Vale, publico este segundo capítulo rapidísimo porque en rigor es el
complemento del primero, y debe leerse con los sucesos vividos por Hermione bien
frescos en la mente.
Además, ya lo tenía escrito a mano…
Un par de cosas:
1.
Alguien me
pidió que comenzara a usar signos de interrogación completos (¿?), y mi
respuesta es la misma que di años atrás a la misma solicitud: Chicas, yo me
preocupo de mantener en general una buena ortografía en mis fics, pero los
signos de exclamación e interrogación me superan. No los uso porque acostumbro
a escribir en inglés, y como de todos modos la entonación de una pregunta se da
al final de una frase, no creo que dificulte la lectura. Está mal?
Sí. Lo voy a modificar? No. Lo
siento, pero es un mal hábito que me permito, de lo contrario escribo mucho más
lento porque ni sé encontrar la dichosa tecla a menos que apriete otras cinco
en el intento. Llamémoslo una indulgencia que ustedes me regalan.
2.
Aquí vamos
a conocer algunas facetas de mi Draco. No crean que este capítulo marca
el tono de todo el fic, esta es después de todo, sólo una larga conversación.
Espero les guste, mil abrazos y no olviden regalarme sus comentarios,
siempre bienvenidos, especialmente en esta nueva experiencia de sumergirme en
el universo Potter.
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Capítulo 2
Yeah, it's plain to see
That baby you're beautiful
And there's nothing wrong with you
It's me, I'm a freak
But thanks for lovin' me
Cause you're doing it perfectly
There might have been a time
When I would let you slip away
I wouldn't even try but I think
You could save my life.
That baby you're beautiful
And there's nothing wrong with you
It's me, I'm a freak
But thanks for lovin' me
Cause you're doing it perfectly
There might have been a time
When I would let you slip away
I wouldn't even try but I think
You could save my life.
Whataya
Want From Me / Adam Lambert
HERMIONE
El cansancio, la pérdida de sangre, el shock emocional, los
remanentes de la tortura, la maldición que le pegó de forma rasante a su túnica
y que se sentía como cuchillos desgarrándola, la sorpresa de ser capturada por
no otro que el maldito traidor de Draco Malfoy… Cualquiera de esas cosas por si
sola habría sido suficiente para noquear a una persona normal, pero no a
Hermione. Ella era una fuerte como una roca, y sólo la combinación de todos los
elementos anteriores fue capaz de doblegarla. Sus rodillas cedieron y la tragó
la oscuridad.
Sus últimos pensamientos sin embargo, fueron que abrazaría un coma profundo si eso
la mantenía inútil para los propósitos de los mortífagos, ya que cualquier cosa
sería mejor que lo que fuera que Malfoy tenía preparado para ella.
Es más, ojalá muriera pronto a causa de lo que fuera que los
Carrow le hicieron, de modo que Voldemort castigara al jodido hurón por dejar
morir a un prisionero clave.
Tal vez hasta lo torturaran un poco… Solo un poquito…
oooOooo
Sus sentidos despertaban, todos a la vez pero muy lentamente,
como si ella estuviera nuevamente descendiendo en su cuerpo… Olores,
sensaciones, hasta el sabor metálico de la sangre en su boca… Todo haciéndose
más presente, más concreto, más real.
No! Se reveló.
No quería despertar! Era sencillamente injusto! Una broma! Estaba viva? La
estaban jodiendo? Después de todo lo sufrido volvía a despertar como
“Terminator”, una y otra vez? El Universo claramente se estaba burlando de
ella.
Y no era gracioso.
Su cuerpo comenzó a percibir sensaciones poco a poco, y notó
que estaba recostada en algo blando. Una cama? Mmmmh, eso no se lo esperaba, en
su experiencia las celdas sólo tienen mugre, frío y humedad… Y ratas.
Además podía sentir una brisa cálida acariciar su piel… Toda su piel. Estaba desnuda?
De golpe se le vinieron a la mente las imágenes de lo
ocurrido, como un macabro fotomontaje que acababa con ella destrozada en manos
de sus enemigos. Aquellos que la odiaban por considerarla impura, indigna del
uso de la magia.
Era esa una razón suficiente para matar?
Sí, sí lo era. En los años pasados Hermione había aprendido
que para algunos cualquier pretexto
es un buen pretexto para matar.
Abrió los ojos violentamente y se encandiló, volviendo a
cerrarlos y a entreabrirlos de a poco.
Mientras trataba de recuperar su visión trató de hacer
inventario de su cuerpo. Oh sí. Aún dolía, aunque estar recostada ayudaba un
montón.
Luego trató de testear sus músculos, pero fue prácticamente
incapaz de moverse. No supo si a causa de un hechizo o que la habían cubierto
con una manta de hierro por lo pesadas que se sentían sus extremidades.
Probablemente lo primero, ya que ella sentía la corriente… La
sentía contra su piel… Ok, entonces un hechizo la inmovilizaba desnuda... Nunca
algo positivo. Era para violarla? La habían violado ya? Cuantos? Quienes?
Importaba? Demonios! Claro que importaba! Si la había tocado el cerdo de Goyle
o la bestia de Fenrir… Sintió que vomitaría en su boca, por lo que aspiró
profundamente, abrió los ojos y trató de retorcerse, todo a la vez. Se quiso
encoger ante el dolor del esfuerzo, pero le resultó imposible y trató de ahogar
un gemido de agonía.
-Tranquilízate Granger, o te voy a amarrar – Dijo la voz de Malfoy
con tono aburrido, y forzándose un poco lo vio sentado en una silla junto a la
cama. Tenía a su lado una mesa de velador en la que había una fuente de agua
tibia. El agua estaba teñida de rosa y surcada por algunos hilos rojos, y en
sus manos había un paño… Un paño con el que limpiaba cuidadosamente uno de los
cientos de cortes que mancillaban su piel.
-Dónde…? Por qué…? Cómo…? – Se agolparon las preguntas en su
boca, y salieron todas juntas pero todas a medias. Dónde estaba su varita? Por qué la estaba ayudando? Cómo habían llegado
hasta aquí? Dónde era “aquí”?
-Cálmate y quizás te explique – Dijo él sonando
fastidiosamente indiferente, lavando lentamente el paño en el agua tibia. Lo
hacía a propósito, otra forma de tortura… El maldito sabía perfectamente lo que
le producía “no saber”.
-Ya… Ya… Calmada… - Balbuceó ella obligándose a tranquilizarse
para obtener la información que necesitaba.
-Tú y yo no nos vemos desde sexto año – Afirmó Malfoy – Episkey! – Dijo apuntando con su varita a
la herida que acababa de limpiar. De inmediato el corte se cerró dejando la piel
sana y tersa como si nada le hubiera sucedido. Una vez que Malfoy estuvo
conforme con el resultado, tomó el paño, lo hundió en la fuente, lo estrujó y
procedió a limpiar la siguiente herida.
-Lo sé – Dijo ella mirando de reojo su propio cuerpo. Aún
conservaba las bragas y el sostén, gracias al cielo, aunque casi deseó que
Malfoy se los hubiera quitado, ya que estaban tiesos y secos, adheridos a su
piel – Desde que… - Se detuvo. Cómo decirlo sin que sonara horrible? Cómo no
enfadarlo? Ella estaba después de todo, a su merced.
-Desde que traté de matar a Dumbledore – Dijo él casi desafiante
– No necesitas andarte con rodeos conmigo Granger. Sé bien lo que hice.
Ella asintió pero no dijo nada. No había nada que decir.
-El… El Señor Oscuro me ordenó matar a Dumbledore para él, y a
cambio restituir el honor de mi familia. Estaba implícito que si no lo hacía mi
familia estaría arruinada y yo estaría muerto – Dijo él trabajando de una
herida a la siguiente, sin mirarla a la cara. Hermione se tensó y le dio rabia con
él. A ella le gustaban las historias con blancos y negros, no con matices. No
quería suavizarse ante una rata como Malfoy, no quería justificar sus acciones,
pero su corazón era enorme y simplemente no podía dejar de empatizar. Si
Voldemort amenazara con torturar a sus padres hasta la locura… Hasta donde
estaría dispuesta a llegar para salvarlos? – Episkey – Murmuró él y nuevamente observó su trabajo pasando un
dedo por la superficie de su piel, nuevamente tersa.
-Por qué…? – Dijo ella cambiando el tema por un momento,
necesitaba pensar y reordenar sus ideas - Por qué no me limpiaste la sangre con
un “Scourgify” y luego me aplicaste
el hechizo sanador a todo mi cuerpo de una sola vez? – Preguntó tal vez sonando
más grosera de lo que pretendía.
-Se supone que eres brillante Granger – Dijo Malfoy sonando
casi decepcionado ante lo absurdo de la pregunta – Si hiciera lo que me pides
quedarías con cicatrices tan gruesas como gusanos por todo tu cuerpo, es parte
de la maldición. Si el afectado consigue sanarse a sí mismo para detener la
sangre quedaría completamente deforme. Por eso limpio la herida con esta poción
y curo cada herida de forma individual. Aunque si quieres lo hago a tu manera,
me va a ahorrar un montón de tiempo – Dijo encogiéndose de hombros y
apuntándola con su varita.
-No! No! – Exclamó ella de inmediato – Continúa con la
curación… Por favor… - Agregó a su pesar. El bastardo estaba haciendo un buen
trabajo, fuera cual fuera la razón que lo impulsaba - Por qué no me puedo
mover? Me inmovilizaste?
-Por lo que vi al encontrarte, te aplicaron la maldición
rompe-huesos, verdad? – Preguntó él y ella asintió estremeciéndose al recordar –
Bueno, esa es la razón. Forzaste tu cuerpo al máximo al soportar dos
maldiciones a la vez y aun así produjiste magia. La de los cortes es una
versión de la Sectumsempra con la que
me atacó Potter, pero mejorada para producir una muerte más lenta y sin pérdida
del conocimiento. Las cicatrices son un pequeño extra agregado por mi tía Bella
– Dijo él restregando firmemente un punto de su piel en el que la sangre se
había coagulado formando una capa espesa.
“Tía Bella”, bufó Hermione para sus adentros. Malfoy estaba
emparentado con esa mujer. Esa hiena… Casi lo había olvidado al escucharlo
hablar de forma tan civilizada. Malfoy era uno de ellos.
-Cómo lo sabes? Me viste en la aldea? – Preguntó ella un poco
paranoica. Vio que la torturaban y luego la siguió divirtiéndose, viéndola
correr a ciegas hasta desvanecerse? Quería saber cuánto aguantaba la sangre
sucia que había atormentado en su adolescencia?
-No, pero escapaste. Supongo que no fue convenciendo a mi tía
o a los Carrow de que era una buena idea – Afirmó él – Además corriste por varios
kilómetros de terreno agreste. Tu cuerpo necesita recuperarse y le va a tomar
un tiempo. No existen pociones para reparar el daño que te causaron, sólo
tiempo y reposo.
-Reposo? – Chilló ella escandalizada ante lo absurdo de la
idea - No puedo reposar! Estoy ocupada, tengo trabajo que hacer, reportes que
escribir, un ejército que reestructurar…!
-Yo no te veo capaz de irte sola a ninguna parte, y yo
ciertamente no te voy a llevar –Dijo él ignorando su tono y continuó limpiando
y componiendo el cuerpo de Hermione una pulgada a la vez - No me he pasado
horas reparándote para que eches por la borda mi trabajo dejándote matar o
atrapar porque no eres capaz de sostenerte en tus dos piernas.
-Bastardo! Me tienes secuestrada! – Lo acusó Hermione sólo
por discutir. No le gustaba que Malfoy tuviera razón.
-Por el contrario Granger, ahí está la puerta, siéntete libre
de largarte de mi casa y devolverme mi cama cuando quieras – Dijo él terminando
con las piernas y comenzando a trabajar en el estómago de Hermione.
-Humph! – Resopló ella – Entonces déjame contactar a La
Orden! O al Ministerio! Deben estar buscándome!
-Y a quién quieres que le avise exactamente? – Preguntó
Malfoy levantando la cabeza y mirándola fijamente con esos inquietantes ojos
grises.
-A la cadena de mando, a la Central, a la Oficina de Aurores,
a alguien! – Exclamó ella.
-La mayoría de los Aurores están muertos o fueron tomados
prisioneros en la emboscada, Granger – Dijo él sin dejar de mirarla como para
evaluar su reacción – Alguien del Ministerio o La Orden los vendió. Dime francamente,
en quién confías lo suficiente como para que te reciba inválida e indefensa?
Para que te ayude en tu rehabilitación?
-Mis amigos… - Balbuceó ella.
-Tus amigos ya no están! – Exclamó él frustrado – Fue una
masacre, y tú escapaste apenas… Casi no llegué a tiempo… - Dijo con un hilo de
voz, como para que ella no escuchara.
-Casi…? Por qué estabas ahí? En el bosque… Estabas ahí por
mí? – Preguntó ella. Él la ignoró un largo rato con una indiferencia que sólo
él podía conjurar. Ella suspiró. Malfoy era tozudo y no abriría la boca si no
quería hacerlo – Qué hay del Ministerio? – Preguntó pensando que Malfoy ya
hablaría de lo demás cuando le diera la gana..
-Es peor que La Orden, la corrupción está mucho más
integrada, y en este punto la mitad de los trabajadores son espías de un u otro
lado. Algunos son dobles espías – Dijo él.
-Qué? No! Yo trabajo ahí a diario, yo conozco a esas
personas! – Dijo ella.
-Y por lo tanto probablemente conoces al malnacido que los
vendió – Escupió Draco con rabia – Lo conoces y lo saludas todos los días y
seguro que hasta juegas al amigo secreto con él en navidad. Porque eres así
Granger, es tu naturaleza.
-Insinúas que soy tonta por no adivinar la identidad del
traidor? Que es mi culpa? – Preguntó ella furiosa. Podían insultar sus
orígenes, pero no su inteligencia.
-No Granger, cálmate o te va a subir la presión y vas a
empezar a sangrar aún más de las heridas que aún no cierro – Dijo él con voz
firme, posando su mano abierta en toda la extensión del estómago de Hermione,
como si la quisiera sujetar o evitar que se levantara. Ella sólo sintió el
calor y el tacto… Duro, las manos de Malfoy eran duras y su agarre firme, como
las de alguien que hace trabajo físico, no las de un señorito que no sabe ni hervir
agua - Simplemente digo que eres una Gryffindor, confiar en las personas está
en tu naturaleza, así como desconfiar está en la mía. Somos lo que somos – Dijo
él en un tono más conciliador.
-Si La Orden de momento no existe y el Ministerios está
infiltrado… Entonces qué demonios va a pasar conmigo? – Preguntó ella
descorazonada – Los únicos que sé con absoluta certeza que jamás me fallarían
son Ron y Harry, y ellos… - Dudó. No sabía cuanta información era sabio
compartir con Malfoy, y concluyó que probablemente ninguna.
-…Ellos están fuera del país buscando algo súper secreto –
Terminó él sin darle mayor importancia.
-Cómo sabes eso? – Preguntó ella, asustada otra vez. Nadie
debía saber eso. Nadie! – Malfoy habla! Cómo lo sabes? Eres un espía! Me vas a
entregar, lo sabía, no podía ser cierto!
-Qué es lo que no podía ser cierto? – Preguntó él fríamente,
retirando sus manos del cuerpo de Hermione muy lento y empuñándolas firmemente.
-Que a pesar de todo el odio y desprecio que sentías por mí
en el colegio fueras capaz de comportarte como un ser humano decente – Dijo
ella profundamente dolida. Por qué le había creído? Por qué? Era una idiota,
cuando la guiaban sus emociones era una completa imbécil. Su cerebro debía
tomar el timón… Sí… Pragmatismo, esa era la clave.
-Bien, piensa lo que quieras – Dijo Malfoy soltando las manos
y apretando los dientes y hundiendo el paño en la fuente lo estrujó y comenzó a
limpiar otra herida. Trabajó en silencio y su delicado toque tenía a Hermione
al borde del ataque de nervios. No sabía qué pensar de él. Había tratado de
matar a Dumbledore, es cierto, pero lo hizo obligado… Por otro lado le había
salvado la vida y se estaba dando un enorme trabajo para cuidar que no quedaran
marcas en su piel. Esa actitud no se condecía con el Draco que ella recordaba,
y esa incertidumbre la tenía a punto de gritar de frustración. Y finalmente…
Por qué sabía lo de Harry y Ron? Cómo? Nadie sabía! Mierda! No se podía quedar
con la duda.
-Mal… Dra…co? – Preguntó forzándose a ser más amable. Él la
miró estudiándola, como extrañado de que volviera a hablar, y ella continuó –
Sigue hablando… Quiero saber…
-Por supuesto que quieres saber – Dijo él suspirando y
sacudió la cabeza para terminar con una sonrisa torcida, recuperando su buen
humor – Tú siempre quieres saber, y ese es tu problema.
-No seas un asno Malfoy, y habla de una vez! – Exclamó ella
perdiendo la compostura en segundos, tal como cuando estaban en el colegio.
-Bien! No chilles! – Dijo él golpeándola suavemente con una
almohada. Obviamente Hermione no se pudo mover para esquivarla o defenderse,
pero fue más un toque juguetón que un golpe, y ella lo tomó como un signo
positivo. Quién habría adivinado que Malfoy tenía un lado lúdico? Ella sonrió y
él recuperó la compostura antes de continuar su relato - Cuando no pude… Tú
sabes, hacerlo, de todos modos no
podía volver a Hogwarts. Todos me consideraban un mortífago en potencia, así es
que regresé a vivir en la mansión – Dijo en un tono de voz plano, carente de
emoción, que le indicó a Hermione que estos eran recuerdos dolorosos. Malfoy no
demostraría debilidad ante ella – Episkey!
– Dijo y cerró otra herida - Para cuando llegué mi familia había sido
castigada por mi culpa, mi padre había sido torturado y humillado frente a toda
la comunidad de sangre pura y mi madre… No sé qué le hicieron, nunca pregunté,
pero nunca más fue la misma… Caminaba por los pasillos con la mirada perdida
sin ver a nadie…
-Y tú? – Preguntó ella con un susurro.
-Conmigo hicieron lo que le harían a cualquiera a quien “honran”
con una misión y fracasa – Respondió sin levantar la mirada – Los colegas de mi
padre se tomaron turnos para castigarme por semanas, y a veces lo hacía el
Señor Oscuro en persona, por eso mi conocimiento de primera mano en maldiciones
de tortura. Creo que las he sufrido todas… Eso duró hasta que mi padre decidió
que mi humillación se reflejaba en él y que yo había traído suficiente deshonra
a su apellido, así es que renegó de mí, borrándome del árbol genealógico de los
Malfoy.
-No! – Exclamó Hermione sumergida en la historia. Ella sabía
perfectamente que el orgullo y la familia lo eran todo para Malf… Draco, y
ahora él le narraba a ella, una hija de muggles, cómo había perdido ambos - Me
fui de inmediato – Continuó él – Escapé con lo puesto, y sólo me despedí de mi
madre, que me dio la copia de la llave de su bóveda personal en Gringotts, que
siempre llevaba colgada al cuello. Era la herencia de su familia, que mi padre
por orgullo nunca quiso tocar.
-Y entonces? – Preguntó ella.
-Y entonces fui a la bóveda, saqué el dinero que me pareció
necesario y comencé a vivir solo, como un fugitivo de ambos lados: La Orden y
los mortífagos iban tras mi cabeza. Eso significó que debí integrarme al mundo
muggle, porque el mundo mágico es demasiado reducido y yo demasiado llamativo
con este jodido cabello casi blanco que tienen los miembros de mi… De la
familia de mi padre – Se corrigió - … He pensado en teñírmelo, pero es lo único
que me queda de lo que fui… - Dijo él en un raro arranque de humanidad que no
le pasó desapercibido a Hermione.
-No! – Exclamó ella sin poder contenerse – No lo hagas… Si lo
tiñes ya no serías tú…
-Esa es precisamente la idea, Granger. Además pensé que yo te
repugnaba... Así es que ahora te gusta mi cabello? – Preguntó soplando su
flequillo para quitárselo de los ojos y levantando las cejas en gesto inocente.
El muy cerdo sabía perfectamente lo guapo que era. Lo sabía en el colegio y
debía saber que ahora lo era diez veces más.
-Lo que detesto es tu personalidad Malfoy, no tu cabello. No
te hagas el listo y sigue trabajando – Dijo ella tratando de sonar digna y
serena.
-Sí su majestad – Dijo él haciendo una pequeña venia.
-Continúa – Dijo ella impaciente. Al ver su gesto interrogante
agregó – Con ambas cosas, curación e historia, eres un chico listo, seguro que
puedes caminar y silbar a la vez.
Él esbozó una sonrisa. Parecía disfrutar de sacar de sus
casillas a Hermione, pero volvió al trabajo y dijo
-Conviviendo con muggles y aprendiendo a hacer las cosas por
mí mismo… No fue fácil. La verdad es que me criaron para dirigir, y no sabía
hacer nada, desde cocinar hasta conseguir ropa limpia – Dijo él cándidamente.
Ella sonrió abiertamente. Daría cualquier cosa por haber
presenciado esa lección de humildad.
-Bueno, pero tenías dinero, no estabas desamparado… - Razonó
ella.
-El dinero me facilitó un poco las cosas, es verdad, pero no
hizo nada por conseguirme lo que realmente necesitaba – Dijo él.
-Como qué? – Preguntó Hermione.
-Como amigos o al menos aliados, un refugio seguro, la paz de
saber que no estaba en peligro constante… Estuve solo un buen tiempo, escondido
y adaptándome, sin nada más que hacer que leer y pensar.
-Leíste? - Preguntó ella entusiasmada – Qué leíste?
-Todo tipo de literatura muggle, es todo lo que podía conseguir…
Algunas cosas intrascendentes como estúpidas revistas y otras muy interesantes
– Se encogió de hombros – Leí desde Shakespeare hasta “La Cabaña del Tío Tom”.
Leí biografías de grandes líderes y artistas y leí sobre historia moderna. Es
increíble la perspectiva que se logra de un conflicto cuando se mira desde
afuera. Todo es tan obvio…
-Qué era obvio? – Preguntó ella.
-Las similitudes entre a historia muggle y la nuestra. Me
tomó tiempo reconocerlo, pero ellos no son realmente seres inferiores, de hecho
son más capacitados que los magos en muchas áreas, porque deben hacerlo todo
por sí mismos – Explicó sin dejar las curaciones, por lo que se perdió la
mirada de asombro y orgullo de Hermione – Además leí sobre regímenes
totalitarios, como los de Franco, Mussolini, y sobre todo Hitler y su búsqueda
de la pureza racial… Leí sobre el
genocidio, y lo que me pareció tan horrible, estúpido y cruel, extrapolado al
mundo mágico es igualmente ridículo! Nuestra necesidad de preservar la pureza
racial es infundada y según leí en un libro de biología, hasta poco saludable,
porque la falta de diversidad genética genera idiotas. Y ahí tienes a la
mayoría de los amigos de mi padre… Un puñado de familias que se casan entre
primos… Y de ahí salieron mis antiguos
amigos, lo que confirma la teoría… Creo que si yo no soy idiota es porque los
Malfoy y Black no le habían casado entre sí en varias generaciones, por lo que
mis padres no están relacionados… O al menos no mucho… - Dijo sin parar.
Draco levantó la vista ante el silencio de Hermione y lo que
vio lo asustó.
-Estás llorando? Te hice daño? – Preguntó ansioso. Granger no
había llorado en todo el proceso. Ni la tortura ni la pérdida ni la
vulnerabilidad ni el dolor de la curación o el miedo a lo desconocido la habían
quebrantado, y lo que veía ahora lo desconcertó – Tengo una poción para el
dolor – Ofreció. Ella negó con la cabeza – Vamos Granger, no me salgas con
idioteces de chica ahora, dime qué rompí y cómo arreglarlo…
-No me hiciste daño – Dijo ella con la voz quebrada – Me
diste esperanza…
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Algunas preguntas se responden, otras aparecen.
Lo que por alguna razón no aparece son reviews de esta historia, así es
que vamos, manos a la obra!
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