Y he aquí la respuesta! Está? No está? Qué sucederá? Sin más, “Mi
Destino”.
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Capítulo 24
Sleep, don't weep, my sweet love
Your face is all wet 'cause our days were rough
So do what you must do to fill that hole
Wear another shoe to comfort the soul
Those times that I was broke, and you stood strong
I think I found a place where I feel I will...
Your face is all wet 'cause our days were rough
So do what you must do to fill that hole
Wear another shoe to comfort the soul
Those times that I was broke, and you stood strong
I think I found a place where I feel I will...
Sleep, don't weep /
Damien Rice
GARRETT POV
-Hermano, me vas a volver loco! – Exclamó Jasper sentándose en el pasto, a mi lado. Peter estaba del
otro.
Ni me molesté en mirarlo o en preguntar a qué se refería. Él
sentía mi dolor y mi incertidumbre… Él sabía.
-Me pregunto qué mierda están haciendo en ese bote – Dijo
Peter por enésima vez concentrándose en descifrar los gestos y movimientos,
pero las chicas estaban demasiado lejos de cualquier punto en la orilla como
para acercarnos lo suficiente.
-Isabella no debería estar en un bote! – Exclamé – No
importa para qué o qué pretenden: Lis y Charlotte son un par de irresponsables
y hasta que no sepamos qué es lo que tiene mi mujer le quedan prohibidas las
visitas de esas dos! – Declaré.
Jasper resopló.
-Buena suerte con eso… – Dijo Peter rodando los ojos.
-Las personas con nauseas no deberían navegar, todo el mundo
sabe eso – Insistí.
-Y eso es lo que me intriga – Dijo Jasper – Obviamente Elise
lo debe saber, por lo que lo que hacen en el lago debe ser importante… O
secreto…
-Isabella debería estar en cama – Refunfuñé - Ahí la dejé y
de ahí la raptaron el par de chifladas con las que se emparejaron ustedes.
-Deja la mierda Garrett, sabes perfectamente que si Bella no
hubiera querido ir, habría chillado como un verraco – Dijo Jasper.
-Es verdad – Admití - Pero por qué me miente? – Pregunté
agarrándome la cabeza. Eso era otra cosa que me angustiaba. Por qué no confiaba
en mí? Por qué no me dijo desde el principio que se sentía mal? Que estaba
vomitando cada día? Que se caía? Esos no eran síntomas menores, podían acusar
algo muy serio, o incluso… Qué pasaba si se desmayaba mientras cruzaba la
calle? Y la atropellaban? Y se moría?
Por qué no me había dicho?
Realmente no confiaba en mí?
Cómo podía cuidar de ella si no me daba la oportunidad?
Es que nuestra relación no era tan sólida como yo pensaba?
Era menos trascendente?
Unilateral tal vez?
Isabella pensaba que su salud no me competía?
Mierda!
Mierda! Mierda! Mierda!
-Garrett ya! – Exclamó Jasper – Te voy a noquear o mejor, le
voy a pedir a Lis que lo haga.
-Bueno y en la farmacia qué compraron? – Preguntó Peter
cambiando el enfoque – Sólo las pastillas de hierro o algo más? Quizás ahí está
la clave…
Si Jasper hubiera podido enrojecer lo habría hecho.
-No sé – Admitió.
-Cómo que no sabes? – Pregunté levantando la cabeza.
-Cuando estábamos en el bosque llegando al pueblo, Lis me
atacó de pronto empujándome al barro… Pensé que era un juego, pero para cuando
me levanté yo estaba todo sucio, así es que ella entró sola a la farmacia y me
dijo que la esperara al borde del camino, entre el follaje…
-Ajá – Dijo Peter – Y no te pareció raro que sólo tú te
ensuciaras? Y que solo ella pudiera entrar a la farmacia? Mierda, eres un
idiota! Y al salir no viste qué traía en la bolsa?
-No… Lis llevaba una mochila, nunca vi los remedios… - Dijo
Jasper.
-Y no se te ocurrió preguntar? – Preguntó Peter.
-Sí, le pregunté si había encontrado lo que necesitaba y me
dijo que sí – Dijo Jasper – Fue honesta en su respuesta…
-Y no viste la boleta… - Afirmó Peter.
Jasper negó con la cabeza.
-Qué tratas de decir? – Pregunté – Sabes algo?
Peter no alcanzó a responder. Gritos desde el bote nos
hicieron ponernos de pié inmediatamente, pero antes de lanzarnos al agua a
“rescatarlas” Jasper nos detuvo.
-Están gritando de alegría. Están ansiosas y felices, no
heridas… Tampoco se sienten amenazadas…
-Qué se traen entre manos? – Murmuró Peter – Lo que sea,
Char se enteró esta mañana, porque anoche salimos antes de saber que Bella
estaba enferma… Si Char hubiera sabido no habríamos ido a ninguna parte…
-Y las demás chicas humanas no saben nada, o estarían
chillando en ese bote con nuestras Parejas… - Comenté - Hay algo que Lis no nos
dijo anoche… Te acuerdas cuando regresamos con los jarros de té y escuchamos a
Isabella llorar y preguntar si se iba a morir?
-Odio admitirlo, pero es verdad. No mintieron exactamente,
pero fueron esquivas. Claramente escondían algo – Dijo Jasper.
-Y después de que ustedes se fueron Isabella siguió llorando
y lloró sin parar hasta quedarse dormida – Agregué.
-Esto no está bien… Y por qué están tan contentas ahora? Le
hicieron un examen a Bella que descarta alguna enfermedad? Se están contando
chistes? Inventando nuevas formas de hacerle la vida a cuadritos a Alice? –
Preguntó Peter.
-Cómo puede ser que no sepas nada? – Pregunté frustrado –
Para qué mierda sirve tu jodido don entonces, eh?
-Para encontrar a tu Pareja, para eso sirve – Me dijo Peter,
picado – Para salvarle la vida cuando la atacó James, para eso sirve…
-Vale, vale, tienes razón, lo siento – Admití levantando las
manos.
-Claro que tengo razón – Dijo Peter – Ahora lo importante es
saber cómo sacarles la información a nuestras mujeres…
-Se supone que una Pareja no se puede mentir entre sí –
Comenté, recordando lo reconfortante que me parecía la idea.
-No, pero pueden omitir como anoche… O como cuando omitiste
lo de Piedad… - Rió Peter.
-Qué pasó con Piedad? – Preguntó Jazz – Estamos hablando de
la zorra con la que andabas en el tiempo del ejército de María? Esa Piedad?
-Sí, esa Piedad – Dijo Peter – Fuimos a ver a los Meléndez,
te acuerdas que te contamos? – Jasper asintió – Y Piedad como siempre, trató de
meterse en los pantalones de nuestro amigo…
-Eso no lo sabía – Dijo Jazz luciendo interesado.
-Omisión, no mentira – Me defendí.
-Y trataste de hacer lo mismo con Bella, pero ella te hizo
hablar igual y se enojó más por la mentira que por lo que hayas tenido con
Piedad o cualquier otra.
-Cómo es que sabes
esas cosas y no sabes lo que necesitamos saber?
- Le dije a Peter mirándolo incrédulo. Yo no le había dado tantos
detalles…
Pete se encogió de hombros.
-Deja a Peter en paz – Dijo Jasper – Tú sabes cómo funciona
su don… Y contestando a tu pregunta, las chicas no han mentido, y si les
hacemos preguntas directas difícilmente serán capaces de engañarnos, lo que me
hace preguntarme si es que realmente queremos saber… - Reflexionó.
-De qué hablas? Claro que queremos saber! – Dije.
-No sé Garrett… Bella se ve relativamente saludable y las
chicas están pasando un buen rato, no es eso lo que verdaderamente importa?
Tienes idea de lo que me costaba que Alice alcanzara niveles de satisfacción
similares? Miles, no, cientos de miles de dólares comprando mierda y persiguiendo
pasarelas en las semanas de la moda de todo el mundo… Lis es feliz sentada en ese bote roñoso en mitad de la
nada, y yo no lo quiero arruinar presionando mi buena suerte…
-Estoy de acuerdo con el Mayor – Dijo Peter – Char siempre
está sola, le cuesta crear nuevas amistades porque sigue siendo demasiado
consciente de sus malditas cicatrices… Bella la quiere y la acepta tal como es,
y a Lis no la asustan sus cicatrices porque está acostumbrada a las nuestras…
Es una buena situación Garrett… Dejémoslas en paz, hermano, si nos necesitan
nos lo dirán, y mientras tanto relájate, que si algo tiene Bella son personas
dispuestas a cuidar de ella.
-Pero su enfermedad… - Insistí.
-Si es una simple anemia como nos explicó Lis, se va a
recuperar en cosa de días. Por ahora sólo ha tenido una baja de presión y sus
consecuencias, nada serio. Estamos de vacaciones, estamos juntos, haz el
esfuerzo y disfruta de tu buena suerte – Dijo Peter.
-Ustedes no entienden, el riesgo de perderla…
-Es inimaginable, para ti y para nosotros… Lo sabemos, todos
la queremos, es una chica especial – Dijo Peter.
-Bella te hace bien, te balancea – Dijo Jasper.
-No creas que no tomamos en serio la situación – Dijo Peter.
-Si las chicas tienen algo qué decir, nos lo dirán en su
momento – Concluyó Jazz – Pero por su propia voluntad. Si las presionamos sólo
vamos a conseguir levantar sus barreras.
-Mierda, ustedes ganan! – Dije fastidiado poniéndome de pié
y dirigiéndome hacia la casa. Ya se acercaba la hora en que el sol nos haría
evidentes, así es que me fui a la biblioteca a leer.
oooOooo
Al cabo de unos cuarenta minutos escuché que se puso en
marcha el motor del bote y demasiado lento para mi gusto, se acercó a la orilla,
pero antes de llegar al embarcadero, el bote hizo una curva cerca del sector en
el que se bañaban Emmett, Brennan y las chicas. Era un sector donde el agua era
muy tranquila y los árboles del bosque que crecía literalmente hasta la orilla
del lago proveían una sombra que los rayos del sol no podían penetrar salvo cuando
estaba en lo más alto, entre las once cuarenta y cinco de la mañana y las tres
y media de la tarde, lo que era perfecto porque a esas horas simplemente
aducíamos sensibilidad al sol y evitábamos la exposición.
Durante ese tiempo libre de actividades en el exterior,
Emmett se recostaba en su hamaca con Emily, y las chicas tiraban mantas en el
pasto entre los árboles y leían o conversaban, mientras Brennan se sentaba en
una manta con la espalda apoyada en un tronco y escribía en un desgastado
cuaderno empastado en cuero.
A veces él entablaba conversación con Isabella, pero durante
esos raros intercambios ella estaba visiblemente nerviosa ante la posibilidad de
que yo los viera y me pusiera celoso (honestamente, una posibilidad muy real),
y por otra parte, si Gaby veía que
Brennan estaba dispuesto a soltar su cuaderno y socializar, ella demandaba que
fuera con ella, lo que me venía de maravilla.
En fin, divago…
El bote guiado por Charlotte pasó cerca del sector donde se
bañaban Emmett, Brennan, Emily y Gaby, y bajó la velocidad permitiendo que
Isabella y Lis se lanzaran del bote y nadaran hacia la orilla.
Qué pretendían?
Isabella no podía enfriarse, no podía nadar! Debería estar
en cama, qué clase de doctor era Lis? Una doctora de animales, esa clase, me
respondí.
Salí de la casa y me acerqué a paso rápido hasta la baranda
del porche, justo para ver a Jasper que se asomó entre los árboles junto al muelle,
y debí refrenarme para no lanzarme al agua para sacarla yo mismo. Jasper si
podía hacerlo sin sospechas de ser el tío degenerado, y lanzándose al agua se
echó a Lis a un hombro y a Isabella al otro, quienes chillaban y pataleaban
para que las dejaran en paz. Sólo una vez en la orilla Jasper las soltó
dejándolas de pié en el suelo, empapadas y con sus largos mechones de cabello
pegados a su rostro.
Isabella usaba el mismo bikini que aquella vez del hotel…
Ese día que no la quise devolver al colegio después de hacer el amor por
primera vez.
Strapless, a rayas, mínimo.
Me quedé parado junto a la puerta de la cocina, furioso. No
quería enojarme con Isabella. Por supuesto que no! Pero la situación me tenía
lívido de rabia. Cómo podía tomarse la situación tan a la ligera? Cómo podía
ser tan irresponsable? Es que no entendía que mi vida era ella? Que si algo le
llegara a suceder yo… Mierda! No, no podía pensar en eso.
Jasper le susurró algo al oído y ella levantó la vista y la
enfocó en mí. Una sonrisa tímida se esbozó en sus labios y yo debí esforzarme
en mantener un gesto severo. No me derretiría con sus sonrisas, no esta vez.
Soy un idiota cuando se trata de ella, es verdad, pero no esta vez. Esta vez
era importante ser firme. Era vital.
Isabella caminó despacio hasta la casa estrujando sus largos
mechones de cabello sin notar la insistente mirada de Brennan. Casi me daba
pena el chico, no lo podía culpar.
Mi mujer casi desnuda, exhibiendo sus nuevas y deliciosas
curvas, más madura que cuando la conocí, paseándose descuidadamente con su cuerpo
perfecto y su piel impoluta que brillaba con el reflejo de miles de gotas de
agua… Irresistible…
-Hola Garr, tengo hambre – Dijo cuando estuvo lo
suficientemente cerca para el rango de audición humano.
-Isabella… - Respiré tratando de calmarme. No quería
discutir, no quería gritarle. Nosotros nunca peleábamos…
-Me das una toalla? – Me dijo abrazando su torso. Tenía piel
de gallina. Nuevamente estaba helada.
Odiaba que Isabella estuviera helada, por la razón que
fuera. Ella era humana, y los humanos son cálidos, así es como debe ser. Y ella
era particularmente cálida y acogedora.
Le di una toalla de
la pila de toallas limpias que había dobladas sobre el lavarropas.
Ella se secó rápidamente, y se amarró la toalla como un
turbante. Entró a la casa y yo la seguí sin decir palabra. Cruzamos la cocina y
el comedor en silencio y de pronto se detuvo antes de llegar a las escaleras y
se giró.
-Estamos solos? – Preguntó.
Me esforcé en identificar a cada miembro del grupo. Todos estaban
afuera. Asentí.
-Te amo – Me dijo abrazándome fuerte y apoyando su rostro en
mi pecho.
Por un par de segundos me quedé paralizado. Quería estar
enojado con ella, se lo merecía, ella debía saber que no estaba bien jugar con
su salud y mi sanidad mental… Pero soy débil…
-Te amo – Dije besando su frente. Suspiré y la rodeé
completamente con mis brazos.
-Para siempre? – Preguntó mirándome a los ojos a través de
sus largas pestañas.
-Siempre y para siempre – Murmuré.
Ella suspiró satisfecha, me besó en el cuello y se desmayó.
oooOooo
Sólo pasaron unos tres minutos hasta que Isabella recuperó
la conciencia. En ese tiempo la tomé en mis brazos y la llevé a su dormitorio,
la desnudé, la vestí con su pijama de franela y le saqué el turbante de la
cabeza para peinar su cabello y desenredarlo. Sabía por lo que Lis había dicho
la noche anterior, que los desmayos eran una posibilidad dentro de su
condición, por lo que decidí mantener la calma y esperar a que despertara antes
de correr por ayuda.
Lentamente Isabella volvió en sí, primero un batir de
pestañas, luego un pequeño movimiento de sus dedos… Luego un gemido.
-Awwwwgh! – Dijo en agonía.
-Qué? Isabella, ahora qué? – Pregunté.
-Baño – Jadeó. La llevé en cosa de segundos y cuando la
deposité en el suelo ella se dejó caer golpeando fuertemente sus rodillas y abrazando
el excusado, comenzó a vomitar.
Vomitó durante lo que me parecieron horas. Vomitó
principalmente agua, que es lo que le habíamos forzado en el estómago, y cuando
no quedó más que vomitar siguió con las arcadas secas, que parecían aún más
dolorosas.
Todo el tiempo estuve a su lado, sosteniendo su cabello y
murmurando nimiedades. No era importante lo que decía, era importante que me
escuchara, que sintiera que no estaba sola.
Finalmente terminó, tiró la cadena y se lavó los dientes dos
veces.
Me abrazó nuevamente y con los ojos cerrados y la voz muy
débil susurró “Te amo”.
oooOooo
Cargué a Isabella y la llevé a la cama y llamé a Emmett a su
celular. Era el único que me constaba que estaba cerca de la casa y con la ropa
puesta.
Le pedí que avisara a Lis que Isabella estaba enferma y que
trajera algo liviano para que Isabella comiera. Mientras, la hice beber un vaso
de té helado del jarro que había dejado junto a su cama la noche anterior.
Al ser de día no podía acostarme con ella y debía ser
cuidadoso con las muestras de afecto, así es que acerqué la silla del
escritorio justo a la cabecera. Pero para ella no fue suficiente, y estiró su
brazo para tomar mi mano. Entrelazó sus dedos con los míos y acercó el dorso de
mi mano a sus labios, besándolo suavemente.
-Te amo – Dijo con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, y
fue eso, más que cualquier otra cosa, lo que más me asustó.
Era como si cada vez que lo decía se estuviera despidiendo.
oooOooo
Y como siempre, llegaron todos juntos.
Irrumpiendo en la habitación, Lis se dirigió al botiquín,
Emmett se acostó junto a Isabella y la abrazó igual que la noche anterior,
Peter y Jasper se mantuvieron junto a la puerta cerrada y Charlotte se abrazó a
sí misma a los pies de la cama, mordiendo sus labios en una demostración de
nerviosismo que no le había visto nunca.
El examen de Lis fue rápido.
-Baja de presión, probable baja de azúcar – Diagnosticó -
Bell, come algo liviano como tostadas con mermelada para asentar tu estómago, y
si te sientes bien, después de un rato cómete alguna de las golosinas que
compraste al venir. Una barra pequeña de Snickers o una barra Mars… Azúcar a la
vena…
-Toblerone? – Preguntó Isabella.
-Vale, Toblerone – Sonrió Lis – Y recuerda, mucho líquido
para recuperar lo que perdiste…
-Se tiene que quedar en cama? – Pregunté.
-Mmmmmh… No – Dijo Lis mirando a Isabella, que negaba con la
cabeza disimuladamente (o al menos lo que ella consideraba disimulado).
-Lis, mírame a mí, no a Isabella. Necesita estar en cama? –
Le pregunté con más energía de la necesaria.
-No, necesita descansar, está débil y sus músculos no están
respondiendo al cien por ciento, pero puede salir al jardín y sentarse a leer,
o quedarse en la biblioteca… Cualquier cosa que no requiera esfuerzo… -
Explicó.
-Vale, entonces me puedo vestir ya? – Preguntó Isabella.
-No Bell. Toma desayuno en cama y una vez que tengas más
energía puedes comenzar a moverte – Respondió Lis.
-Pero tengo que… - Dijo mirando a Lis y luego a mí.
-Lo que sea que tienes que hacer puede esperar – Decidí –
Por lo pronto te vas a mejorar.
-Lo dudo – Musitó Isabella, y con el rabillo del ojo pude
ver a Charlotte rodar los ojos como pidiendo paciencia.
oooOooo
-Garr porfis! Porfis, porfis, porfis…! – Insistió.
-No! No es una buena idea! Tenemos tiempo, hagámoslo otro
día, cuando te sientas mejor – Rebatí.
-Si vamos a esperar eso antes de hacer nada, mejor esperamos
sentados para no cansarnos – Murmuró cruzando los brazos firmemente sobre su
pecho.
-Justamente, sentados – Le dije ignorando su sarcasmo – Cual
es el apuro? Podemos salir cualquier día!
-Porque tengo que hablar contigo! – Exclamó casi gritándome,
totalmente frustrada.
-Ahora estamos hablando – Le dije con calma.
-A. Solas. – Moduló claramente.
-No hay nadie en la casa, estamos a solas – Le dije.
Realmente me parecía una mala idea sacarla a pasear al bosque.
-Garrett por favor! Esto es serio y necesito que confíes en
mí y me hagas caso. Esta conversación no la queremos tener aquí… - Dijo
mirándome muy seria.
-Es por tu enfermedad? – Pregunté súbitamente aterrado – Es
lo que me has estado escondiendo? Es más serio de lo que me dijeron, verdad? Si
es así podemos adelantar tu conversión, no hay problema, y te vas a sanar… - Me
dije convenciéndome más a mí que a ella, que me miraba con ojos tristes.
Se encogió de hombros.
-Por favor – Dijo con un hilo de voz. No me pude negar más.
Tomé las llaves de “Larry” de la mesa de la entrada y nos subimos al auto. De
inmediato Isabella se cubrió la nariz con la manga de su delgada blusa.
Difícilmente filtraría ningún olor, pero fue un gesto reflejo.
-Qué? – Pregunté. No olí nada fuera de lo común.
-Saca eso! – Exclamó palmoteando el aromatizador de los
Iluminati que ella misma me compró.
-Pensé que te gustaba… - Le dije.
-Agh! Huele horrible! Sácalo! Sácalo! – Dijo abriendo la
puerta para renovar el aire. Mientras, yo saqué el aromatizador y lo dejé sobre
el auto de Jasper. Luego abrí mi ventana completamente.
-Ya está, lo saqué! – Le dije – Cierra la puerta y abre la
ventana, con el viento se va a limpiar el aire y se va a pasar el olor…
Me obedeció frunciendo el ceño pero viajó todo el camino con
la cabeza afuera de la ventana como los perros cuando andan en auto.
oooOooo
-Ya estamos aquí – Afirmé innecesariamente.
-Es muy bonito – Dijo bajando de inmediato de “Larry” y
respirando profundamente, como para limpiar sus pulmones de los restos del
ofensivo aromatizador.
-Lo es – Dije mirándola sin prestar atención al paisaje.
-Ven – Dijo tomando mi mano – Siéntate conmigo.
La seguí mansamente hasta la sombra de un sauce llorón que
mecía sus ramas rosando el agua. Estaba todo silencioso y tranquilo, como
esperando el gran evento que perturbara la quietud.
Nos sentamos e Isabella se quitó sus zapatillas Converse
empujando los talones con los dedos de los pies, sin molestarse en
desamarrarlas, y con sus manos desabrochó los cordones de mis zapatos y me los
quitó. Obviamente yo pude hacerlo más rápido, pero esto no se trataba de
velocidad o eficiencia. Era un gesto, una pequeña muestra de amor.
Luego me arrancó los calcetines y los lanzó en la dirección
general de sus zapatillas, y finalmente arremangó mis jeans.
-Deberías usar ropa más delgada – Comentó acariciando mi
pantorrilla – Es verano…
-Qué sugieres? – Pregunté disfrutando sus toque y la
quietud.
-Pantalones de microfibra y camisetas… Y definitivamente no
más botas vaqueras o botines con punta de fierro mientras estemos de vacaciones
– Sonrió.
-No te gustan mis botas? – Pregunté un poco dolido. Era como
si me dijera que no le gustan mis manos o mis ojos, o cualquier otra parte de
mí.
-Amo tus botas – Dijo besándome suavemente. Demasiado suave
para mi gusto – Pero tienes que vestirte de acuerdo a la temporada, como
Emmett! Él ha convivido con humanos más tiempo y sabe camuflarse…
-Emmett viste como un adolescente, no esperarás… - Dije. Por
mucho que Isabella fuera y se viera extremadamente joven, yo no podía pretender
ser menos que un adulto.
-Claro que no! No hay nada de malo en cómo te vistes, me
encanta tu look, nadie se ve como tú – Dijo tomando mi rostro en sus manos.
Miré atentamente buscando señales de condescendencia pero no las encontré.
Hablaba en serio.
-Entonces? – Pregunté.
-La misma ropa pero más delgada! – Respondió – Y camisetas…
Sólo camisetas de manga corta – Agregó.
-Camisetas por qué? – Pregunté confundido.
-Porque amo tus brazos – Respondió rodando los ojos como si
fuera lo más obvio del mundo. Para ella lo era.
Asentí y la atraje a mí, apoyando mi espalda en el tronco del
sauce y su espalda en mi pecho. Ella se amoldó perfectamente a mi cuerpo y
respiramos al unísono, en silencio.
Estuvimos un buen rato así, disfrutando del simple placer de
nuestra compañía, cuando por fin ella se removió en mis brazos, girándose para
quedar frente a mí.
Se veía triste y hermosa, tremendamente frágil… Tal vez
incluso un poco pálida…
Un mechón de su cabello había escapado de su coleta y estiré
mi mano para ordenarlo detrás de su oreja. Ella capturó mi mano y besó mi palma
para luego apoyar su mejilla en ella.
-Qué es? – Pregunté sin poder resistir la angustia que se
filtró en mis palabras. Había tratado de ignorar el sentimiento, pero la
realidad estaba ahí… Algo andaba muy mal.
-Ayer Lis… Descartó una serie de patologías hasta concluir
que tengo anemia… - Dijo y yo asentí para hacerle saber que la seguía – Pero la
parte que te perdiste son las causas probables de esa anemia. Hay un montón de
alternativas que no aplicaban a mí, como por ejemplo ser deportista de alto rendimiento…
- Sonrió y yo también, aunque fue sólo una mueca.
-No es tu caso – Dije débilmente.
-No, no lo es… - Negó con la cabeza – Pero de entre todas
las alternativas había una posibilidad lejana de que fuera una condición
específica, y esta mañana cuando fueron a la farmacia Lis compró varios test
para comprobar yo si la tengo…
-Y la tienes – Concluí sintiendo cómo el peso de una montaña
aplastaba mi pecho – Es grave?
-No lo sé… - Respondió tímidamente.
-Cómo no lo sabes? Lis no te lo dijo? – Pregunté.
-No… Lis no sabe, de hecho está emocionada de poder estudiar
mi evolución… - Dijo – Dice que marcaré precedentes…
No, esto no estaba pasando. Era una pesadilla, o el
infierno. Sí, estaba muerto y en mi infierno personal… Hacerme amarla como un
poseso y luego perderla… No había una manera más efectiva y sádica de
destruirme.
-Isabella, dime, qué es lo que saben? – Rogué – Qué podemos
hacer?
-Garr… Yo… Estoy embarazada – Dijo moviendo mi mano desde mi
rostro, descendiendo hasta que mi palma abarcó su plano estómago.
Tic…
Tac…
Tic…
Tac…
Tic…
Tac…
Pasaron los segundos lentamente, con mi cuerpo paralizado mientras
mi mente era un torbellino de ideas y emociones superponiéndose entre sí.
Un hijo? Un hijo con Isabella? Un regalo que nunca, jamás me
atreví a esperar.
Pero cómo lo resistiría su cuerpo? Aún no se le notaba la
panza y ya estaba enferma.
Había precedentes de algo así? Seguro los había, yo no podía
ser el único vampiro que se acostaba con humanas…
Aunque en realidad, pocos las dejaban con vida.
Y si las dejaban vivir, los vampiros no entablaban una
relación seria con ellas, el riesgo de la exposición es demasiado grande.
Papá… Un niño me diría papá… O una niña, una pequeña Isabella,
que me manejaría con su dedo meñique tal como su madre…
Miedo… Y si algo sale mal?
Naaah… Tenemos a Lis.
Pero qué sabe Lis? Ni siquiera ha asistido a un parto
humano, sólo ha ayudado a parir a vacas y yeguas… Tal vez una que otra cerda…
Pero Lis puede aprender, seguro que en nueve meses puede
sacar el título de medicina si se lo propone…
Isabella sonriendo,
con su estómago redondeado…
Mi mano sintiendo las primeras pataditas…
Pero maldita sea, nada importaría si ella muere en el
proceso!
No, no puedo pensar así. No debo pensar así.
Calma.
Calma.
Mi hijo.
Mi hijo.
Mi hijo…
-Garr… Garr! – Exclamó Isabella sacudiéndome – Estás bien?
Pensé que te habías quedado catatónico!
Asentí.
Sí.
Estaba bien.
Estaba más que bien.
La tomé en mis brazos sentándola en mi regazo y la besé
hasta que ambos quedamos sin aliento.
-Te amo – Susurré con mi frente contra la suya.
-Te amo - Respondió con una sonrisa radiante – Vas a ser el
mejor papá del mundo.
Besé la punta de su nariz y cerré los ojos.
Mierda! Espero que así
sea!
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Awwwwwww!
Reviwes=Love
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