Hola! Uf! Me
cuesta presentar capítulos polémicos porque siempre siento que hasta aquí no
más llegamos. Peeero, así como la enfermedad de Bella tenía un propósito en la
historia y acercó a los personajes, lo que sucederá a continuación es parte
necesaria de este fic.
Y ojo, que por
primera vez nos encontraremos con un "BELLA POV".
Disfruten!
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Capítulo
17
Fuck you, fuck you, fuck you
And all we've been through
I said leave it, leave it, leave it
There's nothing in you
And if you hate me, hate me, hate me, then hate me so good
That you can let me out, let me out, let me out
Of this hell when you're around
Let me out, let me out, let me out
Hell when you're around
Let me out, let me out, let me out
And all we've been through
I said leave it, leave it, leave it
There's nothing in you
And if you hate me, hate me, hate me, then hate me so good
That you can let me out, let me out, let me out
Of this hell when you're around
Let me out, let me out, let me out
Hell when you're around
Let me out, let me out, let me out
Rootless tree / Damien Rice
FÉLIX
POV
-Hola Bella, tanto tiempo sin vernos – Dijo
Victoria. Y por un par de segundos no comprendí. Honestamente no fui capaz de
sumar 2+2 hasta que sentí el cuerpo rígido de Bella presionar su espalda contra
mí.
-Me… encontraste – Susurró Bella. Todos en El Salón miraban
el intercambio sin mover un músculo.
-No es muy difícil dar contigo, lo difícil es atraparte –
Respondió Victoria encogiéndose de hombros – Hola Félix – Me saludó sonriente,
desviando su completa atención hacia mí – Te ves bien… Así es que te tienen
trabajando de niñera?
-Hola Victoria, qué te trae por aquí? – Pregunté en el tono
más desapasionado que pude, ignorando sus comentarios acerca de cómo me veía.
Bella se tensó aún más y yo la atraje a mí con una mano en su cadera.
-Vengo al Tribunal de Justicia – Respondió ella mirando mi
mano en Bella fijamente.
-Ustedes se conocen? – Preguntó Bella.
-Conocernos? – Rió Victoria – Mmmmh, podría decirse que sí,
nos conocemos, en el "sentido bíblico" – Dijo, y me guiño un
ojo.
-Te acostaste con ella… – Susurró Bella llena de
incredulidad, desprendiéndose de mí, y dando un paso hacia Demetri y el resto
de La Guardia, que se veían listos para despedazar a Victoria.
-Bella… - Le dije. No podía decir más, no podía exponer más.
-Es verdad? Te acostaste con ella? – Insistió. Demetri
estiró el brazo y tomó la mano de Bella en la suya.
-Aaaaw! No lo sabías? Félix y yo fuimos amantes por más de 6
meses cuando yo vivía en los Himalayas y él estuvo ahí trabajando en una
misión. Excelentes habilidades, y todo un caballero – Dijo Victoria
identificando inmediatamente un punto débil por donde atacar a Bella.
-Félix… Es verdad? – Insistió. Se veía tan pequeña y frágil,
descalza y usando mi camiseta enorme… Y en los brazos de Demetri.
-Es verdad – Le dije – Estuvimos juntos por unos meses, hace
mucho tiempo – Dije tratando de eliminar toda emoción de mi voz.
Bella se quedó en silencio durante un par de segundos,
durante los cuales pareció debatir consigo misma. La Guardia en pleno que se
encontraba dispersa en la sala excepto los asignados a Los Maestros se
replegaron rodeando a Bella en un semicírculo.
-Aro – Dijo Bella envarándose y con la voz fría como la
escarcha – Solicito el cambio de mi guardia personal, ya que el actual parece
sufrir de un conflicto de intereses. Solicito que se me asigne a Demetri, quién
ha estado conmigo durante toda mi estadía en el hospital, me conoce lo
suficiente y nos llevamos bien a nivel personal. Eso si es que a Demetri le
parece?
-Seguro! Me vas a ahorrar un montón de papeleo, Chica Zombi
– Le dijo Demetri jugando con los dedos de Bella.
-Yo no tengo problema – Dijo Aro – Mientras ambos estén de
acuerdo.
-Bella… - Dije destrozado. La perdía… La perdía… Ella ni
siquiera me miraba, y no había nada que pudiera hacer, porque no podía exponer
nuestra relación, y porque en el fondo la entendía. Acabábamos de tener nuestro
primer encuentro sexual, la acababa de tocar por primera vez, y justo después
aparece mi ex, que afirma haber tenido un tórrido romance conmigo que no duró
sólo una noche, sino meses. Y eso no es todo, oh no, mi ex además resulta ser
una asesina maníaca obsesionada con matar a Bella. Maravilloso.
-Me imagino que Victoria viene a pedir que me entreguen o me
maten ustedes mismos – Afirmó Bella hacia la sala en general, con la barbilla
en alto. Se escucharon varios gruñidos aislados. La situación estaba yendo de
mal en peor… Yo soy el encargado de las ejecuciones, y preferiría que Jane me
torturara hasta la muerte antes de hacerle daño a mi novia... Si es que aún era
mi novia.
-Así es querida Isabella, Victoria aquí presente reclama que
tu vida le pertenece porque por culpa tuya murió James, su compañero – Le
explicó Aro sin revelar lo que estaba pensando. Los otros dos Maestros
presentaban semblantes igualmente inescrutables – Como sabrás los Volturi somos
juez y verdugo en estas situaciones.
-Me imagino que no te es difícil descubrir la verdad en
circunstancias normales – Dijo Bella – Pero la cosa se complica porque no
puedes obtener nada de mí. Sólo puedes ver el lado de Victoria, y uno pensaría
que sólo por eso ella gana – Se hizo el silencio más absoluto y Victoria sonrió
triunfal - Pero recordemos que tú Aro, conoces los detalles de esta historia
desde antes, cuando tocaste a Edward.
Tú sabes que este conflicto no lo comenzaron los Cullen, y
más importante sabes que no fue Edward quien mató a James…
-Mentira! – Gritó Victoria – Edward Cullen mató a mi James
para proteger a su mascota humana!
-Noooooop – Le dijo Bella desafiante – Tú sólo lo asumes,
pero no estabas presente cuando todo ocurrió. James me torturó por un buen rato
filmándome para luego enviar la cinta a Edward y cuando ya no pudo resistir más
la sed por toda la sangre que yo estaba derramando, me mordió…
-No te creo! Si James te hubiera mordido estarías muerta o
te habrías transformado – Gritó Victoria otra vez.
-Deja. De. Interrumpir! – Exclamó Bella marcando cada
palabra, formando casi un gruñido – Cuando James me mordió apareció Edward y lo
empujó, y Emmett y Jasper Cullen se encargaron de él. Si quieres más detalles
te puedo decir que Alice Cullen encendió la hoguera. Mientras, Edward con la
ayuda de Carlisle succionó el veneno. Y como prueba, ésta es la cicatriz – Dijo
Bella arremangándose la chaqueta y revelando la medialuna plateada que marcaba
su muñeca.
-Mientes! – Volvió a gritar Victoria, furiosa al escuchar
cómo murió James.
-Miento? – Preguntó Bella a Aro, levantando una ceja como
desafiándolo a contradecirla.
-No Isabella, dices la verdad, que es exactamente lo que vi
en la mente de Edward – Respondió Aro.
-Ella debe pagar! – Gruñó Victoria dando un paso hacia
Bella. Gran error. La Guardia se cerró alrededor de Bella y quienes estaban
justamente frente a Victoria adoptaron posición de combate. Alec abrió las
manos listo para paralizarla si se atrevía a dar un paso más.
Yo sin pensarlo me acerqué a Victoria para contenerla. No
permitiría que le hiciera daño a Bella, ella era mi prioridad, pero tampoco
quería que mataran a Victoria así como así en un impulso.
Gran error.
Aquellos que no estaban en posición de combate la adoptaron,
Victoria y yo fuimos paralizados y Bella simplemente me miró como si le hubiera
arrancado el corazón.
-Tranquilos, tranquilos – Dijo Aro – Nada va a suceder sin
mi autorización. Victoria comprende eso verdad? – Le preguntó mirándola.
Victoria obviamente no se movió – Alec?
-Sí maestro – Dijo Alec y Victoria y yo nos pudimos mover
otra vez.
-No Maestro, nada va a suceder sin su autorización – Dijo
Victoria a regañadientes.
-Así está la cosa: Victoria vino por retribución, pero la ha
estado buscando en la persona equivocada. Isabella nunca le ha hecho nada ni a
ella ni al difunto James Hunter. El ex novio de Isabella, Edward Cullen tampoco
fue quien acabó con la vida del Sr. Hunter, sino que fueron sus hermanos, y lo
hicieron para defender a quien consideraban a un miembro de su familia siendo
atacado.
Lo siendo Victoria, pero tu caso es inexistente. Y si
tuvieras un caso, éste no sería contra Isabella. Lamento que te hayas quedado
sola, pero eso es responsabilidad de James y sus errores de juicio.
-Exijo venganza! – Exclamó Victoria debatiéndose y tratando
de liberarse de mi agarre. Obviamente era imposible.
-A ver señorita – Dijo Aro sonando súbitamente serio, si un
rastro de empatía – Le recuerdo dónde se encuentra. Su Rey acaba de dictar
veredicto. Uno que ni siquiera ha sido arbitrario. Usted puede estar enojada contra
el mundo por lo que le sucedió a su pareja, pero tenga claro que Isabella no
sólo no es culpable, sino que además es una de nosotros y será protegida como
tal.
-Isabella Swan, maldita perra, tú mataste a mi James, tú
eres la culpable…! - Dijo Victoria en voz baja y amenazante antes de que yo
cubriera su boca. Miré a Aro y él asintió. Arrastré a Victoria debatiéndose
fuera de la habitación.
La empujé por los pasillos hasta llegar al jardín, y una vez
junto a los columpios, la solté.
-Félix traidor, cómo te atreves! – Exclamó y se alejó de un
salto.
-Cómo me atrevo a qué? A salvarte la vida? Te das cuenta de
lo que estabas haciendo en la Sala del Trono? – Le pregunté furioso.
-Estaba tratando de obtener justicia Félix, pero esa pequeña
zorra humana ha logrado encantar a toda La Corte también. Cómo lo hace? Se
acostó con los 3 maestros? Y con La Guardia? No puede ser tan buena en la cama…
- Escupió.
-No hables de Bella de esa forma. No conmigo y no con nadie
en esta Corte… Al menos si quieres seguir con la cabeza en su sitio – Advertí
respirando profundo para controlarme.
-Tú también? No lo puedo creer Félix, no tú también… - Dijo
sonando decepcionada.
-Yo soy su guardián, lo he sido desde que llegó a La Corte –
Respondí tratando de sonar desapasionado.
-Ya no eres su guardián – Afirmó desafiante – Ya no más. Tu
asociación pasada conmigo te ha contaminado.
-Eso lo veremos – Dije dispuesto a recuperarla como fuera.
-…Y no me vengas con que eso es todo lo que hay entre
ustedes, porque vi cómo se reclinó ella en ti cuando me vio, y vi la
familiaridad con la que la tomaste por la cadera. Eso para un ojo atento revela
más que a un guardia y su carga – Dijo ella con mirada calculadora.
-No sabes de lo que hablas – Le dije – Bella acaba de salir
del hospital, ha estado muy enferma y yo la he cuidado. Eso nos hizo más
cercanos.
-Niégalo todo lo que quieras, querido, pero recuerda con
quién estás hablando. Te conozco y sé que tu rostro cuando Bella pidió ser
carga de Demetri reflejaba dolor, no decepción ni humillación. Dolor. Estás
enamorado de ella – Afirmó.
-Victoria, termina con este asunto – Respondí ignorando su
hipótesis - Termina con tu obsesión por Bella. Ya viste que ella no tuvo nada
que ver con la muerte de James. Entiendo tu rabia y deseos de venganza, pero
por último si realmente necesitas la revancha, preocúpate de obtenerla de
quienes son verdaderamente responsables – Traté de razonar con ella. Me dio
lástima. Se veía tan desolada… Tan sin nada que perder.
La atraje hacia mí y la abracé. Ella se debatió unos
segundos haciéndose la fuerte y luego se acurrucó en mi pecho y comenzó a
sollozar.
-Este último año ha sido horrible… Lo único que quiero es
vengar a James, que él pueda descansar en paz… Quería… No, necesitaba que
los Cullen sufrieran, y la manera más efectiva y sencilla era matándola a ella.
Deberías haberlos visto en ese campo de beisbol, cómo todos la protegieron como
a una de ellos. Todos estaban dispuestos a morir por ella. Por qué tiene ese
efecto en la gente? Es un don? Es ella como una especie de súcubo que genera
esa lealtad incondicional? – Se preguntó estremeciéndose con su llanto. Con su
rostro contra mi pecho apenas podía entender lo que me estaba diciendo.
-No lo sé Vic, es cierto que la gente tiende a encantarse
con ella al poco tiempo de conocerla, pero creo que tiene que ver con sus
cualidades personales. Ella es muchas cosas a la vez: Es inteligente e
inusualmente culta para alguien de su edad, tiene un gran sentido del humor, es
sarcástica, dulce y caprichosa. A veces es una niña pequeña que aplaude los
trucos de magia de Aftón y otras una mujer adulta que da consejos sobre
autoestima y respeto a Gianna, que es mayor y mucho más experimentada. Bella se
preocupa de conectar con cada persona en su frecuencia particular, interesándose
genuinamente en lo que cada uno tiene que decir... No sé si eso es un don o
simplemente Bella es así, pero te aseguro que yo también me lo he preguntado –
Le dije mirando hacia el frente y acariciando su espalda en movimientos
circulares – No la odies Vic, como viste, lo único que lograrías si levantas un
dedo en su contra es una muerte dolorosa.
-Y qué hago entonces con todo este… Este… Odio que siento?…
Este odio que he macerado desde que James fue asesinado? Si no puedo culpar a
la humana entonces qué? La muerte de James fue en vano? – Me preguntó
levantando la cabeza y mirándome fijamente, esperando una respuesta.
-Victoria sé honesta contigo misma. Entiendo que amabas a
James, que llevaban muchos años juntos y que te duele su ausencia, pero eso no
lo convierte en un santo. James cometió errores, se arriesgó en la apuesta de
robar a la humana de los Cullen y perdió. Él sabía lo que podía perder y aun
así quiso enfrentarlos, probar a ver quién era más inteligente, más capaz – Le
dije sin soltarla, como para suavizar mis palabras.
-No hables así de James, lo haces sonar como un idiota… - Lo
defendió.
-No tergiverses mis palabras, tú escuchaste perfectamente lo
que dije. Reconoce que James cometió un error de juicio. Si en lugar de
desviarse al campo de beisbol hubieran pasado de largo nada de esto habría
pasado. O si no hubiera decidido perseguir a un miembro del clan Cullen sólo
por diversión, para matar la rutina. Asume que la responsabilidad de todo lo
ocurrido la tiene James. Eso no lo hace mejor ni peor que el hombre que amaste,
pero la aceptación te va a permitir dejarlo ir – Susurré contra su pelo
mientras ella lloraba. Victoria me abrazó aferrándose fuerte, como si se fuera
a desplomar si me soltara.
-No quiero, no puedo dejarlo ir… Si no puedo vengar su
memoria entonces qué me queda? – Balbuceó.
-Tu vida. Tú lo sabes, la eternidad. Tienes aún mucho por
hacer, por conocer, por aprender. Algún día puede que encuentres un nuevo amor,
pero por mientras preocúpate de dejar ir el odio. No te conviertas en una
amargada, no es así como te recuerdo – Le dije acariciando su mejilla como si
limpiara una lágrima imaginaria – No te pierdas por lo sucedido Vic. Es una
tragedia, pero tú eres fuerte y lo vas a superar.
-Oh Félix eres un gran blandengue! – Se burló reprimiendo un
sollozo y tratando de esconder su rostro.
-Sonríe Vic – Le dije levantando su mentón.
-No – Dijo, terca como siempre.
-Vic…
-Así? - Y me regaló una sonrisa horriblemente falsa.
-Perfecto – Le dije – Con práctica incluso vas a parecer una
persona.
Victoria me dio un codazo, soltó una carcajada y se alejó
para sentarse en uno de los columpios.
-Me empujas? – Preguntó comenzando a impulsarse con sus
pies.
-Por supuesto – Le dije y me acerqué a impulsarla.
Ok, Victoria se había calmado y estaba aceptando que Bella
no es culpable, que no vale la pena que siga obsesionándose con la revancha e
incluso estaba haciéndose la idea de reconstruir su vida.
Ahora sólo faltaba lograr que Bella me escuchara.
oooOooo
BELLA POV
Victoria… Victoria estaba frente a mí. Finalmente me había
encontrado.
-Hola Bella, tanto tiempo sin vernos – Dijo
claramente disfrutando mi sorpresa.
-Me… encontraste – Susurré.
-No es muy difícil dar contigo, lo difícil es atraparte –
Respondió Victoria encogiéndose de hombros – Hola Félix…Te ves bien… - Dijo
mirando por sobre mí a mi hombre - Así es que te tienen trabajando de niñera?
-Hola Victoria, qué te trae por aquí? – Preguntó y me atrajo
con su mano en mi cadera. Félix conocía a Victoria? Félix conocía a
Victoria? Félix conocía a Victoria? No era posible!
-Vengo al Tribunal de Justicia – Respondió mirando a Félix
fijamente e ignorándome por completo.
-Ustedes se conocen? – Pregunté a Victoria tratando de
recapturar su atención. No me gustó cómo lo miraba.
-Conocernos? – Rió Victoria disfrutando muchísimo lo que
decía – Mmmmh, podría decirse que sí, nos conocemos, en el "sentido
bíblico" – Dijo y le guiñó un ojo a Félix.
-Te acostaste con ella… – Susurré llena de incredulidad,
dando un paso hacia Demetri y al resto de La Guardia. Sentí asco. Me sentí
sucia. Félix se había acostado con la mujer que me había tratado de asesinar
durante casi un año. La que amenazaba la vida de todos los que me importaban.
La que había enfrentado a Jacob y La Manada una y otra vez.
-Bella… - Dijo Félix. No dijo nada más. No lo negó. Era
verdad. Asco.
-Es verdad? Te acostaste con ella? – Insistí para aclarar el
asunto fuera de toda duda. Demetri estiró el brazo y tomó mi mano. Me confortó
su familiar toque, que me anclaba al lugar, porque me sentía súbitamente
desapegada, ajena a lo que estaba sucediendo, como si me estuviera desdoblando
y pudiera ver desde arriba a mi cuerpo, pero sin sentir sus emociones.
-Aaaaw! No lo sabías? Félix y yo fuimos amantes por más de 6
meses cuando yo vivía en los Himalayas y él estuvo ahí trabajando en una
misión. Excelentes habilidades, y todo un caballero – Dijo Victoria como
relamiéndose al haber encontrado un punto sensible.
Y lo había encontrado. Recién hacía unos minutos Félix me
había tocado por primera vez y aquí estaba, frente a la mujer que había enviado
a Laurent por mí, la que me había acosado por meses, la que en ese preciso
momento estaba pidiendo mi cabeza… Ella lo había tenido todo con Félix. Todo.
Por meses.
Victoria la hermosa.
Victoria la terrible.
Victoria la sexi.
Victoria la salvaje.
Y yo… Yo simplemente lo había dejado tocarme y casi me había
muerto de la emoción. Pensé… Que imbécil!… Pensé que él también lo había
disfrutado… Ilusa.
Cómo podría disfrutar de mi cuerpo imperfecto, mi
inseguridad y mi falta de experiencia un hombre como Félix? Él es tan grande, y
fuerte, y guapo, y seguro en sí mismo… Y mil cosas más que debieron advertirme
que él no era para mí.
Dios! Que patética había sido al pensar que alguien como yo,
alguien que no sabe nada de nada, puede mantener la atención de un hombre como
Félix. Si ni siquiera pude conservar la de Edward... Seguro que con todo lo que
viajaba por su trabajo había en su pasado al menos 5 mujeres por cada camiseta.
Y tenía cientos de camisetas…
-Félix… Es verdad? – Insistí. Demetri me acercó a él. Creo
que mis pies estaban helados por estar en contacto con el piso de piedra, pero
no estoy segura. Estaba entumecida.
-Es verdad – Confesó – Estuvimos juntos por unos meses, hace
mucho tiempo – Dijo sin emoción en su voz. Como si nada. Como si no importara.
Guardé silencio por unos segundos debatiéndome en los pasos
a seguir. No debía mostrar debilidad en La Corte, eso me lo había enseñado
Félix. Mientras pensaba, casi toda La Guardia se ubicó en semicírculo conmigo
al centro. Ellos aún me apoyaban. Ellos me dieron las fuerzas que yo no tenía.
-Aro – Dije lo más desapasionadamente posible– Solicito el
cambio de mi guardia personal, ya que el actual parece sufrir de un conflicto
de intereses. Solicito que se me asigne a Demetri, quién ha estado conmigo
durante toda mi estadía en el hospital, me conoce lo suficiente y nos llevamos
bien a nivel personal. Eso si es que a Demetri le parece? – Pregunté, sabiendo
que Demetri no se negaría.
-Seguro! Me vas a ahorrar un montón de papeleo, Chica Zombi
– Dijo Demetri jugando con mis dedos. Así de fácil.
-Yo no tengo problema – Dijo Aro – Mientras ambos estén de
acuerdo.
-Bella… - Dijo Félix. No dijo más.
-Me imagino que Victoria viene a pedir que me entreguen o me
maten ustedes mismos – Afirmé hacia la sala en general, con la barbilla en
alto. Se escucharon varios gruñidos aislados.
-Así es querida Isabella, Victoria aquí presente reclama que
tu vida le pertenece porque por culpa tuya murió James, su compañero – Explicó
Aro – Como sabrás los Volturi somos juez y verdugo en estas situaciones.
-Me imagino que no te es difícil descubrir la verdad en
circunstancias normales – Dije – Pero la cosa se complica porque no puedes
obtener nada de mí. Sólo puedes ver el lado de Victoria, y uno pensaría que
sólo por eso ella gana – Todos quedaron en silencio y Victoria sonrió como el
gato que pronto se comería al canario - Pero recordemos que tú Aro, conoces
esta historia desde antes, cuando tocaste a Edward.
Tú sabes que este conflicto no lo comenzaron los Cullen, y
más importante sabes que no fue Edward quien mató a James… - Dije hablándole a
Aro pero asegurándome de que Victoria comprendiera cada palabra.
-Mentira! – Gritó Victoria – Edward Cullen mató a mi James
para proteger a su mascota humana!
-Noooooop – Le dije desafiante – Tú sólo lo asumes, porque
no estabas presente cuando todo ocurrió. James me torturó por un buen rato
filmándome para luego enviar la cinta a Edward y cuando ya no pudo resistir más
la sed por toda la sangre que yo estaba derramando, me mordió…
-No te creo! Si James te hubiera mordido estarías muerta o
te habrías transformado – Gritó Victoria otra vez. Parecía no poder manejar el
volumen de su voz. En cambio yo me sentía como anestesiada, su completo
opuesto. Nada me importaba, funcionaba en automático.
-Deja. De. Interrumpir! – Exclamé marcando cada palabra –
Cuando James me mordió apareció Edward y lo empujó, y Emmett y Jasper Cullen se
encargaron de él. Si quieres más detalles te puedo decir que Alice Cullen
encendió la hoguera. Mientras, Edward con la ayuda de Carlisle succionó el
veneno. Y como prueba, ésta es la cicatriz – Dije arremangándome la chaqueta y
mostrando a todos la medialuna plateada que marcaba mi muñeca.
-Mientes! – Volvió a gritar Victoria, furiosa al escuchar cómo
murió James.
-Miento? – Pregunté a Aro sin prestarle atención a Victoria,
que parecía a punto de tener un aneurisma de pura rabia.
-No Isabella, dices la verdad, que es exactamente lo que vi
en la mente de Edward – Respondió Aro simplemente.
-Ella debe pagar! – Gruñó Victoria dando un paso hacia mí.
Todo pasó muy rápido, y de pronto La Guardia se había cerrado alrededor de mí.
Algunos se agacharon en posición de combate, y Alec abrió las manos listo para
usar sus poderes.
Y Félix se acercó y sujetó a Victoria posicionándose frente
a ella, protegiéndola con su cuerpo e hiriéndome más certeramente que cuando me
rompió las costillas.
Félix había tenido una relación con Victoria, y aún debía
sentir algo por ella, si estaba dispuesto a protegerla de la mismísima Guardia
Volturi.
Y me imagino que ese es el momento en que Félix pasó a la
lista de los malos, porque los que no estaban en posición de combate la
asumieron, y Alec usó sus poderes paralizándolos a ambos.
-Tranquilos, tranquilos – Dijo Aro – Nada va a suceder sin
mi autorización. Victoria comprende eso verdad? – Le preguntó retóricamente –
Alec?
-Sí maestro – Dijo Alec, y Victoria y Félix recuperaron la
movilidad.
-No Maestro, nada va a suceder sin su autorización – Dijo
Victoria, sumisa pero evidentemente furiosa.
-Así está la cosa: Victoria vino por retribución, pero la ha
estado buscando en la persona equivocada. Isabella nunca le ha hecho nada ni a
ella ni al difunto James Hunter. El ex novio de Isabella, Edward Cullen tampoco
fue quien acabó con la vida del Sr. Hunter, sino sus hermanos, y lo hicieron
para defender a quien consideraban a un miembro de su familia siendo atacado.
Lo siendo Victoria, pero tu caso es inexistente. Y si
tuvieras un caso, éste no sería contra Isabella. Lamento que te hayas quedado
sola, pero eso es responsabilidad de James y sus errores de juicio.
-Exijo venganza! – Exclamó Victoria en los brazos de Félix,
que la abrazaba tal como me había abrazado a mí. Sólo que más fuerte.
-A ver señorita – Dijo Aro sonando súbitamente serio, si un
rastro de empatía – Le recuerdo dónde se encuentra. Su Rey acaba de dictar
veredicto. Uno que ni siquiera ha sido arbitrario. Usted puede estar enojada
contra el mundo por lo que le sucedió a su pareja, pero tenga claro que
Isabella no sólo no es culpable, sino que además es una de nosotros y será
protegida como tal.
-Isabella Swan, maldita perra, tú mataste a mi James, tú
eres la culpable…! - Dijo Victoria en voz amenazante antes de que Félix
cubriera su boca con la mano. Ante una seña de Aro, Félix arrastró a Victoria
fuera de la Sala.
-Bueno… - Dijo Aro recuperando su buen humor en cuanto
desaparecieron de vista – Eso ha sido desagradable! Todos pueden volver a sus
labores habituales, Isabella, descansa, te quiero en buenas condiciones para tu
transformación lo antes posible. Eres demasiado frágil como humana – Me dijo
con una sonrisa bonachona, nada que ver con su rostro minutos atrás.
-Me retiro entonces, y gracias a todos por defenderme, son
los mejores – Dije haciendo una seña de despedida a la Sala en general. Todos
se despidieron, ya sea con una palabra o una seña.
Caminé de la mano de Demetri por el pasillo que llevaba a
los dormitorios.
-Déjame cargarte, debes tener los pies helados. Se te van a
helar los dedos y se te van a caer – Me dijo agachándose y estirando sus
brazos.
-Realmente no sabes nada de humanos – Le dije abrazándome a
su cuello – Los dedos de los pies no se me van a caer, pero si tengo frío –
Dije acurrucándome en una bolita. Desde pequeña hago eso cuando tengo mucha
pena o me siento vulnerable. En ese momento sentía las 2 cosas.
-Adónde vamos? – Preguntó él, incierto.
-Me gustaría… Necesito sacarme esta
camiseta – Le dije sintiendo que me quemaba la camiseta que había adorado media
hora antes – Y creo que voy a necesitar otro cuarto… Crees que haya alguno
cerca del tuyo?
-En primer lugar ya estaba bueno que dejaras de usar esas
camisetas roñosas que te cubren como una carpa de circo. Usa ropa de tu talla,
el otro día vi en tu closet un montón de pijamas mucho más adecuados – Me dijo
moviendo las cejas de forma lasciva. E ignorando el motivo por el cual ya no
quería usar más las camisetas. Demetri es un bruto pero a veces sabe
exactamente cuándo debe callar.
-Cuándo te metiste a mi closet? – Pregunté.
-No es relevante – Afirmó – Como te decía, en segundo lugar
en este castillo sobran habitaciones y hay habitaciones vacías alrededor de
todos los cuartos ocupados. Puedes elegir entre quedar frente a mí o a mi lado.
-Perfecto. Vamos a mi cuarto entonces para cambiarme – Le
dije y Demetri aceleró el paso ahora que tenía un destino.
Al llegar a mi cuarto le pedí que me esperara afuera ya que
quería cambiarme y tomar una ducha corta. Me seguía sintiendo sucia. Olía a
Félix, al roce de su piel, a su maldita camiseta… Y qué si se mojaba el parche
de mi operación? Bien valdría la pena que se me gangrenara la herida si a
cambio me arrancaba a Félix de la piel y el corazón.
Bastardo traidor.
Me había tocado en mis lugares más íntimos con las mismas
manos con las que la había tocado a ella.
Con las que había tenido sexo con ella.
Con las mismas manos que la estaban tocando en ese momento.
Una vez duchada con el agua más caliente que pude resistir,
me vestí con una solera de color celeste, no por otra razón que porque me
costaba calzarme cualquier par de pantalones al no poder agacharme. Encontré
colgando en mi closet un grueso cárdigan azul y unas zapatillas Converse nuevas
también azules en una repisa para zapatos junto a montones de otros modelos de
calzado. Me puse el cárdigan, pero como con los pantalones, no me podía agachar
para ponerme las zapatillas.
Tomé la camiseta de U2 en una mano y las zapatillas por los
cordones en la otra y salí de mi habitación. Demetri no estaba en el pasillo.
Pero la puerta de la habitación de Félix estaba abierta.
Sentí una punzada de dolor al pensar que no entraría más
ahí… Ésta sería la última, y sería sólo para devolver su camiseta.
No más juegos, no más caricias, no más discusiones, no más
libros, no más besos, no más bromas, no más historias… No más nada.
Al cruzar el umbral lo primero que vi fue una alta figura
masculina apoyada contra la ventana, reflectando la luz maravillosamente.
-Qué haces aquí? – Me preguntó Demetri sobresaltado.
-Vengo a devolver la camiseta, qué haces tú aquí? –
Pregunté.
-Nada, vámonos - Dijo tomándome la mano y alejándome de la
ventana.
-Demetri suéltame ahora – Dije con voz firme – Qué estabas
mirando?
-Bella… Chica Zombi… Vamos a jugar a algo… Lo que quieras, y
dejo que me ganes – Me rogó sin soltar mi mano pero sin tirar de ella.
Caminé hacia la ventana con paso decidido y Demetri a mi
lado.
Y fue como imagino que se sentiría un ataque de Alec.
Quedó totalmente paralizada, apenas respirando, muriendo por
dentro pero sin poder dejar de mirar.
Se puede escuchar un corazón al romperse?
Yo creo que el mío sonó como si una repisa entera de loza se
hubiera derrumbado. Un sonido que te deja claro que no quedó ni un solo
pedacito entero.
Félix tenía a Victoria en sus brazos, y acariciaba su
espalda.
Ella rodeaba la cintura de Félix.
Él le hablaba y le subía el mentón con los dedos para
mirarla a la cara tal como había hecho conmigo tantas veces.
Ella hundía su rostro en el pecho de él.
El besaba el rojo y salvaje cabello de ella…
Me sentí ridícula con mi pelo fucsia. El de ella era
increíble y natural.
…Me quedé pegada a la ventana hasta que ella se sentó en el
columpio y él la comenzó a empujar.
Una actividad íntima. Algo que hacen los amantes.
Aunque qué demonios sé yo de amantes? Qué demonios sé yo de
nada?
-Bella… - Susurró Demetri – Bella…
-Ugh? – Lo miré sin saber cuánto rato llevaba él tratando de
llamar mi atención.
-Sé que estás enojada, pero te prometo que no voy a permitir
que nada te pase… Ninguno de nosotros lo permitirá – Me dijo tomando mi otra
mano.
-Entiendes la traición Demetri? Entiendes de verdad cómo me
siento de ver a la persona en quién más confiaba abrazándose y haciéndose
arrumacos con la mujer que lleva casi un año tratando de asesinarme a mí y a
quienes amo? Y no sólo eso, no habría sido una muerte tranquila, ella quiere
hacerme sufrir, hacerlo lento... Perra sádica…
Y qué hace mi guardaespaldas? La valida frente a La Corte,
la protege de La Guardia cuando ella trata de atacarme en el Salón del Trono,
la abraza, la acaricia, juega con ella, EMPUJA SU PUTO COLUMPIO! –Grité
comenzando a perder el control.
-Shhhhhh… - Dijo Demetri tomándome en sus brazos mientras yo
rompía a llorar. Tuve la suficiente presencia de ánimo de soltar la dichosa
camiseta y conservar las zapatillas, y hundí el rostro en el cuello de Demetri.
-Eso es traición… Eso es traición… Mi guardia me tiene que
defender a mí, me tenía que elegir a mí… Yo soy la que todavía no se puede
defender… Él dijo que me iba a cuidar… Me dijo que confiara… Pero fue el único
que me falló en la primera oportunidad… - Sollocé contra el cuello de Demetri.
Lo siguiente que supe es que estaba siendo acomodada en el
asiento delantero de un auto deportivo.
Estábamos en el garaje y Demetri me había metido a su auto.
Demetri se subió al auto y aceleró sin decir palabra.
Poco a poco me fui serenando y dejé de llorar. Demetri sacó
un paquete de pañuelos desechables de la guantera y me los entregó sin decir
palabra. No osé preguntar para qué podía usar un vampiro los pañuelos, eso no
era asunto mío.
Tenía miles de preguntas, pero no me interesaban realmente
las respuestas, así es que callé.
Nos detuvimos frente a un Deli, Demetri se bajó y regresó un
par de minutos después con una bolsa. La metió a la cajuela, subió al auto y
volvimos a acelerar.
Volamos por las calles de Volterra.
Salimos por las puertas de la ciudad.
Dimos casi de inmediato con la carretera.
Pasamos kilómetros y kilómetros de hermosos campos y
viñedos. No sé cuánto tiempo, y realmente no me interesaba.
Mis pensamientos comenzaron a ordenarse. La técnica estaba
en segmentar mi mente en secciones individuales. Y las que contenían todo lo
relacionado a Félix debía encerrarlas e una bóveda hasta que pudiera lidiar con
él.
Por ahora estaba con Demetri y en él sí podía confiar.
Porque con todos sus defectos, él nunca pretendía ser lo que
no era. Él iba de frente, aunque doliera. Le gustara a quién le gustara.
Y lo más importante, no había estado encamado con la perra
de Victoria por 6 meses!
De pronto nos desviamos a un angosto camino de tierra en muy
buen estado, y pasados algunos kilómetros, Demetri se bajó del auto para abrir
un portón pequeño que nos dio paso a una enorme pradera que estaba salpicada de
montones de árboles sin un orden aparente… Eran todos cerezos en flor, que
hacían parecer que estuviera nevando pétalos de color rosa muy pálido.
Demetri estacionó ahí, en cualquier lado, en la mitad de la
nada.
-Vamos Chica Zombi, no pretenderás que yo haga todo el
trabajo – Dijo bajándose y dirigiéndose a la cajuela. La abrió y me entregó la
bolsa del Deli y una frazada enrollada.
-Vamos a hacer un picnic? – Pregunté sonriendo, sorprendida
por la dulzura del gesto.
-Naaah… Por quién me tomas? Yo soy un macho alpha, grande,
fuerte y peludo. Yo no hago picnics – Dijo él haciéndose el duro - La manta es
para que no rasmilles tu lindo trasero con el pasto seco, y la comida es para
que no mueras de inanición. Estamos aquí porque vinimos a pescar – Afirmó
sacando un par de cañas y una caja de pesca con anzuelos, flotadores, plomos y
otras cosas que no pude identificar.
A mí de todas maneras me parecía un picnic, pero me quedé
callada.
-Pescar… - Dije tentativamente – Dónde?
-Cierra los ojos – Respondió.
-Ah?
-Ciérralos! – Me exigió. Obedecí.
-Qué escuchas? – Preguntó.
-El viento rozando las hojas… pero los cerezos en flor no tienen
muchas hojas… deben ser esos sauces que están rodeando el potrero… Y algo más…
Despacito… Agua! – Exclamé feliz, por un segundo olvidando por qué era tan
miserable.
-Señálame el río, yo te sigo – Me dijo. Yo de inmediato
comencé a caminar, pero di un solo paso y me enterré algo en la planta del pié.
-Auch! – Exclamé botando lo que tenía en las manos al piso y
tomando mi pié accidentado en una mano mientras con la otra me afirmaba del
auto.
-Qué? Qué te pasó ahora? – Preguntó él tomándome en sus
brazos y sentándome en el capó de su deportivo.
-No traigo puestos zapatos – Le dije sacudiendo los dedos de
mis pies para que le quedara claro. Durante mi estadía en el hospital, Gianna
me había pintado todas las uñas negras y a los dedos gordos les había pintado
una calavera. Eran uñas pirata.
-Eso ya lo veo. Te han dicho que tienes unos pies muy sexis?
– Me preguntó tomando uno en cada mano y estudiándolos cuidadosamente.
-Pffffff! Toooodo el tiempo, a cada rato me ofrecen ser
modelo de pies para las páginas web fetichistas. Tú sabes, un par de zapatos
con taco de aguja, unas medias con portaligas, un látigo y cashing! Le cobramos
directo a la tarjeta de crédito y por minuto a los pervertidos – Le dije
rodando los ojos.
-A no, si vas a posar para una página, creémosla nosotros y
no perdemos la comisión– Dijo él sin dejar de acariciar el arco. Se sentía
bien… Pero estaba mal.
-No Demetri – Dije con voz cansada - no me han dicho nunca
que tengo pies sexis porque no es verdad y porque tampoco es que le ande
mostrando mis pies a los pervertidos – Aclaré.
-Bueno, vale, qué es lo que te pasó que te estabas agarrando
el pié? – Preguntó.
-Me enterré algo en el pié… No me pude poner las zapatillas
en el castillo porque no me puedo agachar – Expliqué.
-Déjame ver – Dijo levantando mi pié.
-No! Y si sacas lo que se me enterró y sangra? – Pregunté
quitando mi pié de su mano.
-Chica Zombi, me extraña. Me pasé más de una semana metido
en ese asqueroso hospital saturado de sangre y montones de otros fluidos y no
me pasó nada. Sabes por qué? Porque me alimento como corresponde para no andar
famélico y con ganas de comer a la gente que no debo – Dijo ofendido.
-Tienes razón… - Dije levantando la pierna y mostrándole la
planta de mi pié herido.
-Mmmmmh… No hay herida, sólo te enterraste unas piedrecitas
afiladas, pero no rompieron la piel – Dijo pasando el dedo sobre la zona
adolorida y removiendo las piedras – Tus zapatos?
-En el auto – Le dije. Él abrió la puerta del copiloto y
recogió mis zapatillas.
-No son lo que me esperaba – Dijo estudiándolas – Aunque
contigo nunca sé que esperar – Comentó mientras me calzaba una zapatilla.
-Qué esperabas? Sandalias de tacón? Me has visto caminar? No
quiero volver de nuevo al hospital – Afirmé.
-Supongo que sí, esperaba algo distinto, pero me gusta cómo
te ves. Así eres tú – Dijo bajándome del capó del auto.
Me entregó las cosas que había dejado caer y tomó todo su
equipo de pesca. Y lado a lado nos fuimos al río a pescar.
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Ok, estoy escondida
bajo la cama esperando las turbas furiosas con antorchas en una mano y
herramientas de cultivo en la otra.
Qué les puedo
decir? La gente no es 100% buena ni 100% mala, Victoria tenía sus razones para
odiar a Bella.
Por otro lado,
todas sabíamos que Félix tenía su pasado… cómo no tenerlo con una vida tan
larga como la suya?
Y Bella…
Francamente, quién no la entiende al sentirse traicionada?
De Demetri no diré
nada, él sólo aprovecha su oportunidad.
Pero no me odien,
o al menos no tanto, que este fic aún no se acaba.
Abrazos y
comenten!
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