martes, 24 de marzo de 2015

Mi Destino 20

Espero les guste, abrazos y opinen!
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Capítulo 20
Vámonos
a un lugar donde todo es diferente.
Nuestra piel esta tan suave hoy
como para sentirnos mutuamente.
Desnudos frente al mar
dan ganas de hablar
promesas de más.
Voy a amarte
para siempre, lejos de la ciudad 
Vacaciones Permanentes /Ataque 77

GARRETT POV
Era temprano… No más de las siete de la mañana e Isabella aún dormía firmemente abrazada a mí.
Yo había llegado tarde la noche anterior, ya que Peter y yo nos demoramos dando los últimos toques a la casa del lago, que por fin estaba lista.
-Garr? – Murmuró Isabella dándome un apretón, medio dormida – Eres tú?
-Más te vale que sea yo, con quién más duermes abrazada que yo no sepa? – Pregunté haciéndole cosquillas en los costados.

-Nadie! Nadie! – Exclamó dándome manotazos para que la soltara – Pero anoche me quedé dormida esperándote, sola, llegaste tarde…
-Estábamos dando los últimos toques a la casa – Dije abrazándola cuando se acomodó acurrucándose sobre mi cuerpo y escondió su nariz entre mi cuello y hombro.
-A qué hora nos vamos? – Preguntó.
-Pronto… Ojalá no más allá de las nueve o nueve y media, no tiene sentido perder el día en el internado – Respondí – Empacaste todo? – Pregunté.
-Eeeeh… No – Respondió.
-No? Nada? – Dije mirando a mi alrededor y notando por primera vez que efectivamente sus cosas seguían en el lugar de siempre.
-Nop – Dijo comenzando a besar mi cuello, dejando un rastro húmedo que calentaba con su aliento…
-Isabella… Isabella, para! – Dije tomando su cintura para alejarla, pero sólo conseguí que su centro se rozara con el mío, y ella procedió a rotar sus caderas, produciendo la fricción necesaria para hacerme perder la cabeza.
-Nop – Dijo y siguió con su asalto.
-Is… I… Mierda! – Dije cuando su manita se aferró a mi erección acariciándome con la presión y velocidad justa para enloquecerme. Isabella era peligrosa, tenía todas las armas para anularme por completo.
-Shhhhh… - Dijo metiendo su lengua en mi oreja en un lametazo rápido, travieso… Y comenzó entonces su lento descenso por mi cuerpo, besándome y acariciándome exactamente como me gusta. En las pocas sesiones de sexo que habíamos compartido ella ya había creado un mapa sensorial de mi cuerpo… Tal vez su intuición nacía del hecho de que no eran simples “sesiones de sexo”, tal vez era porque hacíamos el amor…
Beso a beso descendió hasta llegar a mi entrepierna procediendo a besar mi sexo desde la base con ruidosos chupetones que la hacían reír.
Yo no estaba en condiciones de reír, apenas era capaz de controlarme para no acabar en el acto, pero me producía una enorme satisfacción el saber que ella disfrutaba genuinamente de darme placer. No era una obligación, era un acto lúdico lleno de complicidad.
Poco a poco  se fue dedicando con más seriedad a la labor, acariciando mis testículos con una mano, empuñando y acariciando mi sexo con la otra y moviendo su cabeza de arriba hacia abajo para tratar de abarcar lo más posible en su boca y garganta.
-Te amo… - Gemí – Isabella, te amo – Dijo empuñando las manos en las sábanas para no dirigirlas a su cabello. Quería guiarla, establecer el ritmo, apurarla para llegar a la meta, pero sabía que eso era imposible. Ella debía guiar, de lo contrario podría hacerle mucho daño.
-Mmmmmmmh – Respondió sin soltarme, moviendo su lengua en círculos sobre la cabeza de mi pene. Las vibraciones fueron demasiado para mí.
Era demasiado pronto… Debería durar más… Pero se sentía tan bien…
-Isabella… Me voy…! – Traté de levantar su mejilla para que me soltara, pero ella chupó más fuerte, apretó más, rotó mis testículos desde su base, y eso fue suficiente…
Acabé en un orgasmo estremecedor, arqueando mi espalda mientras eyaculaba largos chorros de semen que parecieron salir directamente de mi médula espinal, dejándome jadeante y agotado…
Qué me estaba haciendo esta mujer?
Cada vez era más… Más poderoso, más violento, más abrumador, más placentero.
Ella emergió despacio de entre mis piernas, relamiéndose como un gatito con una sonrisa traviesa y los ojos llenos de risa.
-Estaba pensando… - Dijo mirándome a los ojos.
-Mmmmh? – Es todo lo que pude articular.
-…Que después de que me hagas el amor podrías… - Dijo acariciando mi pecho con la punta de su índice.
-Mmmmh? – Lo que fuera. Isabella había dicho “después de que me hagas el amor”, lo que me garantizaba más sexo. Lo que fuera que quisiera, era suyo.
-…Mientras yo bajo a tomar desayuno, a lo mejor… - Dijo delineando mi boca. Yo besé su dedo y tomando su mano besé su palma.
-Mmmmmh?
-…A lo mejor te darían ganas de empacar… Tú sabes… - Dijo enterrando sus dedos en mi cabello y rasguñando suavemente mi cuero cabelludo – Para que no te aburras mientras esperas…
-Eres una bruja manipuladora – Mascullé en voz baja, con los ojos entrecerrados.
-Qué? No te entendí – Dijo acercándose a mí, genuinamente curiosa.
-Dije – Dije mirándola directamente a los ojos – Que eres una bruja manipuladora.
-No es obligación que hagas mi equipaje, era una idea para hacer más eficiente nuestro tiempo, pero si no quieres no hay problema – Dijo rotando sus caderas sobre mi erección al tiempo que hacía amago de bajarse de la cama.
-Dónde crees que vas? – Gruñí tomándola de la cintura y manteniéndola en su lugar. Con su centro húmedo y directamente sobre mí.
-No tengo mucho tiempo, tengo que ducharme, empacar y desayunar -  Dijo sonando extremadamente razonable mientras se amarraba el cabello en una coleta alta y se sacaba la camiseta quedando completamente desnuda.
-Bruja! – Gruñí girándola hasta que su espalda quedó contra el colchón.
Ella emitió un chillido de sorpresa y lanzó una carcajada, plenamente consciente de que estaba jugando conmigo.
No le di tiempo de pensar. No le di la oportunidad de seguir manipulándome. Simplemente me ubiqué entre sus piernas y me concentré en darle el mejor sexo oral de su vida. Era amor, era pasión, pero también era un desafío. Ella debía sentir esa necesidad que llegaba a doler cuando no era satisfecha… No podía permitirle ejercer tanto poder sobre mí.
Pero el deseo es un arma de doble filo…
Mientras más la veía retorcerse y exigir más, peor se hacía mi propia adicción…
Estaba perdido…
No valía la pena seguir luchando cuando lo único que quería era rendirme ante ella.
Si armar el jodido equipaje era el precio a pagar por estas horas de felicidad, el trato era más que justo.
Por ella estaba dispuesto a matar. Por ella estaba dispuesto a morir. Por ella estaba dispuesto a llenar un par de maletas.
oooOooo
Mi rendición valió la pena.
Mierda! Sí que valió la pena…
oooOooo
Un par de horas más tarde figurábamos todos en estacionamiento del internado, listos para distribuir los pasajeros entre la camioneta de Peter y “Larry”.
Peter y Char viajarían en el asiento delantero de la camioneta, y Emmett, Emily y Kristy en el asiento trasero.
Isabella y yo viajaríamos en el asiento delantero de “Larry” y Gaby y Brennan en el asiento trasero.
Jodido Brennan, no tenía como deshacerme de él, porque supuestamente lo habíamos llevado como carnada para Gaby, y con ella debía viajar.
Cargamos los vehículos en poco tiempo y partimos camino a la casa del lago.
Peter y yo habíamos acordado cargar combustible en una bencinera a las afueras de la ciudad, y en cuanto llegamos Isabella saltó de la cabina y corrió al baño seguida de las otras chicas, incluida una muy renuente Charlotte, que debía actuar de guardaespaldas.
Se demoraron un buen rato, y de hecho debimos aparcar en el estacionamiento para no interrumpir el flujo de vehículos frente a las bombas de bencina. De pronto apareció Isabella cargada con dos bolsas llenas, seguida por las otras chicas. Se subió a “Larry” y girándose a Brennan le extendió un sándwich envasado y una botella de medio litro de algo.
-Vegetariano integral y té verde – Dijo arriscando la nariz.
-Gracias – Dijo él, sorprendido.
-Tu dona rellena… - Dijo a Gaby entregándole una bolsa de papel manchada con aceite – Y tu leche de chocolate – Dijo extendiéndole un par de envases tetra pack.
-Gracias – Dijo Gaby sonrojándose un poco al darse cuenta de lo poco saludable de sus elecciones en comparación a lo que comería Brennan.
Y a todo esto… Isabella no le había preguntado al irlandés lo que quería, simplemente compró para él, aparentemente acertando perfectamente en sus gustos.
Demonios! Lo odiaba.
-Y algunos regalitos para Larry… – Dijo sacando de una de las bolsas un montón de aromatizantes para auto de esos que se cuelgan del espejo retrovisor.
El olor combinado era repugnante.
-Te llamas Larry? – Me preguntó Gaby con el ceño fruncido – Pensé que era Garrett…
-Yo me llamo Garrett, este auto se llama Larry – Aclaré.
-Sip, yo lo bauticé, cierto que tiene cara de “Larry”? – Preguntó Isabella hurgando entre sus compras.
-N… No sabría decirte… - Dijo Gaby. Brennan sonrió como si no lo sorprendiera.
-Mira! Tengo un montón, tenemos que ver cuál te gusta – Me dijo.
-No me gustan los aromas artificiales – Afirmé.
-Mmmmmh – Entonces puede ser alguno de estos? – Me mostró una serie de aromatizantes con fotos de su aroma. Fotos de un trozo de tocino, palomitas de maíz con mantequilla, pie de cereza, macarrones con queso, cupcakes y un tostador con tostadas – Mira estas huelen como verdadero pan quemado! – Exclamó.
Mi labio se contrajo un poco tratando de reprimir mi sonrisa pero ella no lo debe haber notado, muy concentrada en pasar hacia atrás sus compras para que los demás pudieran experimentar la dicha del aromatizante con olor a macarrones con salsa de queso.
-No Isabella, prueba de nuevo – Le dije con toda calma.
-Mmmmmmh – Dijo volviendo a hurgar – Tengo este que había pensado guardar para mí, pero si quieres te lo regalo – Dijo extendiéndome un paquete.
-De qué es ese? – Preguntó Gaby.
-Es un gnomo – Respondió Isabella.
-Y a qué huele? – Insistió.
-A gnomo – Dijo Isabella como diciendo “Dah!”.
-Es verdad – Dije sin poder creerlo, mirando el envase – Aquí dice que huele a gnomo.
-Déjame olerlo! – Exclamó Gaby extendiendo la mano frenética.
-Qué más tienes? – Le pregunté a Isabella.
-Tengo uno de Pié Grande… - Dijo frunciendo el ceño.
-Apuesto que huele a gorila! – Dijo Brennan con ese jodido acento.
-Nooooo! – Dijo Isabella – Huele a pino, los Yeti viven en los bosques de pino…
-No creo poder soportar el olor a pino – Le dije honestamente.
-Lo que pasa es que quieres algo más atrevido – Dijo ella entrecerrando los ojos – Por suerte te conozco, mira estos otros – Dijo sacando una serie de dibujos de chicas medio desnudas sentadas en frutas al estilo pin up pero sin su elegancia. Eran más bien vulgares, y los nombres de las fragancias eran cosas como… “Nena-cereza”, “Cocorgasmo” y “Chocomama”.
-No Isabella. No – Dije sacudiendo la cabeza, sonriendo sin empacho.
-Awwww! Yo pensé que te gustaría “Chocomama” – Dijo con un puchero.
-Tienes más? – Preguntó Brennan recibiendo y estudiando los aromatizadores de las chicas medio desnudas.
-Tengo el aromatizador de los Iluminati! – Exclamó sacando un paquete con la imagen de una especie de brujo con una pirámide con un ojo en las manos.
-A qué huele eso? – Preguntó Brennan con una carcajada.
-A hegemonía – Respondió Isabella.
-Qué es eso? – Preguntó Gaby. Isabella y Brennan la miraron, se miraron entre sí y la volvieron a mirar.
-Poder – Dijeron al unísono.
-La verdad es que ese no huele tan mal – Le dije estudiando el paquete.
-También tengo los de los monos… - Dijo sacando otros – Mira este huele a menta – Dijo mostrándonos la foto en blanco y negro de la cabeza de un chimpancé con audífonos de DJ.
-Hey! Ese es cool! – Dijo Brennan.
-Te gusta el olor? – Me preguntó Isabella.
Negué con la cabeza. Olía a enjuague bucal… Y mono.
-Te lo regalo – Le dijo Isabella a Brennan, que lo recibió encantado.
-Tienes más de monos? – Preguntó Gaby interesándose ahora que Brennan demostraba interés.
-Sip – Dijo extendiéndole un paquete con la foto de un chimpancé con gorro de capitán de barco – Ese huele a “brisa del océano”.
-Qué lindo – Dijo Gaby. No le creí ni por un segundo que le importaran un carajo los chimpancés.
-Te lo regalo, a Garrett parece que le gustó el olor a hegemonía – Dijo sonriéndome.
-Es el más suave junto con el con olor a gnomo, y no voy a colgar un gnomo del espejo! – Me defendí.
-Está bien – Dijo encogiéndose de hombros – Para eso traje varias opciones. Mira, este del chimpancé marinero huele a “pasas al ron”, y el último de los chimpancés es este – Y nos mostró una imagen de la cabeza de un chimpancé con un sombrero tipo bombín. En la etiqueta decía “Es un caballero!”.
-A qué huele? – Pregunté exudando curiosidad, sin poder evitarlo, ya que no distinguía la fragancia.
-Huele a “la vieja escuela” – Respondió Isabella – Toma – Dijo extendiéndoselo a Brennan – Para ti.
-Y para mí? – Preguntó Gaby haciendo un puchero.
-Dale tu mono a Brennan y te regalo estos con olor a Jelly Bean – Le dijo Isabella.
-No es necesario… - Dijo Brennan.
-O Gaby le gustan más los Jelly Beans que los chimpancés – Afirmó Isabella.
-Qué aromas tienes? – Preguntó Gaby evaluando si valía la pena ceder su chimpancé.
-“Pera jugosa”, “Chicle”, “Arándano”, “Tuti-fruti”, “Cereza” y “Tangerina” – Respondió Isabella.
-Vale! – Dijo Gaby extendiéndole su aromatizador a Brennan.
Isabella se giró y se dedicó a instalar el aromatizante de los “Iluminati” en el espejo retrovisor.
-Le voy a regalar a Emmett el de “Cocorgasmo” y a Peter el de “Chocomama” – Dijo.
-Para Emily? – Preguntó Gaby.
-Yo creo que a ella le va a gustar el gnomo… - Respondió.
-Para Charlotte? – Preguntó Brennan. A Isabella se le iluminó el rostro con una sonrisa maléfica.
-Para ella es este – Dijo mostrándonos la imagen de un comic estilo años cincuenta de una chica rubia con las manos en el rostro, diciendo “Oh Dios! A veces soy tan jodidamente rubia!”.
Todos nos reímos con ella. Charlotte se pondría furiosa, porque odiaba que la encasillaran en la categoría de “rubia tonta”, justamente porque así se veía, aunque no lo fuera.
-Para Kristy? – Preguntó Gaby.
-Este de Michael Jackson, ella lo adora – Dijo Isabella pasándole un paquete.
-Este no es Michael Jackson! – Exclamó Gaby horrorizada. Brennan se lo quitó de las manos y lanzó una carcajada.
-Bueno, no, pero casi – Dijo Isabella sonando muy razonable.
-Déjame ver – Le pedí.
Ella lo sostuvo frente a mí y lo pude ver… No, efectivamente no era Michael Jackson, era un perro chihuahua disfrazado de Michael Jackson, que olía a “Vainilla Thriller”.
La quise besar y me frustró no poder hacerlo.
Maldita sea!
-Y no te compraste ninguno para ti? – Pregunté extrañado, conscientemente cambiando el curso de mis pensamientos.
-Mmmmmh… -Dijo ella y se giró para cambiar la estación de radio.
-Compraste uno! Muéstranos! – Dijo Gaby.
-No, yo creo que mejor me voy a quedar con el de macarrones con queso… - Dijo enrojeciendo.
-Qué compraste, Isabella? – Le pregunté francamente curioso.
-…Olas – Masculló profundamente sonrojada.
-Olas? Qué olas? Como de surf? – Pregunté.
-Bolas! Bolas! No olas! – Exclamó.
-Bolas? – Preguntamos al mismo tiempo Gaby, Brennan y yo.
-Estas – Dijo mostrándonos un paquete cuya etiqueta rezaba “Por qué tu auto huele a bolas?” en el que había un aromatizante con la caricatura de un par de testículos, con pelos y todo – Tenía curiosidad… - Dijo Isabella mirándose las manos – Dice aquí que de verdad huele a bolas…
Sé que esto lo digo a cada rato, pero es verdad… Nunca la amé tanto como en ese momento.
oooOooo
Llegamos a la casa del lago sin problemas.
Estacionamos frente a la puerta principal y aunque le había advertido a Isabella que debía actuar como si conociera la casa, no pudo evitar demostrar la sorpresa y maravilla que sintió al ver el lugar.
-Es precioso! – Exclamó Gaby.
-Lo es – Dijo Isabella bebiéndolo todo con los ojos.
-Dónde está tu habitación? – Preguntó Gaby.
-No sé… - Dijo Isabella antes de darse cuenta de lo que decía.
-Isabella no viene hace tiempo, y desde entonces he hecho varias remodelaciones – Le dije. Isabella se limitó a asentir, nuevamente roja como un tomate.
Repartimos las habitaciones de modo que Isabella y Charlotte quedaron ubicadas en el segundo piso junto a mi habitación y la de Peter. En el primer piso quedaron Emmett, Emily, Brennan y Gaby. La casa era tan grande que nadie se vio obligado a compartir, lo que fue bueno, porque de lo contrario habría sido más complicado para las Parejas el estar juntos y a solas.
oooOooo
BELLA POV
-Creo que voy a tener que matar a Kristy – Me dijo Charlotte completamente en serio mientras estábamos tendidas bajo la sombra de los árboles, cada una con algo que leer. Yo leía “La Extraña Muerte del Chico Ostra”, una serie de poemas negros escritos e ilustrados por Tim Burton, y ella leía un comic de “La Chica Hulk”, un terrible intento de Marvel por ganar dinero sin desgastarse en inventar una historia que valiera la pena.
-De qué estás hablando? Pensé que te gustaba Kristy… - Le dije mirando a nuestro alrededor. Estábamos solas, los demás estaban en la casa o bañándose en el lago – De hecho pensé que de las tres es la que más te gustaba…
-Sí, así era, hasta que decidió  que le gusta “mi hermano Peter”, y no ha parado de coquetearle! – Exclamó.
-Pero Char, tú sabes que es completamente inofensiva, Peter jamás te engañaría con ella ni con nadie… - Le dije sonriendo ante el candor de Char. Ella era una mujer bellísima y estaba emparejada hacía más de un siglo, pero de todos modos se sentía amenazada frente al flechazo adolescente de nuestra nueva amiga.
-Cómo te sentirías si se le empezara a insinuar a Garrett? – Me preguntó levantando una ceja y dejando de lado su comic.
-No es lo mismo – Le dije – Yo aún soy humana y Garr y yo recién estamos comenzando, y…
-Respóndeme Bella! – Exclamó – Dime, qué harías si se le insinuara a Garrett?
-La dejaría calva – Admití – Pero eso no justifica que lo hagas tú, tu eres más sabia y madura…
-No seas chupamedias – Dijo rodando los ojos – Sé que no es racional y que no es una verdadera amenaza, pero la odio y ojalá nade después de comer y se ahogue en el lago – Dijo cruzándose de brazos.
-Chaaaar! – Exclamé divertida – Ten cuidado con que te vayan a oír!
-Ojalá me pudiera oír – Masculló – Puedes creer que me pidió consejos para conquistarlo? A mí!
-Lo siento Char, nunca pensé que pudiera pasar esto, obviamente no era parte del plan… - Le dije.
-Tengo paciencia, Bella, y control sobre mis emociones, pero si la llego a ver cerca de Peter de nuevo, no respondo de mí – Amenazó.
-Habla con Pete – Le dije – Si te molesta tanto y no confías en ti misma, entonces confía en él y pídele que la mantenga a raya, seguro que él lo va a hacer feliz, de todos modos no es como si le pudiera gustar Gaby…
-Me da vergüenza – Admitió – Mostrarme tan insegura ante él…
-Char, Peter te adora, y estoy segura de que él apreciaría tu acto de sinceridad… De hecho se va a sentir alagado y muy macho, ya vas a ver – Le dije apretando su mano.
-Gracias Bella – Me dijo mirándome muy seria.
-Gracias por qué? – Pregunté.
-Por no burlarte de mí – Dijo encogiéndose de hombros.
-No podría burlarme – Le dije – Porque te entiendo perfectamente. Últimamente he tenido unos ataques de celos espantosos en base a puros supuestos y cosas que sucedieron antes de que yo naciera… No es racional pero eso no lo hace menos real.
-Como sea, quiero que sepas que aunque no te lo digo cuanto debiera, tu amistad significa mucho para mí – Me dijo. Le sonreí y miré hacia el lago, donde chapoteaban Gaby, Kristy y Brennan. Emily estaba con Emmett, acostada en el porche en una enorme hamaca. Creo que estaban durmiendo.
-Es lindo este lugar – Le dije cambiando de tema, sabiendo que a Char las conversaciones emocionales le incomodaban.
-Precioso – Dijo – Me pregunto si lo podemos conservar…
oooOooo
Por la noche cenamos y luego de jugar cartas un rato nos retiramos cada uno a su habitación. Era temprano todavía, pero estábamos cansados por el viaje y las actividades realizadas durante el día, así es que nos prometimos hacer cosas entretenidas como fogatas y barbacoas en los próximos días.
Mi cuarto era grande, tenía una cama de madera tamaño queen y todos los muebles eran de pino oregón cepillado, dándoles un toque rústico muy apropiado para una cabaña en el bosque. La colcha era un quilt hecho a mano en tonos de verde, blanco y lila y la decoración estaba compuesta por una serie de pequeñas acuarelas enmarcadas en anchos listones de madera.
Me puse mi camisola e hice un gran show paseándome hacia la cocina para buscar agua de modo que todos vieran que me iba a dormir. Luego regresé a mi habitación, puse pestillo a la puerta, abrí la ventana y me acosté a esperar a Garr. Hacía frío, pero la única manera de pasar desapercibidos era usar el balcón, ya que si mi puerta se abría todos podrían ver quién entraba.
Esperé como media hora tapada hasta las orejas hasta que me di cuenta de que Garr había instalado un calientacamas sobre mi colchón, y en cuanto lo activé sentí un alivio inmediato. Mi cama estaba calentita y ya no importaba si la temperatura exterior estaba para congelarse.
Me quité el camisón y lo tiré al suelo, regocijándome en el calor que me proporcionaba mi cama. Me tapé por completo y me hundí hasta que mis dedos tocaron los pies de la cama, y estiré mis brazos a los lados, batiéndolos como si hiciera ángeles en la nieve.
-Qué estás haciendo? – Preguntó Garr con la voz llena de risa – Estás nadando?
-No – Le dije asomándome por un costado – Hago figuras en la nieve.
-Me invitas? – Preguntó.
-Ven – Le dije enroscando el dedo índice en su dirección – Tengo la cama calentita…
-Pero recuerda, no puedes hacer ruido – Me recordó – Aislamos acústicamente las habitaciones dentro de lo posible, pero de todos modos, nada de gritar.
-Y por qué gritaría? – Le dije fingiendo indiferencia.
-Porque cuando te acercas al orgasmo pierdes conciencia de lo escandalosa que puedes ser – Me dijo fanfarrón.
-No fui yo la que rugía como un león esta mañana – Le respondí – No seas vanidoso, que tu advertencia funciona para los dos lados.
-Es verdad – Admitió – Esta mañana fue increíble…
-Me gusta darte placer – Admití – Me gusta saber que te puedo hacer feliz…
-Tú me haces feliz siempre, y eso no tiene nada que ver con lo que hacemos en la cama – Dijo acostándose a mi lado.
-Te quiero Garr… Tú también me haces feliz… - Dije fundiéndome en su abrazo.
oooOooo
Pasamos tres días maravillosos disfrutando de nuestras vacaciones…
Hicimos excursiones en el bosque, nadamos en el lago, hicimos barbacoas por la tarde y fogatas por la noche. Cocinamos puras cosas ricas y pusimos mantas en el jardín para acostarnos a ver las estrellas, e incluso paseamos en las motos acuáticas que había en el garaje.
Todo bien… Hasta que Garr y Peter comenzaron a removerse inquietos… Comenzaron a hablar de irse. De sólo pensarlo se me encogía el pecho, pero sabía que era una irresponsabilidad el estar de vacaciones cuando la amenaza de Victoria se sumaba a la de María. Yo era egoísta, pero no tanto como para arriesgar innecesariamente a las personas que amo.
Me resigné a que en cualquier momento Garrett se despediría.
Pero al amanecer del cuarto día Garr me despertó  diciéndome
-Isabella, levántate, nos vamos.
-Mmmmh? – Es todo lo que pude decir. Era muy temprano y había dormido muy poco debido a nuestras “actividades nocturnas”.
-No te voy a dejar aquí, nos vamos, ya armé tu equipaje – Me dijo sacudiéndome.
-A dónde? Cuánto tiempo? – Balbuceé estirándome.
-Levántate y te doy los detalles en el camino – Dijo besando mi frente.
-Qué le vamos a decir a los demás?  - Pregunté.
-Emergencia familiar, tu tía, o sea mi hermana, sufrió un accidente automovilístico y necesita donantes de sangre – Explicó.
-Y se supone que somos todos del mismo grupo sanguíneo? – Pregunté. Sonaba inverosímil.
-No necesariamente, pero da lo mismo porque los bancos de sangre no funcionan así – Me dijo – Lo importante es que haya suficientes donantes para reponer las reservas del banco, independientemente del tipo de sangre… No es necesariamente tu sangre la que va tu pariente. De ese modo no hay demoras cuando hay emergencias – Explicó.
-Ah, bueno, si tú crees que se lo van a tragar, está bien – Dije.
-Se lo van a tragar porque es lo suficientemente vago para ser creíble – Me dijo – Y si preguntan algo tú dices que te cuesta hablar del tema y listo, la gente suele respetar esos silencios.
-Bien entonces… Nos vamos… - Dije sintiéndolo un poco. Esos días de vacaciones habían sido espectaculares. Ojalá pudiéramos regresar.
Al salir de la ducha de mi baño en suite ya estaba listo mi bolso sobre la cama.
Bajé a tomar desayuno sin saber exactamente con qué me encontraría y resultó que todos estaban en la mesa en pijama con los rostros serios y reflejando un poco de lástima.
-Cambien las caras, vamos a volver pronto – Dije tratando de esbozar una sonrisa optimista mientras me estiraba sobre la mesa recolectando los ingredientes para un sándwich de jamón de pavo y aguacate.
-Ojalá que no haya sido nada grave – Dijo Kristy a Peter, que estaba sentado a su lado fingiendo beber una taza de café.
-Los vamos a mantener informados – Dijo Char secamente, con cara de pocos amigos. Kristy no se ofendió, debe haberlo atribuido a la pena.
-Ojalá hubiera algo que pudiéramos hacer para ayudar… – Murmuró Brennan luciendo preocupado.
-Deséanos suerte, las buenas vibras es lo que necesitamos en este momento – Dije honestamente.
-Voy a rezar para que todo salga bien – Dijo Emily suavemente, tomando mi mano. Tan inocente… Tan dulce… Casi me sentí culpable de mentir… Casi.
A Emmett casi se le caía la baba.
-Gracias, linda – Le sonreí terminando de envolver mi sándwich en una servilleta – Dame un abrazo.
Emily me abrazó y luego lo hizo Emmett, que me susurró al oído
-Llámame si me necesitas. Por cualquier motivo. Llámame y voy a estar ahí.
-Lo sé Emm – Le dije poniéndome de puntillas para acariciar su mejilla – Te quiero, pórtate bien y cuida bien de las chicas.
Él asintió y su brazo rodeó la cintura de Emily.
-Siento que te tengas que ir de esta manera – Dijo Brennan acercándose para abrazarme. Me besó la mejilla y me soltó – Si quieres hablar llámame a cualquier hora, no lo dudes.
-Lo sé – Sonreí. De verdad lo sabía. Pero no quise alargar las cosas con Brennan porque Garr se enojaría.
Gaby fue la que nos dio la despedida más melodramática, pero creo que también estaba un poco aliviada al no tener que compartir la atención de Brennan. Pobre Brennan, Gaby no era para nada su tipo, y seguro que para cuando regresáramos lo habría vuelto loco con su acoso.
oooOooo
Char y yo nos fuimos sentadas en el asiento trasero y Peter y Garr en el delantero, ya que no se pudieron poner de acuerdo en qué pareja ganaría el asiento trasero para ir haciéndose arrumacos durante todo el viaje. Mejor, así todos nos enfocábamos mejor en lo que había que hacer.
-Bueno – Dije una vez que nos habíamos alejado varios kilómetros de la casa – Hacia dónde nos dirigimos?
Peter y Garrett cruzaron miradas preocupadas que pude distinguir en el espejo retrovisor, y Char suspiró, como preparándose para la tormenta.
-Recibimos una llamada de los Meléndez – Dijo Garr – aparentemente hay una tercera involucrada en la vendetta…
-En la vendetta hacia quién? Hacia mí? – Pregunté.
-No Isabella, recuerda que todos creen que estás muerta. La venganza no está dirigida hacia ti, sino hacia los Cullen… - Aclaró Garrett.
-Pero qué tienen que ver los Cullen en todo esto? Y quién es la tercera persona? – Pregunté confundida.
-Victoria cree que los Cullen mataron a James, María quiere recuperar a Jasper y castigarnos a Peter, a Charlotte y a mí por quitarle a su Mayor, e Irina culpa al clan Cullen por la muerte de Laurent, sin saber que Jasper y Emmett se separaron del clan antes del incidente en Alaska – Dijo Garr.
-Me estás diciendo que Irina se unió a Victoria y María? – Pregunté en una voz inusitadamente chillona.
-Eso es lo que se dice… A menos que Bastián le esté mintiendo a Piedad, lo que me cuesta creer. Él siempre ha estado medio enamorado de ella – Dijo Peter.
-Quién es Bastián? – Pregunté.
-Es la perra de los mandados de María – Respondió Garrett con un tono seco. Claramente el tal Bastián no era su amigo.
-Ok… Entonces? – Pregunté.
-El ataque se va a dirigir a los Cullen, a pesar de que ellos en rigor no tienen nada que ver en el asunto – Dijo Peter – Van a tratar de secuestrar a Jasper sin saber que no está ahí y luego los van a torturar por información que no pueden compartir porque no la tienen.
-Oh no! – Exclamé cubriendo mi boca.
-Los Cullen están en Alaska con los Denali – Dijo Garrett finalmente – Y ahí es a donde nos dirigimos.
-Qué? No! Nonononono! – Dije sintiendo nauseas ante el solo prospecto de enfrentarme a ellos… Especialmente a Edward.
-No queda alternativa Isabella – Dijo Garrett firmemente – Créeme que no me hace feliz esta situación, pero los Cullen merecen saber lo que se les viene, y nosotros hemos tratado de conseguir aliados por todos lados, pero es ineficiente hacerlo mientras al mismo tiempo les exigimos que guarden el secreto de tu existencia… Va a ser mucho más fácil si unimos fuerzas para acabar con la triple amenaza de una vez.
-No quiero verlos… - Murmuré cubriéndome los ojos con el talón de las palmas de mis manos.
-Esto no se trata de lo que queremos – Dijo Garr sombríamente – Se trata de mantenerte a salvo, y si para lograrlo debo asociarme con el mismísimo demonio, que así sea.
oooOooo
No me di cuenta de qué ruta habíamos tomado hasta que vi que pasábamos un letrero que decía “Bienvenidos a Tucson”.
-Por qué vamos hacia el oeste? – Pregunté – Pensé que íbamos al norte, a Alaska…
-No quieres adivinar? – Me preguntó Garr con una sonrisa, habiendo recobrado su buen humor.
-Noooooooo! Lis? Vamos a ver a Lis? De verdad puedo? – Exclamé emocionada. No había hablado con ella para nada, y asumí que a lo mejor seguía en un estado demasiado salvaje… Y la extrañaba a ella y a Jazz.
-Vamos a hacer la prueba – Aclaró – Creemos que Jasper también debería estar presente en esta reunión con los Cullen, ya que es una de las partes en conflicto, y según él el control de Lis es excelente, porque nunca se ha privado de sangre humana. Está siempre satisfecha y han hecho varias excursiones en la ciudad sin que ella se vuelva loca… Hasta han ido al centro comercial a comprarle ropa, y no han tenido problemas.
-Oh, bueno, si no se ha comido a peatones desconocidos no creo que me quiera comer a mí – Dije encogiendo mis hombros.
-Vamos a encontrarnos con ellos en la salida norte de Phoenix – Dijo Garr – Peter, Charlotte y yo te vamos a proteger, y Jasper la va a contener con su don de ser necesario. Si vemos que la cosa no funciona vamos a tener que replantearnos el plan… Tal vez debamos dejar a Charlotte con ella por unos días…
-No va a ser necesario – Dijo Peter – Todos vamos a ir a Alaska.
-Ves algo más? – Pregunté.
-No, tú sabes que me produces interferencia a veces… - Respondió.
Una hora y media después, durante la que apenas me pude mantener sentada en mi sitio de los puros nervios, llegamos a Phoenix, y atravesamos la ciudad por la ruta diecisiete.
Pasamos los límites urbanos y aún no los veíamos, y me empecé a preocupar… Y qué tal si les había pasado algo?
Oh Lis… Por favor, que no se haya comido a nadie importante…
-Ahí están! – Gritó de pronto Charlotte – Pa´!
Estacionado a orillas de camino un 4x4 Nissan Patrol negro con los vidrios tintados… Estos vampiros y su amor por los autos que parecían hechos para jefes de la mafia!
No nos alcanzamos a detener cuando Char se había lanzado de “Larry” gritando
-Pa´!
Jasper abrió la puerta de su auto para recibirla y la abrazó girándola en el aire. Peter y Garr esperaron su turno pacientemente, y cuando Jazz finalmente puso a Char en el suelo lo saludaron con sendos abrazos.
Yo esperé mi turno en el auto, ansiosa, pero consciente de que no podía arruinar este reencuentro con mi impaciencia, aunque me moría de ganas de correr hacia él.
Jasper se acercó a “Larry” con paso seguro, abrió la puerta y me arrancó del interior envolviéndome en sus brazos. Me aferré a él con todas mis fuerzas, sintiendo que me ardían los ojos… Quería llorar de alegría, lo había extrañado tanto…
-Yo también estoy contento de verte, cariño – Me dijo al oído y besó mi mejilla.
-Jazz… Estoy tan contenta de ver que estás bien… Te extrañé un montón… - Le dije mojando su cuello con un par de lágrimas que no pude retener.
-Estoy bien – Me dijo – Mejor que bien – Agregó dejándome en e l suelo – Estoy enamorado.
-Puedo…? Puedo ver a Lis? – Pregunté.
-Puedes – Sonrió.
-Se… Se acuerda de mí? – Pregunté dudando si realmente quería saber la respuesta.
-Te considera su hermana – Dijo abrazándome por los hombros y dirigiéndome hacia su auto. Los demás se pusieron en guardia y cuando estábamos a unos cinco metros del vehículo, la puerta se abrió y lentamente emergió una figura femenina que apenas pude asociar con mis recuerdos.
Lis como vampira…
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Espero que les haya gustado, abrazos y no dejen de comentar. Ah! Y fotos de los aromatizantes de autos y otras cosas están  en mi Facebook.
Quedan cordialmente invitadas.




















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