Aquí va algo que
estoy segura que no se esperaban… ustedes me dirán qué les parece y sobre todo
qué tan realista es la escena.
Pero antes, mis
agradecimientos a quienes comentaron el capítulo anterior, en especial a
quienes comprendieron el mensaje (no muy sutil) que había tras la conversación
entre Bella y Gianna. Bromas aparte, las mujeres debemos respetarnos y exigir
respeto de nuestras parejas, y si no lo obtenemos, es que estamos buscando en
el lugar equivocado. En eso no podemos transar.
Sean fuertes chicas,
que ustedes lo valen!
Por último, mi
saludo cariñoso y un abrazo a mi querida lectora Renesmee Black Cullen1096
que hoy está de cumpleaños. Este capítulo (aunque no tan alegre) va dedicado
para ti.
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Capítulo 12
Yo no soy esa
que tú te imaginas:
Una señorita
tranquila y sencilla,
que un día abandonas,
y siempre perdona,
esa niña si...no...
Esa no soy yo.
Yo no soy esa
que tú te creías:
La paloma blanca
que te baila el agua,
que ríe por nada,
diciendo si a todo,
esa niña si...no...
Esa no soy yo
que tú te imaginas:
Una señorita
tranquila y sencilla,
que un día abandonas,
y siempre perdona,
esa niña si...no...
Esa no soy yo.
Yo no soy esa
que tú te creías:
La paloma blanca
que te baila el agua,
que ríe por nada,
diciendo si a todo,
esa niña si...no...
Esa no soy yo
Yo no soy esa /
Mari Trini
Una vez que Bella y Gianna terminaron de recoger su
desastre, Gianna se despidió de Bella con un abrazo, prometiendo llamar si algo
salía mal en su cita, y acordando venir al día siguiente a tomar desayuno para
compartir los detalles.
Una vez que escuché a Gianna desaparecer por el pasillo, oí
la voz de Bella llamarme con voz suave, dulce.
Dijo sólo mi nombre, y antes de que ella terminara de
pronunciarlo, yo estaba a su lado.
Ella aún estaba vestida sólo con mi camiseta, y estaba de pié
frente a la cama, cerca del televisor.
-Hola – Le dije acercándome a ella, tomándola de las caderas
y besando la punta de su nariz. Ella sonrió.
-Hola – Dijo ella, y rodeándome con sus brazos y hundiendo
su rostro en mi pecho, suspiró.
-Estás bien? – Pregunté acariciando su cabello.
-No, he sido la peor novia del mundo, he sido insoportable,
mandona y temperamental. Hice un desastre en tu habitación y traté de
deshacerme de ti para que no te enteraras. Lo siento… - Dijo mirándome a los
ojos - De verdad lo siento. Yo no soy así, por lo general soy una persona mucho
más agradable y considerada… Pero te has llevado lo peor de mi mal humor, y a
cambio has sido increíble.
Quiero que sepas que de verdad aprecio todo lo que haces por
mí… Desde prestarme dinero para que no deba vestirme con ropa del baúl de los
pobres de alguna iglesia, hasta darme el espacio que necesitaba para relajarme
con una amiga. Eres maravilloso, y quiero que sepas que aunque a veces actúe
como una perra psicótica, aún entonces sé que eres lo mejor que me ha pasado –
Terminó abrazándome más fuerte y presionando sus labios contra mi corazón por
sobre mi camiseta.
-Bella… - Dije rodeando completamente su cuerpo con mis
brazos y envolviéndolo con el mío – Ya te dije que entiendo tu situación, sé
que hay un montón de cambios ocurriendo en tu vida simultáneamente, y aún así,
la mayor parte del tiempo te muestras como la chica divertida, inteligente,
adorable y sarcástica que eres. Me siento enormemente afortunado de que me
hayan asignado a esta humana – Dije besando su cabello – Y me siento aún más
afortunado de que esta humana me haya aceptado como su novio – Dije y besé su
frente. Estaba caliente y un poco sudorosa.
Me alejé un poco para estudiar su rostro, que estaba casi
tan pálido como el mío. Di un paso hacia atrás para estudiarla mejor y las
piernas de Bella parecieron a punto de ceder.
-Bella! Qué te pasa? Estás bien? Qué sientes? – Pregunté
ayudándola a mantenerse de pié.
Ella se limitó a suspirar y cerrar los ojos, y escondió su
rostro en mi pecho.
Yo la tomé en mis brazos, la deposité con todo cuidado en la
cama, y la cubrí con la colcha, ya que a pesar de estar sudando su cuerpo
estaba helado.
-Bella qué te pasa? – Le pregunté tomando sus mejillas entre
mis manos.
-No te preocupes, no es nada… - Dijo Bella sin abrir los
ojos, volviendo a la posición fetal que adoptaba cuando se sentía vulnerable –
Estoy un poco cansada…
-Cómo que no es nada? Estás sudando helado y tu frente está
ardiendo… Qué te pasa? – Insistí.
-No estoy segura… me duele la panza… A lo mejor estoy un
poquito intoxicada… - Susurró abrazándose el estómago.
-Ves? Comiste demasiado… Ese desayuno inmenso, el almuerzo
grotesco, las millones de papas con saborizantes artificiales que seguro
irritan el estómago, las 4 variedades de helado, que deben estar compuestos en
un 60% de colorantes, los no sé cuántos litros de gaseosa y las cervezas… Toda
esa azúcar… Dónde demonios te entra todo eso? Con razón te estás muriendo… -
Dije preocupándome en serio.
-Augh! Por favor no hables de comida… Tengo nauseas –
Susurró – Y puedes apagar la luz? Me duelen los ojos… Abrir los ojos me da
asco.
Yo de inmediato apagué las luces y corrí las cortinas para
que la habitación quedara completamente en penumbra.
Luego me senté a su lado en la cama y comencé a acariciar su
cabello, reconociendo la nueva textura que le daba el desflecado. Mi otra mano
la puse sobre su frente, para tratar de aliviarla un poco.
Pero ella empeoró, y comenzó a tiritar y transpirar más, su
cuerpo estaba casi pegajoso, y yo no sabía qué hacer.
-Me duele… – Se quejó ella, lo que me dijo que era serio,
porque ella nunca se queja de dolor.
-Que te duele? – Pregunté tratando de mantener la calma,
aunque por dentro me estaba volviendo loco de preocupación.
-Mi pancita… me duele mucho… me duele todo el cuerpo… mi
piel está hipersensible – Jadeó.
-Bella… Bella dime qué puedo hacer? Cómo te ayudo? –
Pregunté comenzando a desesperarme.
-Na… Ough!... Quiero… Baño, ayúdame… -Balbuceó, y yo la tomé
en mis brazos y la llevé al baño en un par de segundos. La deposité de pié en
las baldosas esperando instrucciones, pero ella simplemente cayó de rodillas,
abrazó el excusado y comenzó a vomitar.
Yo me senté a su lado y recogí su cabello para que no se lo
ensuciara, y con la otra mano acaricié su espalda en movimientos circulares.
Ella seguía temblando como una hoja, y las contracciones
abdominales la sacudían doblándola en dos. Y evidentemente la presión que
estaba ejerciendo en sus costillas fisuradas era inmensamente dolorosa, ya que
cada arcada le arrancaba gemidos de dolor, y caían por sus mejillas lágrimas
intermitentes que no podía contener.
-Ándate! – Dijo con la primera bocanada de aire que pudo dar
– Soy… Asco… No… Veas así… - Y soltó una mano del excusado para tratar de
empujarme con toda la fuerza de un gatito recién nacido, pero aparentemente el
esfuerzo fue demasiado y se agitó con una nueva oleada de arcadas y vómito.
-Bella no te voy a dejar sola, menos cuando me necesitas a
tu lado – Le dije con una calma que no sentía, acariciando sus hombros y brazos
– Y no eres un asco, estás enferma, y para tu información se necesita bastante
más que vómito de todos los colores del arcoíris para asustarme, recuerda que
soy un soldado, y la guerra no es bonita. Ahí sí que se ven cosas asquerosas.
Y Bella no dijo nada más. Simplemente vomitaba hasta que no
tenía más fuerzas y entonces se desplomaba con la cabeza sobre sus antebrazos
abrazando el asiento del excusado, luciendo más muerta que viva.
Yo tomé una toalla de mano, la doblé y la mojé con agua
helada para secar su sudor y ayudar a refrescarla… Y tiré la cadena cada cierto
tiempo.
Este ciclo se repitió por un par de horas, hasta que se
acabó la comida y comenzó la bilis.
Y cuando la bilis se acabó, vinieron las nauseas secas, que
parecían ser más violentas aún por que no tenían ningún alivio.
Y sólo después de un largo rato de esa tortura que la dejó
gimiendo agotada, todo se terminó.
Y se quedó dormida con la cabeza sobre mis piernas y su
cuerpo sobre las baldosas.
Me la llevé desfallecida a la cama y la arropé en un capullo
de cobertores. No sabía qué hacer. Evidentemente era algún tipo de intoxicación
alimentaria, pero cómo actuar en este caso? No sabía qué era correcto y qué no,
así es que decidí molestar a Gianna en su cita con Demetri.
La llamé al celular, pero no respondió.
Le mandé varios mensajes de texto escritos con creciente
preocupación e intensidad, y no respondió.
Bella se debió levantar 3 veces más para ir al baño a tratar
de vomitar comida que simplemente ya no estaba en su estómago. Traté de
compensar la pérdida de líquidos haciéndola beber un vaso de agua de la llave,
ya que se quejaba de que tenía sed y sus labios estaban secos y partidos… Pero
le hizo peor, porque entonces sí que tuvo algo que vomitar.
En la madrugada le envié otro mensaje de texto a Gianna
diciendo que trajera a Bella un desayuno acorde a alguien muy enfermo del
estómago, ya que me imaginé que Bella se moriría si debía ver u oler huevos con
jamón.
El período más largo que Bella logró descansar fueron casi 3
horas seguidas, y lo hizo envuelta en cobertores y aferrada a mí con todas sus
escasas fuerzas.
Yo traté de decirle las cosas adecuadas, palabras de aliento
que sonaron ridículas. Yo sabía lo mal que se sentía, ella no necesitaba
escucharme decir que se pondría mejor… Por lo que me limité a acariciar su
cabello y su espalda, tratando de confortarla sin ser invasivo.
Finalmente, a las 9 de la mañana apareció Gianna cargando
una bandeja con comida y un botiquín.
-Donde demonio estabas!? – Gruñí furioso, con Bella aún
durmiendo en mis brazos.
Ella retrocedió un par de pasos, muerta de susto. Yo
generalmente no uso mis características físicas para intimidar a la gente a
menos que sea estrictamente necesario, pero en esta ocasión estaba frenético,
no me contuve y no me importó que Gianna estuviera aterrada de un vampiro de
casi 2 metros y con la constitución de "La Roca" (A/N: Me refiero al ex luchador de la WWF).
-Lo siento! No vi tus mensajes hasta esta mañana… ayer mi
celular se descargó mientras compartía con Bella, por lo que lo dejé cargando
apagado y no lo encendí hasta hace media hora… - Balbuceó –Cómo está? –
Preguntó posando los ojos en el pálido rostro de Bella.
-Pésimo – Respondí – Después de que te fuiste estaba
desanimada, luego comenzó a transpirar helado, pero tenía el rostro afiebrado y
de pronto comenzó a vomitar. Vomitó por horas, hasta que ya no había nada más.
Entonces le di un poco de agua y comenzó de nuevo – Dije pasándome la manos por
la cara, como para borrar los recuerdos de la noche anterior.
-Le diste agua fría de la llave? – Preguntó Gianna
suavemente. Yo me limité a asentir – Es la temperatura del agua y el tomarla
toda de una vez lo que probablemente le cayó peor. Para hidratarla ahora le
vamos a dar una infusión de manzanilla, pero de a cucharaditas, para
asegurarnos de que su estómago puede recibirla. Eso va a funcionar en lo
inmediato, pero si vomitó tanto anoche, vamos a necesitar bebidas isotónicas,
de las que toman los deportistas. Esas son especiales para hidratarse, porque
se absorben mejor y aportan los minerales que perdió.
-Tú tienes de esas bebidas en el castillo? – Le pregunté.
-No, lo siento, pero nunca las he necesitado – Se disculpó
ella. Mierda! Yo no podía ir a comprar porque no podía dejar a Bella y no
quería que Gianna se fuera porque era la única que tenía alguna remota idea de
qué hacer en este caso. Me dieron ganas de ser capaz de vomitar de sólo pensar
en la solución.
Demetri.
-Gianna, no es por meterme en tu vida privada, pero qué tan
mal quedaron anoche las cosas entre Demetri y tú? – Pregunté.
-Mal… Él no estaba muy contento, se emborrachó un poco y
trató de pelear con unos humanos que me invitaron un trago, pero no es como que
no podamos volver a estar en la misma habitación… Ambos somos adultos… Por qué?
– Preguntó.
-Porque lo voy a llamar para que traiga las bebidas
isotónicas que necesita Bella – Respondí. Ella asintió sin decir palabra.
Gianna sabía que yo no involucraría a Demetri de haber alguna alternativa.
Saqué mi celular de mi bolsillo sin dejar de acariciar el
cabello de Bella en todo el tiempo que llevábamos hablando Gianna y yo.
No me importó lo que pensara Gianna.
En realidad después de la noche que habíamos pasado eran
pocas las cosas que me importaban.
-Aló – Dijo Demetri con voz ronca y un poco hostil.
Probablemente tenía resaca.
-Demetri, soy Félix, necesito pedirte un favor, dónde estás?
– Pregunté yendo directamente al grano.
-Félix… Mi hermano – Dijo sarcástico. Aún
estaba enojado conmigo.
-Demetri esto no es acerca de mí, dejemos las mezquindades
de lado por un momento… El favor es para Bella – Dije sabiendo que eso
capturaría su atención.
-Qué necesita Bella? – Preguntó de inmediato, hasta sonando
más lúcido. En el fondo se escuchó la voz de una mujer hablando danés. Demetri
le gritó que se callara en el mismo idioma y me insistió – Qué necesita?
-Bella está enferma – Le dije – Es más que el resfrío,
creemos que se intoxicó, y Gianna y yo tenemos que quedarnos a su lado porque
está deshidratada y prácticamente inconciente. Gianna la va a tratar de
hidratar un poco dándole una infusión de hierbas de a cucharadas, pero lo que
necesitamos realmente son bebidas isotónicas, las que obviamente no tenemos.
-Cómo mierda dejaste que le sucediera esto? Cómo dejaste que
llegara tan lejos? – Me gritó Demetri furioso y sonando verdaderamente
preocupado – Se supone que tú debes protegerla!
-No estaba bajo mi control que ella se intoxicara – Le dije
calmadamente, sin querer admitir ante él mi enorme sensación de culpa – Y
Gianna anoche no tenía su teléfono a mano por lo que no nos pudo venir a
auxiliar hasta esta mañana. Nos vas a ayudar o no?
-Qué es una bebida isotónica? – Preguntó y se escuchó
movimiento, como si se estuviera vistiendo a velocidad humana, probablemente en
consideración a la mujer danesa que seguía increpándolo sin conseguir una
respuesta de parte de Demetri.
-Es una bebida que la ayuda a hidratarse y le devuelve los
minerales que perdió – Le dije.
-Cómo se llama? La pido por ese nombre? Tiene alguna marca?
Dónde la consigo? Farmacia? – Preguntó.
Repetí las preguntas a Gianna.
-Se llaman bebidas isotónicas y las pides por ese nombre,
aunque las marcas más conocidas son Gatorade y Aquarius. Las consigues en el
supermercado, no en la farmacia, aunque algunas farmacias puede que las tengan
– Respondió sabiendo que Demetri sería capaz de escuchar.
-Dónde estás? – Le pregunté a Demetri al escucharlo abrir la
puerta de su auto.
- En Visionottica Ghirlanda, en una Villa que rentaron por
la temporada unas turistas danesas que me ligué anoche… Está en las afueras, un
camino auxiliar… – Respondió haciendo rugir el motor.
-Mierda Demetri! Esos son al menos 130 kilómetros! Vuelve a
la cama con las danesas, me voy a conseguir a alguien que esté más cerca para
que nos ayude – Le dije frustrado.
-No! –Gritó - Ya voy en camino y no voy a bajar de los 200km
por hora, yo voy a comprar el agua isotónica esa. No me demoro nada, denle la
infusión mientras llego – Dijo casi desesperado por hacer este favor a Bella.
Lo necesitábamos, así es que acepté a regañadientes y corté la comunicación.
-Bella – Me volví al bulto en mis brazos – Despierta… - La
sacudí gentilmente, varias veces.
No despertó.
Gianna y yo cruzamos miradas, preocupados, y yo sacudí a
Bella más enérgicamente, llamándola en voz más alta.
Pasaron un par de minutos en los que prácticamente no
reaccionó, hasta que finalmente se escuchó el débil murmullo de su voz.
-No… Estoy muriendo, déjame descansar en paz – Dijo y se
acurrucó un poco más cubriendo su rostro con la almohada. No pude evitar
sonreír aliviado. Si estaba haciendo bromas es que no se encontraba tan grave,
verdad? Porque estaba bromeando, verdad?
-Bella, abre los ojos, necesitas beber un poco de líquido…
Gianna te trajo infusión de manzanilla – Le dije tratando de quitarle el cojín.
-No me gusta, tiene olor a champú de rubia… Me gusta la
infusión de canela con una cucharadita de azúcar – Dijo apretando los ojos y
arrugando la nariz cuando le quité el cojín.
-Champú de rubia? Qué es eso? – Pregunté.
-La manzanilla sirve para mantener claro el cabello rubio
natural y a veces aclara cabellos castaños de quiero-ser-rubias – Explicó Bella
en un débil susurro – Y tooodos esos champús aclarantes huelen igual. A
manzanilla.
-Bella, la infusión de manzanilla es especial para los
dolores de estómago y la indigestión severa que tuviste… la infusión de canela
no es tan efectiva, sirve para otras cosas – Explicó Gianna – Además necesito que
te tomes sólo un poco, no queremos presionar tu estómago verdad?
-Cuánto es un poco? – Preguntó Bella girándose lentamente
hacia Gianna y apoyando su cabeza perpendicularmente sobre mi estómago,
apoyando una mano en mi camiseta por sobre mi ombligo. Amé ese simple gesto de
familiaridad.
-Digamos… Media taza? – Dijo Gianna – En un rato va a llegar
Demetri con algo más efectivo.
-Mierda! Demetri! Cómo te fue con eso? – Preguntó Bella
apretando mi camiseta en su puño de pura emoción, pero sin tener la energía
necesaria para levantar la cabeza.
-Regular… - Dijo Gianna y me dio una breve mirada. Si
pensaba que soltaría a Bella y saldría de la habitación para darles privacidad,
estaba muy equivocada.
-Cómo es eso? – Preguntó Bella ajena a nuestro intercambio.
-Si me dejas darte la infusión, te cuento – Dijo Gianna en
un golpe de genialidad. Pocas cosas eran más poderosas que la curiosidad de
Bella Swan.
-Vale – Dijo con un suspiro – Félix me ayudas porfis? Me
duelen las costillas… Más que antes…
-Es porque las forzaste y abusaste por horas - Dije
acomodando cojines en el respaldo de la cama. Cuando consideré que estaba lo
suficientemente acolchado, tomé a Bella por debajo de las axilas y la senté.
-Ogh! – Se quejó al cambiar de posición – Dios, Félix… Qué
vergüenza, no puedo creer que me viste así, vomitando no una, sino como 25
veces! Y estoy toda pegote, apestosa y horrible – Dijo y se cubrió la cara con
las manos.
-Bella escúchame – Le dije tomando su mentón con mis dedos –
Lo que pasó anoche fue horrible, porque me morí de miedo y angustia al ver que
no mejorabas, el ver cómo sufrías… El ver cómo te desmayabas del esfuerzo. Pero
quiero que tengas claro que no hay NINGÚN lugar donde habría preferido estar –
Y al decir esto la miré directamente a los ojos y noté que bajo sus ojos había
varias manchas rosadas. Antes de que Bella dijera nada, grité – Gianna! Qué
tiene Bella bajo los ojos? Tiene peste?
En mis tiempos como humano no había nada peor que tener
peste, era una sentencia de muerte. La parte lógica de mi cerebro sabía que la
medicina había avanzado y que ya nadie moría de esas enfermedades, pero
instintivamente esperé lo peor.
Gianna se sentó en la cama junto a Bella con una taza de
infusión y una cuchara sopera en las manos. Dejó la taza y la cuchara en el velador
con toda calma y estudió el rostro de Bella, que la miró de vuelta, esperando
un veredicto, pero sin demostrar temor ni ansiedad.
-Bella tiene la piel muy blanca y delicada – Dijo Gianna –
Esto no es peste, son sólo algunos capilares rotos por el esfuerzo de vomitar
tanto. No te preocupes, se te va a borrar solo. Apuesto que ya para mañana no
tienes nada – Dijo pasando delicadamente un dedo por la piel manchada – Si
quisieras incluso podría maquillarte con corrector de ojeras para que no se
vieran…
-Ves Félix? No me vas a tener que encerrar en una cueva y
sellar la única entrada para que la peste no se propague – Sonrió Bella
débilmente, burlándose de mí aun cuando ella casi no podía sostener el peso de
su propia cabeza.
-No es gracioso Isabella… En mi tiempo mucha gente moría de
peste – Dije de pié junto a la cama, con los brazos cruzados – Y los que la
contraían no se recuperaban…
-Abre la boca – Dijo Gianna dirigiendo una cucharada de
infusión a la boca de Bella.
-Yo puedo – Dijo Bella tratando de tomar la cuchara, pero
estaba muy débil y su mano temblaba demasiado – Vale, no puedo – Dijo
frunciendo el ceño – Pero tu dijiste que si me tomo el agua de champú me
cuentas qué pasó anoche.
-Bueno – Comenzó Gianna – Después de que me despedí de ti,
llamé a Demetri y le pedí que nos viéramos en uno de sus bares favoritos. Pensé
que si íbamos un bar donde lo conocieran sería menos probable que armara un
escándalo.
-Muy bien – Aprobó Bella y recibió una cucharada – Oprah
estaría orgullosa.
-Entonces – Continuó Gianna – Me fui a mi habitación y me
puse lencería ultra sexi, tu sabes, para sentirme segura, no para mostrarla –
Bella asintió – Y me puse un vestido nuevo, que me compré el otro día, cuando
fui a comprar ropa para ti. Es un vestido de coctel corto, strapless con una
aplicación de cristales y es de un color entre fucsia y púrpura, así es que
combinaba increíble con las mechas violeta que me hiciste – Bella volvió a
asentir haciendo un gesto de impaciencia y se bebió otra cucharada de infusión
– Me maquillé enfocándome en mis ojos, tal como me dijiste, y me puse una pisca
de perfume, sólo porque sé que a él le molesta, por el súper olfato, ya sabes –
Dijo Gianna y yo rodé los ojos. Demetri seguro se volvió loco teniendo que
aguantar a Gianna apestando a cualquier cosa que no fuera su esencia natural.
-Yyyyyy? – Reclamó Bella abriendo la boca para otra
cucharada.
-Bueno, caminé hacia el bar llevando una pequeña cartera
sobre con algo de dinero, mis llaves y un spray de pimienta pequeño. No llevé
el celular porque estaba descargado. Cuando llegué al bar Demetri ya estaba
ahí, sentado en la barra bebiendo, así es que tuve que cruzar el bar completo
para llegar a él, y Bella, casi todos los hombres me miraban, tal como tu
dijiste! Varios trataron de hablarme, y yo en lugar de mandarlos al demonio
como siempre, les coqueteé un poco sonriéndoles, pero sin dejar de caminar.
Para cuando llegué a la barra, Demetri estaba furioso. Me
ladró que por qué estaba llegando tarde, usando perfume, ofreciéndome a otros
hombres y con ese vestido de mujerzuela. Yo en cualquier otro momento me habría
puesto a llorar y a pedirle perdón, pero me acordé de ti, y sólo sonreí
tranquila y pedí un trago por mi cuenta, y no la copa de vino que bebo
normalmente, sino un "sex on the beach" (A/N: "Sexo en la playa"), sin esperar que Demetri
ordenara por mí como él está acostumbrado.
Creo que a esas alturas ya estaba un poco descolocado… La
cosa es que me dijo que ya estaba bien, que nos volvíamos al castillo, pero yo
le dije que no, que en realidad había querido verlo para informarle que no me
interesa volver a estar con él, así es que se puede olvidar de volver a tocar
mi puerta borracho a las 3 de la mañana cuando no ha encontrado una mujerzuela
que se lo lleve a casa.
Me acusó de estar celosa de sus otras mujeres, y me reí de
él. Ahí sí que se enojó. Me tomó del brazo para arrastrarme fuera del bar, pero
uno de los hombres con los que había coqueteado antes se paró a defenderme, y
se le sumaron otros hombres más. La cosa es que al final Demetri se tuvo que ir
sólo, porque no podía pelearse con tantos humanos en público, Aro lo habría
matado. Se subió a su auto y no supe más de él.
Entonces volví a entrar al bar a buscar mi cartera y decidí
terminar el trago que estaba tomando, y varios hombres se acercaron a
conversar, a invitarme cocteles o hasta a darme sus tarjetas con sus números,
rogándome que los llamara.
Me quedé hasta las 2:30am y creo que nunca me he sentido tan
contenta y aliviada en mi vida… Gracias a ti, Bella – Terminó dándole otra
cucharada – Y se nos acabó la infusión! Cómo te sientes?
-Un poco mejor, gracias – Dijo Bella con una pequeña sonrisa
– Me siento asquerosa, me puedo duchar? – Preguntó.
-No sé si estás lo suficientemente recuperada como para
estar de pié… - Le dije.
-Sí, sí estoy! – Dijo ella – No me voy a mejorar mientras no
me duche, me cambie de camiseta y me lave los dientes.
-Yo la puedo ayudar – Ofreció Gianna.
-Está bien – Suspiré. No es que me sirviera de nada llevarle
la contraria, lo haría de todos modos – Pero una ducha corta, y te lavas los
dientes sentada.
-Vale, vale… -Dijo ella y estiró los brazos hacia mí. La miré
un segundo para evaluar qué es lo que quería y caminé hacia ella, me incliné y
la tomé en mis brazos. Ella rodeó mi cuello y me dijo – Primera parada, la
cómoda de las camisetas cool!
-Gianna, nos puedes ayudar mostrándole a Bella las camisetas
de la cómoda? – Le pedí con mis manos ocupadas, llenas de... Bella.
-Sí, claro – Dijo Gianna y comenzó a abrir cajones
mostrándonos distintas alternativas, a todas las cuales Bella respondía
"Nop", "Hoy no", "Otro día", "Cuando se
enfríe el infierno", etc… Hasta que llegamos a una de Dolly Parton.
-No. Lo. Puedo. Creer! Félix Volturi eres un fan de Dolly
Parton? En serio? Dios! – Y comenzó a reír descontroladamente hasta que el
dolor de las costillas fue más fuerte que lo que fuera que le causaba tanta
gracia.
-No sé qué encuentras tan gracioso, Dolly es una excelente
compositora, toca varios instrumentos, actúa y dentro de su registro canta
bastante bien. Además es un ícono de la música country y sigue vigente a pesar
de sus años – La defendí.
-Félix, ella no es un ícono, es un símbolo sexual por sus
enormes pechos, que increíblemente son naturales. Ella era la niña símbolo de
la música red neck norteamericana! Aunque debo reconocer que me gustan un par
de canciones que ha escrito, en especial "Jolene" y la de "El Guardaespaldas"
– Dijo, y luego se giró hacia Gianna – Puedes seguir escarbando? Estoy segura
de que vamos a encontrar algo que la complemente – Dijo con una sonrisa. Y esa
sonrisa se amplió mucho más cuando apareció una camiseta de Willie Nelson mostrando
el dedo del medio y con la leyenda "Don´t mess with Texas" (A/N: No te metas con Texas").
Bella estaba tan contenta que incluso aplaudió.
-Podemos hacer el día de los confederados! – Exclamó. Yo la
miré incrédulo y solté una carcajada… Sólo a ella se le ocurriría algo tan…
Políticamente incorrecto y gracioso.
-Confederados? - Preguntó Gianna, que al ser italiana,
obviamente sabía bien poco de historia norteamericana.
-Sip, en la Guerra de Secesión Norteamericana se peleó el
norte (La Unión), contra el sur (Los Confederados) entre otras razones, por el
derecho a tener esclavos. El sur quería esclavos para que trabajaran en sus
plantaciones, y el norte, que era más industrializado, los quería liberar,
porque se decían ser más humanitarios. Pero no lo eran tanto, porque en
realidad contaban con mano de obra barata y sin derechos laborales entre los
inmigrantes europeos. Cuando el sur perdió la guerra, creó en revancha el Ku
Klux Klan, que es una organización que se dedicó entre muchas otras linduras, a
linchar negros y a los protectores de los derechos civiles de la gente de
color.
Lo divertido es que el Klan sobrevive hasta el día de hoy,
compuesto de blancos de la más baja calaña, los más pobres e ignorantes, cuyos
ancestros nunca se pudieron permitir esclavos. O sea, defienden un estilo de
vida que nunca tuvieron y al que nunca hubieran podido acceder. – Concluyó
Bella aún entusiasmada – Mi teoría es que odian estar en la base de la pirámide
social, necesitan odiar y despreciar a alguien para sentirse mejor sobre sí
mismos, y el nacionalismo, o en este caso el "orgullo confederado",
les da la excusa perfecta. Mientras haya negros, ellos tienen un foco para
desahogar su frustración.
-Y todo eso qué tiene que ver con las camisetas? – Preguntó
Gianna.
-Que Texas y Tennessee, que es de donde vienen Willie y
Dolly, fueron ambos estados confederados, y hasta el día de hoy puedes ver la
bandera confederada por todos lados. Así es que hoy yo voy a usar la camiseta
de Dolly y Félix la de Willie – Afirmó Bella sin preguntar mi opinión. El
pequeño huracán que sostenía en mis brazos podía hacer de mí lo que quisiera
con tal de verla sana y feliz, y ella lo sabía. Por Bella celebraría el día
confederado, franquista, leninista, castrista o lo que le diera la gana.
-Eso quiere decir que simpatizas con la esclavitud? –
Preguntó Gianna, luciendo un poco alarmada.
-Nooooo, es una declaración de principios, puro sarcasmo.
Significa que reconozco y me hago cargo esa parte de la historia de mi país y
soy capaz de burlarme de ella… Además me encantan las reuniones de los red
necks, la fundamentación de sus creencias, lo burda, grosera y racista que es
toda su subcultura, y cómo a pesar de todo se asumen y no se avergüenzan de lo
que son. Es como un nazi diciendo públicamente "Sí, odio a los judíos, y
qué? Voy a engrasar a un cerdo y competiré con mis amigos a ver quién lo atrapa
en el barro, tu sabes, para celebrar en honor a mi ignorancia y
prejuicios". Es ofensivo si te lo tomas en serio, pero creo que es más
sano burlarse de ellos – Dios! Amaba a esta mujer y su mente retorcida. Era
como un científico loco. Brillante, pero nunca se sabía si usaría sus poderes
para el bien o para el mal.
-Sabes un montón de historia… - Comentó Gianna.
-Me gusta leer y me sobran opiniones sobre montones de
cosas… Eso me mete en problemas la mayor parte del tiempo – Dijo Bella
quitándole importancia.
-Tus ideas son sexi - Susurré en su oído. Ella enrojeció -
Vamos al baño – Dije en voz alta, moviendo la cabeza de un lado hacia el otro.
Nunca sería capaz de seguir las líneas de pensamiento de Bella, y mucho menos
lo lograría Gianna, que era una buena chica, pero simple, y ni de lejos tan
culta o inteligente como Bella – Gianna puedes traer los productos de Bella y
algo de ropa interior?
-Sí claro – Dijo Gianna saliendo de la habitación.
-Bella – Le dije depositándola de pié junto a la ducha – Me
dejas ver tus costillas?
-Emmmm – Dudó. Probablemente no quería que me enojara de
nuevo al ver los moretones.
-Bella no me voy a enojar, pero necesito ver cómo has
evolucionado – Le expliqué.
-Está bien – Dijo y tomó el dobladillo de la camiseta,
subiéndola despacio, descubriendo sus piernas, sus bragas, sus caderas, su
cintura. Ella me miró fijamente estudiando mis reacciones, y yo miré su cuerpo sin
perder detalle.
La quería mía, en cada forma posible...
La deseaba tanto que dolía…
Deslicé mis dedos por su piel desde sus nalgas hasta su
cintura, deslicé mis dedos por su estómago rodeando su ombligo, y ambos nos
estremecimos al contacto.
Entonces ella se subió un poco más la camiseta y llegó hasta
sus costillas, y mis pensamientos sexuales se esfumaron instantáneamente.
Estaba, si es posible, peor. Sus hematomas estaban casi
negros, y zonas que antes no estaban dañadas ahora mostraban pequeños derrames
y capilares rotos.
Estiré la mano y la rocé delicadamente con la yema de mis
dedos en la zona afectada. Ella se encogió de dolor por un segundo, pero se
controló de inmediato y se quedó inmóvil.
-Estás peor – Susurré.
-Me duele más – Respondió honestamente.
-Me preocupaste – Le dije – Me preocupas.
-No lo hagas, voy a estar bien – Dijo estirando su mano para
abarcar mi mejilla.
-Bella tú estás consciente de que de ahora en adelante te
vas a tener que cuidar mucho más? Tu "genética superior" a lo mejor puede
prevenir que engordes, pero no que te intoxiques o te enfermes por comer
demasiado. Ayer no sólo comiste mucho, comiste puras porquerías – Le dije
seriamente.
-Pero es que quiero aprovechar de comer mientras puedo! –
Exclamó.
-Está bien, pero no todo junto, no todo el mismo día. Los
excesos no te hacen bien y te están obligando a estar en cama cuando podríamos
estar haciendo las cosas de la lista – Le dije acariciando la piel desnuda de
su cintura.
-Se puede? – Interrumpió Gianna.
-Pasa – Le dije soltando a Bella – Me voy a tu habitación,
me voy a duchar allá. Cualquier cosa…
-Te llamamos – Terminó Bella con una pequeña sonrisa.
Tomé la ropa que usaría ese día, incluyendo la camiseta que
me eligió Bella y crucé el pasillo. Mi ducha fue corta, como siempre, y a los
pocos minutos estaba de regreso en mi habitación. Hice la cama y ordené un
poco. Abrí la ventana para ventilar… Quería que Bella respirara aire puro.
Y entonces irrumpió Demetri sin golpear, con 4 bolsas de
supermercado llenas de botellas.
-Dónde está? – Demandó saber al ver que Bella no estaba en
la cama.
-En la ducha, Gianna la está ayudando – Respondí.
-No sé cómo lograste que te confirmaran en el cargo, Félix,
pero quiero que sepas que te voy a estar vigilando. No estás haciendo un buen
trabajo – Me advirtió – Esto no debió haber pasado!
-No jodas Demetri, cuidar de Bella es una tarea casi
imposible, y estoy haciendo lo que puedo, pero ella no es fácil, y no es como
si la pudiera meter una jaula hasta que sea el momento de transformarla - Respondí.
-A quién van a meter a una jaula? – Preguntó Bella saliendo
del baño, usando sólo la camiseta de Dolly Parton, que le llegaba a la mitad de
los muslos. Estaba descalza mostrando sus uñas de colores y se estaba peinando
su largo cabello fucsia con un peine de dientes anchos. Gianna la siguió y
cerró la puerta.
-A ti, si no te comportas – Respondí, y ella sonrió, sus
ojos brillando divertidos.
-Hola Bella Dama – Dijo Demetri con la mirada fija en ella,
e hizo una reverencia. Ni miró a Gianna, y pude ver a Gianna tensarse, pero
evitó mirarlo directamente.
-Hola Demetri, qué haces aquí? – Preguntó Bella –
Discúlpame, no quiero ser maleducada, pero me siento medio mal como para
recibir visitas, sabes?… Me estoy recuperando bien del resfrío pero estoy un
poquitín envenenada… Lo siento, tal vez otro día podemos conversar, o ver una
película o jugar a algo… Parece que me voy a quedar en cama más tiempo del que
tenía planeado – Dijo Bella gateando hacia el centro de la cama, donde estaba
la mayoría de los almohadones. Ni Demetri ni yo sacamos la vista de ella, esa
imagen era demasiado sexual para ignorarla. Nos quedamos así hasta que ella se
metió entre las sábanas sin darse cuenta de nada.
-No te dijeron? - Preguntó Demetri acercándose a la cama –
Traje las bebidas que necesitas para recuperarte – Dijo levantando las bolsas y
depositándolas sobre mi escritorio, donde comenzó a ordenarlas por sabor. Había
2 botellas de 1lt de cada uno.
-Qué son? – Me preguntó Bella sin mirar a Demetri, ya que
mirarlo le habría significado doblar el cuello.
-Antes de despertarte decidimos llamar a Demetri para que te
trajera bebidas isotónicas para rehidratarte. Ni Gianna ni yo nos atrevíamos a
dejar tu lado, estuviste tan mal anoche… - Expliqué.
-Entiendo… Y sí, supongo que estoy deshidratada, porque me
duele un poco la cabeza y tengo mucha sed, aunque el pensar en beber agua me da
asco… Incluso siento mi piel más tirante – Dijo pellizcándose un brazo y
mirando cómo su piel regresaba a su lugar lentamente, sin su elasticidad
habitual – Gracias Demetri, no tenías por qué molestarte.
-Me hace feliz poder hacer algo por ti Isabella – Dijo él
regalándole una mirada abierta… vulnerable – De verdad quiero que te mejores.
Bella le regaló una dulce sonrisa cansada. Y debo reconocer,
Demetri es un imbécil con casi todo el mundo, pero con Bella ha sido un
caballero… Hasta ahora.
-Qué sabores trajiste? En general no me gusta ninguna de esas
bebidas rehidratantes, no son ni dulces ni saladas, y saben raro… – Preguntó
Bella lentamente, como con esfuerzo, pero aún así arrugando la nariz.
-Si sigues haciendo ese gesto, te vas a quedar así para
siempre – Le dije sin poder contenerme. Ella me sacó la lengua y volvió a
apoyar la cabeza en las almohadas, suspiró y cerró los ojos.
-Traje de todos los sabores de Gatorade. No había Aquarius –
Respondió Demetri, ansioso de complacerla – Traje naranja, cool blue, ponche de
fruta, lima-limón, limonada, lima-pepino, lluvia-baya y bayas…
-Gracias… A qué sabrá la lluvia-baya? - Susurró Bella y
respiró despacio por un minuto – A qué sabe la lluvia?... – Se preguntó como
para ella - No me siento tan bien… - Jadeó y comenzó a enrollarse en posición
fetal.
-Mierda! – Exclamé – Gianna abre la puerta del baño,
Demetri, sal del medio. Bella necesitas vomitar otra vez?
-El agua con champú no me hizo tan bien – Suspiró débilmente
– Me gusta la infusión de canela... Mi mamá me la preparaba todo el tiempo
cuando era pequeña… No me gusta estar sola cuando estoy enferma… Echo de menos
a mi mamá… - Me asusté. Bella debía estar realmente mal para decir algo así.
Ella era siempre fuerte frente a los demás, y nunca hablaba de su familia.
-Vale, te vamos a traer canela – Dije mirando a Gianna. Ella
asintió. Demetri lució aterrado - Pero ahora, quieres vomitar?
-No quiero, pero parece que lo voy a hacer de todos modos...
Me duele mi pancita… - Gimió y se encogió aún más abrazando su estómago.
-Por qué no le das algún remedio? – Demandó Demetri a Gianna
apuntando al botiquín.
-Porque no retiene nada de lo que le damos! – Respondió
Gianna, frustrada - Tengo antiácidos, gotas para el dolor de estómago,
calmantes más potentes y algunas otras cosas, pero mientras no retenga lo que
consume no hay nada qué hacer salvo tratar de que beba las Gatorade que le
trajiste, porque esas se absorben más rápido.
-Y qué hay de llevarla al hospital? – Preguntó Demetri
furioso al ver cómo Bella se tragaba los gemidos de dolor para no alarmarnos
más – No le pueden meter calmantes con una jeringa? Así no los podría vomitar…
-No! - Gritó Bella lo suficientemente lúcida como para
recordar porqué no podíamos ir al hospital, aunque en caso extremo la llevaría
igual, y dejaría que la ingresara Gianna – El hospital me da miedo…
-El hospital va a ser el último recurso – Le dije a Demetri.
-Y cuánto más quieren esperar? Miren cómo está! - Rugió.
Pero nadie le prestó atención.
-Y si te traigo una bolsa de agua caliente? Te gustaría eso?
Crees que te calmaría el dolor de estómago? – Preguntó Gianna ansiosa.
-A lo mejor… no sé… me siento mal… - Balbuceó como
desvaneciéndose – Félix, baño… - Dijo y la saqué de la cama y la deposité junto
al excusado en un par de segundos. Ella se arrodilló y yo recogí todo su
cabello y lo trencé mientras ella se deshacía de media taza de "infusión
de champú" y gran parte de sus jugos gástricos.
Ya sabía por la experiencia de la noche anterior que no
había nada qué hacer salvo estar a su lado, sujetarla y esperar.
Escuché a Gianna salir de la habitación, probablemente a
buscar canela, una bolsa de agua caliente o una solución a nuestros problemas,
qué sé yo. Ni me dijo ni le pregunté.
Y Demetri se quedó observándonos, reclinado en el umbral de
la puerta del baño, abrazándose a sí mismo y luciendo desolado.
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A/N: Todas las
opiniones aquí vertidas son de mi exclusiva responsabilidad, y no
necesariamente expresan mi sentir con respecto a los temas en discusión, sino
el cada uno de mis personajes.
No es mi idea
ofender a nadie, sino ilustrar las ideas que conforman la personalidad de los
protagonistas. Ojalá todos se las puedan tomar con humor, que es en el contexto
en que fueron planteadas.
Espero sus
fabulosos comentarios.
Besos!
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