Hola chicos! Que frío que hace en el sur de Chile! Este capítulo está escrito desde mi cama con mi bolsa de agua caliente a los pies.
A quién le parece bien la nueva forma de dejar reviews en FF? Yo la detesto! Y por eso es agradezco más aún a los que se tomaron el tiempo de comentar el capítulo anterior.
Miles de besos para todos!
R.
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Capítulo 15
Soy un profanador
estoy desafiando al tiempo
ya ves mi transgresión
es procurar tenerte
el cielo entiende de mi obsesión
está llegando a un limite
el desierto, al menos hoy
no parece, no parece tan...
El Rito / Soda Stereo
Bella POV
Las tres horas de viaje a Seattle se convirtieron en dos a la velocidad a la que viajaba Rosalie. En un principio Alice era la única que hablaba, pero pronto yo comencé a intervenir más y más y antes de darnos cuenta Rosalie estaba opinando y casi se podría decir que estaba pasando un buen rato.
Al llegar al Centro Comercial, Rosalie estacionó su auto en los estacionamientos subterráneos y nos dirigimos inmediatamente al tercer piso, a una elegante boutique.
-Alice… -Le susurré al oído sabiendo que Rosalie escucharía también lo que yo tuviera que decir –No podemos comprar mi vestido aquí… de hecho no hay nada que vendan en este lugar que yo pueda pagar… -Admití.
-Tranquila Bella… Los tres vestidos van a mi tarjeta de crédito… -Dijo Alice quitándole importancia.
-No! Eso sí que no! Alice no puedo permitir que pagues por mi vestido… -Dije. Si algo me enseñó Renee es a estar orgullosa de mis medios y a asumir qué es lo que me es inalcanzable económicamente. Y esta tienda definitivamente lo era.
-Vamos Bella… no quieres armar un escándalo –Dijo Alice sonriendo maliciosa.
-Te juro Alice que no pretendo hacerlo, pero si me obligas me voy a marchar en bus de vuelta a Forks –La amenacé –Ahora… las voy a acompañar a comprar sus vestidos en esta tienda y luego ustedes me van a acompañar a comprar mi vestido en una tienda en la que yo misma pueda pagar por él…
-Bella! No tienes que comportarte así de malagradecida! Es sólo un vestido! –Exclamó Rosalie.
-Rosalie, no es un vestido… es mi orgullo –Dije con convicción.
-Ok… lo siento Bella… no pensé… te entiendo. No estoy de acuerdo contigo pero te entiendo –Me dijo Alice tomando mis manos.
-Eso es todo lo que pido –Le dije.
-Bueno –Dijo Rosalie –Vamos a comprar vestidos o qué?
-Vamos a comprar vestidos –Afirmé.
Entramos a la tienda donde nos esperaba una hermosa vendedora (que de todos modos palidecía en comparación con Rosalie y Alice) y nos fueron presentados varios vestidos de diseñador. Alice y Rosalie eligieron unos cuantos cada una y se fueron a los probadores mientras la vendedora me ofrecía una copa de champaña. Yo acepté un café y entonces comenzó un verdadero desfile de modas.
Alice y Rosalie se pasearon por la tienda como si fuera su propia pasarela, congregando una pequeña multitud en la vitrina de la boutique, y finalmente Alice se compró tres y Rosalie dos de los más hermosos vestidos que he visto.
Luego fuimos al patio de comidas a comprar algo para mi almuerzo, y comí una Big Mac con papas y una Coca-Cola. No es el almuerzo más saludable, pero pensé "Qué importa, si no voy a llegar a vieja para preocuparme por el colesterol y esas cosas si es que Emm me convierte".
-Ali –Pregunté –Tú ves a Emmett y a mí juntos en el futuro?
-A qué te refieres, Bella? –Preguntó Alice recelosa.
-A nosotros como iguales… a mí como vampira… -Aclaré en un susurro.
-No! –Susurró/Gritó Rosalie dejándome anonadada por su vehemencia.
-Rosalie! –Exclamó Alice reprobatoriamente –Si Bella… tengo visiones de ti y Emmett en el futuro y en esas visiones tus ojos son rojos…
-No! Tú no tienes que hacerlo Bella! –Dijo Rosalie apasionadamente –Valora lo que tienes, una familia de verdad, tu humanidad, tu capacidad de tener hijos…
-Rosalie, ya lo he pensado, y sé que es lo que quiero… -Le dije yo.
-Eres demasiado joven como para saber qué es lo que quieres… yo lo sé, yo era igual a ti… ingenua, deslumbrada por una vida que se veía fascinante… no digo que Emmett sea un mal hombre, todo lo contrario, pero…
-Pero qué? –Pregunté dejando mi comida completamente de lado.
-Bella si yo hubiera podido elegir, jamás habría optado por esta vida eterna… quisiera haber muerto cuando mi prometido me violó y golpeó junto a sus amigos como estaba destinado a ocurrir… pero Carlisle me salvó y nunca tuve una opinión en el asunto hasta que fue demasiado tarde –Me dijo con amargura en su voz.
-Tu prometido te hizo todas esas cosas? –Pregunté horrorizada.
-Si… él era todo lo que yo soñaba hasta esa noche… puedes ver lo equivocada que estaba… -Dijo Rosalie mirándome fijamente.
-Pero Edward… -Dije yo.
-Edward es maravilloso, no me malentiendas –Dijo ella –Él me ayudó a sanar, y pasaron años antes de que le permitiera siquiera acercarse a mí… y cuando finalmente lo hizo fue tan dulce… -Dijo suavizando su expresión –Pero eso no cambia el hecho de que nunca podremos tener hijos, de que nunca los veré crecer, de que jamás envejeceremos juntos… Edward cree que somos seres sin alma, y yo tiendo a concordar con él.
-Rosalie, yo amo a Emmett, y aunque aprecio que hayas confiado en mí, eso no cambia mi intención de transformarme. Si Emmett no puede ser humano, yo voy a ser vampira –Le dije firmemente mirándola a los ojos.
-Piénsalo Bella, las cosas no son tan fáciles como parecen –Me dijo Rosalie.
-Okaaay…! –Dijo Alice tomando mi mano –Ya es hora de encontrar un vestido para Bella, no les parece? –Y con esas palabras cambiamos de tema a tópicos más relajados y nos pusimos de pie para deshacernos de mis restos de comida.
…oOo…
Esa noche ya en casa, soñé con las terribles circunstancias de la transformación de Rosalie, y pude entender a cabalidad sus resquemores con respecto a mi desprecio por mi propia humanidad. Pero a pesar de todo mi opinión no cambió respecto a querer transformarme en la igual de Emmett.
…oOo…
La semana pasó en un torbellino de emoción por el baile que se acercaba. El día lunes antes de entrar a la cafetería de la mano con Emmett lo paré junto a los casilleros y nerviosa le pregunté
-Emm…?
-Sí Bells? No vamos a almorzar? –Me preguntó extrañado.
-Sí… en seguida… pero primero tengo algo que preguntarte… -Le dije nerviosa.
-Tu corazón está latiendo más rápido, esto debe ser bueno –Me dijo con una sonrisa pícara.
-Oh cállate y escucha –Le dije dándole un manotazo juguetón, y sonriendo a pesar de mí misma –Emm… quieres ir al baile conmigo?
-Mmmmmh… no lo sé… me parece que tengo que consultar mi agenda –Dijo sacando su Iphone de su bolsillo y haciendo como que miraba entre múltiples actividades.
-Emmett! –Dije empujándolo (sin moverlo un milímetro) –No juegues conmigo y dime si vamos al dichoso baile o no!
-Creí que odiabas bailar! –Exclamó él.
-Pero tú no –Le dije –Y no quiero que esa noche te quedes sólo en casa cuando tus hermanos van a divertirse.
-Awww! Belly, eres taaan linda…! Por supuesto que vamos al baile, me habías asustado, pensé que no me lo pedirías –Dijo él abrazándome tiernamente.
-Ok… ahora viene el problema… -Le dije –No sé bailar.
-Eso es un detalle, depende de quién te guía –Dijo él seguro de sí mismo.
-Ok, pero quedaste advertido… lo que pase de aquí en adelante es tu responsabilidad.
Emmett simplemente asintió y sonrió, y bajó su rostro lentamente para besarme castamente antes de entrar a la cafetería.
…oOo…
El resto de la semana pasó sin mayores eventos y el viernes nos dirigimos en caravana a casa de los Cullen a la salida del colegio.
Esme se había acostumbrado a esperar mis visitas con chocolate caliente y estaba aprendiendo a usar su cocina por primera vez para preparar todo tipo de masas y dulces, unos con más éxito que otros.
Esa tarde mi chocolate caliente me esperaba en el mesón de la cocina junto a un par de croisants de chocolate.
-Esme! Estos croisants los preparaste tú? –Pregunte asombrada.
-Sí Bella –Dijo luciendo complacida –Creo que al fin he descifrado cómo funciona el horno!
-Mmmmmh –Dije saboreando las masitas –Están deliciosos!
-Hice toda una bandeja –Dijo Esme –Te puedes llevar los que sobraron para compartirlos con Charlie.
-Vale! Muchas gracias! –Dije y me acabé mis croisants mientras Emmett me apuraba para que terminara haciéndome cosquillas.
-Ya Osito, ya terminé, qué es lo que quieres? –Dije entre divertida y fastidiada.
-A ti –Me dijo, y tomándome en sus hombros me cargó corriendo hasta su cuarto como un cavernícola.
-Emm! –Exclamé cuando me depositó más o menos suavemente sobre la cama –Qué es lo que te pasa?
-La familia se va de cacería –Me dijo sonriente –Tendremos la casa para nosotros solos… -Me dijo y movió las cejas de forma sugestiva.
-Y tú? No necesitas cazar? –Le pregunté a pesar de ver sus ojos de color ámbar claro.
-Nop, cacé anoche…
-O sea que te tengo todo para mí? Sin vampiros fisgones? Sin miedo a que aparezca Charlie de improviso? –Dije sonriendo ante las posibilidades.
-Exacto –Dijo acercándose a mí, y lentamente se posicionó junto a mí en la cama –Eso es… si tú quieres…
-Sí Osito… sí quiero… -Le dije segura de la decisión que estaba tomando.
-Segura Bells? Sin velas, sin pétalos de rosa? –Preguntó mirándome seriamente.
-No necesito esas cosas cuando estoy contigo Emm… Me basta con tenerte todo para mí… con saber que me amas como te amo yo… -Le dije sonriéndole.
-Te amo Osita –Me dijo besándome suavemente, tomando mis labios entre los suyos con infinita delicadeza. La electricidad que siempre me recorría con su toque recorrió mi cuerpo
-Emm… -Le dije antes de perder completamente la cabeza –Tenemos condones?
-Condones? -Preguntó y en un segundo él abrió su cajón del velador y me bañó con cientos de envoltorios plateados y dorados.
-Emmett! –Exclamé –Piensas que vamos a usar todos estos? –Dije divertida y un poco asustada.
-Cuento con eso… -Me dijo Emm antes de abalanzarse sobre mí para besarme apasionadamente otra vez, teniendo cuidado de no poner su peso sobre mí para no aplastarme.
-Me habría encantado ver la cara del farmacéutico cuando le pediste esa cantidad de preservativos –Dije riendo mientras él me besaba el cuello.
-Belly… -Me dijo sin apartar sus labios de mi cuello.
-Mmmmh? –Murmuré cerrando los ojos y entregándome a las sensaciones.
-Cállate, concéntrate –Me dijo muy serio.
-Oh… Ok… -Respondí y lo empujé un poco para retirar su cuerpo del mío. Él cedió sin palabras y yo me senté sobre su regazo y me quité la camiseta, quedando sólo en sostén.
-Eres preciosa –Me dijo, sus ojos oscureciéndose casi hasta el color negro –Te deseo Bella, estás segura de que esto es lo que quieres?
-Sí Emm… a ti, ahora… sácate la camiseta –Le dije. Él se sentó y se quitó la camiseta quedando medio desnudo para mí. A pesar de que ya muchas veces habíamos estado así, piel con piel de la cintura hacia arriba, no dejaban de maravillarme sus músculos perfectos y su porte masculino. Aún si fuera humano su fuerza sería enorme, y eso me hacía sentir más delicada y femenina, me encendía a full.
-Ahora quítate el sostén –Me dijo con voz ronca –O prefieres que te lo saque yo?
-Tú… -Dije con voz temblorosa, llena de anticipación, segura de que mis dedos no serían capaces de coordinarse para desabrochar el mecanismo del sostén.
-Ven aquí Bells… -Dijo acercando su boca a la mía para besarme tiernamente los labios mientras sus manos trabajaban en quitarme el corpiño. Cuando mis pechos quedaron desnudos él fue bajando, depositando suaves besos en mi cuello y clavícula mientras sus manos tomaban mis senos abarcándolos completamente.
Mis manos trataron de aferrarse a su espalda, pero el ancho de la espalda de Emmett me obligó a abrir mis brazos de par en par para lograrlo. Quedé totalmente expuesta.
Los labios de Emmett siguieron descendiendo hasta que su boca se prendó de mi pezón derecho, y su lengua lo acarició en círculos, haciéndolo imposiblemente duro por la mescla de frío y mi calentura. Sus caricias, ya muchas veces practicadas en mí, siempre se sentían como nuevas e intrépidas, especialmente ahora, que llegaríamos hasta el final.
-Oh Emm…! –Gemí cuando su mano retorció suavemente mi pezón izquierdo. Su mano derecha se movió hacia el sur hasta la pretina de mis jeans.
-Estás segura Bella? Última oportunidad de arrepentirse… -Me dijo mirándome a los ojos.
-Emm deja de tratar de buscarme una escapatoria! Quiero estar contigo, quiero hacer el amor! –Exclamé y me giré en la cama para remover mis pantalones. Quedé sólo en una pequeña tanga de algodón blanco con puntitos rojos.
-Preciosa… y mía –Dijo Emm y su boca volvió a mis pechos y su mano se movió por mi costado hasta mi cintura, acariciando en círculos. Sus caricias eran hipnóticas y me dejé llevar cerrando los ojos, abierta a las sensaciones.
De pronto su mano se movió hasta posarse en mi monte de venus y me susurró al oído
-Bells… abre las piernas para mí…
Yo inmediatamente lo obedecí, aunque pude sentir cómo enrojecía de vergüenza.
Sus dedos suavemente trazaron caricias por sobre la tela y pude sentir cómo me mojaba y necesitaba más… más roce… más piel.
-Emm… -Gemí sin saber exactamente qué pedirle, pero necesitando más.
-Levanta las caderas Bells, te voy a desnudar –Me dijo y yo, aún con los ojos cerrados, obedecí.
Poco a poco Emmett bajó mis bragas hasta dejarme completamente desnuda, y yo volví a cerrar las piernas, en un gesto de pudor automático.
-No, no, no… -Me dijo abriendo mis piernas suavemente con ambas manos. Yo creí morir de vergüenza, y él besó mi estómago –Hueles tan bien Bella! –Suspiró.
-Estás aún en control? –Pregunté preocupada.
-Más que nunca Osita, relájate –Dijo como si eso fuera posible, y besó la cara interna de mis muslos. Eran besos lentos que dejaban rastros mojados y me hizo estremecer de necesidad. Con la punta de la lengua fue subiendo hacia mi centro dibujando círculos y remolinos a su paso, hasta que finalmente llegó a mi clítoris, donde lo lamió y besó con reverencia.
-Emmmmm… Aaaaaah… -Gemí arqueando mi espalda. Sentía mi sexo latir de necesidad, y la dulce tortura de Emmett no hacía si no aumentar mi necesidad hasta hacerla dolorosa.
La diferencia de temperatura entre mi acalorado centro y su helada lengua y labios agregaban nuevas capas de sensaciones y estaba a punto de cerrar las piernas para impedirle seguir atormentándome de esa manera cuando sentí su dedo en mi entrada.
-Estás tan mojada Bells, tan cálida y mojada para mí… y sabes tan bien… -Dijo mientras su dedo empujaba mi entrada, entrando centímetro a centímetro mientras su lengua seguía con locas caricias –tan apretada… -Dijo y comenzó a sacar su dedo, haciéndome gemir de necesidad y decepción, pero inmediatamente volvió a meterlo, efectivamente cogiéndome con su dedo. Comencé a sentir poco a poco un cosquilleo delicioso en mi bajo vientre, pero no fue hasta que me penetró con dos dedos y chupó mi clítoris con fuerza que ese cosquilleo se transformó en una enorme bola de fuego que me recorrió entera y logré acabar, en un orgasmo tan esperado que cuando finalmente llegó me hizo gritar y las olas de placer parecieron no acabar por minutos, dejándome exhausta.
Emm se posicionó junto a mí en la cama y sólo entonces noté que aún estaba vestido de la cintura hacia abajo.
-Emm… los pantalones… fuera! –Exclamé sin fuerzas aún para moverme y sacárselos yo misma. Él se puso de pié y en un segundo se bajó los pantalones –Andas… comando! –Dije impresionada al ver su cuerpo desnudo, y una enorme y poderosa erección.
-Sólo para mi Osita –Dijo sin vergüenza ante mi escrutinio poniendo sus puños en sus caderas. Yo no podía apartar los ojos de su entrepierna.
-Ven aquí Osote –Dije abriendo mis brazos, y él se acercó lentamente a besarme, y mi sabor en su boca me excitó en lugar de darme asco como había esperado –Puedo… tocar? –Pregunté.
-Es todo tuyo Bells… -Dijo con voz ronca y se acostó a mi lado con los brazos cruzados detrás de su cabeza –Explora, soy todo tuyo… -Repitió, y yo no supe cómo agradecer a los dioses por el buffet de Emmett que tenía ante mis ojos.
Por dónde empezar?
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Mmmmmh… un buffet de Emmett… quién quiere un plato?
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