Hola a todas! Hoy conoceremos un poco más a Demetri, creo que las
sorprenderá.
Mi actor elegido para interpretar a Demetri es James Franco, hay fotos
en mi Facebook y mi blog, gracias Aby Rivera!
Abrazos y no teman comentar, lo bueno y lo malo es igualmente
bienvenido.
Todo mi cariño
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Capítulo 18
Hablo todos los
idiomas de todos los abecedarios
Tengo más vocabulario que cualquier diccionario
Tengo vista de águila, olfato de perro
Puedo caminar descalzo sobre clavos de hierro
Soy inmune a la muerte
No necesito bendiciones porque siempre tengo buena suerte
Ven conmigo a dar un paseo por el parque
Porque tengo más cuentos que contarte que García Marqués
Por ti, todo lo que hago lo hago por ti
Es que tú me sacas lo mejor de mí
Soy todo lo que soy
Porque tú eres todo lo que quiero
Tengo más vocabulario que cualquier diccionario
Tengo vista de águila, olfato de perro
Puedo caminar descalzo sobre clavos de hierro
Soy inmune a la muerte
No necesito bendiciones porque siempre tengo buena suerte
Ven conmigo a dar un paseo por el parque
Porque tengo más cuentos que contarte que García Marqués
Por ti, todo lo que hago lo hago por ti
Es que tú me sacas lo mejor de mí
Soy todo lo que soy
Porque tú eres todo lo que quiero
Muerte en Hawaii / Calle 13
BELLA POV
Demetri y yo cruzamos la extensa pradera de pasto verde y
tierno cubierto por los delicados pétalos blancos y rosa pálido de las flores
de cerezo.
Olía dulce y limpio y no se escuchaba nada más que el sonido
lejano del agua correr, el viento deslizándose por las ramas de los sauces y
los insectos que hacían sus labores.
-Estamos traspasando? - Pregunté – Nos van a sacar de aquí
persiguiéndonos con perros grandes? Te recuerdo que yo no puedo correr – Le
dije.
-No, Chica Zombi, no nos van a echar… - Me dijo Demetri
sonriendo levemente.
-El dueño sabe que estamos aquí? – Insistí.
-Podría decirse… - Dijo él encogiéndose de hombros.
-Sí o no? – Pregunté – Lo llamaste cuando estabas en el
Deli? – Pregunté. No se me ocurría en qué otro momento le podía haber avisado.
-No Isabella, no vamos a tener problemas con el dueño por
que el dueño soy yo – Dijo sin mirarme. Casi lo vi sonrojarse.
-En serio? Compraste un huerto de cerezos? – Pregunté
sorprendida.
-No, compré la tierra hace mucho, mucho tiempo, cuando aquí
no había nada, y creé un Viñedo. Parecía una buena idea en el momento, porque
en Italia todos producen sus propios vinos. Somos más de 2 millones de
productores repartidos por todo el país. Por supuesto que cada región es fiel a
sus tradiciones vitivinícolas y tiende a promover sus propias denominaciones.
Como resultado hay más de doscientas zonas vitícolas oficiales. Un desastre
imposible de clasificar… -Masculló - Francamente ni siquiera podría decirte qué
es lo que cultivamos, porque aunque hemos obtenido premios locales por la
calidad de nuestros vinos, yo nunca los he probado. No tienen la suficiente
graduación alcohólica como para que yo la pueda procesar.
-Y por qué no produces algo que sí puedas procesar? Como
vodka? – Sugerí.
-Vodka italiano? Yo plantando patatas? Chica Zombi, escuchas
lo que estás diciendo? Además, quién demonios bebería vodka italiano? –
Preguntó – No, esta tierra y este sol están hechos para cultivar buen vino. Da
lo mismo si yo lo puedo beber o no.
-Bueno, pero no me dijiste lo importante – Le dije – Por qué
compraste la tierra y por qué este huerto… Es un huerto verdad? – Pregunté
insegura de estar usando el término correcto.
-En estricto rigor diría que sí, porque no tiene la densidad
necesaria para ser un bosque. Tampoco es un jardín porque no tiene plantas,
sólo cerezos… - Dijo encogiéndose de hombros. Yo le dirigí una mirada
exasperada – Vale, vale…! Compré la tierra cuando me uní a los Volturi,
simplemente porque estaba cerca de Volterra. Como te dije antes, siempre he
estado sólo, excepto cuando viví con Amún, y créeme, eso no fue a propósito… -
Narró.
-Quién es Amún? – Interrumpí embebida en la historia.
-En primer lugar y por sobre todo, es un gran hijo de perra,
en segundo es el líder del Clan Egipcio y en tercero es mi creador – Dijo con
amargura.
-Tu creador… Pensé que Aro… - Balbuceé. Imaginé que Demetri
había sido creado por los Volturi. Simplemente no lo imaginaba de otra forma.
-No interrumpas más Chica Zombi, que pierdo el hilo. Déjame
pensar por dónde comienzo… Mmmmmh… - Pensó por un momento - Nací en Grecia,
pero mi madre es Catalana y mi padre Griego. Por eso es que me llamaron Demetri
y no Demetrio como los griegos, fue en honor a mi abuelo materno. Mi padre no
estaba muy contento con el nombre, pero mi madre al parecer era una arpía
insoportable e impuso su voluntad… No lo sé, sólo recuerdo a mi padre regañando
a escondidas por haber permitido que llamaran a su hijo con un nombre
incompleto. Él siempre me llamó Demetrio cuando estábamos los dos solos – Dijo
Demetri con una sonrisa y un fuerte acento griego.
-Te gustaría que te llamara Demetrio? – Pregunté. Él me
estudió un momento y luego negó con la cabeza.
-Vivíamos en Grecia – Continuó - En un pueblucho de 4 casas
llamado Thouria, cerca de Kalamata. Teníamos una buena vida, no éramos ricos
pero nunca pasamos hambre, lo que era bastante para la época. Criábamos
corderos, y una vez al mes debíamos recorrer 16 kilómetros arreando a los
animales que queríamos vender para llegar al mercado de Kalamata.
El día que morí iba de regreso a casa con mi padre y nos
emboscó un hombre en el camino. Pensamos que era un bandido, y mi padre le
ofreció el dinero de la venta de los corderos a cambio de que nos dejara en
paz, pero el extraño simplemente se rió del ofrecimiento, y acto seguido le
arrancó la cabeza a mi padre frente a mis ojos… - Dijo con voz baja y sin
inflexiones, pero su rostro aún mostraba rabia y dolor - Ni siquiera estaba
hambriento… Desperdició la sangre… Antes de que yo pudiera reaccionar, el
extraño me mordió, me tomó en sus brazos y no volví a saber del mundo en 3
días, durante los cuales agonicé tanto por la muerte horrible de mi padre como por
el dolor físico de la transformación.
Al despertar estaba en Egipto, en alguna parte del desierto
radicalmente distinta al paisaje verde de mi pueblo o al mar de Kalamata. Tenía
sed y no sabía cómo saciarla, y Amún usó esa desesperación por alimentarme para
subyugarme. Él no sólo era mi creador, era mi proveedor.
Al poco tiempo fuimos descubriendo mi talento para rastrear.
Amún para someterme me dejaba a veces en el desierto por días y días sin
sustento. Pero pronto descubrí que si me concentraba podía encontrar lo que
quisiera, sin importar qué tan lejos estuviera.
A partir de entonces, en cuanto gané algo de control sobre
mi sed comencé a irme por períodos cada vez más largos… Pero siempre regresaba,
porque Amún es mi creador y él así lo deseaba.
-Demetri… - Dije apretando su brazo mientras caminábamos.
-Pasé algunos siglos así, aislado pero oficialmente parte
integrante de ese horrible clan… Hasta que Aro escuchó hablar de mí y decidió
que debía poseerme.
-Negociaron? – Pregunté.
-Aro? Negociar con Amún? Naaaah… Aro mandó a Chelsea a
reclutarme creando lazos de fidelidad hacia los Volturi, lo que no fue difícil
porque no tenía lazos que romper con mi propio clan. Además yo no me resistí.
Italia se parece bastante a mi hogar y cualquier cosa sería mejor que
pertenecer al cabrón de Amún.
-Y Amún? – Insistí.
-Aro le envió una carta que básicamente decía
"JÓDETE!" y desde entonces Amún está planeando cómo vengarse. Pero su
clan ahora es débil, él mismo no tiene ninguna habilidad especial más allá de
tener más años que una bandada de loros – Dijo encogiéndose de hombros.
-Demetri, gracias, de verdad me encantó que me confiaras tu
historia, pero aún no me dices porqué tienes este trozo de tierra sembrado con
cerezos – Insistí.
-Eres un dolor en el trasero – Gruñó – Ya te he contado más
de lo que le he contado a nadie… Como te dije, yo estaba acostumbrado a estar
siempre solo, incluso cuando me encontraba con mi antiguo clan. Por eso cuando
llegué a Italia, al castillo, casi me vuelvo loco. Eran demasiados… Demasiadas
conversaciones, demasiado ruido, muy poco espacio, poco o nada de verde… Y todo
encerrado en los muros de piedra de Volterra… me quería arrancar la piel a
jirones! – Dijo gesticulando – Y en ese momento intervino el Maestro Marcus,
que me dijo que todos los habitantes del castillo tenían su vía de escape. Que
buscara la mía, ya fuera un hobby, un lugar de retiro, una pareja… Lo que
fuera, pero que lo hiciera rápido antes de perder la cabeza.
Yo me puse a pensar y me di cuenta de que lo que más
extrañaba era el campo abierto, mi hogar y el agua. Busqué por un tiempo en los
alrededores de Volterra hasta que encontré el lugar apropiado. No me importaba
si la tierra servía para algo, no la quería para producir, sino para contar con
ella cuando necesitara huir.
En resumen, tengo 800 hectáreas cruzadas medio a medio por
un río. Así conseguí el campo abierto y el agua. El hogar era irrepetible,
probablemente había sido destruido siglos atrás en otra parte del mundo. Pero
recordaba que afuera de mi casa había un cerezo enorme. Tal vez podía tener un
huerto con cerezos que olieran como mi casa…
Cuento corto, regresé a mi pueblo de origen, donde solía
estar mi hogar. Ya no había nada, sólo pasto demasiado crecido y algunas rocas
que alguna vez fueron muros… Y el árbol que yo recordaba había sido cortado
hacía mucho – Dijo Demetri con una mueca de decepción. Yo también me sentí
estafada… – Pero cuando estaba a punto de irme derrotado, me fijé en que a los
pies del tronco muerto había varios brotes verdes que claramente morirían
compitiendo con el pasto por la luz del sol.
Desenterré con todo cuidado los brotes y los traje a
Volterra. Corin me ayudó a cuidarlas, ella es buena con las plantas. Supongo
que la felicidad que emana también se trasmite a las plantas, algo así como el
"Efecto Mozart"… Al final la mayoría de los brotes vivió y los planté
en un lugar apartado de mi terreno, así como ves, sin orden, sino donde se me
antojó en el momento.
-Entonces estos son los tataratataranietos del árbol de tu
casa? – Pregunté conmovida.
-No he calculado las generaciones, pero lo importante es que
vienen del mismo árbol y eso vale todo para mí – Dijo Demetri tomando mi mano
para ayudarme a bajar hacia la orilla del río. Había montones de piedras
resbalosas.
-Y los viñedos? – Pregunté.
-No fueron mi primera opción – Respondió – Yo quería criar
ovejas en honor a mi padre.
-Y…? – Lo insté a que continuara.
-Me odiaban. Las putas ovejas me detestaban! – Exclamó
gesticulando su incredulidad. Yo me largué a reír afirmando mi estómago para
que no me explotaran los puntos de la operación.
-Claro que te odiaban! – Exclamé – Eres un predador
terrible, tus ovejas eran bastante inteligentes.
-Aquí estamos – Dijo apuntando a un sitio junto al río,
justo bajo un sauce que proveía sombra, pero no demasiada – Dame la manta – Me
dijo estirando la mano.
Le entregué la manta y abrí la bolsa del Deli. Había 3
botellas de 1lt cada una. Una de té helado, otra de agua mineral y otra de jugo
de naranja. Además había 4 bolsas de papel.
-Qué son? – Pregunté sacando el contenido de una de las
bolsas.
-Ese es un panino de salame, mortadela, tomates y lechuga.
Me dijeron que es el sándwich típico de la región – Dijo quitándome la bolsa
plástica, dejando los sándwiches sobre la manta – Los demás son de ensalada de
pollo, vegetariano y jamón con queso – Dijo metiendo las botellas al río en la
bolsa y asegurando la bolsa a una rama.
- Gracias, los voy a probar todos, pero sólo un poquito! –
Aclaré cuando vi que se aprestaba a regañarme por glotona - Me ayudas a
sentarme? – Pregunté. Él me ayudó sin decir palabra.
Demetri se sentó a mi lado y comenzó a preparar las cañas de
pescar con los anzuelos y las moscas.
-Yo voy a hacer los lanzamientos y te voy a entregar la caña
– Me dijo – No queremos que te rajes en un movimiento de cintura muy vigoroso…
-…Y se me salgan las tripas, ya lo sé – Dije exasperada -
Oye Demetri y cómo lo haces para manejar una Viña? Y qué tan grande es tu
empresa?
-Tengo como 700 hectáreas de terreno plantado con varias cepas,
nos gusta experimentar. No tenemos una producción masiva, privilegiamos calidad
y la producción orgánica, porque no quiero veneno en mi tierra… Y bueno, lo que
producimos es casi todo para exportación. Mientras el negocio sea
autosustentable, la verdad es que no me importa mucho cuánto gane la empresa.
Yo sólo quiero mi huerto, mi río y que no me jodan.
-Es un río maravilloso – Comenté mirando al agua reflejar la
luz. Estiré mi pie hacia él y sin perder el hilo de la conversación desamarró
una zapatilla y luego la otra.
-Porque no está contaminado – Afirmó tajante - La fuente de
este río es una napa subterránea que se encuentra en mi terreno, por lo tanto
me he encargado personalmente de que se mantenga inmaculado. Ningún desecho de
la producción del vino va a dar al agua, y nadie tiene acceso a su rivera.
Nadie se puede meter a mis tierras y punto. Al que encuentre traspasando me lo
como, así de simple. No quiero ver mi río lleno de envoltorios de golosinas,
condones usados, calcetines perdidos, latas de cerveza o bolsas de
supermercado.
-Y tienes algo que ver con la administración de la Viña? –
Pregunté arrastrándome un poco para meter la punta de los dedos al agua y
salpicar.
-Algo… - Dijo - Soy el dueño de todas las acciones, por lo
que no hay junta directiva. Simplemente contraté a un buen gerente para el área
comercial (que no entiendo ni me interesa), y él contrató a su gente para
manejar el área económica. Me mandan unos reportes terriblemente aburridos que
van directo a mi bandeja de Spam. Por otro lado, contraté a un administrador
para la Viña para el área de producción, y a un par de excelentes enólogos que
hicieron lo mismo. El resto es gente que trabaja aquí es la que vive en los
alrededores y sólo trabaja estacionariamente. Yo casi no me meto, simplemente
me llegan reportes de ellos también, y a veces los leo, pero si yo no digo
nada, ellos asumen que lo están haciendo bien – Dijo mostrándome la mosca que
había usado en la que sería mi caña.
-La hiciste tú? – Pregunté tocando delicadamente las plumas
de colores.
-Por supuesto – Me dijo como quitándole importancia –
Cualquier pescador que se precie de serlo hace sus propias moscas.
-Demetri… - Dije cambiando abruptamente de tema por algo que
aún me daba vueltas – Cuando en la mañana fuiste al dormitorio de Félix a
decirnos que nos necesitaban en el Salón del Trono, sabías de qué se trataba
todo? Sabías quién era Victoria? Por qué no me advertiste? – Terminé sonando
emocional, y no quería eso.
-Yo estaba en el Salón cuando apareció Victoria y presentó
su caso, aunque no dijo mucho en realidad, porque el Maestro Aro simplemente
tomó su mano y lo supo todo. Luego él me envió a buscarlos a ustedes con
órdenes de no darles detalles. Yo por supuesto había deducido que Victoria era
la pareja del rastreador, pero no imaginé que había estado con Félix, eso no
tenía cómo saberlo, lo de ellos pasó hace tiempo y fuera del país – Dijo
levantando las manos como defendiéndose.
-No te estoy reclamando Demetri… No es tu culpa. De hecho
tengo que admitir que tampoco es culpa de Félix que su ex novia sea una
sicótica… - Dije tratando de ser honesta conmigo misma – Al final, y después de
haber ganado ese pseudo juicio, estoy contenta de que la persecución de
Victoria se haya acabado. Lo que me da pena de todo esto es que casi todos en
esa sala me apoyaron activamente, poniendo sus cuerpos entre Victoria y yo sin
que mediara una orden, y en cambio la única persona de DEBÍA hacerlo porque era
su obligación, la eligió a ella. Me imagino que habrá tenido sus razones – Dije
en un susurró – Pero no manejo bien el rechazo desde que Edward me abandonó.
-No sé qué decirte Bella – Dijo sin usar su sobrenombre para
mí, por lo que asumí que hablaba en serio – Tú sabes lo que me pasa contigo y
sabes que a mí me conviene que te alejes de Félix y seas mi carga… Pero no lo
quiero así, no por despecho o venganza o lo que sea que sientes hacia Félix
ahora. Habla con él y pregúntale qué estaba pensando. Yo sé que él se preocupa
por ti, así es que tiene que haber una explicación… - Suspiró poniéndose de pié
– Si quieres que él vuelva a ser tu guardian, lo entiendo, igual voy a ser tu
amigo… Yo necesito verte contenta… O al menos no triste. Puedo soportar
cualquiera de tus 5.000 estados de ánimo menos la pena. Estás arruinando
completamente mi estilo, Chica Zombi – Dijo forzando una sonrisa y lanzando la
mosca de mi caña al agua.
-No Demetri, no te voy a cambiar. Tú no eres desechable, y
has estado conmigo en todo momento, incluso a pesar de que yo al principio
estaba llena de prejuicios hacia ti – Le dije recibiendo mi caña mientras él
tomaba la suya – Tú me demostraste que estaba equivocada… Igual creo que es una
buena idea que nos distanciemos un poco Félix y yo. De todas maneras dependía
demasiado de él… - Dije más para mí que para él.
Los dos nos quedamos callados un largo rato, concentrados en
nuestros propios pensamientos y escuchando el agua correr.
-Nunca había traído a nadie a pescar conmigo o a conocer los
cerezos – Dijo él como hablando solo.
-Me siento honrada – Le sonreí tratando de tragar – Me
encantó el picnic – Le dije blandiendo mi sándwich de ensalada de pollo.
-Esto NO es un picnic! – Exclamó exasperado – Es una
excursión de pesca!
-Sí, sí, lo que digas, me das la botella de té helado? – Me
burlé.
Esa tarde la pasamos junto al río. Algo picó mi anzuelo 2
veces pero ambas veces lo perdí, para desconcierto de Demetri. En cambio él
pescó 3 peces grandes, uno mediano y uno pequeño. Los devolvió al agua de inmediato,
porque dijo que él practica pesca deportiva, y no había necesidad de matar a
los peces para disfrutar de una tarde en el río.
A media tarde me dio un poco de sueño y dormí un rato.
Cuando desperté mis piernas desnudas estaban cubiertas con la chaqueta de
Demetri. Ya comenzaba a caer el Sol y estaba refrescando.
Él se encontraba sentado a mi lado jugando con mi mano.
Tenía una expresión extraña en el rostro.
-Por fin despiertas Chica Zombi! Pensé que estabas poseída
por todas las cosas sin sentido que decías – Se burló, cambiando su actitud
radicalmente y poniéndose de pié.
-Me has visto dormir antes en el hospital – Dije sentándome
y abriendo la botella de té.
-En el hospital dormías como una persona normal – Respondió
guardando las moscas y plegando las cañas en sus estuches.
-Deben haber sido los calmantes y somníferos que me hacían
dormir más profundo… - Dije – Porque siempre he hablado en mis sueños, incluso
desde que era un bebé y aún no sabía hablar.
-Eso es raro – Opinó él.
-Supongo… Me da un poco de vergüenza, pero no es como si
pudiera elegir no hablar o qué decir – Le dije preguntándome qué había dicho
hora, pero sin atreverme a preguntar. Realmente no quería saber.
-Quieres saber lo que dijiste? – Preguntó dándome la
espalda.
-No… no quiero. Cuando estaba con Edward a él parecía
fascinarle el verme dormir, porque generalmente mencionaba su nombre, y
entonces él sabía que estaba pensando en él. Pero yo siempre estaba preocupada
de decir algo embarazoso… - Confesé.
-Y ahora? No te preocupa? – Dijo agachándose con mis
zapatillas en la mano y calzándomelas.
-Nop… Aprendí que si algo no está bajo mi control no vale la
pena estresarse – Dije peinándome con los dedos.
-A veces deberías poner en práctica tus propios consejos,
Chica Zombi – Dijo tomando mi mano para ayudarme a ponerme de pié. Me pasó la
bolsa plástica que contenía lo que no me comí y la basura, y luego ordenó la
manta y me la entregó.
Una vez que hubimos recogido todo, comenzamos la caminata de
regreso al auto.
El huerto se veía maravilloso en la luz del atardecer, era
mágico. Mi mamá siempre decía que la mejor hora para tomar fotos era en la
tarde, cuando el Sol está bajando y la luz es amarilla.
-Demetri, tienes tu celular? – Le pregunté.
-Por supuesto – Respondió sacando su IPhone 5S. Rodé los
ojos. No habría esperado otra cosa.
-Sácame una foto! – Le dije – Pero con los pétalos cayendo –
Dije y me saqué el cárdigan para lucir mi vestido y me paré bajo un cerezo.
-Vas a sonreír? – Me preguntó enfocándome y sacando una foto
tras otra. Yo sonreí… Y giré con mis brazos abiertos, y reí, porque todo lo que
me rodeaba era hermoso, y olía tan bien, y era un momento tan, tan bonito.
-Quiero una de los dos juntos – Le dije y rodeé su cuello
con los dos brazos – Sácanos una selfie! – Demandé – Pero que se vean los
árboles.
-Para que se vieran los árboles tendría que tener un brazo
de 3 metros! – Dijo afirmándome de la cintura, ya que me estaba balanceando
peligrosamente. Era demasiado alto. Todos son siempre demasiado altos!
-Y no le instalaste la aplicación de temporizador? –
Pregunté.
-No, nunca la necesité – Respondió.
-Demetri! Estamos perdiendo la luz amarilla! Agáchate
rápido! – Exclamé. Él me obedeció de inmediato, y yo me trepé a su espalda –
Ah! Mucho más cómodo – Le dije – Ahora sí, saca las selfies y que se vean al
menos las ramas floridas.
-Qué es la luz amarilla? – Preguntó entre fotos, moviéndose
conmigo en la espalda de un árbol a otro para obtener distintas poses.
-Es la luz más linda, la luz del atardecer – Respondí –
Mira, fíjate… Un minuto está… Y al siguiente se fue – Dije y comenzó a
oscurecer.
-Vamos – Dijo él súbitamente serio, ayudándome a ponerme el
cárdigan – Está haciendo frío.
-Demetri… Tengo que pedirte un favor enooooorme, y me puedes
decir que no, y me da mucha vergüenza, pero no tengo alternativa… - Dije casi
en un solo respiro.
-Hey! Hey, calma. Ya deberías saber que te voy a dar lo que
se te antoje – Dijo como regañándose a sí mismo.
-No quiero que me des, quiero que me prestes… - Le dije.
-Que te preste qué? – Insistió.
-Es que cuando vine al castillo a salvar a Edward, dejé
todas mis cosas en el auto, incluyendo ropa, dinero, celular, identificación…
Todo…
-Vi que tienes un montón de ropa nueva – Respondió.
-Sí, Félix envió a Gianna de compras ese mismo día. Yo no
encargué ni la mitad de todo lo que compró, y menos de esas marcas, pero bueno,
en realidad no me puedo quejar, ambos lo hicieron con buenas intenciones.
-Y qué esperabas tú? – Preguntó Demetri guiándome por el
prado casi en penumbras.
-Un par de mudas de ropa, algunos pantalones de yoga y ropa
interior – Respondí.
-Entonces Gianna hizo bien – Respondió – Ahora dime qué
quieres de mí?
-Uy cuando lo dices así, nada, es como si sólo te estuviera
usando – Dije reculando.
-Isabella corta la mierda! Qué necesitas? – Preguntó un
poquiiiito cabreado.
-Un celular! – Exploté – Necesito poder llamarte, poder
llamar a Las Reinas y a Gianna… A lo mejor incluso a Jacob… Y no tengo dinero,
necesito que me prestes un poco de dinero para comprar un prepago o algo que me
dure hasta que pueda comprar algo mejor.
-Chica Zombi, sí que eres bruta! Te das todas esas vueltas
para pedirme algo que te habría dado de todos modos – Dijo atrayéndome a su
costado – Me habías asustado, pensé que necesitabas algo importante como un
riñón o algo así de complicado… No es que los míos te sirvieran para mucho,
pero igual te los daría.
-Entonces me vas a prestar la plata? Podemos pasar ahora a
comprar el teléfono? – Pregunté.
-No y sí – Respondió.
-Ugh?
-No te presto y si podemos pasar a arreglar lo del teléfono
– Respondió sonando entusiasmado.
-Lo vamos a robar? – Pregunté susurrando como si alguien nos
fuera a escuchar.
-No, a menos que eso sea lo tuyo – Respondió – Lo que estoy
diciendo es que no te voy a prestar la plata, entiendo que te sientes mal
pidiendo préstamos para cada cosa que necesitas. De ahora en adelante la plata
te la vas a ganar.
-Cómo? – Pregunté esperando la trampa.
-Trabajando para mí – Respondió simplemente.
-Y tú crees que yo me voy a vender por un puto teléfono?
Quién te has imaginado que eres? Cerdo! Voy a patear tu trasero cuando sea una
neófita! – Le dije empujándolo y casi cayendo sentada al suelo.
-Qué crees que te estoy ofreciendo? Un teléfono por una
noche de pasión desenfrenada? – Se rió. Se rió! – Chica Zombi, creo que ambos
tenemos los estándares un poquito más altos. No creo que te vendas tan barata y
yo no te ofrecería comprarte… Y no me pongas esa cara de ofendida, que si no te
ofrezco comprarte no es porque no te desee, es porque sé que no lograría nada
más que ofenderte y tal vez perderte.
Y además, lo creas o no, yo no pago por sexo, nunca lo he
hecho y no creo que lo haga… No tengo la necesidad. En general le gusto a las
mujeres, sabes? – Me dijo como si fuera una confidencia.
-Claro que lo sé – Respondí – Pero tú mismo lo dijiste,
ellas te usan tanto como tú las usas a ellas. Entonces no compras a la persona,
haces un trueque entre lo que ella quiere y lo que quieres tú.
-Eres demasiado inteligente para tu edad. Cállate y escucha
a tus mayores, éste es el plan: Vas a trabajar para mí –Levantó la mano para
callarme – Vas a trabajar para mí a medio tiempo antes de que te transformes.
Están ocurriendo un montón de remodelaciones en la Viña, principalmente en la
Planta Embotelladora y el sector de la Sala de Ventas.
Tradicionalmente no me importaría un comino, y de hecho
apenas si miré los planos para aprobarlos. Pero si es importante que se cumplan
ciertas directrices básicas, sobretodo medioambientales, y sería un alivio para
mi tener a alguien de confianza que vaya a terreno y me diga cómo va la cosa,
de modo que yo pueda gritar al gerente, al capataz, o a quién sea, con
conocimiento de causa. Yo no puedo ir porque obviamente no puedo estar en el
campo a pleno sol – Me dijo.
-Me estás inventando un puesto… Te agradezco tus buenas
intenciones, pero eso es peor que pedir prestado… - Le dije triste. Me había
ilusionado y por un momento pensé que si podría ganarme el dinero.
-No seas ridícula! Yo no soy una hermanita de la caridad
para andar regalando puestos inventados por no herir tus sentimientos. No me
tomaría la molestia, simplemente te daría el dinero, llores, grites, o
patalees. Lo que te estoy pidiendo es llenar un puesto que alguien de confianza
tiene que suplir sí o sí, de lo contrario me van a estafar. Tradicionalmente se
lo habría pedido a Gianna, pero hay muchas razones que te convierten en una
mejor opción – Me explicó.
-Qué razones? – Pregunté levantando la ceja. Habíamos
llegado al auto. Demetri abrió la cajuela y metimos todas las cosas. Luego él
me ayudó a sentarme en ese asiento tan bajo que tienen los autos de velocidad.
-En primer lugar, tú no me odias ni me quieres ver arder en
el infierno siendo pinchado por el tridente de Satanás, como Gianna tan elocuentemente
ha vocalizado en más de una ocasión. Eso es primordial en un puesto de
confianza: No odiar las entrañas de tu jefe. En segundo lugar, nos necesitamos
mutuamente… Yo para que vigiles mis instalaciones y tú para que yo te vigile a
ti. Finalmente, ambos obtenemos cosas que precisamos. Tú el dinero para lo que
necesites comprar hasta que obtengas tu sueldo como miembro de La Guardia y yo
un ojo vigilante, una presencia que le diga a esos bastardos que no se mandan
solos como parecen creer hasta ahora – Dijo con voz amenazante cruzando el
portón que daba a la pradera y luego bajó del auto a cerrarlo.
-Creí que dijiste que las cosas funcionaban bien en la Viña…
- Le dije cuando volvió a subir al auto.
-Las cosas con mis empleados en las tareas vitivinícolas
funcionan excelente. Lo que quiero saber es cómo funcionan los contratistas
externos, a los que les estoy pagando montones de dinero pero no me consta que
estén haciendo un buen trabajo porque no rinden cuentas a nadie en el día a
día, sólo lo harán al final, cuando la obra esté terminada, y para entonces
será muy tarde.
-Yo no sé nada de construcción – Argumenté.
-No necesito que calcules el peso que va a soportar cada
viga ni mucho menos. Quiero que vayas una vez al día y veas el avance, cómo se
ven las terminaciones, si te parece que están ocupando bien los materiales, si
están todos los trabajadores que deberían estar, si algo te llama la atención,
etc… Ah! Y saca fotos con tu nuevo celular y me las muestras – Dijo.
-Ok, todo esto suena demasiado bueno para ser verdad – Le
dije – Admite que estás inventando este puesto para justificar darme dinero,
verdad?
-Bella te repito que si no lo haces tú se lo voy a tener que
pedir a Gianna, y eso va a ser incómodo para todos. Además no creo que sus
zapatos de diseñador hayan tocado un camino de tierra alguna vez – Dijo en voz
más baja y burlón, pero al ver mi rostro frunciendo el ceño se apresuró a
continuar - No tengo en quién más confiar, necesito que seas mis ojos, Chica
Zombi, por favor – Se giró a mirarme.
-Ok, si esto es algo que legítimamente necesitas, lo vamos a
intentar. Pero si me doy cuenta de que me engañaste me voy a poner furiosa! –
Advertí.
-Hay que pasar al supermercado? Necesitas comida? Me pareció
escuchar que botaron mucha de la comida que compraste la última vez porque era
perecible y Gianna no se comería un pastel para salvar su vida – Comentó
cambiando de tema.
-Gianna no tiene una genética superior, la pobre vive a
dieta – Respondí – Que pena que botaran mi comida, eso es muy feo… Mi nonna me
enseñó "il cibo non deve mai essere sprecata" (*la comida nunca
debe desperdiciarse) – Suspiré… Extrañaba enormemente a mi nonna y su
obstinación de hacer las cosas a su manera – Supongo que sí debo ir al
supermercado.
-Vale – Dijo Demetri simplemente y aceleró en la oscura
carretera.
Un rato después estábamos estacionando en el centro
comercial. Nos dirigimos primero a la tienda de teléfonos porque cerraba más
temprano. Entramos juntos y Demetri fue inmediatamente abordado por la
vendedora, que vestía un microvestido y tenía ese cuerpazo de diosa italiana
estilo Sofía Loren con muchas curvas que las hacen verse voluptuosas, pero no
gordas, que tienen algunas afortunadas. Ella ni me miró así es que yo pasé de
largo y me fui a la pared donde exhibían todos los modelos de celulares. Me
entretuve un buen rato comparando características y precios, mientras se
escuchaba la melodiosa risa de la diosa como música de fondo. Era una suerte
que los teléfonos estuvieran sujetos al muro, de lo contrario la condenada diosa
habría terminado con un tec cerrado o un ojo negro. Tengo excelente puntería.
-Estamos? – Preguntó una voz en mi oído.
-Lo mismo podría preguntarte, qué, el cuarto de atrás estaba
ocupado? – Pregunté girándome y levantando una ceja.
-Celosa? – Preguntó con una sonrisa de deleite.
-Por supuesto – Respondí, y su sonrisa creció – Quién no
quisiera un cuerpazo como ese? Y es pura genética, un busto como ese se da sólo
en Italia. Y sus piernas! Son tan largas que creo que miden más que yo.
-Eres malvada, Isabella – Me dijo acercando mi cabeza a su
pecho y desordenando mi ya desordenado cabello. Yo grité y manoteé, pero estaba
claro quien tenía más fuerza.
Finalmente me soltó y me preguntó si había elegido. Yo le
apunté a la sección de los teléfonos más económicos y le dije
-Estaba tratando de elegir entre estos… - Dije apuntándolos
con el dedo.
-Chica Zombi, me exasperas. No te voy a comprar un equipo de
juguete marca Acme porque te quieres ahorrar unos pocos pesos. Necesitamos un
equipo confiable y que tenga buena señal, recuerda que vas a pasar bastante
tiempo en la Viña, lejos de las antenas telefónicas – Me dijo tomándome de la
mano y llevándome al mesón donde esperaba la diosa batiendo las pestañas.
-Pero es que… Quiero… Con la misma plata de uno bueno puedo
comprar 3 malitos… - Susurré sintiéndome extremadamente estúpida.
-Y para qué quieres 3 celulares malos en vez de uno bueno? –
Preguntó girándose hacia mí.
-Porque le quiero regalar un celular a cada una de Las
Reinas… Cualquier celular malo moderno es mejor que la tecnología de hace más
de 15 años que ellas ocupan… Y yo me las arreglo con un celular sencillo, no
hay problema – Dije mirando al suelo. Sabía que estaba roja como un tomate, y
frente a la diosa más encima.
-Chica Zombi – Suspiró y me dio un medio abrazo y me empujo
el par de pasos que nos faltaban para llegar al mesón.
- Ho bisogno di un IPhone 5s, e due 5c (*Necesito un
IPhone 5s y dos 5c) – Le dijo a la diosa, que casi se hace pipí de la
emoción… No sé si por la atención de Demetri o la comisión que ganaría por esta
venta
-Che colori? (*Qué colores?) – Me preguntó
mirándome por primera vez.
-Ugh… Aaaah… Eeeeh… - Dije como si tuviera daño cerebral.
-Isabella, no es complicado, de qué color va a ser tú
celular? – Me preguntó Demetri tomándome de los hombros y obligándome a
mirarlo.
-Es mucha plata – Susurré, enrojeciendo de nuevo.
-Y tú crees que te voy a pagar con rocas o chicles? Deja de
preocuparte y elige antes de que nos cierren el supermercado – Dijo. Mientras,
la diosa había sacado teléfonos de todos los colores disponibles para el
modelo, los puso sobre el mesón y susurró algo al oído de Demetri mientras yo
tomaba los equipos en mi mano, debatiéndome en cual sería más "yo".
-Champagne – Dije interrumpiendo las risitas de ella y
entregándole el teléfono de forma bastante ruda, para obligarla a hacer algo
que no fuera inclinarse para mostrar sus enormes pechos.
-Bonito – Me dijo Demetri examinando el teléfono – Ahora
elige los colores de los otros. Da lo mismo si no les gustan, es cosa de que
compren carcasas a su gusto y las pueden cambiar todos los días si quieren.
-Uno verde y uno celeste – Apunté sin ganas de hablar
italiano con la diosa.
-Perfecto. Qué prefieres? Plan o prepago? – Me preguntó
Demetri.
-Prepago. No sé qué querrán Las Reinas y yo no sé qué plan
me va a convenir más… Prefiero verlo después con más calma – Dije encogiéndome
de hombros.
Demetri le pidió a la diosa que agregara 3 chips de prepago
y 3 tarjetas de llamadas y sacó su billetera del bolsillo de sus jeans y puso
sobre la mesa la famosa tarjeta American Express Centurion, esa con la que
amenazaban a todo el mundo en el hospital, haciéndolos correr por complacerlos.
La diosa abrió los ojos como huevos fritos y con la
reverencia que uno guardaría sólo para las reliquias más sagradas, pasó la
tarjeta por la máquina. Demetri firmó el recibo y ella le devolvió la tarjeta
con dificultad. Parece que quería arrullarla en su enorme busto y cantarle
nanas.
-Sua sorella ha bisogno di un telefono da confezione regalo?
(*Su hermana necesita alguno de los teléfonos envueltos para regalo?) – Le
preguntó la diosa (que de pronto ya no me parecía muy divina) mirando
insinuante a Demetri mientras deslizaba sobre la mesa una tarjeta de color
crema con el nombre "Loretta" y un número telefónico garabateado.
Yo me puse rígida por un momento. Jodidos vampiros! Siempre
lo mismo, nadie podía entender que un hombre tan bello estuviera a mi lado a
menos que se justificara por estar obligado por lazos de sangre. Malditas
perras, el respeto no es un concepto tan difícil de comprender. Yo jamás me
ofrecería a un hombre acompañado, al menos hasta asegurarme de que él es
soltero. Y menos frente a la otra chica. Con Edward me pasó una y otra vez,
chicas ofreciéndose, dándole sus números, guiños, risitas… Desde nuestra
primerísima cita en "La Bella Italia"… Y eso me hacía sentir como
basura, aunque no era su culpa, claro. Qué podía hacer Edward? Afearse?
Esconderse? Usar una bolsa de papel en la cabeza?
Por eso la diosa me llevó hasta el punto de ebullición más
rápido de lo normal. Yo siempre era el patito feo entre los vampiros, mi
"novio secreto" había elegido públicamente a su ex frente a todos…
Todos! Qué puede ser más humillante que eso? De verdad no me importaban todas sus
ex, seguro que existían cuatro millones chorrocientas mil vampiras esculturales
que habían estado con él décadas, siglos antes de que yo naciera… Eso
racionalmente lo comprendía, Félix tenía más de 450 años y no era un monje ni
había negado su pasado… Todo su equipaje lo podría manejar, siempre que su
prioridad fuera yo.
Y ahora esta perra tetona se le lanzaba al que muy bien
podría ser mi novio. Independientemente de si Demetri le coqueteó o no ella
debería respetarme. Si no me ofrecía respeto, lo demandaría.
-Ascolta, cagna opportunistico (*Escúchame bien, zorra
oportunista) – Le dije girándome hacia ella, inclinando la cabeza hacia atrás
para mirarla a los ojos y con los dientes apretados de pura rabia - Io non sono
la sorella, io sono il bride, e se ci si avvicina o si visualizza di nuovo con
quegli occhi di gatto in calore si avvia, hai capito? (*No soy la
hermana, soy la novia, y si te acercas a él o lo miras de nuevo con esos ojos
de gata en celo te los arranco, entendido?)
- Capisco (*Entendido) – Murmuró ella
paralizada en su sitio, como si cualquier movimiento pudiera desatar mi furia…
Y probablemente así era.
Yo tomé las bolsas con los teléfonos del mesón y me giré y
salí de la tienda como una tromba.
-Eso fue… Increíble – Me dijo Demetri riendo a carcajadas
detrás de mí.
-Guardemos los teléfonos en el auto antes de ir al
supermercado – Dije aún alterada, jadeante, agitada.
-Nadie había dicho algo así por mí – Me dijo Demetri a mi
lado, más sereno y tomando las bolsas...
-No es lo que crees, es… La falta de respeto. Por qué no
podría haber sido tu novia? Por qué es tan imposible creer que un tipo guapo
estaría con alguien como yo? Con Edward me pasaba todo el tiempo, mujeres
lanzándose a él sin tomarme en cuenta. Y luego hoy lo de Félix… Cómo cambió de
bando así de fácil… Y finalmente doña pechugas, que nunca consideró tratarme
como un cliente, menos se le pasó por la cabeza que pudieras ser mío… Me sentí
pasada a llevar – Dije y finalmente las lágrimas de rabia y frustración
comenzaron a rodar por mis mejillas – Me sentí pequeña, insignificante…
-Isabella – Murmuró Demetri atrayéndome a sí – Lo siento, en
parte es culpa mía. Yo debí detener su coqueteo, no debí permitirlo en tu
presencia… Fue muy insensible de mi parte, perdóname.
-No somos pareja Demetri, tu puedes hacer lo que quieras, no
se trata de eso… - Suspiré - Se trata de lo que los demás asumen al verme a tu
lado. Nadie nos vería juntos, lado a lado, y pensaría "Oh, sí,
definitivamente hacen una bonita pareja"… Como si no fuera digna… Quiero
volver a la tienda, le voy a arrancar a la diosa esas extensiones de pelo una a
una… A ver si se ve tan bonita pelada.
-Diosa? – Preguntó Demetri apretándome un poco para que no
me pudiera arrancar a pelear.
-Así la llamé en mi cabeza, su cuerpo es como el de una
diosa… Bueno, hasta que la empecé a llamar otras cosas no tan bonitas…
-Bella no te voy a refutar nada de lo que dijiste porque
probablemente no me creerías. Pero lo que sí te puedo decir es que somos muchos
hombres los que estamos interesados en ti. Tú sabes lo que siento, aunque no te
persiga con flores y bombones… Lo sabes, verdad? – Preguntó. Yo asentí contra
su pecho aunque no sabía exactamente qué sentía Demetri hacia mí. Sabía que lo
intrigaba, que lo divertía, pero él nunca había descrito lo que sentía por mí
más allá de una necesidad de estar a mi lado – Y sobre la reacción de las otras
mujeres… No tiene nada que ver contigo, es simplemente cómo son las mujeres hoy
en día. La liberación femenina y todo eso… Ellas toman la iniciativa, son más
agresivas. No es que no crean que puedes ser mi novia o la de Edward, o la de
cualquier vampiro, es que no les importa, y van a pasar por encima de ti sin
remordimientos para conseguir lo que quieren, que es un hombre rico y guapo.
Cuando tú te conviertas vas a ser espectacular, yo se lo
dije a Félix horas después de que llegaste, lo vi de inmediato porque como
humana eres preciosa, aún con las imperfecciones propias de tu condición. La
diferencia va a ser que cuando te hayas transformado los hombres no se van a
atrever a acercarse, porque las mujeres hermosas son intimidantes.
-Me hablas en serio? No es por mí que me ignoran las otras
mujeres? – Pregunté en un susurro acostumbrándome a la idea.
-Tú no tuviste otro novio antes de Edward, verdad? – Me
preguntó.
-No – Confesé.
-Entonces no tienes con quién comparar, pero con parejas
humanas es lo mismo. Hay muchas mujeres que respetan a los hombres
comprometidos, pero para otras son un desafío, como para reafirmarse ellas
mismas – Dijo y comenzamos a caminar hacia el auto. Demetri guardó los
teléfonos en la cajuela y caminando lentamente, lado a lado, fuimos al
supermercado.
Mientras Demetri sacaba un carro de compras, yo llamé a
Gianna desde un teléfono público para pedirle otro favor.
oooOooo
Al llegar al castillo le pedí su teléfono a Demetri y llamé
a Gianna, que contestó sonando confundida. Pensaba que la llamaba Demetri.
-Demetri, Bella está bien? – Preguntó.
-Hooooola! – La saludé – Estoy bien, pero tengo que seguir
abusando de ti…
-Dime – Dijo sonando inmediatamente ejecutiva y profesional.
-Me podrías encontrar en mi ex habitación ahora? Yo estoy en
el subterráneo y subiendo – Le dije.
-Te veo allá – Respondió y cortamos.
-Dame la bolsa con tu celular – Me dijo Demetri. Se la
entregué y mientras recorríamos escaleras y pasillos él activó el chip y cargó
el dinero de la tarjeta de prepago – Ya está – Dijo – Te voy a ingresar los
números básicos, y los demás los vas consiguiendo tú.
Moviendo sus pulgares a una velocidad imposible, llenó la
información necesaria en mi equipo.
-Gracias – Dije con una sonrisa, legítimamente ansiosa de
explorar mi nuevo equipo.
-Dame las otras bolsas – Dijo. Lo hice y él procedió a
habilitar esos teléfonos también, pero sin cargar ningún número.
Cuando llegamos a mi antigua habitación me esperaba Gianna
en la puerta… Con Félix luciendo cabreado como el demonio frente a ella.
Eso me cabreó a mí. Qué derecho tenía él a enojarse, cuando
él era el traidor?
Decidí ignorarlo, tal como habían hecho todas esas mujeres
conmigo, actuando como si yo existiera.
-Gianna, gracias por venir – Le dije abrazándola, pasado de
largo y sin saludar a Félix, que se quedó tal cual, con los brazos cruzados y
apoyado en la pared.
-Soy tu amiga y me necesitas, Bella, dónde más podría estar?
– Me preguntó besando mi mejilla.
-Me estoy mudando en éste momento – Le dije – Quería ver si
todo está empacado.
-Todo empacado – Afirmó orgullosa - Usé mis maletas porque
tú no tienes, y me pareció triste que anduvieras por el castillo sin tener
dónde llegar y arrastrando tus pertenencias en una bolsa de basura extra
grande. Al menos ahora igual estás sin un lugar donde dormir, pero con estilo.
Este juego es un Valextra Avietta! – Dijo entusiasmadísima, como si eso
significara algo.
-Aja… - Dije al sentir que debía decir algo.
-Bella! –Dijo en tono de reproche - Tenemos que conseguir un
juego para ti, estas maletas son maravillosas.
-Vale, pregunta: Tú bautizaste a tu maleta
con el nombre Valextra Avietta en honor a alguna tía, el modelo de
la línea de equipaje se llama Valextra Avietta, o son marca Valextra
Avietta…? – Pregunté mirando las maletas y sin ver nada especial. Eran bonitas,
pero no veía que fueran para tanto.
-Bella! – Rió Gianna convencida de que le estaba tomando el
pelo. Yo hablaba ultra enserio.
-Déjala en paz Gianna, a Bella no le interesa la marca de
tus maletas – Dijo Demetri un poco cabreado.
-Lo siento – Le dije a Gianna tratando de apaciguar los
ánimos – Pero yo no sé de esas cosas…
-Para eso estoy yo, yo te enseño – Dijo Gianna en lugar de
dejarme en paz como yo esperaba – Avietta es una marca de Milán, que hace uno
de los 3 mejores sets de equipaje del mundo. Estas maletas son de kevlar… - Explicó.
-Kevlar? Tus maletas son antibalas? – Pregunté súbitamente
interesada – Podríamos construir un fuerte con tus maletas y refugiarnos en
caso de que nos disparen, nos lancen una granada o nos bombardeen?
-Estás loca? El juego pequeño de 3 maletas vale $7600
dólares. Por ese precio prefiero arriesgar un balazo – Me aseguró.
-No eres divertida. Vamos a ver si piensas lo mismo cuando
nos tiren una granada – Le dije – Si no las quieres para resistir un ataque
terrorista entonces para qué compras maletas de chaleco antibala?
-Porque son más durables – Respondió – Además fíjate, las
rueditas son hechas especialmente por Pirelli, y tiene los bordes lacados. Por
dentro todas las correas son de cuero de color verde pistacho... – Explicó con
tanta adoración que uno pensaría que estaba de novia con la maleta.
-A ver si entiendo… Tus maletas son de chaleco antibala,
tienen verdaderas ruedas de auto de carrera y son tan grandes que adentro cabe
una persona… - Ella asintió - Yo me metería en una, le pondría motor y me iría
a jugar a la guerra, o al menos paintball.
-Por ningún motivo le vas a hacer eso o algo similar a mis
maletas! – Exclamó Gianna escandalizada.
-Tranquila, no voy a ser una vagabunda por mucho rato, así
es que las ruedas Pirelli no se van a desgastar… Y prometo que las cuidaré con
toda la devoción que le habría entregado a las mascotas que mi mamá nunca me
dejó tener – Prometí con una sonrisa.
-Por qué tu mamá no te dejó tener mascotas? – Preguntó
Gianna.
-Porque insistían en morirse – Respondí encogiendo los
hombros.
-Lista? – Me preguntó Demetri reprimiendo una sonrisa. Yo
asentí y él tomó 2 maletas. Gianna tomó otra maleta y me entregó el enorme
neceser. Comenzamos a salir de la habitación, primero Demetri, luego Gianna, y
cuando era mi turno de pasar por la puerta y en consecuencia junto a Félix, él
se movió por primera vez y me tomó del brazo.
-No te vas a ninguna parte, tenemos que hablar – Gruñó.
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Ok, les vuelvo a repetir antes de que me quieran arrancar la cabeza
otra vez… Esta historia aún no acaba! Falta mucho por hacer y decir.
Próximo capítulo, Félix POV.
Abrazos…
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