Hola chicuelas! Les
regalo otro capítulo enoooorme de largo. Espero lo disfruten, a pesar de que no
va a ser lo que muchas esperan. Las explicaciones van al final.
Abrazos a todas quienes se toman el tiempo de escribirme reviews,
PMs, y comentan en Facebook, me ayudan muchísimo y me motivan a hacer el
esfuerzo de actualizar ultra rápido para que no pierdan el hilo de la historia.
Cariños, y les guste o no, cuéntenme qué les pareció.
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Capítulo 13
Según
tu punto de vista
Yo
soy el malo
El
villano en tu novela
El
gran tirano
Cada
cual en este mundo
Cuenta
el cuento a su manera
Y
lo han de ver de otro modo
En
la mente de cualquiera…
El Gran Tirano / Bloque Depresivo
-Qué demonios quieres que haga? – Le pregunté limpiando el rostro de Bella con una toalla húmeda. Estaba agotada y le estaba costando respirar – No la puedo obligar a tragar Gatorade cuando no puede tragar ni su propia saliva!
-Tú estás a cargo de su seguridad… Haz algo! – Gruño casi como si me fuera a atacar.
-No sé qué hacer – Admití en voz baja mientras acariciaba su espalda y ella respiraba entrecortadamente abrazada al excusado – Esta situación me supera.
-Félix… llevémosla al hospital – Dijo Demetri sonando más conciliador – Sé que algo me estás escondiendo, por algo evitan el hospital como si fuera el mismo infierno, pero te prometo esto: No voy a preguntar. No quiero saber. Sólo quiero que Bella esté bien – Trató de negociar conmigo.
-Félix me duele… me duele todo – Lloró Bella apoyando su rostro en su antebrazo – Lo siento… no debí comer todas esas cosas… es mi culpa…perdón… pensé que mi estómago era invencible…
-Shhhhhh… - La traté de tranquilizar – Bella no es tu culpa, fue un accidente… no hay nada que perdonar… Ahora te vamos a llevar al hospital – Le dije rindiéndome y mirando a Demetri, que se limitó a asentir.
-No! No podemos… - Dijo ella con la voz más alta que pudo manejar.
-Sí podemos, ha sido una estupidez de mi parte no haberte llevado horas atrás – Le dije y la levanté en mis brazos.
-Basurero – Dijo ella estirando un brazo hacia el papelero metálico. Demetri se lo entregó sin decir nada, pero con los ojos llenos de una angustia que jamás vi en ellos, siempre indolentes.
-Demetri por favor, saca el cobertor que está al pié de la cama y lo traes para cubrir a Bella – Le pedí mientras despejaba la cara de Bella de los mechones que se le habían adherido producto de la fina capa de transpiración helada que la cubría.
En cuanto Demetri tomó el cobertor, el teléfono inalámbrico comenzó a llamar. Asentí y Demetri contestó.
-Aquí Demetri.
-Demetri, son Las Reinas, quieren ver a Bella… Yo les expliqué que ella está resfriada y haciendo reposo, pero la Reina Athenodora insiste en que quiere verla para evaluar si está bien por sí misma, o al menos hablar con ella por teléfono – Explicó Gianna sonando preocupada.
-Bella está casi inconsciente, y en este momento vamos partiendo al hospital. Ella no está para visitas sociales – Gruñó Demetri.
-Eso ya lo sé, pero estamos hablando de Las Reinas, no de cualquier par de pelagatos – Se defendió Gianna.
-Te repito, vamos rumbo al hospital – Dijo Demetri, condescendiente – Mira, si quieres puedo llamar a Corin y le doy una versión abreviada de los hechos mientras vamos de camino, pero no voy a obligar a Bella a hablar con Las Reinas sólo porque a ese par de urracas se les da la gana – Concedió, haciendo de paso algo que nunca hacía... Faltar el respeto a la realeza. Debía estar verdaderamente fuera de sus cabales
-Te lo agradecería, porque ya me han llamado 4 veces desde que salí a buscar la bolsa de agua caliente, y desde entonces no me he podido despegar de la recepción – Suspiró Gianna aliviada de que alguien más se hiciera cargo de la situación.
-Gianna, probablemente te vamos a necesitar en el hospital, en cuanto puedas por favor encuéntranos allá – Le pidió Demetri cambiando de tema y sonando casi… amable.
-No se preocupen, estoy organizando todo para que todas las llamadas se desvíen a mi celular, cancelé todas las reuniones poco importantes y me voy a llevar mi laptop para trabajar desde el hospital.
-Ok, nos vemos – Dijo Demetri, cortó la llamada y me ayudó a envolver a Bella en el cobertor.
-Qué vas a decir? – Le preguntó Bella muy bajito, sin abrir los ojos.
-La verdad, que estás muy enferma del estómago y te vamos a llevar al médico para descartar algo más serio – Respondió Demetri cambiando completamente su tono de voz a algo más cálido, más amable.
-No acuses a Félix – Dijo ella con hilo de voz – Fue mi culpa… comí mucho… me enfermé por mi propia culpa.
-Él no lo debió haberlo permitido… Pero eso no viene al caso – Agregó rápidamente cuando vio que Bella abría la boca para defenderme – No voy a acusar a nadie, voy a llamar a Corin para que les comunique a Las Reinas que tú las vas a llamar cuando te sientas mejor, y le voy a avisar a los Maestros para que no puedan reclamar que no estaban informados.
-Gracias Demetri, lo aprecio – Le dije caminando por los pasillos del castillo.
-No lo hago por ti – Aclaró de inmediato.
-De todos modos – Respondí.
-Pero Aro te va a tocar – Intervino Bella cambiando de tema, probablemente tratando de evitar una confrontación entre Demetri y yo.
-Aro casi nunca toca a nadie, Bella – La tranquilicé – Él sólo ocupa su don en los asuntos más serios y oficiales, porque de lo contrario se vería agobiado por un exceso de información. Imagínate lo que significa conocer todos los pensamientos que ha tenido un vampiro en 500 o más años de vida… y luego multiplica eso por las miles y miles de personas que ha tocado en su existencia. Si bien nuestra capacidad de almacenamiento de información es mayor que la humana, eso no significa que sea ilimitada.
Además basta con la amenaza de que Aro te pueda tocar para mantener a todo el mundo en línea… - Para cuando terminé de hablar Bella se había quedado dormida.
-Voy a buscar a Gianna para que me preste las llaves de su auto, porque se me acaba de ocurrir que el tuyo y el mío son de sólo dos asientos – Dijo Demetri – En el camino voy a hacer las llamadas, nos vemos en el estacionamiento.
-Gra… - Alcancé a decir, y él ya se había esfumado.
Caminé lo más suavemente que pude para no interrumpir el descanso de Bella, lo cual me hizo particularmente conspicuo, más aún cargando a una Bella inconsciente. Nada qué hacer, los ignoré a todos y minutos después me encontré en el estacionamiento. Demetri esperaba con el motor en marcha y la puerta trasera abierta.
-Dámela – Me dijo. Abrí la boca para negarme, pero él inmediatamente agregó – Eres demasiado grande como para sentarte tu solo con Bella en los brazos en este auto de juguete – Dijo refiriéndose despectivamente al auto compacto Fiat 500L 2014 de Gianna - Le dije que se comprara un auto de verdad! – Murmuró - En fin, sube y yo te la entrego - Dijo y estiró los brazos.
No me quedó más alternativa que entregarle a Bella, que de inmediato se reacomodó en sus brazos. Casi dejo una marca en el techo del auto al ver que Demetri no sólo la recibió, si no que la acunó, con una mirada de ternura infinita.
Me senté rápidamente, con las rodillas prácticamente en las orejas. Era verdad que el auto era pequeño, especialmente para alguien tan grande como yo.
-Vale, entrégamela – Le dije estirando las manos.
-No será mejor que se siente adelante? Total la afirmamos con el cinturón de seguridad – Dijo.
-Ya, y qué pasa si comienza a vomitar otra vez? Bella necesita ayuda y supervisión constante, así es que entrégamela, súbete al auto y maneja – Dije exasperado.
-Era sólo una idea, pensé que estaría más cómoda como copiloto, pero tienes razón… Se puede enfermar de nuevo – Dijo y me entregó a Bella y al papelero que había sacado del baño para actuar como bolsa de mareo en caso de emergencia.
Quedamos un poco apretados pero Bella se acurrucó en mí. Yo besé su frente con la excusa de medir su temperatura, y estaba ardiendo.
-Demetri, vamos, ahora! Está ardiendo en fiebre – Exclamé y puse una mano en su rostro tratando de refrescarla.
Demetri aceleró como alma que lleva el diablo, adelantando autos como un maníaco.
-Hey! No nos zarandees demasiado, que Bella se puede marear – Le reclamé.
-Ok, lo siento… - Dijo bajando un poco la velocidad – Bueno, hice las llamadas… En la primera hablé por teléfono directamente con el Maestro Aro y le comuniqué la situación – Dijo como para distraerse más que para informarme - Obviamente los Maestros no están complacidos, pero van a esperar a un diagnóstico y las causas de la enfermedad antes de actuar impulsivamente. Quieren que los mantengamos informados de cada acontecimiento, hora por hora – Reportó con voz plana y carente de emociones – También llamé a Corin para darle un resumen de los acontecimientos, pero lamentablemente Las Reinas escucharon que la conversación se trataba de Bella y le quitaron el teléfono. Hablé con La Reina Athenodora. Estaba furiosa de que no les hubieran informado en el momento en que Bella se resfrió, y más aún cuando le conté que había empeorado y que la llevábamos de urgencia a ver al doctor… Creo que si no fuera porque no han estado en contacto con la sociedad humana en tanto tiempo, Las Reinas hasta irían al hospital para asegurarse de que Bella se encuentra bien.
-Increíble… - Murmuré acariciando el rostro tristemente pálido de la mujer de la que me estaba enamorado – Bella estuvo con ellas por sólo unas 3 horas, una sola vez, y causó esa enorme impresión en ese par de reinas ermitañas. Incluso siendo humana… Es como un campo gravitacional que atrae a todos a su alrededor. Hace cosas extrañas y dice todas las cosas equivocadas y políticamente incorrectas, rompiendo la etiqueta instaurada por siglos de tradición. Deberíamos despreciarla por su calidad de humana, aislarla por no ser como los demás y castigarla por no seguir las reglas… Pero en vez de eso, todos los que la conocen…
-…La aman – Murmuró Demetri en un suspiro, mirando fijamente al frente.
-…La aman – Concordé.
El resto del viaje fue en silencio, interrumpido sólo por la respiración dificultosa de Bella y sus ocasionales gemidos de dolor.
Al llegar al estacionamiento de urgencias del hospital, Demetri tomó a Bella en sus brazos nuevamente para que yo pudiera bajar del auto, y me la devolvió sin decir palabra cuando estuve de pié.
-Hemos estado aquí antes – Le dije, pensando en cuánto sería apropiado decirle.
-Me lo imaginé – Respondió secamente.
-Creen que soy su novio, y ella está fichada como Isabella Cigno, con nacionalidad norteamericana. Si quieres puedes ser su hermano, para que te incluyan en las actualizaciones de estado – Le dije sintiéndome generoso.
-Cómo es eso? – Preguntó Demetri, que no estaba familiarizado con los protocolos hospitalarios. Yo tampoco lo habría estado de no ser por el Dr. House, del que tanto se burlaba Bella.
-Los doctores sólo informan de la evolución de una enfermedad a la familia directa del enfermo. Nada de amigos o conocidos. Y deben proteger la confidencialidad médico/paciente igual que los abogados con sus defendidos – Expliqué.
-Su hermano… eso significa que me permitirían estar con ella? Acompañarla en su habitación? – Preguntó mirando a Bella fijamente.
-Sí – Dije simplemente, maldiciéndome por esa puta idea – Ah! Y puede que tengan la impresión de que yo maltrato a Bella.
-Qué? – Rugió – Por qué demonios pensarían eso? – Preguntó furioso – No, sabes, no quiero saber, no es el momento… no podemos pelearnos aquí – Dijo tratando de calmarse, respirando profundo.
-No, imbécil, por supuesto que no soy un novio maltratador – Respondí sin entrar en específicos, como que cuando la golpeé aún no era su novio.
-Ok, eso basta por ahora – Dijo aceptando lo que podía decirle – Mierda, huele ese edificio…
-Lo sé, es el infierno, y se pone mil veces peor cuando estás adentro – Dije mientras caminábamos a paso humano. Cruzamos la puerta y Demetri se tensó.
-Mieeeerda… es horrible! – Dijo y simplemente dejó de respirar.
-Si quieres te puedes regresar al castillo, o esperas en el auto… - Le dije caminando hacia el mesón de recepción. Maldije mi suerte, era la misma recepcionista del otro día.
-Por supuesto que no me voy a ir idiota, ella es mi hermana – Dijo y le tomó la mano a Bella, acariciándola suavemente. Me tragué mis celos, tenía asuntos más urgentes que atender.
-Ora che cosa ha fatto? (*Ahora qué le hizo?) – Preguntó poniéndose de pié con sus manos en las caderas, claramente furiosa - è morto? (*Se murió?)
-No, penso che è intossicato con il cibo (*No, creo que se intoxicó con comida) – Dije frunciendo el ceño. De verdad creía que traería arrastrando su cadáver? Por favor, denme algo de crédito!
- La risposta immediata... (*La atenderemos de inmediato…) – Dijo haciéndose cargo de la situación - Prendere alla casella 3 è fortunato non c'è molto movimento a quest'ora (*Llévela al box 3, tiene suerte de que no hay mucho movimiento a esta hora) – Miré a mi alrededor y efectivamente, no había nadie esperando.
- Grazie, ci muoveremo (*Gracias, vamos a pasar) – Dije y alcancé a dar un paso antes de que ella me detuviera.
- È necessario compilare scartoffie (*Es necesario llenar el papeleo), e chi? (*Quién es él?) – Dijo apuntando a Demetri, que se había limitado a ignorarla, sin soltar la mano de Bella.
-Io sono il fratello di Isabella (*Soy el hermano de Isabella) – Respondió sin quitar la vista de Bella.
-Si prende e attendere la scatola 3 (*Tómela usted y espere en el box 3) – Dijo la recepcionista, desafiándome a contradecirla. Yo obedecí en silencio y le entregué mi preciada carga a quién evidentemente se estaba convirtiendo en mi competencia.
Sin perder tiempo me giré hacia el escritorio que tenía los papeles de ingreso y comencé a rellenarlos.
Al cambiar de brazos, Bella abrió los ojos débilmente, y se sobresaltó un poco al ver que la sostenía Demetri.
-Tranquila Isabella, estamos en el hospital – Dijo él, alejándose lentamente por el pasillo.
-Y Félix? – Susurró ella.
-Está rellenando papeles, se supone que es tu novio. Yo soy tu hermano, Demetri Cigno – Dijo orgulloso y evidentemente tratando de hacer reír a Bella. Se escuchó crujir la camilla y supe que Bella ya estaba recostada y razonablemente cómoda.
-Demetri… no te enojes por lo que te voy a preguntar… Pero por qué estás aquí? Tú no eres mi guardia y no nos conocemos muy bien… Por qué me estás ayudando? Pensé que ni siquiera te agradaba… - Susurró ella.
-Por qué dices eso? Yo todo el tiempo lo único que he hecho ha sido tratar de acercarme a ti, pero desde el primer momento, cuando literalmente llevabas horas en el castillo, Félix me prohibió acercarme a ti – Dijo él sonando un poco desesperado, como sabiendo que esta sería su única oportunidad de hablar con ella. Y si de mí dependía, así sería.
-Por qué haría Félix una cosa así? – Preguntó ella.
-Porque cree que me voy a aprovechar de ti… cree que te voy a hacer daño – Dijo él siendo sorprendentemente honesto.
-Y es cierto? – Preguntó Bella con un hilo de voz. No supe si era porque estaba con mucho dolor, o porque su conversación se estaba volviendo más íntima, o simplemente estaban tan cerca el uno del otro que no necesitaban hablar más alto.
-No… te lo juro, no lo es… - Dijo él, con voz ronca y baja… llena de emoción. Casi rompo el lápiz que estaba usando para rellenar el formulario. Esto no debería estar pasando – Bella lo único que quiero es que me dejen estar a tu alrededor, que nos dejen conocernos… Que veas por ti misma que no soy tan mal tipo como todos asumen que soy.
-Demetri – Dijo ella dulcemente. El hijo de perra estaba derritiendo ese corazón tan blando que tenía Bella – No me gustan los prejuicios, me gusta que mis ideas sean pensadas por mí, no por otros. Pero me ha tocado tener palco preferencial en el final del desastre de relación que tenían Gianna y tú… Y tienes que admitir que eres al menos un poquito bastardo al tratar a las mujeres. Por qué querría rodearme de alguien como tú si todo apunta a una catástrofe? – Preguntó Bella, optando también por la honestidad.
-Porque nadie me ha interesado nunca! Félix no me entiende, porque él ha tenido antes gente más o menos importante en su vida, y no se puede imaginar lo vacío que está el mundo cuando sientes que podría estallar mañana y no te importa un carajo.
Puedes hacer lo que quieras, a quién quieras y cómo quieras y no importa, porque no hay consecuencias. Nada que perder.
Durante siglos no he tenido que cuidar a nadie más que a mí mismo, y si no fuera por los lazos ficticios que creó Chelsea y que me unen a los Volturi, probablemente ellos no me importarían tampoco, y seguiría vagando solo, como lo hice durante un par de cientos de años.
-Pero las mujeres de las que todos hablan… - Dijo Bella.
-El sexo es sexo, sólo un alivio que a veces hago pasar por compañía… Nunca sentí una conexión con las mujeres que han pasado por mi vida… Nunca. Pero te juro que tampoco le mentí a nadie. Jamás he prometido algo que no pretendo cumplir… - Le aseguró Demetri, y hasta yo le creí, reconociendo en mi interior que decía la verdad - Entiendo que te has acercado a Gianna, y que ella te debe haber dado su versión de los hechos, pero lo concreto es lo siguiente: Ella me buscó primero, porque está desesperada tratando de dar con alguien que la transforme mientras es joven y relativamente hermosa, y nadie en La Corte se quiere hacer cargo de una neófita que no ha demostrado potencial o los principios de algún don. Ella ya se le había ofrecido al menos a la mitad de los hombres del castillo cuando me encontró borracho en uno de los bares de la plaza. Una cosa llevó a la otra y amanecimos en su cama.
Desde entonces hemos tenido algunos encuentros ocasionales, pero jamás una relación y menos exclusividad. Nunca salimos en una cita ni hablamos de nada. Ella sabe que de ella sólo quiero sexo y yo sé que de mí ella sólo quiere la inmortalidad.
Soy un bastardo? Muy posiblemente, pero nunca lo he negado y nunca he engañado a las mujeres con las que he estado. Las uso, es verdad, pero no menos de lo que me usan a mí, por mi apariencia, por mis dones o por mis conexiones en La Corte. Últimamente es raro que ligue con alguien estando sobrio, por que el proceso me resulta enormemente aburrido. Es un alivio físico como estornudar… Y así de profundo emocionalmente – Suspiró. Jamás, y me refiero a jamás en todos los siglos que llevo conociendo a Demetri, lo había escuchado hablar tanto, o tan honesta y abiertamente. Porque estaba claro para mí que lo que decía era verdad, sólo que nunca lo vi, aún estando casi siempre a su lado… aún llamándolo mi mejor amigo - Y me imagino que te preguntas adónde voy con todo esto… – Afirmó - Es sencillo. Tú eres distinta. Así de simple. Tú me interesas, capturaste mi atención desde el principio, como nada lo ha hecho en siglos.
Quiero que me dejes conocerte, sin esperar nada a cambio, ni tú de mí ni yo de ti. Simplemente porque quiero saber más. Es todo lo que pido…
No te voy a mentir, a ti menos que a nadie! – Dijo – No estoy locamente enamorado de ti, Isabella, no te conozco lo suficiente para eso, pero sí me atraes enormemente, desde el primer instante, cuando te vi chocar con Cullen, arriesgándolo todo por alguien a quién ni siquiera amabas, sólo porque era lo correcto… Permíteme estar a tu alrededor, sólo porque sí, seamos amigos – Imploró. Mierda, el muy bastardo hasta sonaba razonable al no pedir demasiado, y yo no me podía enojar realmente con él, ya que él no sabía de mi relación con Bella, y en su declaración de intenciones pidió a Bella lo que nunca le pidió a ninguna otra mujer… Que le permitiera estar a su alrededor para disfrutar de su mera compañía.
-Oh Demetri… Tienes razón, he sido prejuiciosa, y yo no suelo ser así - Susurró ella sonando al borde de las lágrimas – Vale, vamos a probar ser amigos… Sólo a ver si resulta. No nos debemos explicaciones, por lo que no necesitas esconder quién eres de mí. Si nos vamos a conocer tiene que ser sin máscaras… Pero no me puedes culpar si a la larga no me gusta lo que veo. Igual a lo mejor yo te caigo mal, o crees que hablo demasiado y de muchas cosas al mismo tiempo, o nuestras opiniones no concuerdan o no son compatibles… O tal vez incluso no te gustan los zombis, y ahí sí que estaríamos en problemas… Te parece? – Preguntó ella, y se percibía su sonrisa en su débil voz.
-Gracias – Fue todo lo que dijo Demetri, pero se percibía el alivio en su voz.
-Demetri… Puedes apagar las luces, porfis? Las luces me dan asco… - Dijo Bella comenzando a respirar profundo, como cuando está a punto de comenzar a vomitar.
-Mierda! Yo hablando sin parar y tú ahí agonizando! – Exclamó y se apagaron las luces del box 3.
-Está bien… Me gusta que hayamos hablado… Me ayudas a sentarme? Creo que voy a vomitar… Dónde está mi papelero? – Me imagino que Demetri se lo entregó – Gracias… Si quieres puedes salir, esto no va a ser bonito… - Advirtió Bella.
-Por ningún motivo te voy a dejar sola, además no tienes nada en el estómago que vomitar así es que el punto es fútil – Respondió él.
-Necesito bajarme de la camilla – Gimió ella – Auch! – Reprimió un grito de dolor.
-Qué pasó? Sé que no te apreté muy fuerte… - Preguntó él, alarmado.
-El otro día me di un golpe en las costillas, y con todo el esfuerzo de anoche parece que están peor – Dijo ella.
-Cuando te refieres a un golpe, hablas de… - Dijo Demetri, pero afortunadamente fue interrumpido por el doctor. El único que hablaba inglés en el pequeño hospital de Volterra, el mismo que había atendido a Bella la vez anterior.
-Isabella… lamento verte de regreso tan pronto… - La saludó y se detuvo – Y éste quién es?
-Demetri, mi hermano – Suspiró ella tratando de tomar grandes bocanadas de aire.
-Y ese novio tuyo? – Preguntó en un tono mucho más hostil.
-Afuera… - Dijo Bella, y su voz sonó llena de eco, como si tuviera la cabeza completa metida en el papelero.
-Por qué no me cuentas lo que sucedió? – Preguntó el médico en un tono mucho más amable.
-No… Puedo… Hablar… Vomitar – Dijo ella con cada respiración – Llama… Félix – Le dijo a Demetri, que de inmediato se asomó por la cortina y me hizo una seña, sabiendo que lo había escuchado todo.
-Buenos días doctor – Lo saludé al entrar.
-Buenos – Dijo el doctor, hostil, pero un poco amedrentado por mi tamaño – Me puedes contar qué le pasó a Isabella?
-Ayer celebró el cumpleaños de una amiga y comió demasiado durante todo el día, creemos que tiene una intoxicación alimentaria – Dije manteniéndolo todo preciso y conciso.
-Cuando hablas de comer demasiado, hablamos de… - Dijo el doctor.
-Un desayuno inmenso, que incluía huevos revueltos con jamón ahumado, pan asado con mantequilla y mermelada de durazno y un pastel de cereza tamaño individual. Ah! Y café con leche y dos cucharadas de azúcar; Para el almuerzo comió sopa de pollo con fideos cabellos de ángel, bistec con arroz, ensalada de tomate aliñada con aceite de oliva, y helado de Spiderman 2 – Detallé.
-Dios mío! Y es tan pequeña! Y qué es el helado de Spiderman 2? Es un código para algo más? – Preguntó el doctor intrigado.
-No más charla de comidaaa! – Dijo Bella desde adentro del papelero – Tengo nauseas y escuchar todo lo que comí ayer no ayuda.
-Bella el doctor tiene que saber… - Le expliqué - El "Helado de Spiderman 2" es de color azul y rojo. No le hablo de rosado y celeste, sino azul y rojo profundos. Y tiene una especie de tela de araña de chocolate intercalada, y pequeños dulces rojos y azules esparcidos.
-Por dios! Esa cantidad de químicos y colorantes no debiera estar permitida! – Exclamó en doctor.
-Estoy de acuerdo – Dije.
-Traidor – Dijo Bella desde el papelero, haciendo arcadas y abrazando su estómago con una mano. Sus piernas estaban evidentemente débiles, pero antes de que yo la alcanzara, Demetri rodeó su cintura y la estabilizó. Ella murmuró – Gracias.
-Bueno, lo interesante viene por la tarde – Continué – Bella y su amiga decidieron "catar" 15 de los sabores más bizarros que pudieron encontrar de papas Springles, luego continuaron con 4 variedades de helado, de las cuales el de Spiderman 2 no era el peor, y Bella bebió durante la tarde al menos 2 litros de Coca Cola normal y 3 latas de cerveza light.
-Mieeerda! – Exclamó Demetri. Bella lo golpeó en el brazo.
-Cuáles han sido sus síntomas? – Preguntó el doctor.
-Sudores helados, fiebre, vómitos prácticamente ininterrumpidos desde anoche, no es capaz de resistir nada en su estómago y tiene severo dolor abdominal. Está muy débil y dice que le duele todo el cuerpo. – Recité.
-No sólo en las costillas? – Preguntó el doctor levantando una ceja pero sin dar más detalles. Afortunadamente estaba respetando la confidencialidad de su paciente.
El papelero que abarcaba la cabeza de Bella se movió de un lado hacia el otro.
-No doctor, se queja principalmente de dolor abdominal, que en la noche estaba concentrado bien alto, en el diafragma, pero ha ido bajando hasta localizarse bajo el ombligo – Expliqué - En las costillas se le han roto algunos capilares, pero tal vez es un derrame por todo el esfuerzo… Dice que el dolor en las costillas ha empeorado, pero no es el dolor más grave severo que siente en este momento - Dije descorazonado. Al recitar el problema la situación se veía aún peor.
-Está bien - Dijo el doctor luego de estudiar unos momentos a Bella, que figuraba de pié, descalza y desnuda salvo por una camiseta con la silueta de Dolly Parton y un papelero en la cabeza – Los dos afuera, necesito unos momentos a solas con Isabella.
-Bella? – Pregunté.
-Voy a estar bien, vayan a tomar café o un té o coman algo – Dijo sin sacar la cabeza del papelero. Demetri y yo no pudimos evitar sonreír como idiotas. Ella siempre sabía cómo hacerme olvidarlo todo, aunque fuera por unos segundos.
El doctor prendió la luz del box.
Demetri y yo nos sentamos en un amplio sofá en la Sala de Espera. Ninguno de los dos dijo nada. No había nada que decir, y cualquier cosa que habláramos haría la situación aún más incómoda.
-Está bien, Isabella, como recuerdas de la vez anterior, te dije que podías confiar en mí y en que lo que dijeras quedaría entre nosotros – Dijo el doctor.
-Aja – Dijo Bella.
-Quiero que seas honesta conmigo… esto se trata de tu salud… - Insistió él.
-Ajá – Respondió Bella.
-Bella quiero saber desde cuándo eres bulímica – Dijo el doctor como una afirmación, no una pregunta. Demetri y yo inmediatamente levantamos la cabeza. Yo estaba molesto por la acusación, y Demetri lucía confundido.
-No soy – Dijo haciendo una arcada que resonó con eco.
-Bella, tu novio y tu hermano me dijeron todo lo que comiste ayer, eso es una conducta típica de una persona con bulimia, darse enormes atracones de comida y luego sentir culpa y vomitarla, pero aparentemente esta vez se te pasó la mano y te intoxicaste… Entiendo que te quieras mantener delgada, pero eres una jovencita muy atractiva y podrías mantener tu figura con una dieta saludable.
-Agh!... No quiero saber de comida! – Exclamó Bella y aparentemente sacó la cabeza del papelero porque la pudimos escuchar mucho más claramente – Doc, le agradezco su genuina preocupación por mí, la vez anterior y esta, pero parece que usted lo entiende todo al revés. Así como Félix no es un novio maltratador, yo no soy bulímica. Siempre he comido mucho, porque tengo una "genética superior" – Mierda, ya salió con lo de la "Genética Superior", ahora sí que no la tomarían en serio – Mi abuela materna siempre fue delgada y comía como condenada a muerte. Mi mamá en cambio no tuvo la misma suerte y engordaba, pero yo si heredé el gen, y como montones, siempre lo he hecho.
Ayer no tuve un ataque de bulimia, sino de estupidez, porque como no sabía cuándo volvería a estar con mi amiga a solas, traté de hacer todo lo que debimos haber repartido en 5 o más reuniones en una sola tarde… Ve que mi pelo ahora es fucsia? Mi amiga me lo tiñó – él debe haber asentido - Y usted no me ha dicho qué lindo se me ve, que poco caballeroso Doc, con lo bien que me vendría un cumplido cuando me siento tan mal – Lo regañó.
-Muy bonito tu cabello Isabella, continúa por favor – Murmuró él, pasmado.
-Mire mis uñas, son todas distintas… además cantamos karaoke, vimos series de TV, nos hicimos peinados y conversamos. Y entre todas esas actividades, yo quería catalogar las papas del peor al mejor sabor, pero obviamente no me comí 15 tarros. Nadie podría sin que le fallaran los riñones a mitad del proceso Y sobre los helados… Los compré por sus nombres, que eran divertidísimos, y quise que mi amiga también los probara, porque ella vive a dieta, y yo quería que por una vez se relajara.
En resumen: comí un montón? Sí; traté de vomitarlo todo para mantenerme delgada como una sílfide? Nop, no necesito hacerlo. Usted le puede preguntar a Félix, que me recogió el pelo y lo apartó de mi cara toda la noche si es que alguna vez me vio inducirme el vómito… No lo hice. Además qué tan bruta cree que soy, de tratar de vomitar con mis costillas en estas condiciones? Duele un montón, sabe? – Dijo sonando cabreada – Así es que pensemos qué otra cosa puedo tener, porque de verdad, me siento morir y no tenemos tiempo que perder discutiendo trastornos alimenticios que no tengo… Yo creo que estoy envenenada…
-Está bien Isabella, te creo y estoy de acuerdo en que debemos descartar otras opciones antes de contemplar la bulimia, ya que evidentemente tienes síntomas que no se condicen con un trastorno de ese tipo. Siéntate en la camilla – Le pidió.
-No puedo, me va a tener que ayudar – Respondió ella.
-Félix es su nombre? – Me preguntó el doctor asomando la cabeza desde el box. Yo asentí – Necesito que ayude a Isabella a subir a la camilla. Lo haría yo mismo, pero tengo una hernia lumbar y no puedo hacer fuerzas.
-No hay problemas – Dije feliz de volver a tomarla en mis brazos, aunque brevemente. La tomé de la cintura y Bella me olisqueó el cuello no muy disimuladamente.
-Muchas gracias, déjenos solos, lo llamaremos cuando hayamos terminado – Me despachó el doctor rápidamente.
Me volví a sentar con Demetri y escuchamos al doctor apretar y manosear a Bella, haciéndola gemir de dolor, y maldecirlo ocasionalmente. Bueno, ocasionalmente… al principio.
-Doc, maldito sea, deje de apretar ahí, ya le dije que me duele mucho! – Gimió Bella con la voz rota.
-Te duele mucho… cuánto es "mucho" en la escala del 1 al 10? – Preguntó él con toda calma.
-25, cabrón sádico! 48, 53… Lo está disfrutando verdad? Quiere que confiese que soy bulímica! – Lo acusó jadeante y furiosa. No sé qué tan buena idea era llamar a su médico "Cabrón Sádico", pero esta es Bella de quién hablamos.
-No, Isabella, simplemente quiero saber dónde se concentra el problema. Deja de moverte o voy a tener que pedir asistencia – Dijo sin parar con el examen.
-Félix y Demetri no lo van a ayudar a torturarme! – Lo desafió.
-No le pediría asistencia a ellos, está claro que a ambos los manejas con tu dedo pequeño. Cuánto te duele aquí? – Preguntó el doctor.
-25.698! Por favor, me rindo, usted gana – Gimió Bella llorando. Demetri y yo nos restringimos mutuamente para no entrar a rescatar a Bella. Sólo el no saber qué haríamos con ella después del rescate nos detenía de intentarlo – Soy lo que usted quiera… Soy bulímica; anoréxica; fumadora; uso desodorante en aerosol que daña la capa de ozono; no reciclo; ahogo gatitos recién nacidos; no voy a misa; cuando me prestan un lápiz no lo devuelvo; no le cedo el asiento a los viejitos en el bus; maldigo varias veces al día; no pago impuestos; me burlo de la gente que tropieza en la calle; no le doy dinero a los músicos en la calle; una vez me dieron vuelto de más en el cine y no lo devolví; rayo los baños públicos con dibujos groseros; un día lluvioso mojé a un peatón mientras conducía y no le pedí disculpas; a veces copio en las pruebas de geometría… Elija un pecado, ya lo confesé, o invente otro y se lo confieso… Ahora déjeme en paz! – Sollozó.
-Ya Isabella, ya va a pasar, esta es la última… - La consoló él - Cuanto te duele aquí? – Preguntó y debe haber apretado, porque Bella gritó
-Chorrocientos millones! Deme el papelero – Demandó, y pocos segundos después la oímos vomitar. O al menos intentarlo, y escupir bastante.
-Lo siento mucho Isabella – Dijo el doctor sonando sincero – De verdad te debe doler chorrocientos millones para hacerte vomitar del dolor. Vamos a hacer pasar a tu novio y tu hermano.
Ella no dijo nada, sino que siguió llorando y haciendo arcadas.
Una vez que el doctor nos invitó a pasar, Bella nos pidió si podíamos apagar la luz, porque le daba nauseas. El doctor apagó la luz y Demetri y yo nos ubicamos cada uno a un lado de Bella y cada uno tomo una de sus manos entre las suyas, mientras ella dejó el papelero en su regazo.
Eso me cabreó, pero no era el momento de ponerse celoso. Bella aún lloraba de dolor.
-Ok, hay buenas y malas noticias – Comenzó el médico – La buena es que estoy casi seguro de saber lo que aqueja a Isabella. La mala, es que todo apunta a una apendicitis, y por la temperatura que tiene en este momento y la ubicación del foco de su dolor, creo que va a pasar a peritonitis en cualquier momento.
-Qué significa eso? – Preguntó Demetri confundido.
-Mmmmh… Para explicarlo en términos simples, hay una infección que causa una inflamación en el apéndice de Isabella, que es una parte vestigial de su intestino… - Comenzó el doctor.
-Vestigial? – Interrumpió Demetri.
-Un trozo de intestino inútil, que quedó como recuerdo de nuestra evolución, como el coxis donde probablemente solíamos tener una cola – Aclaró el doctor.
-Por favor, continúe – Le dije al doctor mirando severamente a Demetri para que se callara la boca.
-Esta enfermedad es un poco engañosa de diagnosticar, porque todo el mundo reacciona a ella de distinta manera. Los síntomas varían de un individuo al otro, pero en el caso de Isabella probablemente fue provocada por un bloqueo intestinal causado por todo lo que comió.
-Ok, si está inflamada qué? Me va a dar antibióticos o algo? – Preguntó Bella.
-No es tan simple – Dijo el doctor – Tienes mucha fiebre, más de la normal en una simple apendicitis, que generalmente rodea los 38°C…. Tú tienes 40°C – Dijo mirándola preocupado - Tu cuerpo rechaza todo líquido y comida, y un presentas un dolor sordo generalizado en todo el estómago, pero el dolor más agudo está enfocado en un punto llamado "Punto de McBurney", que es lo que me inquieta, porque es típico de esta enfermedad.
-O sea? – Dijo Demetri.
-O sea que creo que estamos muy cercanos a la peritonitis, si es que no estamos ahí. Vamos a tener que operar – Dijo el doctor.
-Qué es peritonitis? – Preguntó Demetri. Realmente él no sabía nada de anatomía o medicina moderna.
-En pocas palabras, es cuando el apéndice se necrosa y se pudre – Respondió el doctor.
-Eeeew! – Dijo Bella mirándome más enérgica, casi diría que entusiasmada – Me estoy pudriendo en vida… Como un zombi! Félix, le tienes que contar a Josh, el me llama "Chica Zombi".
-Sí Bella, lo primero en mi lista va a ser contarle a Josh que te estás pudriendo – Le dije sarcástico.
-Quién es Josh? – Preguntó Demetri frunciendo el ceño.
-A ver jóvenes, qué tal si nos concentramos? – Preguntó el doctor.
-Lo siento – Dijimos Bella, Demetri y yo a la vez.
-Entonces… - Dijo el doctor luciendo un poco cabreado - Vamos a pedir hora a pabellón inmediatamente, y vamos a llamar al cirujano de turno. Hay que actuar rápido, ya que la peritonitis no es un juego, una persona fácilmente se puede morir de un shock séptico si no se trata a tiempo… Aunque claro que ese no va a ser tu caso, Isabella – Aclaró al ver nuestras caras de espanto – Mientras, te vamos a llevar a una habitación, te vamos a hidratar con suero y te vamos a dar calmantes, para controlar el dolor. Una vez que te sientas un poco mejor te vamos a sacar una radiografía de tórax y te vamos a sacar un poco de sangre a ver cómo están tus leucocitos. Con eso vamos a confirmar el diagnóstico. Estamos claros?
-Si… Pero podemos hacerlo sin que me pinchen? – Preguntó Bella con un hilo de voz, apretando mi mano, e imagino la de Demetri también.
-Realmente importa? – Preguntó Demetri – Te van a cortar en pedazos dentro de poco rato.
-Mierda Demetri! No seas bruto – Dije golpeando su brazo, que es lo que me quedaba más a la mano.
-Muchachos! Basta, si no se comportan los voy a hacer sacar del recinto – Amenazó el doctor.
-No! – Exclamó Bella – No me pueden dejar sola!
-A ver Isabella, comprendo que estés asustada, y vamos a hacer lo posible por que estés lo más cómoda posible, pero tienes que cooperar, estamos? – Preguntó el doctor seriamente.
-Estamos – Dijo ella con la cabeza agachada. Estoy seguro que de haber levantado el rostro habríamos visto lágrimas brillar en sus ojos. Bella estaba extremadamente sensible y vulnerable.
-Podemos llevarla a su habitación ahora? – Pregunté - Bella necesita los calmantes, lleva muchas horas con dolor.
-Sí, voy a buscar a la enfermera para que traiga una silla de ruedas y los dirija a la habitación. Van a querer una habitación privada o compartida? – Preguntó.
-Privada! – Respondimos Demetri y yo. No nos imaginaba compartiendo especio con otros humanos enfermos, y además necesitábamos la privacidad para poder hablar libremente.
-Dejaron los datos de su seguro médico en recepción? Están seguros de estar cubiertos en casos de cirugías de emergencia? Porque de eso depende el tipo de habitación que se les puede asignar… – Levantó la ceja el doctor, como si pudiera evaluar nuestra solvencia económica a simple vista.
-Dejé mi número de tarjeta de crédito en el formulario de ingreso de Isabella para que carguen lo que sea necesario. Bella no cuenta con un plan de salud, se atiende como particular – Dije aguantándome las ganas de estrangularlo.
-Estás seguro de querer hacer eso? Esta operación no de las más costosas y el tiempo de hospitalización generalmente es relativamente corto, pero si hay complicaciones los valores se multiplican… - Nos advirtió. Apreté los dientes y conté hasta 10, no lo podía matar antes de que operaran a Bella. Mientras, Bella tenía los ojos apretados de dolor y los nudillos blancos de tanto apretar nuestras manos. Y Demetri parecía listo para arrancarle la cabeza.
-No nos importa el precio! – Exclamó Demetri – Estamos apurados! Sánela! La tarjeta que les dio Félix es una American Express Centurion! Esa puta tarjeta es la única en el mundo que no tiene límite! Si queremos podemos cargar el hospital completo a esa tarjeta y nadie se extrañaría en la compañía de las tarjetas, porque hemos hecho compras mayores. Y yo también tengo una de esas, por si la de Demetri no es suficiente – Dijo sacando la tarjeta de titanio negra de su billetera – Úsela todo lo que quiera, cárguenos lo que se le ocurra, pero deje de perder el tiempo, que le aseguro que le vamos a pagar, y muy bien. De hecho, si arregla a Isabella y le deja una cicatriz pequeña, le regalo un… - Pensó – Un… Qué demonios necesita un hospital? Otro piso? Ambulancias? Un helicóptero? Una estatua en la entrada? Lo que sea, se lo regalo, prometido, pero mueva su trasero y arregle a mi hermana!
-Sí señor! – Exclamó el médico y salió prácticamente corriendo a buscar una enfermera y luego a recepción para confirmar la liquidez de nuestro crédito.
-No me quiero operar – Susurró Bella con la voz quebrada – Y si mejor me transforman de una vez?
-Bella tu escuchaste al médico, no sabemos qué tan avanzada está la infección. La transformación se demora 3 días, y en ese tiempo tu sangre puede haberse envenenado sin remedio y matarte – Le dije acariciando su espalda.
-Pero el veneno repara… Rosalie… Y Esme… Y Emmett… Y E… Todos estaban muriendo cuando fueron transformados – Argumentó sin energías.
-El veneno repara tejidos, pero según entiendo, la septicemia es el envenenamiento de la sangre por parte de las bacterias alojadas en el foco infeccioso original. El torrente sanguíneo las distribuye y tu cuerpo reacciona en conjunto contra la infección masiva. No hay cómo reparar eso a tiempo, probablemente habría que hacerte una transfusión porque tu sangre te mataría antes que el veneno alcanzara a esparcirse… Pero todo es teoría – Le dije.
-No te preocupes, vamos a estar contigo todo el tiempo… Bueno, menos cuando te estén sacando las tripas, en ese momento vamos a esperar afuera – Dijo Demetri con una sonrisa.
-Claro, si te puede dar hambre – Le sonrió Bella levemente.
-Tus entrañas putrefactas y tu sangre ponzoñosa? Oh, sí, cómo podría resistirme? – Se burló Demetri.
-Muérdeme! – Respondió Bella.
-Con gusto – Le dijo él – Una vez que te hayamos sanitizado.
Bella trató de mantenerse seria como por 3 segundos y se le escapó una carcajada.
-Bastardo – Sonrió.
-Soy el primero en admitirlo – Dijo Demetri aún sonriendo. Esa complicidad no me estaba gustando para nada.
-Isabella? – Preguntó una enfermera, y Bella asintió estirando los brazos hacia mí para que la ayudara a bajar de la camilla.
Si de mí hubiera dependido la habría cargado todo el camino hacia su habitación, pero no era bueno llamar la atención aún más. Demetri ya había hecho gala de que éramos asquerosamente ricos y eso era más que suficiente.
-Voy a llamar a los maestros para informarles de la situación – Me dijo Demetri. Luego a la enfermera le preguntó - Qual è il numero della camera (*Cual es el número de habitación?)
-Camera 325 (*Habitación 325) – Respondió ella mientras yo acomodaba la colcha sobre las piernas de Bella, para no mostrar sus encantos a quienes encontráramos en el pasillo.
-Nos vemos en tu habitación – Le dije a Bella – Voy a llamar a Gianna para que traiga algunas cosas. Tus artículos de aseo, ropa interior, algunas camisetas para que te mudes…
-Qué camisetas? – Preguntó súbitamente interesada.
-Esas van a ser sorpresa – Respondí – Es mi turno de elegir. Hay algo más que quieras o necesites?
-Helado de Spiderman 2! – Exclamó.
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Ok, sé que me odian,
que detestan que Demetri no sea tan malo como todas creían, porque es más fácil
cuando las cosas son blancas o negras, pero nadie es 100% bueno ni 100% malo,
no en la vida real y no en este fic.
Sé además que quieren que Bella se mejore de una vez y empiecen a
pasar "cosas" entre ella y Félix, pero nuevamente les pido calma, que
necesito estos capítulos con Bella enferma para desarrollar la historia con una
trama sólida. Los personajes deben conocerse, abrirse y hablar.
Espero que comprendan y no me abandonen, estoy simplemente
tratando de ser fiel a la historia y los personajes sin dejarme tentar por las
decisiones más populares, que tendrían a estas alturas a Bella transformada y
teniendo sexo como loca.
Abrazos y espero sus comentarios.
Realmente? Después del "sádico cabrón", mi hija me tubo que calmar el asesso de risa.... Carcajee y lloré por no sé cuanto tiempo.... Me quedé ronca... Fue lo máximo. Me hacia falta reír así de libre, gracias
ResponderBorrarHola, me alegro de que te vaya gustando la historia, gracias por comentar...
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