sábado, 16 de mayo de 2015

Mi Destino 24

Y he aquí la respuesta! Está? No está? Qué sucederá? Sin más, “Mi Destino”.
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Capítulo 24
Sleep, don't weep, my sweet love
Your face is all wet 'cause our days were rough
So do what you must do to fill that hole
Wear another shoe to comfort the soul
Those times that I was broke, and you stood strong
I think I found a place where I feel I will...
Sleep, don't weep / Damien Rice

GARRETT POV
-Hermano, me vas a volver loco! – Exclamó Jasper sentándose  en el pasto, a mi lado. Peter estaba del otro.
Ni me molesté en mirarlo o en preguntar a qué se refería. Él sentía mi dolor y mi incertidumbre… Él sabía.
-Me pregunto qué mierda están haciendo en ese bote – Dijo Peter por enésima vez concentrándose en descifrar los gestos y movimientos, pero las chicas estaban demasiado lejos de cualquier punto en la orilla como para acercarnos lo suficiente.
-Isabella no debería estar en un bote! – Exclamé – No importa para qué o qué pretenden: Lis y Charlotte son un par de irresponsables y hasta que no sepamos qué es lo que tiene mi mujer le quedan prohibidas las visitas de esas dos! – Declaré.

Jasper resopló.
-Buena suerte con eso… – Dijo Peter rodando los ojos.
-Las personas con nauseas no deberían navegar, todo el mundo sabe eso – Insistí.
-Y eso es lo que me intriga – Dijo Jasper – Obviamente Elise lo debe saber, por lo que lo que hacen en el lago debe ser importante… O secreto…
-Isabella debería estar en cama – Refunfuñé - Ahí la dejé y de ahí la raptaron el par de chifladas con las que se emparejaron ustedes.
-Deja la mierda Garrett, sabes perfectamente que si Bella no hubiera querido ir, habría chillado como un verraco – Dijo Jasper.
-Es verdad – Admití - Pero por qué me miente? – Pregunté agarrándome la cabeza. Eso era otra cosa que me angustiaba. Por qué no confiaba en mí? Por qué no me dijo desde el principio que se sentía mal? Que estaba vomitando cada día? Que se caía? Esos no eran síntomas menores, podían acusar algo muy serio, o incluso… Qué pasaba si se desmayaba mientras cruzaba la calle? Y la atropellaban? Y se moría?
Por qué no me había dicho?
Realmente no confiaba en mí?
Cómo podía cuidar de ella si no me daba la oportunidad?
Es que nuestra relación no era tan sólida como yo pensaba?
Era menos trascendente?
Unilateral tal vez?
Isabella pensaba que su salud no me competía?
Mierda!
Mierda! Mierda! Mierda!
-Garrett ya! – Exclamó Jasper – Te voy a noquear o mejor, le voy a pedir a Lis que lo haga.
-Bueno y en la farmacia qué compraron? – Preguntó Peter cambiando el enfoque – Sólo las pastillas de hierro o algo más? Quizás ahí está la clave…
Si Jasper hubiera podido enrojecer lo habría hecho.
-No sé – Admitió.
-Cómo que no sabes? – Pregunté levantando la cabeza.
-Cuando estábamos en el bosque llegando al pueblo, Lis me atacó de pronto empujándome al barro… Pensé que era un juego, pero para cuando me levanté yo estaba todo sucio, así es que ella entró sola a la farmacia y me dijo que la esperara al borde del camino, entre el follaje…
-Ajá – Dijo Peter – Y no te pareció raro que sólo tú te ensuciaras? Y que solo ella pudiera entrar a la farmacia? Mierda, eres un idiota! Y al salir no viste qué traía en la bolsa?
-No… Lis llevaba una mochila, nunca vi los remedios… - Dijo Jasper.
-Y no se te ocurrió preguntar? – Preguntó Peter.
-Sí, le pregunté si había encontrado lo que necesitaba y me dijo que sí – Dijo Jasper – Fue honesta en su respuesta…
-Y no viste la boleta… - Afirmó Peter.
Jasper negó con la cabeza.
-Qué tratas de decir? – Pregunté – Sabes algo?
Peter no alcanzó a responder. Gritos desde el bote nos hicieron ponernos de pié inmediatamente, pero antes de lanzarnos al agua a “rescatarlas” Jasper nos detuvo.
-Están gritando de alegría. Están ansiosas y felices, no heridas… Tampoco se sienten amenazadas…
-Qué se traen entre manos? – Murmuró Peter – Lo que sea, Char se enteró esta mañana, porque anoche salimos antes de saber que Bella estaba enferma… Si Char hubiera sabido no habríamos ido a ninguna parte…
-Y las demás chicas humanas no saben nada, o estarían chillando en ese bote con nuestras Parejas… - Comenté - Hay algo que Lis no nos dijo anoche… Te acuerdas cuando regresamos con los jarros de té y escuchamos a Isabella llorar y preguntar si se iba a morir?
-Odio admitirlo, pero es verdad. No mintieron exactamente, pero fueron esquivas. Claramente escondían algo – Dijo Jasper.
-Y después de que ustedes se fueron Isabella siguió llorando y lloró sin parar hasta quedarse dormida – Agregué.
-Esto no está bien… Y por qué están tan contentas ahora? Le hicieron un examen a Bella que descarta alguna enfermedad? Se están contando chistes? Inventando nuevas formas de hacerle la vida a cuadritos a Alice? – Preguntó Peter.
-Cómo puede ser que no sepas nada? – Pregunté frustrado – Para qué mierda sirve tu jodido don entonces, eh?
-Para encontrar a tu Pareja, para eso sirve – Me dijo Peter, picado – Para salvarle la vida cuando la atacó James, para eso sirve…
-Vale, vale, tienes razón, lo siento – Admití levantando las manos.
-Claro que tengo razón – Dijo Peter – Ahora lo importante es saber cómo sacarles la información a nuestras mujeres…
-Se supone que una Pareja no se puede mentir entre sí – Comenté, recordando lo reconfortante que me parecía la idea.
-No, pero pueden omitir como anoche… O como cuando omitiste lo de Piedad… - Rió Peter.
-Qué pasó con Piedad? – Preguntó Jazz – Estamos hablando de la zorra con la que andabas en el tiempo del ejército de María? Esa Piedad?
-Sí, esa Piedad – Dijo Peter – Fuimos a ver a los Meléndez, te acuerdas que te contamos? – Jasper asintió – Y Piedad como siempre, trató de meterse en los pantalones de nuestro amigo…
-Eso no lo sabía – Dijo Jazz luciendo interesado.
-Omisión, no mentira – Me defendí.
-Y trataste de hacer lo mismo con Bella, pero ella te hizo hablar igual y se enojó más por la mentira que por lo que hayas tenido con Piedad o cualquier otra.
 -Cómo es que sabes esas cosas y no sabes lo que necesitamos saber?  - Le dije a Peter mirándolo incrédulo. Yo no le había dado tantos detalles…
Pete se encogió de hombros.
-Deja a Peter en paz – Dijo Jasper – Tú sabes cómo funciona su don… Y contestando a tu pregunta, las chicas no han mentido, y si les hacemos preguntas directas difícilmente serán capaces de engañarnos, lo que me hace preguntarme si es que realmente queremos saber… - Reflexionó.
-De qué hablas? Claro que queremos saber! – Dije.
-No sé Garrett… Bella se ve relativamente saludable y las chicas están pasando un buen rato, no es eso lo que verdaderamente importa? Tienes idea de lo que me costaba que Alice alcanzara niveles de satisfacción similares? Miles, no, cientos de miles de dólares comprando mierda y persiguiendo pasarelas en las semanas de la moda de todo el mundo… Lis es feliz  sentada en ese bote roñoso en mitad de la nada, y yo no lo quiero arruinar presionando mi buena suerte…
-Estoy de acuerdo con el Mayor – Dijo Peter – Char siempre está sola, le cuesta crear nuevas amistades porque sigue siendo demasiado consciente de sus malditas cicatrices… Bella la quiere y la acepta tal como es, y a Lis no la asustan sus cicatrices porque está acostumbrada a las nuestras… Es una buena situación Garrett… Dejémoslas en paz, hermano, si nos necesitan nos lo dirán, y mientras tanto relájate, que si algo tiene Bella son personas dispuestas a cuidar de ella.
-Pero su enfermedad… - Insistí.
-Si es una simple anemia como nos explicó Lis, se va a recuperar en cosa de días. Por ahora sólo ha tenido una baja de presión y sus consecuencias, nada serio. Estamos de vacaciones, estamos juntos, haz el esfuerzo y disfruta de tu buena suerte – Dijo Peter.
-Ustedes no entienden, el riesgo de perderla…
-Es inimaginable, para ti y para nosotros… Lo sabemos, todos la queremos, es una chica especial – Dijo Peter.
-Bella te hace bien, te balancea – Dijo Jasper.
-No creas que no tomamos en serio la situación – Dijo Peter.
-Si las chicas tienen algo qué decir, nos lo dirán en su momento – Concluyó Jazz – Pero por su propia voluntad. Si las presionamos sólo vamos a conseguir levantar sus barreras.
-Mierda, ustedes ganan! – Dije fastidiado poniéndome de pié y dirigiéndome hacia la casa. Ya se acercaba la hora en que el sol nos haría evidentes, así es que me fui a la biblioteca a leer.
oooOooo
Al cabo de unos cuarenta minutos escuché que se puso en marcha el motor del bote y demasiado lento para mi gusto, se acercó a la orilla, pero antes de llegar al embarcadero, el bote hizo una curva cerca del sector en el que se bañaban Emmett, Brennan y las chicas. Era un sector donde el agua era muy tranquila y los árboles del bosque que crecía literalmente hasta la orilla del lago proveían una sombra que los rayos del sol no podían penetrar salvo cuando estaba en lo más alto, entre las once cuarenta y cinco de la mañana y las tres y media de la tarde, lo que era perfecto porque a esas horas simplemente aducíamos sensibilidad al sol y evitábamos la exposición.
Durante ese tiempo libre de actividades en el exterior, Emmett se recostaba en su hamaca con Emily, y las chicas tiraban mantas en el pasto entre los árboles y leían o conversaban, mientras Brennan se sentaba en una manta con la espalda apoyada en un tronco y escribía en un desgastado cuaderno empastado en cuero.
A veces él entablaba conversación con Isabella, pero durante esos raros intercambios ella estaba visiblemente nerviosa ante la posibilidad de que yo los viera y me pusiera celoso (honestamente, una posibilidad muy real), y por otra parte,  si Gaby veía que Brennan estaba dispuesto a soltar su cuaderno y socializar, ella demandaba que fuera con ella, lo que me venía de maravilla.
En fin, divago…
El bote guiado por Charlotte pasó cerca del sector donde se bañaban Emmett, Brennan, Emily y Gaby, y bajó la velocidad permitiendo que Isabella y Lis se lanzaran del bote y nadaran hacia la orilla.
Qué pretendían?
Isabella no podía enfriarse, no podía nadar! Debería estar en cama, qué clase de doctor era Lis? Una doctora de animales, esa clase, me respondí.
Salí de la casa y me acerqué a paso rápido hasta la baranda del porche, justo para ver a Jasper que se asomó entre los árboles junto al muelle, y debí refrenarme para no lanzarme al agua para sacarla yo mismo. Jasper si podía hacerlo sin sospechas de ser el tío degenerado, y lanzándose al agua se echó a Lis a un hombro y a Isabella al otro, quienes chillaban y pataleaban para que las dejaran en paz. Sólo una vez en la orilla Jasper las soltó dejándolas de pié en el suelo, empapadas y con sus largos mechones de cabello pegados a su rostro.
Isabella usaba el mismo bikini que aquella vez del hotel… Ese día que no la quise devolver al colegio después de hacer el amor por primera vez.
Strapless, a rayas, mínimo.
Me quedé parado junto a la puerta de la cocina, furioso. No quería enojarme con Isabella. Por supuesto que no! Pero la situación me tenía lívido de rabia. Cómo podía tomarse la situación tan a la ligera? Cómo podía ser tan irresponsable? Es que no entendía que mi vida era ella? Que si algo le llegara a suceder yo… Mierda! No, no podía pensar en eso.
Jasper le susurró algo al oído y ella levantó la vista y la enfocó en mí. Una sonrisa tímida se esbozó en sus labios y yo debí esforzarme en mantener un gesto severo. No me derretiría con sus sonrisas, no esta vez. Soy un idiota cuando se trata de ella, es verdad, pero no esta vez. Esta vez era importante ser firme. Era vital.
Isabella caminó despacio hasta la casa estrujando sus largos mechones de cabello sin notar la insistente mirada de Brennan. Casi me daba pena el chico, no lo podía culpar.
Mi mujer casi desnuda, exhibiendo sus nuevas y deliciosas curvas, más madura que cuando la conocí, paseándose descuidadamente con su cuerpo perfecto y su piel impoluta que brillaba con el reflejo de miles de gotas de agua… Irresistible…
-Hola Garr, tengo hambre – Dijo cuando estuvo lo suficientemente cerca para el rango de audición humano.
-Isabella… - Respiré tratando de calmarme. No quería discutir, no quería gritarle. Nosotros nunca peleábamos…
-Me das una toalla? – Me dijo abrazando su torso. Tenía piel de gallina. Nuevamente estaba helada.
Odiaba que Isabella estuviera helada, por la razón que fuera. Ella era humana, y los humanos son cálidos, así es como debe ser. Y ella era particularmente cálida y acogedora.
 Le di una toalla de la pila de toallas limpias que había dobladas sobre el lavarropas.
Ella se secó rápidamente, y se amarró la toalla como un turbante. Entró a la casa y yo la seguí sin decir palabra. Cruzamos la cocina y el comedor en silencio y de pronto se detuvo antes de llegar a las escaleras y se giró.
-Estamos solos? – Preguntó.
Me esforcé en identificar a cada miembro del grupo. Todos estaban afuera. Asentí.
-Te amo – Me dijo abrazándome fuerte y apoyando su rostro en mi pecho.
Por un par de segundos me quedé paralizado. Quería estar enojado con ella, se lo merecía, ella debía saber que no estaba bien jugar con su salud y mi sanidad mental… Pero soy débil…
-Te amo – Dije besando su frente. Suspiré y la rodeé completamente con mis brazos.
-Para siempre? – Preguntó mirándome a los ojos a través de sus largas pestañas.
-Siempre y para siempre – Murmuré.
Ella suspiró satisfecha, me besó en el cuello y se desmayó.
oooOooo
Sólo pasaron unos tres minutos hasta que Isabella recuperó la conciencia. En ese tiempo la tomé en mis brazos y la llevé a su dormitorio, la desnudé, la vestí con su pijama de franela y le saqué el turbante de la cabeza para peinar su cabello y desenredarlo. Sabía por lo que Lis había dicho la noche anterior, que los desmayos eran una posibilidad dentro de su condición, por lo que decidí mantener la calma y esperar a que despertara antes de correr por ayuda.
Lentamente Isabella volvió en sí, primero un batir de pestañas, luego un pequeño movimiento de sus dedos… Luego un gemido.
-Awwwwgh! – Dijo en agonía.
-Qué? Isabella, ahora qué? – Pregunté.
-Baño – Jadeó. La llevé en cosa de segundos y cuando la deposité en el suelo ella se dejó caer golpeando fuertemente sus rodillas y abrazando el excusado, comenzó a vomitar.
Vomitó durante lo que me parecieron horas. Vomitó principalmente agua, que es lo que le habíamos forzado en el estómago, y cuando no quedó más que vomitar siguió con las arcadas secas, que parecían aún más dolorosas.
Todo el tiempo estuve a su lado, sosteniendo su cabello y murmurando nimiedades. No era importante lo que decía, era importante que me escuchara, que sintiera que no estaba sola.
Finalmente terminó, tiró la cadena y se lavó los dientes dos veces.
Me abrazó nuevamente y con los ojos cerrados y la voz muy débil susurró “Te amo”.
oooOooo
Cargué a Isabella y la llevé a la cama y llamé a Emmett a su celular. Era el único que me constaba que estaba cerca de la casa y con la ropa puesta.
Le pedí que avisara a Lis que Isabella estaba enferma y que trajera algo liviano para que Isabella comiera. Mientras, la hice beber un vaso de té helado del jarro que había dejado junto a su cama la noche anterior.
Al ser de día no podía acostarme con ella y debía ser cuidadoso con las muestras de afecto, así es que acerqué la silla del escritorio justo a la cabecera. Pero para ella no fue suficiente, y estiró su brazo para tomar mi mano. Entrelazó sus dedos con los míos y acercó el dorso de mi mano a sus labios, besándolo suavemente.
-Te amo – Dijo con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, y fue eso, más que cualquier otra cosa, lo que más me asustó.
Era como si cada vez que lo decía se estuviera despidiendo.
oooOooo
Y como siempre, llegaron todos juntos.
Irrumpiendo en la habitación, Lis se dirigió al botiquín, Emmett se acostó junto a Isabella y la abrazó igual que la noche anterior, Peter y Jasper se mantuvieron junto a la puerta cerrada y Charlotte se abrazó a sí misma a los pies de la cama, mordiendo sus labios en una demostración de nerviosismo que no le había visto nunca.
El examen de Lis fue rápido.
-Baja de presión, probable baja de azúcar – Diagnosticó - Bell, come algo liviano como tostadas con mermelada para asentar tu estómago, y si te sientes bien, después de un rato cómete alguna de las golosinas que compraste al venir. Una barra pequeña de Snickers o una barra Mars… Azúcar a la vena…
-Toblerone? – Preguntó Isabella.
-Vale, Toblerone – Sonrió Lis – Y recuerda, mucho líquido para recuperar lo que perdiste…
-Se tiene que quedar en cama? – Pregunté.
-Mmmmmh… No – Dijo Lis mirando a Isabella, que negaba con la cabeza disimuladamente (o al menos lo que ella consideraba disimulado).
-Lis, mírame a mí, no a Isabella. Necesita estar en cama? – Le pregunté con más energía de la necesaria.
-No, necesita descansar, está débil y sus músculos no están respondiendo al cien por ciento, pero puede salir al jardín y sentarse a leer, o quedarse en la biblioteca… Cualquier cosa que no requiera esfuerzo… - Explicó.
-Vale, entonces me puedo vestir ya? – Preguntó Isabella.
-No Bell. Toma desayuno en cama y una vez que tengas más energía puedes comenzar a moverte – Respondió Lis.
-Pero tengo que… - Dijo mirando a Lis y luego a mí.
-Lo que sea que tienes que hacer puede esperar – Decidí – Por lo pronto te vas a mejorar.
-Lo dudo – Musitó Isabella, y con el rabillo del ojo pude ver a Charlotte rodar los ojos como pidiendo paciencia.
oooOooo
-Garr porfis! Porfis, porfis, porfis…! – Insistió.
-No! No es una buena idea! Tenemos tiempo, hagámoslo otro día, cuando te sientas mejor – Rebatí.
-Si vamos a esperar eso antes de hacer nada, mejor esperamos sentados para no cansarnos – Murmuró cruzando los brazos firmemente sobre su pecho.
-Justamente, sentados – Le dije ignorando su sarcasmo – Cual es el apuro? Podemos salir cualquier día!
-Porque tengo que hablar contigo! – Exclamó casi gritándome, totalmente frustrada.
-Ahora estamos hablando – Le dije con calma.
-A. Solas. – Moduló claramente.
-No hay nadie en la casa, estamos a solas – Le dije. Realmente me parecía una mala idea sacarla a pasear al bosque.
-Garrett por favor! Esto es serio y necesito que confíes en mí y me hagas caso. Esta conversación no la queremos tener aquí… - Dijo mirándome muy seria.
-Es por tu enfermedad? – Pregunté súbitamente aterrado – Es lo que me has estado escondiendo? Es más serio de lo que me dijeron, verdad? Si es así podemos adelantar tu conversión, no hay problema, y te vas a sanar… - Me dije convenciéndome más a mí que a ella, que me miraba con ojos tristes.
Se encogió de hombros.
-Por favor – Dijo con un hilo de voz. No me pude negar más. Tomé las llaves de “Larry” de la mesa de la entrada y nos subimos al auto. De inmediato Isabella se cubrió la nariz con la manga de su delgada blusa. Difícilmente filtraría ningún olor, pero fue un gesto reflejo.
-Qué? – Pregunté. No olí nada fuera de lo común.
-Saca eso! – Exclamó palmoteando el aromatizador de los Iluminati que ella misma me compró.
-Pensé que te gustaba… - Le dije.
-Agh! Huele horrible! Sácalo! Sácalo! – Dijo abriendo la puerta para renovar el aire. Mientras, yo saqué el aromatizador y lo dejé sobre el auto de Jasper. Luego abrí mi ventana completamente.
-Ya está, lo saqué! – Le dije – Cierra la puerta y abre la ventana, con el viento se va a limpiar el aire y se va a pasar el olor…
Me obedeció frunciendo el ceño pero viajó todo el camino con la cabeza afuera de la ventana como los perros cuando andan en auto.
oooOooo
-Ya estamos aquí – Afirmé innecesariamente.
-Es muy bonito – Dijo bajando de inmediato de “Larry” y respirando profundamente, como para limpiar sus pulmones de los restos del ofensivo aromatizador.
-Lo es – Dije mirándola sin prestar atención al paisaje.
-Ven – Dijo tomando mi mano – Siéntate conmigo.
La seguí mansamente hasta la sombra de un sauce llorón que mecía sus ramas rosando el agua. Estaba todo silencioso y tranquilo, como esperando el gran evento que perturbara la quietud.
Nos sentamos e Isabella se quitó sus zapatillas Converse empujando los talones con los dedos de los pies, sin molestarse en desamarrarlas, y con sus manos desabrochó los cordones de mis zapatos y me los quitó. Obviamente yo pude hacerlo más rápido, pero esto no se trataba de velocidad o eficiencia. Era un gesto, una pequeña muestra de amor.
Luego me arrancó los calcetines y los lanzó en la dirección general de sus zapatillas, y finalmente arremangó mis jeans.
-Deberías usar ropa más delgada – Comentó acariciando mi pantorrilla – Es verano…
-Qué sugieres? – Pregunté disfrutando sus toque y la quietud.
-Pantalones de microfibra y camisetas… Y definitivamente no más botas vaqueras o botines con punta de fierro mientras estemos de vacaciones – Sonrió.
-No te gustan mis botas? – Pregunté un poco dolido. Era como si me dijera que no le gustan mis manos o mis ojos, o cualquier otra parte de mí.
-Amo tus botas – Dijo besándome suavemente. Demasiado suave para mi gusto – Pero tienes que vestirte de acuerdo a la temporada, como Emmett! Él ha convivido con humanos más tiempo y sabe camuflarse…
-Emmett viste como un adolescente, no esperarás… - Dije. Por mucho que Isabella fuera y se viera extremadamente joven, yo no podía pretender ser menos que un adulto.
-Claro que no! No hay nada de malo en cómo te vistes, me encanta tu look, nadie se ve como tú – Dijo tomando mi rostro en sus manos. Miré atentamente buscando señales de condescendencia pero no las encontré. Hablaba en serio.
-Entonces? – Pregunté.
-La misma ropa pero más delgada! – Respondió – Y camisetas… Sólo camisetas de manga corta – Agregó.
-Camisetas por qué? – Pregunté confundido.
-Porque amo tus brazos – Respondió rodando los ojos como si fuera lo más obvio del mundo. Para ella lo era.
Asentí y la atraje a mí, apoyando mi espalda en el tronco del sauce y su espalda en mi pecho. Ella se amoldó perfectamente a mi cuerpo y respiramos al unísono, en silencio.
Estuvimos un buen rato así, disfrutando del simple placer de nuestra compañía, cuando por fin ella se removió en mis brazos, girándose para quedar frente a mí.
Se veía triste y hermosa, tremendamente frágil… Tal vez incluso un poco pálida…
Un mechón de su cabello había escapado de su coleta y estiré mi mano para ordenarlo detrás de su oreja. Ella capturó mi mano y besó mi palma para luego apoyar su mejilla en ella.
-Qué es? – Pregunté sin poder resistir la angustia que se filtró en mis palabras. Había tratado de ignorar el sentimiento, pero la realidad estaba ahí… Algo andaba muy mal.
-Ayer Lis… Descartó una serie de patologías hasta concluir que tengo anemia… - Dijo y yo asentí para hacerle saber que la seguía – Pero la parte que te perdiste son las causas probables de esa anemia. Hay un montón de alternativas que no aplicaban a mí, como por ejemplo ser deportista de alto rendimiento… - Sonrió y yo también, aunque fue sólo una mueca.
-No es tu caso – Dije débilmente.
-No, no lo es… - Negó con la cabeza – Pero de entre todas las alternativas había una posibilidad lejana de que fuera una condición específica, y esta mañana cuando fueron a la farmacia Lis compró varios test para comprobar yo si la tengo…
-Y la tienes – Concluí sintiendo cómo el peso de una montaña aplastaba mi pecho – Es grave?
-No lo sé… - Respondió tímidamente.
-Cómo no lo sabes? Lis no te lo dijo? – Pregunté.
-No… Lis no sabe, de hecho está emocionada de poder estudiar mi evolución… - Dijo – Dice que marcaré precedentes…
No, esto no estaba pasando. Era una pesadilla, o el infierno. Sí, estaba muerto y en mi infierno personal… Hacerme amarla como un poseso y luego perderla… No había una manera más efectiva y sádica de destruirme.
-Isabella, dime, qué es lo que saben? – Rogué – Qué podemos hacer?
-Garr… Yo… Estoy embarazada – Dijo moviendo mi mano desde mi rostro, descendiendo hasta que mi palma abarcó su plano estómago.
Tic…
Tac…
Tic…
Tac…
Tic…
Tac…
Pasaron los segundos lentamente, con mi cuerpo paralizado mientras mi mente era un torbellino de ideas y emociones superponiéndose entre sí.
Un hijo? Un hijo con Isabella? Un regalo que nunca, jamás me atreví a esperar.
Pero cómo lo resistiría su cuerpo? Aún no se le notaba la panza y ya estaba enferma.
Había precedentes de algo así? Seguro los había, yo no podía ser el único vampiro que se acostaba con humanas…
Aunque en realidad, pocos las dejaban con vida.
Y si las dejaban vivir, los vampiros no entablaban una relación seria con ellas, el riesgo de la exposición es demasiado grande.
Papá… Un niño me diría papá… O una niña, una pequeña Isabella, que me manejaría con su dedo meñique tal como su madre…
Miedo… Y si algo sale mal?
Naaah… Tenemos a Lis.
Pero qué sabe Lis? Ni siquiera ha asistido a un parto humano, sólo ha ayudado a parir a vacas y yeguas… Tal vez una que otra cerda…
Pero Lis puede aprender, seguro que en nueve meses puede sacar el título de medicina si se lo propone…
 Isabella sonriendo, con su estómago redondeado…
Mi mano sintiendo las primeras pataditas…
Pero maldita sea, nada importaría si ella muere en el proceso!
No, no puedo pensar así. No debo pensar así.
Calma.
Calma.
Mi hijo.
Mi hijo.
Mi hijo…
-Garr… Garr! – Exclamó Isabella sacudiéndome – Estás bien? Pensé que te habías quedado catatónico!
Asentí.
Sí.
Estaba bien.
Estaba más que bien.
La tomé en mis brazos sentándola en mi regazo y la besé hasta que ambos quedamos sin aliento.
-Te amo – Susurré con mi frente contra la suya.
-Te amo - Respondió con una sonrisa radiante – Vas a ser el mejor papá del mundo.
Besé la punta de su nariz y cerré los ojos.
Mierda! Espero que así sea!
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Awwwwwww!

Reviwes=Love

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