él tomó mi mano y me dijo


-Lista?


-Lista… -Respondí con el corazón acelerado. La electricidad y mariposas seguían ahí, y no quería soltar su mano nunca más.


-Vamos entonces –Dijo tomando mi mochila como todo un caballero.


Al llegar junto al Jeep me ayudó a subir nuevamente y subió por el lado del conductor, encendió el Jeep y volvió a tomar mi mano.


-Tienes las manos heladas – Comenté cubriendo su manaza con las dos mías para trasmitirles mi calor.


-Mala circulación –Respondió –Te puedo preguntar algo?


-Dispara –Contesté.


-Por qué saliste tan enojada del colegio ayer? Qué hizo que salieras tarde?


-Oh… eso… -Enrojecí –Alguien me dejó encerrada en el baño… -él no pudo contener una carcajada –Hey! –Golpeé su mano suavemente pero sin soltarla.


-Lo siento, pero tienes que admitirlo… es un poco gracioso –Dijo aun riéndose. Amé su risa y caí un poco más rendida a sus pies.


-Supongo, si no eres el encerrado… -Dije sonriendo un poco.


El resto del camino nos mantuvimos en silencio, pero manteniendo el contacto de nuestras manos. Demasiado pronto llegamos a la escuela, donde se estacionó al lado de mi camioneta.


Se bajó rápidamente del Jeep para abrirme la puerta y ayudarme a descender, y cuando me deslicé hacia el suelo quedé atrapada entre Emmett y el vehículo. Su mirada se hizo aún más intensa y yo caí en una especie de sopor inducido por Emmett, como si estuviera hipnotizada, o idiotizada o algo.


Emmett se inclinó lentamente, y yo me puse de puntillas para recibir mi primer beso.


Fue sólo un rozar de nuestros labios, aspiré su delicioso aliento y él tomó mi labio inferior entre los suyos. No pude evitar un vergonzoso gemido, dejé de respirar y sentí mi corazón latir a mil por hora. Él se retiró lentamente y apoyó su frente en la mía.


-Respira, Bella –Dijo sonriendo.


Inspiré profundamente un par de veces y dije


-Wow… -Y sonreí.


-Wow –Repitió él. Me tomó de la mano y a mi mochila con su mano libre y nos dirigimos a la escuela.


Apenas entramos todo el mundo en los pasillos pareció detenerse a mirarnos. Era tan extraño que ese adonis estuviera conmigo? Sí, lo es, me respondí.


A Emmett pareció no importarle y su mano me apretó ligeramente más la mía, y caminamos a mi casillero.


-Bella… -Me dijo inseguro –Te gustaría almorzar con mi familia hoy?


-Tu… familia? –Ese grupo de gente perfecta que parecían sacados de las portadas de revistas?


-Si, aunque sólo serán Jasper y Alice… Edward y Rosalie están de viaje… -Me tranquilizó. Al menos no tendría que enfrentar a Edward y su extraña aversión a mí.


-Ok… almorzaré contigo –Le dije poniendo mis libros en mi casillero. Sonó el primer timbre en ese momento.


-Entonces… nos vemos? –Me preguntó.


-Nos vemos –Confirmé. Él se inclinó y besó mi mejilla peligrosamente cerca de mi boca, sonriendo, y se fue corriendo supongo que rumbo a su casillero.


Sólo una vez que estuvo fuera de mi rango de visión me pude preguntar… y ahora... cómo enfrentaría a su familia?


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Reviews=actualización diaria!

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