miércoles, 28 de mayo de 2014

Muertos o Algo Mejor 4



Y rápida como una gacela escribo y escribo para ustedes! Posteo un poco tarde en la noche por que le quito minutos al trabajo para este fic, y se me hace lento el proceso, pero quiero seguir así porque de este modo no pierdo el hilo de la historia.
Mil gracias a quienes leen y más a quienes comentan, son una ayuda  y un estímulo enorme!
Abrazos.
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Capítulo 4
If you were a wink, I'd be a nod
If you were a seed, well I'd be a pod.
If you were the floor, I'd wanna be the rug
And if you were a kiss, I know I'd be a hug

All I want is you, will you be my bride
Take me by the hand and stand by my side
All I want is you, will you stay with me?
Hold me in your arms and sway me like the sea.
All I want is you / Barry Louis Polisar

Una vez que Bella se hubo calmado un poco, se desprendió de mi abrazo claramente avergonzada, tratando de evitar mi mirada.
Yo no estaba dispuesto a aguantar eso.
-Hey! – Le dije mientras ella me daba la espalda. No hubo respuesta – Bella!
-Qué? – Preguntó cabreada sin girarse.
-Date vuelta, mírame a los ojos – Pedí más suavemente.
-No – Dijo negando con la cabeza.
-Por qué demonios no? No voy a hablar con tu nuca! – Dije comenzando a perder la paciencia, frustrado.
-Lloré… - Dijo muy despacio – Y me porté como una niña malcriada y malagradecida… me enojé contigo por tu generosidad, he sido una idiota.
-Okaaaay… - Dije pensando en lo que me estaba diciendo – No es que necesariamente esté de acuerdo con lo que me estás diciendo, pero si eso es verdad, por qué decidiste que la mejor forma de llevar las cosas es ignorarme? No es un poco infantil de tu parte? Bella recuerda que yo soy el encargado de tu seguridad, física y espiritual, quiero que seas feliz en tu nueva vida, tienes que aprender a verme como tu aliado!
-Lo sé! Tú has sido increíble, has tenido una enorme paciencia y has hecho tuyos mis problemas – Dijo gesticulando con las manos – Pero no sabes la vergüenza que me da abusar tanto de ti! Y la vergüenza se transforma en frustración y la frustración me transforma en una perra ingrata… - Dijo y agachó su cabeza, derrotada.
-Bella no… - Dije acercándome y rodeándola para quedar frente a ella – No llores, no gastes lágrimas en esto. Si tú te has portado como una bruja, es de alguna manera comprensible… estás pasando por muchos cambios en tu vida, y ves tu futuro como incierto. Estás en un lugar desconocido rodeada de vampiros potencialmente hostiles. Me extrañaría que no estuvieras un poco irritable…
Además no ayuda que yo te haya golpeado de esa forma… apuesto que ya todo tu costado está azul – Ella se limitó a asentir –Ok, entonces qué te parece si hacemos borrón y cuenta nueva y eliges algo de entre esta ropa que te guste y te vas al baño a cambiarte? Yo  aquí te espero.
-Vale – Dijo ella regalándome una tímida sonrisa. Escarbó un poco entre la ropa sobre su cama y se llevó la pila hacia el baño.
Escuché el sonido de la tela deslizándose sobre su piel y traté de concentrarme en otra cosa, por lo que volví a guardar su ropa en el closet. Finalmente se escuchó el sonido del secador de pelo y al poco rato salió Bella luciendo como un millón de dólares. La ropa de diseñador tiene ese efecto… todo calza mejor, ensalzando sus mejores cualidades y escondiendo sus (pocos) defectos.
Aunque era en rigor ropa sencilla, jeans, zapatillas y una camiseta, se veía sencillamente fantástica con su cabello suelto y brillante a la luz de la mañana… Mierda, mierda, mierda! Qué estoy pensando? Cómo me atrapó tan rápidamente? Tengo siglos de experiencia con todo tipo de mujeres, pero frente a Bella me siento como un idiota balbuceante, quiero darle todo, todo lo que tengo, todo lo que soy… Quiero hacerla feliz. Mierda! Así comienza el amor? Es eso lo que siento? Si Aro se entera me la va a quitar y se la va a entregar a algún imbécil como Santiago o cualquier otro que no la va a saber proteger como yo.
No, no voy a pensar en eso. Respiro profundo. Bella es mía… mía… mía.
-Félix? – Dijo ella frunciendo el ceño. Aparentemente no era la primera vez que me llamaba, y yo estaba demasiado ensimismado para prestarle atención. Un excelente hábito para un guardaespaldas, pensé irónico, meterme en mi propio mundo y no escuchar a mi protegida.
-Uh? Dime… - Le dije sonando excepcionalmente estúpido, estoy seguro.
-Que no te he visto brillar – Me dijo sonriendo condescendiente mientras se servía café en una taza.
-No, supongo que no – Le dije extrañado con el comentario.
-Puedo? – Preguntó entre sorbos y suspiró de satisfacción.
-Puedes qué? – Pregunté.
-Verte brillar!  - Exclamó exasperada.
-Sí, supongo que sí… Nadie me lo había pedido antes – Le dije encogiéndome de hombros mientras me acercaba a la ventana, y abrí de un tirón las cortinas de velo y las de terciopelo.
La habitación se llenó de la luz proveniente de los grandes ventanales, y mi piel reflejó esa luz en millones de pequeños fragmentos. Me pregunté cómo se vería a sus ojos humanos.
-Wooow! – Exclamó dejando su taza en la mesa y acercándose a mí sin quitar su mirada de mi rostro. Una vez que estuvo frente a mí se acercó más, pero sin llegar a tocarme, hasta que pude sentir el calor de su cuerpo a través de nuestra ropa - Eres… diferente… - Dijo maravillada, y de manera casi inconsciente estiró la mano derecha hasta mi rostro y acunó mejilla. No pude evitar inclinarme un poco hacia su toque.
-Diferente? – Susurré, no queriendo romper el hechizo.
-Diferente, tu piel brilla diferente… es increíble, es como si estuvieras iluminado por dentro… - Dijo sin dejar de mirarme, demasiado concentrada en estudiarme como para darse cuenta de lo que estaba haciendo. Y yo que sí sabía no quería que este momento acabara.
-Como una ampolleta? - Pregunté estúpidamente.
-Qué? – Frunció el ceño nuevamente.
-Que si brillo como una ampolleta… - Aclaré – Dices que parece que brillara desde adentro…
-Nooo! Cómo se te ocurre? No Félix, no pareces una ampolleta, es algo mucho más especial, como si emanaras luz propia, no como si simplemente la reflejaras como el resto de los vampiros… Nunca había visto algo así… – Dijo pasando sus dedos por mi rostro de manera ausente, acariciándome sólo con la yema.
-Crees que es raro? – Pregunté. Tal vez ella lo consideraría como una anormalidad equivalente a una deformidad.
-Es diferente, es hermoso… Quisiera poder brillar como tú – Dijo soñadora, rodeando mi boca con sus dedos. Un gesto tan simple, tan supuestamente inocente, pero que poseía una carga sexual enorme. Hasta el momento había sido un ejemplo de control, pero Bella lo estaba testeando peligrosamente y no sabía cuánto tiempo más duraría comportándome como un caballero.
Me incliné un poco más.
Ella se quedó donde estaba, mirándome como si fuera un milagro.
Me incliné un poco más.
Toc, toc, toc.
La puerta.
Los dos nos sobresaltamos y dimos un paso hacia atrás como si nos hubieran descubierto haciendo algo malo.
-Quién? – Pregunté con voz ronca posicionándome entre Bella y la puerta.
-Demetri! – Gritó para que Bella también lo pudiera escuchar.
-Pasa – Le dije mientras me acercaba hacia la puerta. Bella se dirigió a la mesa donde dejó el café y tomó un largo sorbo.
-Permiso – Dijo Demetri entrando a la habitación. Sus ojos se dirigieron inmediatamente a Bella y una sonrisa lasciva apareció en sus labios – Buenos días Bella Dama! – Dijo con una reverencia.
-Demetri – Gruñí demasiado bajo para que Bella escuchara. El bastardo me guiñó un ojo en un gesto de complicidad. Como si yo le fuera a permitir acercarse a Bella.
-Buenos días – Dijo Bella mirando su taza atentamente. A pesar de que su cabello cubría gran parte de su rostro, pude ver que estaba sonrojada. Mierda! Qué significa eso? Le gusta ese bastardo? Bueno, al menos su ritmo cardiaco se mantuvo estable.
-Isabella, te ves radiante esta mañana! Te girarías para mí? – Preguntó Demetri acercándose a Bella y a mí.
-Qué? – Preguntó ella confundida – No! Claro que no! – Exclamó cuando entendió lo que le estaban pidiendo.
-Demetri, si no tienes nada específico que hacer aquí te ruego que dejes a Isabella en paz – Le dije en tono amenazador.
-Félix! – Susurró Bella avergonzada por mis malos modales.
-No te preocupes, Isabella, todo está bien, Félix y yo somos buenos amigos, es sólo que a veces él se toma muy en serio su trabajo – En cuanto dijo esto pude ver en el rostro de Bella una fugaz mueca de algo… dolor? – Pero para contestar a tu pregunta, sí, vine con un propósito – Dijo triunfal.
-Y ese propósito sería… - Dije ansioso de que terminara y se largara.
-El maestro Aro quiere hablar contigo, así es que en cuanto termines de tomar desayuno puedes dirigirte al Salón del Trono – Respondió dirigiéndose a Bella.
-Oh… ok, no me demoro nada… - Balbuceó Bella.
-Gracias Demetri, ahora si nos disculpas… - Dije empujándolo hacia la puerta.
-Hey! No seas egoísta! – Se quejó él con buen humor al llegar al pasillo.
-Fuera, ahora! – Gruñí – Nos vemos para la comida… ya tengo hambre, por que ayer me la salté… - Le dije en voz baja.
-Es una cita – Dijo entusiasmado – Y qué vas a hacer con Bella mientras te alimentas? La vas a hacer mirar?
-Estás loco? Jamás podría hacerle eso! No, la voy a dejar con Gianna, a lo mejor le puede presentar a las esposas y a Corin…
-Mmmmh, eso será interesante – Comentó pensativo.
-Que cosa?
-Ver si Bella es afectada por el don de Corin, porque si no, probablemente tampoco responderá al don de Chelsea, y sería la única asociada de los Volturi unida a ellos por pura lealtad y honor en lugar de la manipulación por parte de algún vampiro con algún don.
-Mierda! No lo había pensado… eso puede ser muy bueno… o muy malo para ella. Si Aro no puede estar seguro de que algo la ata a nosotros y no es capaz de entrar en su cabeza, nunca va a confiar en ella. Y si no puede confiar en ella, para qué la quiere? – Pregunté más para mí que para él.
-No lo sé, con el maestro nunca se sabe… Tal vez la quiere para que nadie más la tenga – Dijo encogiéndose de hombros – Nos vemos más tarde, adiós! – Dijo alejándose por el pasillo.
-Adiós – Respondí entrando al dormitorio.
-Qué pasa? – Preguntó Bella muy seria.
-Nada, todo está bien – Dije pasándome las manos por la cara.
-Mentiroso! – Me regañó – Si no quieres decírmelo dime eso, pero no me digas que no te pasa nada!
-Ok, ok… - Dije levantando las manos, como para pacificarla – Este no es el momento para tener esta conversación porque es muy larga – Bella abrió la boca para reclamar – Dije que este no es el momento, no que nunca lo sea. Ahora tenemos que ir ver a los Maestros. Terminaste de tomar café? – Bella asintió – Ok, entonces arma un sándwich y te lo comes en el camino, así andamos más rápido.
Bella silenciosamente comenzó a llenar un bagel con queso crema y salmón ahumado, y una vez lista tomó un par de servilletas y se dirigió a la puerta.  
Caminamos por los pasillos del castillo en silencio, sólo interrumpido por la respiración y el latido del corazón de Bella, y ocasionalmente un mordisco de su sándwich.
Nuevamente caminamos lado a lado, con ella apoyada en mi brazo, ya que los pasillos estaban demasiado oscuros para ojos humanos. Imagino que se vería bastante tétrico.
-Félix… – Dijo Bella tras tragar un bocado.
-Dime… - Dije y esperé.
-Cuando debes alimentarte? Se te están oscureciendo los ojos, y yo creo que estar conmigo todo el día no ayuda… - Dijo tratando de ver mi rostro. Pero no podía.
Es cambio yo sí veía el suyo, inclinado hacia mí.
-No te preocupes, tengo un excelente control – Dije y Bella abrió la boca para decir algo pero nuevamente yo fui más rápido – Tranquila! Voy a alimentarme hoy, y mientras eso sucede tú vas a conocer a las reinas.
-A las reinas? A las esposas de Aro y Caius? – Preguntó ella entusiasmada.
-Sip, estoy seguro de que van a estar contentas de conocerte, no reciben muchas visitas… - Le dije.
-Y si no reciben visitas, por qué me reciben a mí? – Preguntó Bella, observadora como siempre.
-Sencillo – Respondí – Porque no eres una amenaza para ellas, eres mujer, eres humana y ellas están protegidas por su propia guardia. No hay nada que pudieras hacer para dañarlas. Además tú vas a ser un nuevo miembro de La Guardia y ya manifiestas tus habilidades, sólo eso te hace interesante.
-Comprendo… Cuánto tiempo estaré con ellas? – Preguntó mordiéndose el labio. Estaba nerviosa.
-Un par de horas a lo más. Yo no me demoraré más de 1 hora en comer, pero no sabemos cuánto tiempo quieren pasar ellas contigo. Todo depende de qué tan interesante les parezcas.
-Y si les gusto… me pueden solicitar para formar parte de su Guardia Personal? – Preguntó Bella frunciendo el ceño.
-Mmmmmh… si… - Dije odiando la idea, pero incapaz de mentir.
-Félix yo no quiero irme con ellas... – Dijo tomando mi brazo con fuerza, desesperada  – Yo quiero estar en La Guardia contigo, que tú me enseñes a pelear y a todo lo demás… Aro dijo que tú estarías conmigo hasta que dejara de ser un peligro para mí misma como neófita… Yo creo que voy a ser un peligro durante mucho tiempo, tal vez para siempre – Dijo hablando rápido, deteniendo nuestro andar.
-Bella… Bella!... Shhhhhh… - Dije tomando su rostro entre mis manos – Ya te dije, no te voy a dejar, tú eres mía mientras dure esta asignación… Tranquila, no hay un lugar en el mundo donde preferiría estar… - Dije sorprendiéndome por la honestidad de mis palabras.
-Y tu carrera? Estoy estancando tu carrera… - Dijo con voz suave, ya más tranquila.
-Olvídate de mi carrera, ya estoy lo más alto que puedo estar sin llegar a ser rey, y eso no es para mí. En todos mis años con los Volturi lo he hecho todo, no hay nada que extrañar. Ya te había dicho que estaba aburrido de mi vida, de la rutina – Le dije mirándola a los ojos, inclinándome hasta que nuestros rostros estuvieron separados por solo un par de centímetros – Tú eres un soplo de aire fresco que va más allá de una simple asignación. Ahora cálmate, endereza la espalda y levanta el mentón. Nunca les muestres debilidad o se van a aprovechar de ti y te van a pasar por encima.
-Así? – Preguntó ella asumiendo la posición con una pequeña sonrisa.
-Así – Confirmé – Cuando entremos al Salón del Trono no podemos actuar como amigos, entiendes? Las cosas son más formales ahí. No te voy a hablar a menos que sea necesario y vamos a hablar sólo de trabajo, así es que no quiero que te ofendas si te parezco frío y distante en los eventos de La Corte… Es sólo protocolo – Le expliqué. Y me pregunté por qué me tomaba tantas molestias en proteger los sentimientos de mi humana… realmente me importaba si ella se ofendía? La respuesta era sencilla. Me importaba, y mucho.
-Pero cuando estemos solos podemos ser amigos? – Preguntó nuevamente ansiosa, tratando de disimular lo importante que era mi respuesta para ella. Pero los latidos de su corazón la delataron.
-Cuando estemos solos podemos ser y hacer lo que sea, siempre que no te ponga en peligro – Respondí vagamente.
Finalmente llegamos al Salón del Trono y golpeé la puerta.
-Adelante Félix! – Dijo Aro. Yo guiñé un ojo a Bella y abrí la puerta, dejándola pasar primero, conmigo en sus talones. Nada garantizaba que un miembro de La Corte no la encontrara particularmente apetitosa y la atacara – Isabella! – Exclamó al verla, aunque claro, la había escuchado acercarse.
-Hola Aro… - Dijo Bella mirándolo a los ojos – Marcus, Caius, buenos días – Dijo con voz baja pero sin bajar la mirada. Marcus murmuró algo inentendible y Caius hizo una mueca de disgusto pero al menos reconoció su presencia con un asentimiento. 
-Qué tal tu primera noche? – Preguntó Aro – Todo bien? Tienes bastante que comer? Alguna cosa que necesites?
-Oh no, todo está perfecto – Se apresuró a decir Bella – Tengo todo lo que necesito y Gianna ha compartido su comida conmigo, así es que de ninguna manera me puedo quejar.
-Y con Félix? – Preguntó como si yo no me encontrara presente. Era una mala costumbre de la realeza, a veces trataban a sus inferiores como muebles.
-Félix ha sido un caballero y ha sido de mucha ayuda para mí –Dijo con una sonrisa - Te agradezco que le asignaras mi protección, me siento muy segura bajo su cuidado. Espero no alejarlo de tareas más importantes…
-Eso no te corresponde a ti decidirlo, humana – La interrumpió Caius. Ella se puso rígida pero mantuvo una postura orgullosa.
-Simplemente estoy respondiendo a una pregunta, Caius – Dijo ella modulando lentamente, mirándolo directo a los ojos. Mierda! Bella lo estaba desafiando, y si Caius decidía atacarla yo no podría defenderla. Y si lo intentaba simplemente moriríamos los dos.
Y por eso acudí a  lo primero que pasó por mi cabeza.
Le pellizqué el trasero. Y por supuesto, lo disfruté.
-Auch! – Dijo ella y saltó hacia adelante sobándoselo. Yo debí reprimir la sonrisa que amenazaba por escapar de las comisuras de mi boca.
-Isabella! Qué te sucede? – Preguntó Aro poniéndose de pié y acercándose a Bella. La tomó de la mano, pero por supuesto, no pudo ver nada.
-Owww! – Se quejó Bella dándome una mirada furtiva que lanzaba rayos y truenos, pero no me cuestionó – Creo que algo me picó – Dijo dirigiéndose a Aro – Hay bichos realmente asquerosos en este castillo. Ustedes probablemente no los han notado porque no sufren con las picaduras… a lo mejor deberían pensar en fumigar…
-Mmmmh…  - Dijo Aro pensativo – A lo mejor Isabella tiene razón, este castillo es tremendamente antiguo y jamás hemos fumigado ni hecho una limpieza profunda… Estamos cubiertos de polvo y telarañas. Creo que instauraremos un par de días de fumigación y otros tantos de limpieza a fondo.
-Y se puede saber quién va a limpiar? – Preguntó Caius, furioso.
-La Guardia, por supuesto, no es como si pudiéramos contratar una empresa de fumigación y otra de limpieza. Nos los comeríamos antes de que empiecen a trabajar.
-Protesto! – Dijo Jane – Somos Guardias de Elite, no criados.
-Jane, querida – Dijo Aro dirigiendo toda su atención a la pequeña arpía – Ustedes van a ser exactamente lo que yo quiero que sean, estamos claros? – Finalizó en un tono mortífero.
-Sí maestro… lo siento maestro… - Dijo Jane haciéndose aún más pequeña.
-Cuidado Jane, que no voy a aceptar faltas de respeto de nadie – Advirtió Aro.
-Lo siento maestro – Repitió.
-Bien, volviendo a nuestro tema original, quería asegurarme de que Isabella sea tratada como corresponde y que tenga todas sus necesidades cubiertas – Dijo regresando a su tono de voz alegre y festivo.
-Sí, como dije antes, todo bien, estoy muy contenta de estar aquí – Se apresuró a decir Bella.
-Y tienes alguna idea de cuándo te quieres transformar?
-Mmmmh… aún no he pensado en una fecha específica – Dijo meciéndose, cargando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra – Pero definitivamente pronto. No veo razones para posponerlo demasiado, pero sí un montón de inconvenientes.
-De acuerdo, cuando hayas tomado una decisión quiero que lo comuniques de inmediato para hacer los preparativos – Dijo Aro entusiasmado otra vez.
-Preparativos? – Preguntó ella.
-Sí, como quién te va a convertir, por ejemplo. Esa es una relación muy importante en la vida de un vampiro, la que tiene con su creador – Explicó Aro.
De sólo imaginar a otro miembro de La Guardia mordiéndola rechiné los dientes. Mierda! Sobre mi cadáver! Aunque si me daba por oponerme probablemente sería sobre mi cadáver…
-Ahora vas a tener el honor de conocer a las reinas mientras nosotros nos alimentamos, no queremos que alguien te ataque por accidente – Dijo mirando a Jane – Anda a Recepción y pídele a Gianna que te guíe, Corin te estará esperando junto al ascensor en el piso 18.
-Vale, gracias – Dijo dirigiendo una sonrisa a Aro y un asentimiento con la cabeza a Caius y Marcus. No era exactamente protocolar, pero ella aún no era parte de La Corte, por lo que las reglas no aplicaban a ella. Y nadie le había enseñado cómo comportarse.
Luego Bella se giró y mirándome a través de sus largas pestañas, me guiño el ojo y me dio un codazo como el que le había dado yo el día anterior y que casi le rompe las costillas, pero mucho más suavemente.
-Nos vemos… - Susurró, aunque sabía que todos nos podían escuchar.
Yo debí reprimir mi sonrisa y le dije – Te voy a ir a buscar cuando me desocupe, compórtate con las reinas.
-Por supuesto! – Exclamó ella llevándose una mano al pecho, como escandalizada.
-Lárgate de una vez! – Le dije dándole un empujón hacia la puerta antes de que alguno de los dos dijera algo que nos avergonzara. Bella salió disparada pero se las arregló para no tropezar, lo que era de por sí un milagro, y antes de salir por la puerta la escuché carcajearse y decir a volumen normal y burlesco
-Ah, pero no me caí!
-Pequeña… - Mascullé girándome y no terminé lo que iba a decir, porque sólo entonces caí en cuenta de que todos, incluyendo a los maestros, me estaban mirando intrigados.

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Oh que bien va la cosa entre esos dos… el problema es si llegado el momento les darán permiso para estar juntos…
Parece que la cosa no será tan sencilla.
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