Como siempre, les agradezco los gestos
que han tenido conmigo, su apoyo y sus muestras de amistad. Me hacen
preguntarme… Por qué dejé de escribir? Que bruta! jajajajaja
Aquí profundizamos un poco en la
relación Félix / Bella. Su dinámica es un poco diferente a la de mis historias
anteriores, pero igualmente entretenida de explorar.
Espero que les guste, abrazos y por
favor, sigan contándome qué les parece!
Nada me pertenece, bla, bla, bla…
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Capítulo 3
I'm sticking with you
'Cos I'm made out of glue
Anything that you might do
I'm gonna do too
People going to the stratosphere
Soldiers fighting with the cong?
But with you by my side I can do anything
When we swing
We hang past right or wrong
Anything that you might do
I'm gonna do too
People going to the stratosphere
Soldiers fighting with the cong?
But with you by my side I can do anything
When we swing
We hang past right or wrong
I'm sticking with you / The Velvet Underground
Bella salió del baño asistida por
Gianna caminando lentamente, con el cabello mojado y usando únicamente una de
mis camisetas (una de un concierto de Aerosmith del Tour “Get a Grip” del ´93)
como vestido.
Me acerqué a ayudarlas pero Bella negó
suavemente con la cabeza y caminó lentamente hacia su cama, con la mirada en el
suelo.
-Tus shorts pasaban de largo – Me
explicó – Me quedaban enormes.
-Bueno, para cuando te despiertes vas
a tener ropa de tu talla – Le dije y le acerqué la bandeja – Come mientras
hacemos la lista de lo que necesitas.
Bella asintió silenciosamente y yo
comencé a anotar en una libreta los esenciales, preguntándole por tallas,
colores y especificaciones. Luego ella mencionó las marcas de sus artículos de
tocador y terminamos para el tiempo que ella acababa su segundo sándwich.
Le entregué la lista a Gianna junto
con mi tarjeta de crédito y le dije que regresara lo más pronto posible. En
cuanto Gianna cerró la puerta tras de sí, me giré hacia Bella y le dije
-Ahora me dejarías ver tu costado por
favor?
-Mmmmmh… Prefiero que no – Dijo
mordiéndose los labios.
-Isabella, teníamos un trato – Le dije
levemente decepcionado de que se retractara.
-Estoy bien, no te preocupes – Dijo
con una sonrisa forzada.
-No te creo. Pensé que podía confiar
en ti, pero si no eres sincera no se puede – Le dije dándole la espalda. Qué
hacer? Reportar el incidente a los Maestros? Llevarla al hospital a la fuerza?
Por qué me tenía que hacer las cosas más difíciles? Ya bastante mal me sentía
por lo que le había hecho, pero ella quitándole importancia me hacía sentir
podrido.
-Félix no te enojes… - Me rogó. Yo no
me giré – Félix… Félix!
-Qué? – Gruñí mirando fijamente hacia
la chimenea.
-Está bien… pero quiero que me
prometas que no te vas a enojar ni te vas a volver loco – Me dijo en un
susurro. Me giré hacia ella y la vi tratando de levantarse de la cama.
Inmediatamente me acerqué a ayudarla
tocándola por el lado bueno. Una vez que la tuve de pié junto a mí noté por
primera vez lo pequeña que era. Noté además sus lindos pies desnudos sobre la
alfombra, sus largas y pálidas piernas, mi camiseta que terminaba un poco más
arriba de sus rodillas, su cabello húmedo que se enroscaba hasta la mitad de su
espalda y el hecho de que no llevaba sujetador.
-Te vas a tener que subir la camiseta
– Dije con voz más ronca de lo habitual.
-Ajá – Dijo ella enrojeciendo, y su
corazón se disparó.
Lentamente fue subiendo la camiseta,
descubriendo sus piernas y unas braguitas de algodón blancas con puntos rojos.
Subió un poco más y descubrió su estómago y la curva de su cintura.
Yo debí controlar firmemente mi rostro
para mantenerlo impasible. Me gustaba mucho lo que estaba viendo, y eso era
altamente inapropiado.
Para mi decepción y alivio se detuvo
justo bajo la curva de sus pechos, y por un momento no noté nada más que su
belleza.
Sólo por un momento.
Porque inmediatamente después
distinguí los moretones comenzando a formarse sobre sus costillas del lado
izquierdo.
Y me enfurecí. Conmigo mismo.
Por negligente.
Por estúpido.
Por descuidado.
-Félix… -Me llamó Bella.
La ignoré y apreté la mandíbula para
no rugir.
-Félix… no es para tanto… -Me dijo tratando
de calmarme.
La ignoré enfocándome sólo en su
delicada piel tiñéndose de azul.
-No creo que tenga costillas quebradas
– Dijo fingiendo optimismo – Puedo respirar bien, sólo que no muy profundo…
Más silencio de mi parte. Bella se
empezó a poner nerviosa.
-Félix, mira… no es tan grave, debe
ser a lo más la fisura de un par de costillas… No se ven protuberancias de
huesos rotos, ves? – Dijo tomando mi mano y posándola sobre su piel,
directamente bajo sus pechos. Seguí sin decir nada, esta vez porque temí decir
o hacer algo inapropiado. Ella continuó con su monólogo nervioso – Una vez leí
que antes se recomendaba enguinchar la zona afectada, pero que en realidad es una muy mala idea
porque te dificulta aún más la respiración, y eso produce jaqueca y mareos y
hasta neumonía… no queremos eso. Sólo necesito un poco de hielo y una caja de
ibuprofeno, crees que los podamos conseguir?
-Llamaré a Gianna para que te compre
el ibuprofeno y te traeré el hielo – Dije sacando mi mano de su costado como si
quemara.
-Si no hay hielo una bolsa de verduras
congeladas me sirve igual – Dijo ella tratando de sonar alegre y despreocupada,
probablemente para no enfurecerme aún más.
Yo no me podía sacar mi mal humor de
encima, pero no la quería castigar a ella. Estaba enrabiado conmigo mismo.
-Ok – Le dije con un gesto afirmativo,
me di media vuelta y salí de la habitación.
Alcancé a caminar a solas un par de
minutos cuando me encontré con Demetri, que iba saliendo de su habitación.
-Te perdiste la cena – Comentó – Te
demoraste más de lo que imaginaba… Qué tal tu nueva misión? – Preguntó con una
sonrisa burlona.
-No tengo hambre – Gruñí e ignoré su
referencia a Bella. Tenía cosas más importantes de las que preocuparme.
-Es bonita la chica – Insistió él – Ya
sabes, para una humana.
-Mmmmmh – Dije sin decir nada, con la
vista fija al frente.
-No puedo esperar a que sea
convertida, apuesto a que va a ser una belleza, incluso más que Heidi… Tiene
algo… Puro que la rodea – Dijo pensativo. Luego cambió violentamente de tono –
Te apuesto a que es virgen!
-No. Te. Metas. Con. Ella – Dije
marcando claramente cada una de mis palabras, amenazador.
-Hey! No te lo estás tomando un poco
en serio? Sólo estoy diciendo lo que todos pensamos, que la chica está buena!
-Tú no tienes por qué tener ojos para
Bella, tú estás con Gianna! – Ladré.
-Por favor! Gianna es un alivio
temporal, mientras algo nuevo y más interesante aparece, eso tú lo sabes bien.
Incluso ella lo sabe, nunca le he prometido nada – Dijo levantando las manos en
un gesto que pretendía ser inocente.
-Demetri tú eres mi amigo, lo has sido
por cientos de años – Dije mirándolo a los ojos – Sé cómo tratas a tus
conquistas y hasta ahora no me he metido, porque es asunto tuyo y porque no
fuerzas a nadie a jugar tus juegos… Pero déjame decirte algo para que no haya
confusiones: Bella es MÍA, me la entregaron a mí para cuidarla y protegerla, y
eso incluye alejarla de tipos como tú, que la van a usar y a abandonar cuando
se acabe la novedad. Ella se merece más. Mientras ella esté a mi cargo NADIE la
va a tocar, está claro?
-Wow! Hermano, estás realmente de
malas! – Exclamó él pasando un brazo por mis hombros, para lo que se tuvo que poner
de puntillas – Relájate, vamos a tomarnos un trago y me cuentas que se te metió
en el culo arrastrándose y murió.
-No puedo, tengo guardia 24/7 con
Bella – Respondí aliviado de tener una excusa para no salir.
-Qué le puede pasar? No se supone que
está durmiendo? – Preguntó.
-Exactamente, está en su momento más
vulnerable en un edificio lleno de vampiros, y los que no se la quieren tirar
la quieren drenar. Ninguna posibilidad de dejarla sola –Respondí sintiendo que
estaba perdiendo el tiempo hablando con Demetri cuando ya podría estar de
regreso en la habitación de Bella con el hielo que me pidió – Bueno, te dejo –
Le dije – Tengo bastante que hacer, que tengas una buena noche! –Dije echando a
correr hacia la cocina.
-Bueno, si te arrepientes me llamas,
voy a estar en alguno de los bares que rodean la plaza! – Gritó Demetri antes
de que me perdiera de vista.
Entré a la cocina, creo que por
primera vez. No estaba familiarizado con las cocinas modernas, nunca me fue
necesario. Pero sí veía tele, por lo que conocía la función de los
electrodomésticos, e identifiqué con facilidad el freezer.
Al abrirlo descubrí una gran variedad
de vegetales guardados en bolsas de 500 gr., lo que parecía ideal para mis
propósitos.
Tomé un par de bolsas de arvejas y
otras de frijoles y revisé los cajones hasta que descubrí las toallas de
cocina. Lo metí todo en una bolsa plástica, recordé enviar un mensaje de texto
a Gianna pidiéndole el ibuprofeno, y corrí de regreso a la habitación de Bella.
Golpeé la puerta suavemente por si
estaba durmiendo, pero Bella dijo con voz apenas audible “Adelante”.
-Permiso – Dije abriendo la puerta
lentamente. Bella se encontraba acostada acurrucada de costado, justamente
sobre el lado dañado – Bella no se supone que deberías apoyarte en el lado
enfermo! – Le dije acercándome rápidamente a su lado, junto a la cama.
-Si… Duele un poco, pero respiro mejor
– Me respondió sonriendo. Mierda! Por qué tenía que ser tan… dulce? Por qué no
estaba enojada? Por qué no me tiraba objetos pesados por la cabeza? Por qué no
gritaba? Se portaba como un ángel y me hacía sentir cada vez peor.
-Te traje los vegetales congelados –
Le dije mostrándole lo que traía en la bolsa. Ella se incorporó despacio y sin
emitir sonido, aunque noté cómo presionó sus labios con fuerza. Por qué me estaba tratando de
hacer esto más fácil? Al menos debería poder quejarse en paz.
-Gracias – Suspiró – Puedes envolver
un par de bolsas de arvejas en un paño? – Me preguntó. Hice lo que me pidió y
la miré en espera de más instrucciones – Ok… - Dijo girando su cuerpo, dándome
la espalda - Me ayudas a subir la camiseta para poner la compresa? – Preguntó.
Yo estudié su cuerpo acurrucado como
una bolita, con su trasero apuntando hacia mí… Y comencé a subir nuevamente la
camiseta, descubriendo su cuerpo sin que ella me pudiera mirar, lo que me dio
la oportunidad de estudiarla con mayor detenimiento. Mierda que hermosa era!
Pero me sentí como un viejo depravado
aprovechándome de su debilidad para mirarla lujuriosamente… Qué me hacía tan
distinto a Demetri? Que yo no pretendía hacerle daño.
Pero se lo había hecho.
Y ahora estaba disfrutando de las
circunstancias porque me permitían estar cerca de ella, tocarla, verla casi
desnuda… Dios! Soy asqueroso!
En un solo movimiento retiré mis
manos, las puse detrás de mi espalda y retrocedí varios pasos.
-Félix! Qué pasó? – Preguntó Bella
girándose rápidamente, sobresaltada por mi reacción – Auch! – Se quejó botando
el aire como si alguien la hubiera golpeado en el estómago.
-Bella! Estás bien? Mierda, si no
dejas de hacer movimientos bruscos te voy a tener que amarrar a la cama! – Dije
acercándome y presionando su cuerpo suavemente hacia atrás para que se
recostara. Ella enrojeció violentamente, mordió su labio inferior pero no bajó
la mirada. Me miró directamente a los ojos.
Le gustaba la idea de que la amarrara
a la cama? Naaaaah… Esas son mis fantasías, no las de ella. Demetri tiene
razón, hay algo puro… prístino en ella.
-Qué te pasó? – Me preguntó tratando
de recuperar su aliento.
-Nada, nada, todo bien – Dije
rápidamente. Ella enarcó una ceja pero no dijo nada – Te puedes girar para
ponerte la compresa?
-Ok… - Dijo ella asumiendo nuevamente
la posición fetal. Yo arremangué la camiseta eficientemente, y de manera
clínica y profesional le apliqué la compresa fría en su costado.
Bella se estremeció de frío y subió
aún más las piernas, tratando de conservar el calor.
-Te voy a tapar ahora – Le dije
bajando la camiseta para cubrir su trasero y luego la metí bajo los cobertores
de la cama. Eran gruesos y pesados, hechos a mano con plumas de ganso. Entre el
fuego de la chimenea y los cobertores, Bella no pasaría frío, excepto en la
zona afectada.
-Félix… -Dijo ella cerrando los ojos,
casi dormida.
-Dime Bella – Respondí aún sin poder
dejar su lado.
-Tú te vas a quedar conmigo verdad?
-Sí Bella, voy a estar todo el tiempo
a tu lado… Yo te voy a cuidar – Dije aclarándome la garganta, algo que los
vampiros NO hacemos.
-Y no vas a dejar que nada malo me
pase? – Insistió sin abrir los ojos.
-No Bella, nadie se va a acercar a ti,
y yo voy a aprender a controlar mi fuerza cuando esté cerca de ti.
-Bien… - Dijo suspirando. Hubo un
largo momento de silencio durante el cual pensé que se había dormido, pero
entonces murmuró – Félix…
-Sí Bella – Dije bajito, por si estaba
dormida.
-Estoy contenta de que seas tú quien
me va a cuidar… soy egoísta, porque sé que tú te mereces mucho más que esta
asignación, pero igual estoy contenta… me siento segura a tu lado…
-Yo también estoy contento, ahora
duerme – Dije más violentamente de lo que pretendía, pero es que esta niña
estaba jodiendo con mi cerebro… o tal vez con algo más peligroso, con mi
corazón.
-Mmmmmh… Buenas noches… - Dijo y de a
poco su respiración se acompasó.
-Buenas noches, Bella – Dije y me fui
a sentar junto al fuego.
Y así pasé la noche, mirándola dormir
con mi cuerpo entre ella y la puerta, atento a cualquier amenaza.
oooOooo
La mañana siguiente Bella despertó
tarde, cerca de las 11 de la mañana. Eso me dio tiempo para recibir y ordenar
la ropa y demás productos que Gianna le había comprado la noche anterior.
Cerca de las 9:30am Gianna se apareció
con una bandeja enorme, cargando varias opciones de alimentos y 2 termos,
supongo que porque nadie sabía lo que Bella preferiría comer.
Le di las gracias y le recordé que lo
sucedido la noche anterior debía permanecer como un secreto entre los tres, lo
que ella aceptó sin problemas. Ella estaba acostumbrada a guardar secretos, era
parte de su trabajo.
-Mmmmmh… - Escuché a Bella estirarse –
Ouch! – Despertó violentamente.
-Buenos días Bella – Dije acercándome
lentamente. Ella abrió los ojos asustada, y miró a su alrededor, probablemente
tratando de ubicarse.
-No fue un sueño… - Susurró.
-Si te refieres a lo de escaparte de
tu casa, viajar a Italia, robar un auto y venir a Volterra a salvar a tu ex
novio y su familia ofreciendo tu vida como moneda de cambio, ser asignada a mí
como mi protegida y luego ser brutalmente golpeada en las costillas
accidentalmente, nop, no fue un sueño – Le dije apoyándome en una pared, de
brazos cruzados.
-Oh… - Dijo ella aún mirando cada
rincón de la habitación con cara de desconcierto. Era tal su frustración que no
pude evitar una carcajada – De qué te ríes? – Preguntó frunciendo el ceño.
-De ti – Dije sonriendo… casi nunca me
ve nadie sonriendo, tengo una imagen de tipo rudo que cuidar.
-Qué es tan gracioso? – Preguntó
levantando la barbilla, desafiante.
-Tú – Respondí – Tu cabello parece un
nido, no debiste quedarte dormida con el pelo mojado.
-No es muy caballeroso de tu parte
señalar a una dama que se ve horrible por la mañana! – Dijo poniéndose de pié
de una vez. Se tambaleó un poco pero con un gesto no me dejó acercarme a
ayudarla.
-No dije que te vieras horrible, dije
que estás despeinada… es distinto – Aclaré.
-Humph! – Resopló ella pasando a mi
lado rumbo al baño.
-Veo que no eres una de esas personas
que despiertan felices por la mañana… - Comenté para picarla.
-Si debes saberlo, no, no soy feliz
hasta que me he tomado mi segundo café del día. Ahora me voy a tomar un par de
minutos humanos, si no te importa – Dijo
mirándome por sobre su hombro, lo que era cómico siendo tanto más baja
que yo.
-Qué son minutos humanos? – Pregunté
intrigado. Ella inmediatamente enrojeció y bajó la cabeza.
-Son minutos que necesito para
realizar mis funciones biológicas. Prefiero hacerlo sin vampiros alrededor, es embarazoso
sabes? – Dijo rápidamente.
-Ok, voy a ir a ducharme y cambiarme
de ropa – Le dije incómodo. Yo tampoco quería estar cerca cuando se tomara sus
“minutos humanos” – Voy a estar de regreso en 10 minutos. Estaré cruzando el
pasillo, así es que si me necesitas, sólo tienes que decir mi nombre y estaré aquí.
De acuerdo? – Pregunté. No es que me gustara mucho dejarla sola, especialmente
cuando estaba lesionada y no tenía movilidad completa, pero entendí su pudor y
su necesidad de privacidad… Mal que mal era una chica adolecente.
-Vale… Gracias… Lo lamento por ser tan
desagradable, no es nada personal, siempre soy una bruja por las mañanas… -
Dijo sonriendo.
-Está bien – Le dije – Cuando te hayas
transformado no volverás a despertar de malas… o al menos lo harás una sola vez
– Dije encogiéndome de hombros.
Bella me regaló una brillante sonrisa
– Tienes razón! Nos vemos en 10 minutos! – Dijo entrando en el baño y cerrando
la puerta.
Yo me dirigí a mi habitación a
velocidad vampírica y me di una ducha en tiempo record. Me vestí con mis
habituales jeans desgastados y una camiseta negra del IV disco de Led Zeppelin.
Soy un fanático del Rock clásico y el rock en general, y acudo a montones de
conciertos alrededor del mundo. Tengo décadas de camisetas compradas en esos
shows. Mi colección valdría montones en e-bay.
Pasados 10 minutos exactos crucé el
pasillo y golpeé la puerta. Sentí movimiento y la voz de Bella diciendo
“Pasaaa”. Y entré.
Toda la ropa que había ordenado la
noche anterior en su closet estaba tirada sobre su cama, y Bella figuraba toda
mojada, con el pelo chorreando y usando sólo mi camiseta de Aerosmith (Y no es
que me queje, la camiseta se le ajustaba como una doble piel, pero este
comportamiento era extraño, verdad?).
-Qué pasó aquí? – Pregunté pasmado.
-Tú!!! – Gritó ella girándose hacia mí. No le
mires los pechos, no le mires los pechos, no le mires los pechos… mierda! Ahí
estaban. Apuntando directamente hacia mí.
-Qué? Qué te hice, si ni siquiera
estaba aquí? – Pregunté levantando las manos.
-Mira esta ropa! – Exclamó apuntando
la pila sobre su cama.
-Ajaaaaa… - Dije con cuidado, como
tratando con un neófito inestable.
-No tienes nada qué decir? – Preguntó
levantando una ceja. Di un paso hacia atrás. Cada vez que levantaba la ceja yo
me encontraba en problemas.
-No? – Respondí como una pregunta.
-Cuánto gastaste en toda esa ropa? –
Preguntó con las manos en las caderas, haciendo que la camiseta subiera por sus
piernas. No debo mirar, no debo mirar, no debo mirar… mierda!
-No sé… - Le dije honestamente.
-Félix, todo es de marcas carísimas! -
Exclamó elevando las manos al cielo, como pidiendo paciencia. Yo pedí fuerzas
para no mirar… No me fueron concedidas.
-Okaaaaay… - Dije aún sin entender el
problema.
-Sólo estos Jeans costaron 800
dólares! Estas zapatillas Converse costaron 255 dólares! Yo las compro en 30 en
Forks! Mira estas camisetas! Dios Félix! – Dijo y se cubrió el rostro con las
manos y balbuceó algo que no le entendí.
Me acerqué despacio para no asustarla
y tomé sus muñecas con suavidad.
-Qué fue eso último que dijiste? –
Pregunté mirándola a los ojos, tratando de traspasarle algo de calma.
-La Perla… -Respondió.
-Qué? Una joya? – Pregunté.
-No Félix, mi ropa interior! Toda mi
maldita ropa interior es de La Perla! Sólo este brassier vale 327 dólares! 327! Y hay montones, bolsas
y bolsas de lencería! – Exclamó a punto de llorar.
-Si no te gustan los podemos cambiar…
pero yo los encuentro bonitos – Dije con voz suave. No eran “bonitos”, eran
sexy como el infierno, tendría que regalar algo bueno a Gianna para darle las
gracias.
-Bonitos… bonitos! Félix me importa un
pepino si son “bonitos”. Anoche hicimos una lista de esenciales, pero nunca
hablamos de comprar sólo marcas de lujo! Debes haber gastado… no sé… 20.000
dólares o más en todo esto! – Dijo horrorizada.
-No lo sé Bella, de verdad no lo sé.
Gianna fue a comprar con mi tarjeta de crédito, yo no vi el total, solo le
ordené comprar la ropa, tú estabas aquí cuando lo hice... Cuál es el problema,
si la ropa te gusta? – Pregunté confundido.
-Que no tengo dinero! No tengo cómo
pagártelo! Es demasiado, no me lo puedo permitir – Dijo y su voz se quebró.
Tomé su barbilla para hacer que me mirara a los ojos y lo que vi me aterró.
Lágrimas estaban comenzando a rodar por sus mejillas.
-Bella no… por favor no llores! – Dije
limpiando las huellas de las lágrimas de sus mejillas – Si no te gusta la ropa,
se devuelve…
-No es que no me gusta, es que es
demasiado – Dijo y le tiritó el mentón tratando de aguantar los sollozos. Yo
aún acunaba sus mejillas en mis enormes manos.
-Si te gusta nada es demasiado! – Le
dije acercándome un poco más – Lo que te dije ayer es cierto, yo tengo montones
de dinero, no me importa prestarte un poco. Y tú pronto pertenecerás a La
Guardia y vas a tener mucho dinero también, y te vas a dar cuenta de que lo gastado
en esta ropa no es nada, nada para un vampiro…
-Tú crees? – Preguntó esperanzada.
-Lo sé – Le dije con total certeza.
-Gracias Félix… perdóname – Dijo
lanzándose hacia mí y me abrazó con toda su fuerza por la cintura.
Y entonces lo sentí.
A su cuerpo húmedo en mis brazos.
A sus pechos contra mi torso.
A su calor.
A su aroma.
Al rítmico latir de su corazón.
A su silueta.
A ella.
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Ya mis queridos, espero que les haya
gustado.
Cuéntenme qué les pareció y me tendrán
escribiendo más rápido.
Abrazotes.
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