viernes, 20 de junio de 2014

Muertos o Algo Mejor 16


Saludos terrícolas! Voy al grano. Pasarán muchas cosas, este es un capítulo larga duración. Tenemos varios giros interesantes, así es que espero que cada una de ustedes, mis queridas lectoras, se tomen un par de segundos para contarme qué opinan, aunque sea para escribirme "WTF!".
Sin más, lean y disfruten!
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Capítulo 16
Why?!
'Cause all women are crazy,
All men are dumb.
'Cause though we know they're crazy,
We still want some.
It's nothing new,
And it's sad but true:
That we just can't quit 'em,
And we can't live with 'em,
You just can't shoot 'em,
Or you'll end in prison.
And the biker from Hell,
In your prison cell
Might take a shine to you.
Women are crazy / Voltaire

La siguiente semana la pasamos todos entre el hospital y el castillo, buscando cosas con las que entretener a Bella para que se quedara tranquila, lo que era una tarea titánica considerando que ella es el peor enfermo de la historia.
A veces Bella jugaba Super Nintendo conmigo. Le gustaba en particular Donkey Kong Country, ya que ella sentía una perversa satisfacción al obligarme a jugar como Diddy Kong cuando jugábamos en "Team Mode", logrando que todos en La Guardia se burlaran de mí… Eso hasta que uno a uno les fue tocando su turno. Todos debieron ser en algún momento Diddy y ya no se pudieron burlar más.

Demetri decidió que le enseñaría a jugar a las cartas como una profesional para participar en torneos juntos, pero después de 3 días de intentarlo, se dio por vencido declarando que Bella simplemente carecía de una "cara de póker", por lo que él siempre podía adivinar si las cartas de mi novia eran buenas o malas, ya que ella sonreía o fruncía el ceño sin darse cuenta, y luego al tratar de blufear era sencillamente un desastre, porque cuando Bella trataba de mentir se ponía roja y tartamudeaba, y jamás miraba a la otra persona a los ojos.
Entre tanto Las Reinas se ubicaron en un rincón de la habitación y acompañaban a Bella en silencio o contándole historias de su juventud, mientras bordaban y tejían. Athenodora le hizo a Bella un hermoso tapiz bordado con punto beauvais que mostraba una vista idílica de Volterra y el palacio, y Sulpicia le tejió 2 largas bufandas de colores. Bella estaba feliz con sus regalos, pero no alcanzaba a dimensionar lo importantes que eran.
Una tarde en la que Bella veía infomerciales en la tele, afirmando tozudamente que "no había nada más que ver" además de la demostración de uso del sacajugos de Jack Lalanne, Chelsea se acercó tímidamente a la cama de Bella con la mano llena de hilos encerados de colores y la otra con una bolsa de pequeñas cuentas de madera, y calladamente le ofreció enseñarle a hacer pulseras de macramé. Bella por supuesto aceptó encantada y aprendió de inmediato, y se dedicó durante un par de días a hacer pulseras para todos, y me refiero a todos incluyendo los Maestros, Las Reinas, La Guardia, los médicos y sus enfermeras.
Al recibir su pulsera, Santiago le dijo a Bella que ya que era tan buena tejiendo con nudos, que le arreglara sus largos dreadlocks para no tener que ir a la peluquería. Bella es una persona que no retrocede ante un desafío, así es que aceptó, y Santiago le entregó un peine especial y se sentó estoicamente dándole la espalda y dictando instrucciones con toda la paciencia del mundo, hasta que Bella logró recomponer el peinado de Santiago. Y entonces comenzó la verdadera lucha porque ella insistió en que se quería convertir en rastafari y llevar dreadlocks de color fucsia… Entre Santiago, Gianna y yo debimos convencerla de que los dreadlocks no eran una buena idea para su tipo de cabello, y que el peinado no tenía necesariamente que ver con el movimiento espiritual que es el rastafari. Finalmente se consoló cuando Chelsea intervino y le ofreció hacerle algunas trenzas con hilos de colores y cuentas intercaladas. Eso era lo suficientemente inocuo y no quedaría calva, así es que apoyé la moción.
Afton, la pareja de Chelsea, es un tipo que no habla mucho, ya que fue aceptado en La Corte sólo porque Chelsea dio un ultimátum a Aro de que si no lo aceptaban, ella se largaba. Él no tiene ningún talento especial y se sentía disminuido frente a los demás, por lo que seguía a Chelsea en silencio como una sombra, y la observaba interactuar con Bella desde un rincón. Un día en que Bella estaba aburrida y odiosita otra vez, él se acercó, silencioso como siempre, y estiró una mano hacia su mejilla. Demetri y yo nos pusimos en guardia de inmediato, pero no fue necesario, ya que Aftón simplemente sacó una moneda del oído de Bella, haciéndola reír y olvidar su mal humor.
Desde entonces Aftón realizó pequeños trucos de ilusionismo sin decir palabra, siempre sorprendiendo y maravillando a Bella, que lo aplaudía como una niña pequeña. A veces incluso le regalaba una pequeña sonrisa y se iba al rincón.
Corin, Renata y Heidi al principio se mantuvieron al margen, sin querer involucrarse con la humana, pero pronto cayeron bajo el campo gravitacional de Bella y fueron atraídas a su habitación.
Aparecieron un día con todas las revistas de chismes y espectáculos que pudieron encontrar, las depositaron a los pies de la camilla haciendo que Bella tuviera que recoger un poco sus piernas, y comenzaron a discutirlas entre ellas tratando de involucrar a Bella, a quién le interesaba bien poco de qué país olvidado por Dios era el nuevo bebé de Brad y Angelina… En cambio a quién sí que le interesaba era a Gianna, quién solía ser una presencia permanente donde estuviera Bella.
Pero Gianna desde su rincón no se atrevía a opinar, amedrentada por esas 3 poderosas vampiras que siempre la habían ignorado. Bella se demoró como 5 minutos en darse cuenta de la situación y se involucró activamente en conversaciones que claramente le importaban un comino, pero incluyendo y preguntando cosas a Gianna, dándole la oportunidad de que diera su opinión.
Hablaron de cirugías plásticas; moda en diversas alfombras rojas; la realeza británica; parejas de actores que se crearon y parejas de actores que rompieron… Y también qué actores querríamos ver juntos; qué perro tiene ahora Paris Hilton, cómo se llama y de qué va vestido el pobre animal…; Y luego pasaron a la revista Cosmopólitan, y Bella se quedó completamente callada mientras las otras 4, con Gianna ya integrada, discutían sobre "Cómo tuve mi primer O"; "Excítalo sin usar las manos: Técnicas pasivo-agresivas"; "El extraño atractivo del hombre casado"; "Las 10 mentiras que él va a decirte, prepárate!"; "Lo que él piensa cuando estás desnuda"; "5 frases que él no quiere oír en una cita", "Entrénalo para que te complazca"… Y muchos más.
Al llegar a la revisión de Cosmopólitans, todos los hombres que se encontraban en esa ala del hospital se quedaron súbitamente en silencio, atentos a lo que se decía, a las risas y secretos que se contaban como si fueran todas viejas amigas.
Cuando la discusión se volvió más agitada, Las Reinas también se integraron aportando aquí y allá, incluso entregando jugosos detalles de sus vidas sexuales… Fue incómodo, esas son cosas que definitivamente NO necesitaba saber.
Y la única que no decía nada era Bella.
Yo sabía por qué, Bella era virgen y no tenía ninguna experiencia en materia sexual, por lo que bien poco podría opinar sobre cosas que no había experimentado.
Desde el pasillo, donde me encontraba para darles la ilusión de privacidad, casi podía sentir las mejillas de Bella enrojecer y sus dientes morder su labio inferior.
-Te fijaste, no? – Preguntó Demetri a mi lado en voz muy baja, para que nadie más escuchara.
-Sí – Dije sabiendo que no valía la pena hacerme el tonto. Los dos sabíamos de qué estaba hablando.
-Yo tenía razón – Afirmó.
-Probablemente – Concordé sin asegurar nada.
-Cuando pienso que es perfecta, algo pasa y la cosa se pone mejor y mejor… - Dijo concentradísimo, como si pudiera escuchar lo que Bella no estaba diciendo – Mejor y mejor – Susurró.
Yo me sentí mal por Bella, las mujeres no se demorarían mucho en darse cuenta de que ella no hablaba y comenzarían a interrogarla, y todos los hombres escucharían que mi novia es virgen y querrían solucionar el "problema".
Mi solución? Me dirigí a la oficina de Sofía y tomé un lápiz y un trozo de papel, en el que escribí "Isabella se siente mal y sus visitas no se van por su cuenta. Invente algo para que se vayan!" y se lo entregué. Sofía asintió muy seria y cuadrando sus hombros se dirigió a la habitación de Bella, golpeó y entró sin esperar respuesta. Las carcajadas de todas se detuvieron súbitamente.
- Ho bisogno di lasciare la stanza, vi farò guarigione e dare le medicine Isabella (*Necesito que salgan de la habitación, voy a realizar una curación y darle a Isabella sus medicamentos) – Dijo sacudiendo las manos como haciendo "shu, shu".
Las mujeres se despidieron de Bella, algunas besándola en la mejilla y otras dándole un suave apretón en las manos, y salieron riendo y prometiendo regresar a terminar de comentar las revistas que no habían alcanzado a revisar. Yo me quedé hasta el final y cerré la puerta, pero antes de desaparecer le guiñé un ojo. Ella sonrió tímidamente y moduló "gracias".
El séptimo día cada uno hacía lo suyo, Las Reinas habían salido a comprar materiales para sus manualidades junto a toda su Guardia, ya que recién se estaban habituando al mundo humano y no conocían el uso del dinero, el valor de las cosas, el uso de un automóvil o el protocolo en las tiendas. Probablemente Corin se encargaría de todo eso.
Gianna estaba con Los Maestros trabajando en la habitación grande y Demetri y yo jugábamos cartas en un rincón de la habitación de Bella. Ella no quería jugar con nosotros por que perdía cada vez, y afirmaba que hacíamos trampas, cuando la realidad es que ella simplemente apestaba.
En lugar de jugar con nosotros, me pidió que le instalara el Atari para jugar Pac-Man, y a los pocos minutos ya estaba gritando como una posesa e insultando por su nombre a cada uno de los fantasmitas que la atacaban.
-Já! Jódete Blinky!... Mierda, mierda, mierda… Uf! Casi me agarra Clyde!... Bolitas, bolitas… Jum! Cerecitas para mí… Maldito seas Pinky, a ti te odio más que a todos por ser de ese color tan afeminado… Yyyyyy me como la bolita y todos los bastardos se vuelven azules! Jajajajaja!... Ñam, ñam, ñam fantasmitas desgraciados!... Y máaaas frutitas para mí… Y los malditos vuelven a su color… Inky hijo de puta! Félix! El joystick está malo, no reacciona a tiempo e Inky me mató!
-No puede ser que Inky sea más rápido que tú? – Le pregunté sin levantar la vista de mis cartas.
-Imposible, soy una campeona de Pac-Man – Afirmó tajante – Soy virtualmente invencible.
-"Virtualmente" – Suspiré para que sólo escuchara Demetri - Prueba otra vez – Le dije – Si el joystick sigue "fallando" te compro otro.
-Vale, no es justo que me entregues equipamiento defectuoso y arruines mis puntajes! – Reclamó.
-Por supuesto, no querríamos que eso sucediera – Le seguí la corriente como si a alguien le interesaran sus puntajes, si ella juega Pac-Man sola!
-…Por que el Atari venía con los puntajes de los dueños anteriores, y pasan volando los míos. Tengo que obtener 10 puntajes más altos que el más alto del dueño anterior para borrarlo de la consola y poder reclamarla como corresponde. Hasta entonces, les pertenece a ellos… - Siguió ella.
-Ok, si quieres más rato te ayudo, siempre que no te importe tener mi nombre en la escala de puntajes – Accedí haciendo a Demetri una seña de subir las apuestas.
-No me importa, es tu Atari – Dijo ella.
-Lo compré para ti, haz con él lo que quieras – Le dije concentrado en mi jugada.
-Hola… Molesto? – Saludó Alec tímidamente desde la puerta. Demetri y yo nos tensamos pero aparentamos seguir jugando como si nada.
-Nop, entra! No me habías venido a ver y ya quería conocerte… -Dijo Bella palmeando el costado de su camilla, como para que Alec se sentara en ella - Quieres jugar Pac-Man conmigo? – Lo invitó Bella con una sonrisa radiante y olvidando su mal humor y las maldiciones que había gritado a la tele minutos antes.
-Mmmmh… Sonabas un poco enojada, debe ser difícil – Dijo Alec acercándose a la cama con paso incierto.
-No es difícil, lo vamos a poner en dificultad "principiante" y te voy a dejar usar el joystick bueno – Le ofreció ella entregándole el otro control.
-De qué se trata? – Preguntó Alec estudiando el control y la pantalla de la tele.
-Pac-Man es esa pelota amarilla que se quiere comer todo. Tú lo manejas con el joystick en las 4 direcciones. Los fantasmas te persiguen, así es que no puedes chocar con ellos en el laberinto, y las bolitas de las esquinas hacen que los fantasmas se vuelvan azules por unos segundos y te los puedas comer. Ah! Y cuando aparecen frutitas te las tienes que tratar de comer, porque te dan un montón de puntos extra y estamos tratando de vencer al dueño anterior del Atari. Me sigues? – Preguntó Bella después de comenzar a respirar una vez más.
-Te sigo – Respondió Alec luciendo concentrado.
-Ten cuidado de no manejar el control con demasiada fuerza – Le dije a Alec sin mirarlo.
-Ok, tendré cuidado – Murmuró él probando cuidadosamente la palanca y los botones.
Y Alec se sentó en una esquina a los pies de la camilla de Bella.
Y comenzaron a jugar…
Jugaron como 3 horas, durante las cuales al principio hablaron sólo del juego, pero después ambos se relajaron y Alec pareció olvidar que Demetri y yo nos encontrábamos presentes y comenzaron a discutir otros temas. Alec es en todo sentido la antítesis de su hermana, así como ella es violenta y explosiva, él es pacífico y calmado, cuando ella es impulsiva él es reflexivo, y así como Jane produce el peor dolor imaginable, Alec produce la nada, la ausencia de todos los sentidos.
Bella le preguntó un montón de cosas de su vida que ni nosotros sabíamos, simplemente porque nadie se atrevió jamás a acercarse a él, y él respondió de frente y sin tapujos, en voz baja pero sin bacilar.
Alec a su vez le preguntó algunas cosas a Bella que nosotros tampoco sabíamos sobre ella, cosas sobre su infancia, la separación de sus padres, su vida repartida entre Phoenix, Forks y Providence, las personas importantes en su vida, y en particular uno… Un nombre que se volvió a repetir con nostalgia una y otra vez: Jacob.
Cada vez que Bella hablaba de él se le iluminaba el rostro con una enorme sonrisa y su voz estaba teñida de añoranza. No me gustaba nada.
Una vez que Alec se fue de la habitación, prometiendo continuar su juego en otra ocasión, nos quedamos los tres en silencio, esperando que La Corte se largara por la noche. Como siempre, Demetri fue el que habló primero.
-Ahora me vas a decir quién demonios es Jacob? – Demandó. Yo sólo alcancé a pensar "Oh, oh" antes de que Bella explotara.
-Y por qué tendría que darte explicaciones a ti acerca de Jake? – Dijo levantando el mentón, desafiante.
-Porque claramente es importante para ti, porque te cuesta más renunciar a él que a tus padres, porque sueñas con él por las noches y lo llamas… Quién mierda es Jacob para ti? – Preguntó resumiendo bastante bien mis preocupaciones, aquellas que sé que no debo expresar.
-Cuándo te he pedido yo explicaciones sobre alguna de tus mujerzuelas? Ellas son asunto tuyo, y Jake es asunto mío – Respondió Bella.
-Tú no me pides explicaciones sobre mis mujerzuelas porque desde que te enfermaste no ha habido ninguna! – Exclamó Demetri acercándose a la cama – Y si hubiera estado con alguna, no importaría porque ella me daría lo mismo. Tu Jacob me importa porque a ti te importa. Si fuera uno del montón te aseguro que me sería indiferente – Respondió bastante enojado.
-Demetri… -Suspiró Bella como rindiéndose. Bella no tenía argumentos ante la honestidad brutal de Demetri – A ver, necesito que me juren que se van a quedar callados acerca de lo que les voy a contar. Es un secreto, no mi secreto, pero un secreto de todas formas, y si se los cuento ahora es porque también es parte de mi historia, ok?
-Lo juro – Dije ubicándome al otro lado de la camilla, tomando su mano. Demetri se acercó más y tomó la otra, y comenzó a jugar con los dedos de Bella como le gustaba hacer.
-Demetri? – Preguntó Bella.
-Lo juro – Susurró él, como si la rabia lo hubiera abandonado al tocar a Bella.
-La versión resumida es esta: Me mudé a Forks porque mi mamá se casó de nuevo y yo no quería estar al medio de una pareja en plena luna de miel. Mi papá es el Jefe de Policía del pueblo, y su mejor amigo es el Jefe de la Reservación Quilute que queda cerca. El hijo de ese Jefe Quilute es Jake, y se supone que va a heredar el cargo algún día... Jefe Jake… - Sonrió - Él es un excelente mecánico y es el que arreglaba la camioneta que me regaló mi papá de regalo de bienvenida.
Yo conozco a Jake desde siempre, así es que cuando volví al pueblo retomamos nuestra amistad sin problemas, aunque al principio no nos vimos demasiado. Eso fue mi culpa… En ese tiempo conocí a Edward y andaba como una imbécil enfocada sólo en él. De hecho no me preocupé de cultivar amistades fuera de su familia. Ellos me aislaron y yo los dejé.
Un día estábamos en un prado donde los Cullen jugaban baseball y de pronto aparecieron 3 nómades. Uno de ellos era un rastreador, como tú Demetri, aunque supongo que bastante menos poderoso – Agregó rápidamente al ver la furia en los ojos de Demetri.
-Los nómades te vieron? – Pregunté.
-Me vieron, y cuando quisieron un sorbito de mí, todos los Cullen me rodearon para defenderme…
-Error de principiantes – Masculló Demetri.
-En una sola movida desafiaron al cazador y te convirtieron en un premio, los muy idiotas – Dije yo.
-Algo así. Nuevamente resumiendo, uno de los nómades, Laurent, habló con los Cullen y les dijo que él no quería ser parte de ese juego, y los Cullen le consiguieron asilo con unos amigos vegetarianos que viven en Alaska – Dijo Bella.
-Los Denali – Adiviné.
-Ajá. Bueno, Jasper y Alice me llevaron al sur mientras los demás trataban de distraer y dar caza a los 2 nómades que quedaban – Continuó.
-Trataron de "distraer" a un rastreador? – Preguntó Demetri lleno de incredulidad.
-Sip – Respondió Bella.
-Realmente la sangre animal les atrofia el cerebro… De todos los demás me lo esperaría, pero Carlisle? Él debería saber que NADA puede engañar a un rastreador cuando está de cacería – Dijo Demetri estableciendo lo obvio.
-Deja de interrumpir! – Exclamó Bella – Eeeeeen fin, el rastreador me engañó diciendo que tenía a mi madre, yo huí de Jasper y Alice y me fui a reunir con él para intercambiar a mi madre por mí.
-O sea que esta no es la primera vez que negocias con tu vida… - Dije.
-Me interrumpen! Larga historia corta, el rastreador que torturó, me rompió la pierna y me mordió – Dijo estirando el brazo para mostrarnos una cicatriz en forma de media luna. Antes de que pudiéramos hacer preguntas, continuó – En ese momento aparecieron los Cullen, y Jasper y Emmett mataron al rastreador y Edward, con la ayuda de Carlisle, chupó el veneno como si fuera una mordida de serpiente.
-Y la pareja del… - Comenzó a preguntar Demetri.
-Jasper preguntó lo mismo, qué pasa con ella, su clan estaba deshecho y su pareja muerta. Él y Emmett votaban por darle cacería para evitar problemas a futuro, porque es muy jodido enfrentarse a alguien que no tiene nada que perder… Pero Edward dijo que no. Que no era necesario, y que ella no estaba muy unida al rastreador así es que lo dejáramos estar.
-Mieeeeerda! – Dijo Demetri agarrándose la cabeza, sin poder creer lo que escuchaba. Yo me sentía igual.
-Después de eso me pasé una buena temporada en el hospital, y luego en el verano, una vez que me recuperé, fue la época de oro de mi relación con Edward. Puro amor. Pura felicidad. Solos él y yo en el mundo – Dijo y me morí de rabia y de celos, a pesar de saber el desenlace de la historia – Peeeero como ya saben las cosas no salieron como esperaba. Jacob me buscó un par de veces en esa época, pero yo no quería su compañía. Cada momento libre era para los Cullen. Me amoldé a sus vidas. A como se vestían, a cómo se comportaban, a quienes aprobaban como mis amigos. No era ni parecida a la Bella que conocen hoy.
Para mi cumpleaños número 18 yo no quería celebrar, porque para mí era terrible cumplir un año más y ser físicamente más vieja que Edward, quien se negaba terminantemente a convertirme. Pero Alice decidió que celebraríamos me gustara o no, y me preparó una fiesta en su casa, con un pastel enorme y platos de cristal para todos, como si yo no fuera la única que come.
Cuando estaba abriendo los regalos me corté un dedo con el papel y sangré. Sólo una gota... Jasper perdió el control, se abalanzó sobre mí y Edward al leer su mente reaccionó rápido y me empujó fuera del camino y contra la mesa donde estaban el pastel y los platos… Pero claro, no midió su fuerza y un montón de platos se quebraron contra mi cuerpo, y uno de los tajos en mi brazo comenzó a sangrar un montón.
Si no hubiera sido por Carlisle me habrían matado, estaban todos tan hambrientos… - Suspiró - Siempre están hambrientos por su dieta animal, nunca están completamente satisfechos… Edward sufre más que nadie, porque huelo tan bien para él – Recordó ella con lágrimas en los ojos, casi justificándolos.
-Entonces qué pasó? – Preguntó suavemente Demetri, acariciando el brazo de Bella y buscando las cicatrices pequeñas y trazando la más grande.
-Un par de días después Edward me llevó al bosque, me dijo que su familia se iba, pero no conmigo porque yo no era parte de la familia. Dijo que yo había sido una buena entretención pero que ya se había aburrido. Que yo no era lo suficientemente buena para él – Narró desapasionadamente.
-Maldito hijo de perra! – Exclamó Demetri.
-Debí matarlo cuando tuve la oportunidad – Gruñí.
-Continúo, que aún no llego a la parte de Jacob – Dijo ella – Después de que Edward me dejó me perdí en el bosque y se demoraron 11 horas en encontrarme, con hipotermia y catatónica. Y ahí viene el período en el que me transformé en la muerta en vida que iba a la escuela pero no hablaba con nadie, no reía, no comía a menos que mi papá me lo recordara, nada me importaba, y dejé de escuchar la radio o ver tele porque me partía en dos escuchar o ver cualquier cosa relacionada con romance. En ese tiempo comencé a ver las películas de zombis, porque el gore no da pié a escenas acarameladas.
Cuando pasaron los meses y yo seguía igual o peor mi papá me amenazó con mandarme de vuelta con mi mamá. Pero yo no podía dejar Forks… En alguna parte de mí aún esperaba que todo fuera un error y que él volviera por mí. Y además era el último lugar donde había sido feliz.
Una cosa llevó a la otra y descubrí que haciendo cosas estúpidas que me pusieran en peligro me permitían oír la voz de Edward en mi cabeza – Al ver nuestra expresión agregó - Era una ilusión, por supuesto, pero yo a esas alturas tomaba el confort que pudiera conseguir. Lo más estúpido que se me ocurrió fue andar en moto por las carreteras eternamente húmedas y resbalosas de Washington, así es que cuando vi que mi vecino estaba por llevar al cementerio de autos un par de viejas motos, le pedí que me las vendiera. Él me las regaló para deshacerse de ellas y yo me fui a La Reserva a ver a Jacob.
Él estaba feliz de verme… Siempre estaba feliz de estar conmigo, como si mi mera presencia fuera un regalo... - Dijo con añoranza - Él aceptó de inmediato el desafío de reconstruir las motos gratis, y yo me comprometí a comprar las piezas necesarias. Nos quedaríamos con una moto cada uno.
Y así es como empecé a pasar todas las tardes en el garaje de Jake. Él era lo único bueno en mi vida, Jacob llenaba ese agujero que sentía que Edward había dejado en mi pecho al partir... estar a su lado me hacía feliz, su calor me quitaba el frío que arrastraba desde que Ed... él se había ido… Lo único malo es que al poco tiempo él comenzó a hacer evidentes sus sentimientos por mí, y esos sentimientos yo no los podía reciprocar. Yo sentía que estaba muerta por dentro, y él merecía mucho más.
Hasta que un día Jacob me dejó – Dijo Bella con la voz muy suave, por miedo a que se le quebrara – Un día estábamos bien, bebiendo gaseosas tibias en su garage, y al día siguiente, nada. No respondía mis llamadas, su padre me lo negaba, le mandaba mensajes con Charlie y nada… Pasaron 2 semanas y decidí ir a verlo de todos modos. Fue bastante horrible. El… Terminó conmigo. No éramos novios y terminó conmigo!
-Hijo de puta – Susurró Demetri que se estaba enojando con la historia.
-Comencé a pensar que me había vuelto loca, que nada había pasado en realidad. Que los vampiros eran un truco de mi imaginación… La única manera que se me ocurrió de comprobarlo fue ir a un pequeño prado que lucía como un jardín de cuentos al que solía llevarme Edward. Si el prado existía significaría que todo había sido real.
Me tomó varios días de excursiones el encontrar el prado, y no era nada como yo lo recordaba. La última vez había estado cubierto de flores, pero ahora no era más que pasto seco… Todo muerto y amarillo... Horrible.
Estaba a punto de regresar a casa destrozada, cuando al levantar la cabeza vi a Laurent. Venía por encargo de la pareja del rastreador para ver qué tan protegida estaba yo, ya que se quería cobrar una pareja por otra.
Yo le expliqué que Edward no mató al rastreador, sino Emmett y Jasper, y que además yo ya no era la pareja de Edward. A él le dio lo mismo. Dijo que tenía hambre así es que me haría el favor de matarme rápido, salvándome de la muerte lenta y dolorosa que ella me tenía preparada – A estas alturas de la historia Demetri y yo estábamos gruñendo furiosos, un sonido bajo y amenazante – Él estaba a punto de matarme cuando algo llamó su atención, murmuró "No lo puedo creer" y echó a correr. Me giré para ver lo que lo había asustado y era una jauría de lobos inmensos, más grandes que un caballo. Corrieron detrás de Laurent a una velocidad increíble y desaparecieron. Yo aproveché de irme a casa – Demetri y yo nos miramos sin decir palabra. Esto era serio. Muy serio – Esa noche Jacob apareció en mi habitación y me pidió que recordara las leyendas de la tribu que él me había contado mucho tiempo atrás. Al día siguiente, con una vaga idea de lo que Jake me quería decir, lo fui a ver, pero en lugar de hablar con él, enfrenté a un grupo de chicos enormes, musculosos y medio desnudos, más o menos como Jake andaba en esos días, y que pensé que eran un culto que había reclutado a Jake como uno de ellos. Cuento corto, discutí con ellos y abofeteé a uno, que era el que tenía más mal genio de todos. En un momento estaba frente a un chico furioso de más de 1.90cm y al siguiente frente a un lobo gigante mostrándome todos los dientes. Jacob llegó corriendo al oír la conmoción y se transformó frente a mis ojos en un lobo aún más grande, y comenzó a pelear con el que me quería atacar. Los demás chicos ni se inmutaron, e incluso hicieron apuestas – Explicó encogiéndose de hombros – Desde entonces pasé casi todo mi tiempo en La Reserva. Ellos estaban dispuestos a protegerme y así alejaba el peligro de mi padre.
-Hombres lobo – Susurré como con miedo a decirlo en voz alta – Tu mejor amigo es un hombre lobo…
-Mmmmh… Nop, no en realidad – Aclaró - Jake y La Manada son cambiaformas, no hombres lobo. Según entiendo los hombres lobo se convierten con una mordida, los cambiaformas tienen un gen dominante que se traspasa de padres a hijos generalmente varones. Además los hombres lobo son salvajes cuando no son humanos, los cambiaformas conservan su raciocinio. Y por último, los hombres lobo cambian con la luna y los cambiaformas cambian cuando quieren – Concluyó – En definitiva, quién es Jacob para mí? Es simplemente la persona más importante del mundo, mi amigo, mi hermano, mi protector, mi sol… Y ahora me debe odiar por haberlo abandonado para salvar a Edward. Él odia a Edward… Y odia en lo que me voy a convertir… Ellos cazan vampiros, seremos enemigos naturales – Dijo y suspiró.
-Qué pasó con la pareja del rastreador? – Preguntó Demetri enfocándose en lo práctico.
-Trató de llegar a mí muchas veces durante meses, se mantuvo en el área, mató a un montón de campistas y los lobos estuvieron a punto de atraparla en varias ocasiones, pero ella siempre escapaba por un pelo. Jacob dice que es como si tuviera un don o algo para huir justo en el momento preciso – Respondió.
-Es posible, la habilidad de escapar es un don, escaso, pero bastante útil – Le dije.
-Y esa fue mi laaaarga historia resumida. Recuerden que prometieron no decir nada a nadie – Nos insistió.
-Lo prometimos y lo vamos a cumplir. No representan un peligro para Los Volturi, así es que no hay nada que decir.
- E 'tempo per la cena! (*Es la hora de cenar!) - Dijo una enfermera que no era Sofía.
-La ringrazio molto, ho fame (*Muchas gracias, estoy hambrienta) – Respondió con una sonrisa cortés.
Y eso dio fin a nuestra larga conversación.
oooOooo
Al octavo día Bella fue dada de alta. Al tercer día le habían retirado el drenaje y le pusieron un par de puntos extra para cerrar la herida, así es que antes de irnos de vuelta al castillo la enfermera Sofía me indicó cómo realizar las curaciones. Fue un milagro que prestara algo de atención considerando que Bella tenía recogida la camiseta del concierto de U2 en Hamburgo del ´84 por sobre el ombligo, mostrando sus delicadas bragas La Perla y sus largas piernas.
No podía esperar a abrir sus piernas y hundirme en ella… Mientras más pasaban los días sin poder tocarla, peor era mi necesidad.
Para llevarnos a Bella de regreso al castillo, ella se fue en el auto de Gianna y yo me fui en el auto de Demetri, directamente detrás.
Una vez que llegamos al estacionamiento subterráneo me bajé corriendo del auto para abrir su puerta y tomarla en mis brazos para llevarla a mi habitación. Caminé a paso humano por los pasillos, ya que casi todos los que nos encontramos en el camino tenían palabras de aliento o de bienvenida para Bella.
Cuando ya estábamos acercándonos al pasillo que lleva a mi habitación, Bella le habló a Demetri.
-Demetri… Creo que voy a dormir un rato, la herida me duele y los calmantes me van a dar sueño… Me pasas a ver más tarde?
-No quieres que me quede en la habitación como lo he hecho en el hospital? Tu sabes que no hago ruido… - Preguntó él como sintiéndose perdido.
-No Demetri, quiero que te preocupes de hacer tus cosas. Ya interrumpí bastante tu rutina – Dijo Bella – Además es sólo por un rato.
-Está bien – Dijo él claramente sin saber dónde ir.
-Nos vemos – Dijo ella estirando su mano para tomar la de él – Gracias… Gracias por todo. Tenías razón, realmente no eres un bastardo. O tal vez sólo un poquito…
-No estés tan segura, el período de prueba que ha tenido es demasiado corto – Le dije al oído sabiendo que él me estaba escuchando.
-Gracias hermano, yo también te quiero! – Dijo él sin enojarse – Nos vemos Bella Dama – Y le hizo una reverencia antes de perderse por entre los recovecos del castillo.
-Llévame a tu cama – Me susurró Bella al oído muy bajito, una vez que Demetri se hubo perdido de vista.
Yo ni siquiera me molesté en responder. La acuné para que quedara más cómoda y corrí la distancia que nos quedaba. Abrí la puerta de mi habitación con una mano, entré con Bella en mis brazos y cerré apoyándome en la puerta.
Las manos de Bella ya estaban en mi rostro, dirigiéndome a sus labios.
Me besó con pasión y entusiasmo, lamiendo, chupando, mordiendo, con más ganas que técnica, pero eso lo hacía todo mucho mejor. Yo le respondí lo más intensamente que pude sin arriesgarla, y estiré mi mano para poner pestillo a la puerta. No detendría realmente a nadie, pero era un signo de que quería privacidad.
No nos dijimos nada, por miedo a que alguien escuchara, y despacio nos dirigí a la cama, donde la deposité entre almohadones y bajo los cobertores de plumas. Una vez que estuve seguro de que ella estaba cómoda me recosté a su lado, quitándome la camiseta que ella había elegido (de Jim Morrison) en el proceso .
Sus piernas rodearon las mías y sus manos acariciaron mi espalda, delineando mi columna vertebral. Traté de respetar el área de la operación lo más posible, acariciando su lado izquierdo, partiendo por sus caderas y bajando por sus suaves piernas, subiéndolas y haciéndola abrazar mis muslos con los suyos.
Mi otra mano estaba empuñada en su largo cabello, inmovilizando su cabeza y exponiendo su cuello. Deseaba tener 4 manos como el dios Shiva, para poder tocar todo a la vez… Poder poseer todo a la vez.
Besé la columna de su cuello lamiendo el punto de su pulso, y la mano que se aferraba a su cadera subió por su cintura acariciando con delicadeza sus costillas hasta llegar a uno de sus pechos, que se encontraba libre, sin sujetador. Bella inspiró violentamente y ahogué su gemido con mi boca.
-Shhhhhh – Le susurré al oído – Si no puedes guardar silencio vamos a tener que parar.
Ella se limitó a mirarme a los ojos y estiró un poco el cuello para besarme.
Y continuamos.
Jugué con sus pechos delicadamente, primero uno, después el otro, acariciando sus pezones con la yema de mis pulgares y luego retorciéndolos entre mis dedos, buscando el punto exacto que la volvía loca pidiendo más.
Muy despacio fui levantando su camiseta hasta descubrirla casi completamente sin llegar a sacársela, ya que ese era un proceso muy engorroso. No quería separarme de ella ni por un segundo.
Y con mi boca fui delineando el contorno de su cuerpo, desde su pequeño ombligo hacia su cintura, su costado y luego su esternón. Ahí descansé mi mejilla, abarcando uno de sus pechos en mi mano, disfrutando del calor de su piel.
El corazón de Bella estaba latiendo muy acelerado, y su respiración estaba agitada. Sus mejillas estaban sonrojadas y el aroma de su excitación permeaba el aire. Estaba viviendo uno de los mejores momentos de mi vida.
-Estás bien? – Pregunté con voz baja y ronca. Debía asegurarme de que ella deseaba esto tanto como yo.
-Ajá… - Jadeó.
-Está bien si hago esto – Dije acercando mi boca al pecho que no cubría con mi mano, depositando un pequeño beso en la cúspide.
-Ajá… - Repitió.
-Y si quiero hacer esto? – Dije lamiendo deliberadamente su pezón, formando círculos antes de chupar suavemente.
-Sí… -Dijo arqueando un poco la espalda y cerrando los ojos bien apretados, como tratando de contener todo lo que estaba sintiendo.
-Isabella… Me gustan mucho tus bragas – Le dije lamiendo nuevamente su cuello, desde su clavícula hasta detrás de su oreja.
-Aja… - Suspiró.
-Me dejas tocarlas? – Le pedí tomando su lóbulo entre mis labios.
-Agh! – Tembló y se aferró a mí. Tomé eso como un "SI".
Mi mano realizó el descenso muy despacio, saboreando cada momento de anticipación, cada centímetro de su piel, sabiendo que por muy cavernícola que sonara, ella era mía. Nadie más la había tocado, y nadie más la tocaría.
Llegué al borde de encaje italiano de su tanga, y lo delineé lentamente con mi dedo índice. Bella dejó de respirar.
Luego mi dedo siguió el contorno de las bragas hasta que mi dedo se encontró justamente sobre su sexo. Emanaba tanto, tanto calor que por un momento temí que estuviera afiebrada otra vez, pero no, era simplemente que ardía… Por mí.
La humedad había traspasado la tela y el aroma de su excitación fresca era intoxicador.
-Tócame – Susurró.
-Segura? – Pregunté otra vez.
-Tócame – Repitió.
Con los nudillos de mi mano derecha acaricié levemente su Monte de Venus, y con la izquierda abrí un poco sus piernas, lo suficiente para que mis dedos pudieran pasar. Seguí con mis caricias y pronto comprendí que debía besar su boca todo el tiempo para acallar sus gemidos. Mi novia no era de las que se quedan tranquilas ni calladas… Por eso mismo no me costó nada ubicar el centro de su placer, y acariciarla en círculos por sobre la ropa interior.
-Porfavorporfavorporfavor… - Repetía ella en mis labios.
-Por favor qué? – Susurré en su oído, presionando mis con dedos sólo una pizca más.
-Por favor… Me muero… Por favor… - Gimió ella desesperada.
-Quieres acabar? – Pregunté apoyando mi frente en la suya para vernos a los ojos y deteniendo todo movimiento con mis manos.
-Por favor… Por favor… Lo deseo… No, lo necesito tanto que duele… - Dijo atacando mi cuello con su labios.
-Ah mierda! – Dije rindiéndome. Yo quería alargar este momento lo más posible, pero no si le estaba causando incomodidad a Bella, que ya bastante mal lo había pasado – Puedo sacarte las bragas? – Pregunté mirando su rostro, buscando signos de duda. Ella no mostró ninguno, sino que simplemente asintió.
Yo me incorporé y enredé mis dedos en los costados de la tanga calipso con encaje que estaba usando Bella ese día, y como quien desenvuelve un regalo, yo la desenvolví a ella.
Bella tenía los ojos cerrados y la cara roja de vergüenza. Y yo no sabía que decir, porque a pesar de mis cientos de años nunca había estado con alguien tan inocente, y menos con alguien que me importara tanto.
No sabía qué decir, pero sabía qué hacer. Mi mano cubrió completamente su sexo, maravillándome con su textura, su suavidad, su temperatura y con su humedad.
-No tengas vergüenza – Susurré a su mejilla, sabiendo que no me miraría – Eres maravillosa… Todo lo que podría haber soñado, y más. Déjame hacerte sentir bien, confía en mí, relájate – Dije y mi dedo del medio se comenzó a deslizar por su rajita, esparciendo su humedad. Cuando llegué a tocar su clítoris ella se estremeció y yo lo rodeé con mis dedos, pero sin presionar.
Repetí esta rutina varias veces hasta que Bella estuvo jadeando a mi lado, y entonces metí un dedo hasta el segundo nudillo en su canal. No quería desvirgarla con mis dedos, sólo estimularla.
Bella se envaró por un momento y creí haber cometido un error, pero inmediatamente gimió y empujó la pelvis hacia adelante, pidiendo más.
Después de unos minutos probé penetrarla con 2 dedos, pero no muy profundo, y coordiné esas penetraciones con mi pulgar sobre su clítoris… No necesitó nada más, estaba jadeando por la intensidad de la experiencia.
-Déjate llevar Bella… Hazlo, entrégate al placer que te quiero regalar – La insté. Segundos después la sentí contraer los músculos de su vagina abrazando mis dedos, y cubrí su boca con la mía. Ella me ciñó aferrándose a mis hombros con todas sus fuerzas y luego se relajó, dejando caer sus brazos a la cama, desfallecida.
Yo posicioné mi rostro entre sus pechos y mi cuerpo entre sus piernas. Amé sentir su piel desnuda contra la mía.
-Yo nunca… Nunca… - Jadeó con los ojos cerrados, y con una mano delineó mi rostro con la punta de sus dedos y con la otra acarició mi cabello.
-Bien – Dije simplemente – Sólo mía – Dije besando su piel en cualquier parte. No importaba, toda ella me pertenecía.
-Sólo tuya – Concordó.
oooOooo
Minutos después, Bella se puso nerviosa diciendo que alguien podía ir a visitarla y descubrirnos medio vestidos y con olor a sexo, por lo que cruzó a su habitación para lavarse y cambiarse las bragas.
Mientras ella no estaba yo me lavé a desgana, porque quería conservar su aroma en mí para siempre… Pero ella tenía razón… Aún no…
Me prometí que algún día olería libremente a sexo y a Bella sin temor a las consecuencias.
Una vez vestido cambié las sábanas, abrí las pesadas cortinas de terciopelo y abrí las ventanas de par en par, para ventilar y para que entrara aire fresco en esa habitación que había estado cerrada como una bóveda por varios días.
Me quedé mirando hacia afuera, al jardín interior del castillo, planeando el lugar adecuado para construir el estanque para los peces de Bella, y entonces la sentí caminando hacia mí. Cruzó su habitación, el pasillo y abrió la puerta de mi habitación.
Yo seguí dándole la espalda, y ella se quedó en el umbral.
-Estás brillando… - Susurró.
-Para ti – Respondí encogiéndome de hombros – Sé que te gusta – Dije estirando una mano hacia ella, aún sin voltearme. Bella caminó descalza sobre el piso de madera y tomó mi mano entre las suyas, apoyó su cabeza en mi pecho y besó cada uno de mis nudillos.
Yo besé su coronilla y apoyé mi mejilla en ella. Ese momento era perfecto.
-Vamos a la cama, tienes que descansar – Dije después de algunos minutos de respirar en sincronía – Ya has estado de pié lo suficiente.
-Está bien – Suspiró – Creo que me voy a tomar los remedios para el dolor… - Dijo tocándose el parche - Aunque me dan sueño… No te importa que duerma un rato?
-Por supuesto que no! Es parte de tu recuperación, además me tengo que poner al día con mi lectura – Le dije cubriéndola con las colchas.
-Aún no terminas el de las vacas zombis violadoras? – Preguntó con los ojos brillantes de entusiasmo y una enorme sonrisa.
-Ese lo terminé el día que te internamos – Respondí – No, durante tu tiempo en la clínica he leído entre otras cosas, la serie de Anita Blake.
-Hummm… Anita Blake: Nigromante, cazadora de vampiros, levantadora de zombis, Marshall Federal, Lupa de los hombres lobo, Nimir-Ra de los hombres leopardo, Chiang de los hombres tigres de todos los colores, y novia oficial de Jean Claude, maestro de la ciudad de San Louis y de Micah y Nathaniel… Se me olvida algo? Ah claro, que es una zorra que se acuesta regularmente con al menos 15 de sus amigos, súbditos y guardaespaldas – Recitó - Me gustaba la serie hasta que Anita dejó de ser una chica fuerte que patea traseros y se volvió una ramera que reparte feromonas sobrenaturales… Qué decepción – Dijo frunciendo el entrecejo – Antes todo era sobre girl power y cazar vampiros, arrancarles el corazón y cortarles la cabeza o hacer sacrificios de sangre en los cementerios para levantar e interrogar zombis, pero ahora? Todo el diálogo se limita a "Oh my God, oh my God, oh my God".
-Bella… Te das cuenta de que acabas de arruinar la serie para mí? – Le pregunté.
-Ups… En qué libro ibas? – Preguntó luciendo arrepentida.
-En el 14 – Respondí.
-Bueeeeno, no es tanto lo que te adelanté… Sólo son 22, más los outtakes, así es que tienes 8 libros para observar la progresión/degeneración de Anita – Se justificó ella.
-Eres horrible – Le dije besando la punta de su nariz.
-Léelos de todos modos y los comentamos! – Me dijo.
-Alguien viene – Anuncié escuchando pasos acercarse por el pasillo – Demetri.
Toc, toc, toc.
-Pasa – Le dije.
-Uuuuugh… Vienen a ver a Bella – Dijo extremadamente incómodo.
-Los Cullen? A pesar de todas nuestras advertencias aparecieron los muy hijos de perra? – Gruñí. Bella abrió los ojos muy grandes.
-Nop… Aro dice que vayas al Salón del Trono, que entiende que estás convaleciente, pero que esto es de gran importancia – Dijo Demetri mirando al suelo.
-Quién es? – Pregunté cabreado.
-No me corresponde decírtelo – Dijo Demetri. Bella trató de levantarse de la cama y la ayudé.
-Voy a buscar unos pantalones a mi habitación – Susurró sonando asustada.
-Qué mierda está pasando? – Le ladré a Demetri en la voz más baja posible.
-No te puedo decir… Y aunque pudiera no sabría cómo – Respondió. En ese momento entró Bella con un pantalón de yoga negro.
-No me puedo agachar para ponérmelo – Explicó estirando la mano para entregármelo.
-Yo te afirmo – Dijo Demetri tomándola por la cintura. Yo me agaché y le calcé una pierna y luego la otra.
-Calcetines? – Pregunté.
-Tú me vas a cargar, no necesito – Respondió.
-Corpiño? – Preguntó Demetri.
-No es que sea asunto tuyo, pero no lo necesito, no las tengo caídas. Y además me molesta usarlo, me aprieta la lesión de las costillas – Respondió.
-Ya sé que no las tienes caídas, sólo te digo que se nota que tienes frío – Le dijo Demetri, notando como se delineaban claramente sus pezones endurecidos en la delgada tela.
-Eres un pervertido – Dijo ella – Pero todo el resto de La Corte son pervertidos también. Demetri, me puedes traer una chaqueta universitaria de mi closet? negra o roja para que combinen con esta camiseta.
-Mejor te cambias de camiseta – Dijo Demetri – Tú sabes, a algo de tu talla, con menos de 30 años de uso y que no te llegue a las rodillas.
-En primer lugar, si es un favor muy complicado, voy a buscar la chaqueta yo misma. Y en segundo, estamos hablando de la gira del ´84 de U2! Más respeto! Esto no es una camiseta, es un hito musical – Lo regañó.
-Vale, vale, Félix te hace mal, eres tan nerd como él – Dijo Demetri y regresó con una chaqueta de la talla de Bella. Ella se la abrochó sobre la camiseta, que efectivamente parecía un vestido.
-Estoy muy despeinada? No respondan – Dijo tomando una banda elástica de su muñeca y haciéndose una coleta alta – Yap, lista – Dijo estirando los brazos hacia mí.
La tomé en mis brazos y corrimos a la Sala del Trono.
Demetri tocó la puerta y la voz de Aro nos instó a entrar.
Demetri entró primero, y yo lo seguí buscando un buen lugar donde depositar a Bella para que no se le enfriaran los pies.
Y entonces Bella inspiró y se paralizó. Creo que hasta su corazón dejó de latir.
-Victoria! – Susurró.
-Hola Bella, tanto tiempo sin vernos…
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Uuuuuuh! No me pueden negar que la cosa se puso emocionante!
Estoy muy triste porque el capítulo pasado muy pocas comentaron, lo que me hace asumir que no les gustó? Y si no me dicen lo que les gusta, entonces cómo voy a mejorar?
A partir de este momento vienen montones de sorpresas, así es que denle combustible al lado creativo de mi mente.
Cariños.


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