miércoles, 24 de junio de 2015

Sangre Sucia 6

Me he demorado y lo siento, he tenido mil cosas que hacer, pero les aseguro que no dejaré incompleta ninguna de mis historias, así es que les pido un poco de paciencia hasta que pueda regularizar mis actualizaciones.
Cariños y ojalá les guste.
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Capítulo 6
What are you scared of, baby
it’s more than just a dream
I need some time
We make a beautiful team
Beautiful team
Love is strong and you're so sweet
And someday, babe we got to meet
Just anywhere out in the park
Out on the street and in the dark
I followed you through swirling seas
Down darkened woods with silent trees
Your love is strong and you’re so sweet
You make me hard you make me weak
Love is strong / Rolling Stones

Miles de dudas asaltaron la mente de Hermione. Su importancia. La necesidad de protección. El que fuera justamente Draco Malfoy quien estuviera dispuesto a arriesgarse para protegerla.
Por qué?
-Draco, discúlpame, pero no entiendo… - Dijo ella suavemente – Apenas me conoces y dices que no te quieres aliar con ningún grupo, qué ganas tú con todo esto?
-Eso es asunto mío – Respondió él.

-No, no lo es – Dijo ella desafiante – Desde el momento que te hiciste cargo de mí me involucraste, y quiero saber por qué.
-No tienes derecho a nada – Dijo él fríamente – Respeta mis motivos y agradece que estás viva.
-Claro que lo agradezco! – Exclamó ella – Pero eso no significa que voy a aceptar todo lo que me dices sin hacer preguntas!
-Basta Granger! – Exclamó él, y luego suspiró calmándose – Sólo te puedo ofrecer la promesa de que a mi lado estás segura.
-Por qué esta repentina necesidad de protegerme? De esconderme? Por qué no dejarme en las puertas de San Mungo una vez que estuve fuera de peligro vital?
-Porque no has dejado de estar en peligro vital! – Exclamó Draco – Vol… El Señor Tenebroso – Dijo con dificultad – Por fin cayó en cuenta de que el balance de la guerra no depende de matar a Potter, un idiota que no ha participado ni en tres batallas. Lo que quiere es cortar la cabeza de su oposición, el cerebro de La Orden… Tú.
-Draco, no, estás exagerando… – Dijo ella de inmediato.   
-La orden que se dio a los mortífagos fue cambiar la prioridad de tu captura de media a alta. Antes bastaba con matarte en cuanto te vieran, pero ahora tienes orden de captura. Si te toman prisionera Él puede usar legerimencia para descubrir todos tus secretos.
-Se me han aplicado montones de hechizos para impedir justamente eso Draco, si me torturaran y yo me acercara a quebrarme y hablar, moriría antes de alcanzar a revelar nada – Explicó ella sin inmutarse.
-Qué idea tan estúpida! – Exclamó Draco furioso – Así es como te cuida tu lado?
-Los encantamientos fueron idea mía – Dijo ella tímidamente, un poco asustada por la fiereza de Malfoy.
-Y ellos lo avalaron. Peor, ellos los ejecutaron! – Dijo él poniéndose de pié y botando su silla en el proceso.
-No es como si quisieran que me muera, es solo que… La causa es más importante que una sola persona… - Dijo ella suavemente, tratando de sedarlo con su voz.
-Estás dispuesta a dar la vida por “la causa” – Afirmó él casi con asco.
-Sí – Respondió ella sin dudar.
-Y ellos están dispuestos a entregar tu vida por “la causa” – Continuó él.
-S… Sí – Titubeó un poco Hermione sin saber hacia dónde se dirigía Malfoy con sus preguntas.
-Entonces… Quién demonios cuida de ti? – Preguntó él prácticamente gritando de frustración. Es que no se daba cuenta de cómo la estaban utilizando? De cómo se aprovechaban de su buena disposición y lealtad?
-Yo puedo cuid… - Dijo ella, pero fue interrumpida.
-No te atrevas Granger… No te atrevas a decir que puedes cuidar de ti misma – Dijo él apretando los dientes – No te atrevas.
Ella abrió la boca pero no salió sonido. Quizás porque no quería alterarlo más, o quizás porque él tenía razón. Ella era general y soldado de primera línea, y cualquier otra cosa que se necesitara… En su momento se sintió honrada por haber sido seleccionada como la guardiana de los secretos de La Orden, pero ahora se preguntaba si había sido un honor o una condena. Los Aurores debían saberlo, al menos los mayores… Por supuesto que si Voldemort se enteraba de su rol ella sería cazada como un animal, pero es que nunca se le pasó por la cabeza que alguien del círculo íntimo la pudiera traicionar…
Significaba eso que la emboscada de la que apenas había escapado era una carnada para atraparla a ella? Porque pensándolo en retrospectiva, más allá de asesinar humanos intrascendentes para ellos y a los miembros de la Orden que intervinieron, los mortífagos parecían simplemente hacer tiempo en la espera de algo… Alguien…
Ella?
El silencio se extendió, ella incapaz de hablar y él con pensamientos obviamente oscuros que ensombrecieron su rostro, todo trazo de su buen humor previo olvidado.
Hermione se demoró en descifrar lo que le pasaba, sus sentimientos eran confusos y desconocidos. Comenzó a sentir algo muy extraño… Ajeno…
Por primera vez en su vida se lo admitió a sí misma. Se sentía sola, traicionada.
Era cierto, ella se había ofrecido para todas esas misiones y había acatado todas las instrucciones recibidas, pero a cambio de qué? Existía realmente alguien que velara por ella? O se había decidido que ya que ella era hija única, le había borrado la memoria a sus padres y no tenía una pareja estable o hijos, era desechable?
No… No! Ella tenía amigos que la querían… Harry, Ron… Quienes le enviaban una lechuza cada dos meses para hacerle saber que seguían con vida.
Víktor? No, él sabía que debía mantener su distancia, ella jamás le había permitido involucrarse en los asuntos de La Orden, y era siempre ella la que lo buscaba cuando necesitaba algo de contacto humano, por lo que podían pasar meses sin que se vieran.
Y los demás? Los demás se las habían arreglado para construir una vida propia alrededor de la tragedia. Ella era la única que pasaba la mitad de sus noches en el cuartel de La Orden. Ella era la que se obsesionaba buscando respuestas y nuevas estrategias. Ella era la que nunca decía que no.
Maldición! Malfoy tenía razón, pensó mordiéndose el labio para no dejar caer las lágrimas que quemaban sus ojos… Tenía razón en todo excepto en el razonamiento de sus “amigos” de La Orden. Ella no era “la clave”  por ser la más inteligente, sino todo lo contrario. Era “la clave” porque no tenía a nadie que la extrañara, nada propio, no un esposo, un novio, padres o hijos… No era su inteligencia, sino su inhabilidad para forjar conexiones sociales verdaderas lo que la había metido en este embrollo.
-Malfoy – Dijo ella con voz ronca – No me respondiste, no realmente…
-Qué no te respondí? – Preguntó él sacudiendo la cabeza, como despertando de un trance.
-Por qué? – Preguntó ella – Dices que me respetas, qué significa eso?
-Yo no tengo intereses invertidos en esta guerra – Dijo él restregándose los ojos con el talón de sus palmas después de una pausa en la que vio lo afectada que estaba ella por sus nuevas revelaciones – Gane quien gane, mientras viva siempre seré un traidor…. Sí Granger, ya lo sé! – Dijo al ver que ella abría la boca para interrumpirlo – Si gana La Orden tal vez no me van a torturar y asesinar, pero de todos modos aunque me salve de la cárcel la condena social nunca me va a permitir vivir una vida normal… El futuro para mí pinta oscuro sin importar lo que pase, pero tú… Eres la única persona consistentemente buena que conozco. Cabezota y ridículamente ingenua, pero genuinamente bienintencionada… - Dijo mirándola a los ojos pero manteniéndose alejado, apoyado en la pared opuesta – Y eso, esa semilla de decencia no puede desaparecer Granger, hasta un bastardo como yo lo puede reconocer.
-Draco… - Dijo ella con la garganta apretada. Eso era lejos lo más lindo que alguien le hubiera dicho. Para él su vida no valía en función de lo que podía obtener de vuelta, sino de quien era, y eso era un cambio y una revelación.
-Basta! Ya respondí a tus preguntas -  Dijo él cortándola antes de que se pusiera más sentimental. No sabía cuánto más podía resistir…
-Está bien – Dijo ella – Sólo una cosa más…
-Qué? – Preguntó él rodando los ojos.
-Gracias… - Dijo ella tratando de poner toda su sinceridad en esa única palabra.
Draco bufó, sacudió la cabeza frustrado, y salió de la cabaña dando un portazo.
oooOooo
La cabaña de Draco estaba ubicada en el “Clyde Muirshiel Regional Park”, a unos cuarenta kilómetros de la ciudad de Glasgow, Escocia. Estaba rodeada de frondosos bosques vírgenes y protegida por todos los hechizos existentes, de modo que nada ni nadie se pudiera acercar en un rango de cinco kilómetros sin que él lo supiera.
Era una cabaña relativamente pequeña, de dos pisos. En la primera planta estaban el baño y la cocina/estar/dormitorio y en la segunda, más pequeña, su estudio.
Por fuera se mesclaba bien con el entorno, sus paredes eran de piedra gris y el techo estaba diseñado en orgánicas líneas onduladas y estaba cubierto de paja, de modo que si alguien llegara a violar sus defensas y sobrevolara el área, desde el cielo parecía ser sólo un pequeño claro en el bosque.
De su vida antigua en la mansión sólo conservó un detalle: No se pudo resistir y le instaló ventanas góticas, que desentonaban un poco con la pequeña construcción, pero que le recordaban en cierta medida el que fue su hogar.
oooOooo
Draco dio un portazo y se paseó por el exterior dando largas zancadas. Hacía frío y no se había abrigado antes de salir, pero estaba tan alterado internamente que apenas notó el vapor que escapaba de su aliento, haciéndolo parecer un dragón enojado.
 Mierda! Granger lo descontrolaba!
Por qué mierda había aceptado esta estúpida misión? Sabía lo que estaba arriesgando, sabía lo que estaba en juego, y aun así no se pudo resistir a protegerla ya no sólo de lejos. Cuando la vio en verdadero peligro no dudó un segundo en llevársela con él.
Por cuánto tiempo?
De acuerdo al mensaje recibido las cosas habían cambiado.
La cabeza de Granger era aún más valiosa al ser simultáneamente una de los últimos miembros activos vivos de La Orden y la culpable de la muerte de ciertos mortífagos clave, entre ellos los malditos Carrow.
No, Granger estaba jodida, debía esconderse hasta que las cosas cambiaran, o tal vez para siempre.
Una parte de Draco, una innegablemente egoísta, se alegró de la posibilidad de extender su compañía. Y es que si bien era cierto que a veces se sentía solo, no cualquiera le resultaba tolerable… Malfoy tenía su genio y poca paciencia para la gente estúpida, que lamentablemente era la mayoría.
Hermione era en ese sentido increíblemente atractiva. No sólo era una mujer hermosa, sino además una con la que compartía un pasado común y una que representaba un verdadero desafío intelectual. La idea de pasar más tiempo con ella era extrañamente estimulante de una forma holística, cuerpo y mente en sintonía.
Draco se acercó al tocón de tronco y sacó el hacha que estaba enterrada en él, y poniendo un trozo de madera en la posición correcta, dejó caer la hoja medio a medio, trozando la madera y lanzando al aire algunas astillas.
Ejercicio físico.
Acciones  metódicas.
Destruir cosas.
Todo eso lo calmaba, razón por la cual nunca se molestó en aprender un hechizo para trozar madera para la estufa. Siempre estaba enojado por algo, así es que nunca le faltó leña.
Trozó madera sistemáticamente por un largo rato, hasta que se hubo tranquilizado un poco. Granger estaba sola y vulnerable, no la debió dejar así, pero no pudo evitarlo, tenía que salir de la casa antes de decir cosas de las que se arrepentiría.
Recordó por un segundo el estado del cuerpo de Hermione, las horribles laceraciones, su piel mancillada, la sangre…
Más madera se apiló a su lado.
Y luego esa mañana, despertar abrazado a ella, disfrutando de su calor y de su aroma…
Más madera aún.
La ducha…
Más.
Esos ojos enormes con pestañas ridículamente largas mirándolo con agradecimiento…
Más.
Su figura…
Basta! Basta, no más! Ya no se estaba calmando, sino encendiendo más.
Granger era peligrosa. Jodía con su mente, no podía levantar barreras contra ella, no racionalmente.
Si una chica le gustaba generalmente le bastaba con buscarle un defecto y enfocarse en él para distanciarse emocionalmente.
Ok, esa chica es hermosa… Pero estúpida.
Ok, esta otra es hermosa e inteligente… Pero una perra insoportable.
Ah vale, esa chica es inteligente y decente… Pero su atractivo era mediocre, o no le gustaba su olor, o tenía un lunar raro, o su tono de voz era irritante...
Siempre había algo.
En cambio Granger? Simplemente no había nada en ella que le produjera rechazo, nada de lo que aferrarse para poner distancia. Sus defectos eran armas de doble filo, porque lo exasperaban pero también lo divertían.
Era ingenua.
Era cabezota.
Era estúpidamente desinteresada.
Superaba el límite del valor pasando a la temeridad.
Y todo eso la hacía aún más interesante.
Maldijo en su interior. Honestamente… Cuánto tiempo podía seguir negándose a admitir sus sentimientos? Cuánto hasta que explotara y la besara como un loco desesperado?
Hermione llevaba meras horas con él y ya dudaba poder controlarse mucho tiempo más.
Pero no, ella nunca se contaminaría con alguien como él…
Y aunque lo hiciera, ciertamente Hermione se merecía algo mejor.
oooOooo
Hermione vio desolada como Draco se marchaba dejándola sola e inmóvil.
La había abandonado para siempre? Qué hacer ahora más que esperar a recuperar su movilidad?
Y aún si la recuperaba, entonces qué?
No tenía dónde ir… No sabía en quien confiar… Ni siquiera sabía dónde estaba su varita.
Las lágrimas que había reprimido comenzaron a caer y un sollozo rompió el silencio.
Qué haría ahora? Qué pasaría con ella?
Draco la entregaría? La traicionaría?
No, de eso estaba segura…
Pero ciertamente estaba poniendo a prueba su paciencia.
Ella sabía que estaba en serios problemas, pero de entre todas las cosas que la afectaban, lo que más le dolía era que Draco se hubiera ido. Su apoyo era lo único que la había mantenido entera hasta entonces. Su presencia, su confianza en sí mismo y su sarcasmo.
Y sí, su honestidad.
Él era un hombre capaz, competente… Y a pesar de sus diferencias se sentía segura apoyándose en él.
Lloró un buen rato y le hizo bien, fue como descongestionar su alma de todas las emociones reprimidas, o expresadas a medias y una vez que las lágrimas dejaron de fluir se sintió más tranquila. Comenzó a respirar profundamente y a recuperar la compostura, y en medio del silencio pudo escuchar el distintivo sonido de un hacha cortando madera.
Draco no la había abandonado después de todo! Estaba afuera, a pocos metros de la casa, probablemente descargando sus emociones tal como lo había hecho ella, solo que en vez de llorar destruía cosas.
Los golpes eran un sonido regular e hipnótico, y ella perdió la cuenta de la cantidad de leños partidos, pero claramente eran muchos más de los que podría necesitar por más de una semana.
De pronto los golpes comenzaron a volverse más erráticos, delatando signos de cansancio, lo que le indicó a Hermione que esta actividad no era producto de la magia. Draco estaba empuñando el hacha a mano como un muggle.
De ahí venía la dureza de sus manos.
De ahí venía en parte su condición física... Al menos sus brazos y espalda se beneficiaban de este ejercicio.
Hermione suspiró al recordar la imagen de Draco sin camisa, no tanto por lo tentadora que era la imagen como por lo que la fastidiaba el verse tan afectada por algo así.
Debía distanciarse emocionalmente de él, y era imposible hacerlo si cada vez que cerraba los ojos una nueva fantasía la asaltaba.
Distintos escenarios pero siempre el mismo resultado.
Bocas besándose, alientos entremezclados, cuerpos sudorosos y manos ocupadas.
Maldito bastardo hermoso!
Apretó la mandíbula tratando de contener el grito de frustración que amenazaba con escapar de su garganta, pero un crujido a su izquierda la desconcentró.
La puerta se abrió y Hermione vio entrar a Draco cargando una gran brazada de leña. Se veía un poco desaliñado y despeinado, y hasta tenía un poco de color en sus pálidas mejillas.
 Maldito, maldito bastardo hermoso!
Él depositó la leña en un cajón de madera y se giró hacia ella, y abrió los ojos de sorpresa y se acercó rápidamente a la cama.
-Granger – Dijo arrodillándose a su lado y acariciando sus mejillas con una ternura inusitada, luciendo extremadamente contrito – Lo siento…
Ella frunció el ceño. Qué es lo que sentía? Había sido un poco maleducado, pero así era él siempre.
-Qué es lo que sientes? – Preguntó ella en un susurro. Estaban tan cerca que no valía la pena hablar más fuerte.
-Te hice llorar… - Dijo él mostrándole la yema de uno de sus dedos, empapada de las lágrimas que Hermione ya había olvidado – Lo siento – Dijo y secó sus mejillas con sus pulgares mientras sostenía su rostro con ambas manos.
-No… Está bien, no pasa nada – Dijo ella débilmente, abrumada por la cercanía.
-Quiero que sepas que estás segura conmigo -  Dijo él acercándose tanto que sus narices casi se tocaban – No voy a dejar que nada malo te pase Granger, y no te voy a abandonar, no importa lo que suceda, entiendes?
-Entiendo – Susurró ella sin poder escapar del hechizo de sus ojos, más dulces y suaves de lo que nunca los había visto.
-He estado solo demasiado tiempo, y me cuesta interactuar con otras personas… - Explicó contrito, como confesando un gran pecado.
-No seas mentiroso, esa no es la razón – Sonrió ella conmovida por su honestidad – Siempre has sido un bastardo.
-Cuidado Granger, que aún estás a mi merced – Dijo él acercándose hasta que sus narices se tocaron. Hermione estaba atrapada, no solo por su inmovilidad sino por el brillo travieso en los ojos de Draco. Su respiración se agitó y su pulso se disparó, y él al notarlo sonrió más ampliamente, malvado – Qué te pasa Granger? Estás asustada? – Susurró en su oído.
-De ti? – Preguntó ella forzándose a sonar desafiante a pesar de que sentía que le daría una taquicardia en cualquier momento – Jamás!
-Bien – Rió él suavemente, y se retiró tan rápido como se había acercado, se puso de pié y fue a cerrar la puerta que había dejado abierta.
-Draco… - Dijo ella sin querer mirarlo a los ojos.
-Dime.
-Necesito… Necesito ir al baño… - Dijo muerta de vergüenza.
-Oh… Oh! – Exclamó sintiéndose estúpido por no haberlo recordado antes.
-No hay un hechizo que me ayude con eso, y debo hacer pis urgente… - Dijo aún sin mirarlo.
-Vale, vamos – Dijo él acercándose a la cama decidido y destapando las piernas de Hermione de un tirón.
-Hey! – Exclamó ella.
-No reclames Granger – Dijo él tomándola en sus brazos sin que ella pudiera hacer más que acomodar débilmente su cabeza bajo el mentón de su antiguo enemigo.
-Draco, cómo…? – Preguntó ella cuando él se acercó a la puerta del baño y la abrió, revelando un espacio más grande de lo esperado en el que había una gran tina enlozada con soportes de bronce en forma de patas de león, un lavamanos y un WC a juego de color blanco, piso de piedra, y paredes cubiertas de paneles de madera oscura hasta la mitad del muro y estucadas blancas hasta el techo. Había una también una ventana de estilo gótico de una hoja y estaba abierta, revelando que estaban inmersos en medio de un tupido bosque.
Pero nada de esto le llamó demasiado la atención, porque su necesidad de alivio luchaba contra su pudor.
-Cómo…? – Preguntó.
-Vale, ahora te voy a poner de pié – Dijo él deslizándola por su cuerpo hasta dejarla en posición vertical, haciendo que casi todo el cuerpo de Hermione estuviera en contacto con el cuerpo de él – Trata de afirmar tus manos en mi cuello – Dijo posicionando los brazos de Hermione en sus hombros. Ella obedeció y él se agachó para meter las manos bajo la camiseta que cubría apenas el trasero de Hermione al tener los brazos arriba.
-Qué haces? – Preguntó ella un poco ahogada al sentir las manos de Malfoy contra la piel de sus caderas.
-Te bajo las bragas – Dijo él con voz ronca. Estaba tomando toda su fuerza de voluntad no restregar su erección contra las piernas desnudas de la chica. Debía refrenarse para no actuar como un perro.
-Oh! – Dijo ella cerrando los ojos de vergüenza y para que él no pudiera ver reflejado en su rostro lo erótica que le parecía la situación… El saber que estaba desnuda de la cintura hacia abajo, el que fuera él quien deslizaba lentamente sus bragas hacia  el suelo acariciando sus piernas en el camino, el calor abrazador del cuerpo de Draco contra el suyo…
-Ahora te voy a sentar – Dijo él aclarándose la garganta al terminar de remover la ropa interior de Hermione, una de las tareas más sensuales y frustrantes de su vida.
-Aja… - Dijo ella mordiéndose el interior de la mejilla.
Draco la sentó con las piernas cerradas y perfectamente cubierta en la taza del WC y le dijo
-Voy a estar afuera, si necesitas algo, grita. Cuando estés lista llámame. Estás firme? No te vas a caer?
Ella negó con la cabeza, mirando hacia el suelo.
Humillación, humillación… Cómo podía haberse sentido seducida en un momento tan incómodo como este?
Draco la miró dudoso pero no dijo nada. Entendía la vergüenza de Granger, pero francamente a él lo que le interesaba era que ella no se cayera, porque azotaría su cabeza rompiéndola como un melón.
Pasaron unos minutos y Hermione no pudo hacer nada. Nada salía, a pesar de que su vejiga estaba a punto de explotar, generándole dolorosas puntadas en el vientre bajo.
-Vamos, vamos, vamos… - Se obligó a concentrarse. Sabía que si no se apuraba Draco entraría a ver qué andaba mal – Vamos, vamos, vamos…
Trató de enfocarse en otra cosa. Cualquier cosa.
Los ruidos del exterior.
Los pájaros trinando, el viento entre las hojas de los árboles, el aroma de la tierra mojada… Cómo le gustaría dar un paseo… Un simple paseo, que no involucrara una expedición, una misión o una huida. Simplemente disfrutar de la naturaleza… Desde cuándo que no caminaba por el simple placer de caminar? Querría Draco acompañarla cuando se recuperara?
Sería lindo caminar a su lado, y escucharlo hablar… Discutir y reír…
Y por fin, un tímido chorrito… Oh! Qué alivio! Era mejor que muchos de los orgasmos que había tenido en su vida… (Lo que decía mucho sobre la calidad de su vida sexual).
Al terminar, suspiró aliviada.
Ok, ahora la segunda parte de la odisea…
-Draco? – Preguntó tímidamente, casi deseando que no la escuchara, deseo fútil, ya que él estaba atento a cada sonido y listo para irrumpir.
-Lista? – Preguntó él.
Ella asintió.
-Bien – Dijo él apuntándola con la varita – Scourgify! – Y con esto se evitó la necesidad de usar papel higiénico. De ninguna manera habría permitido que Malfoy la limpiara ahí.
Luego Draco se agachó, recogió las bragas de Hermione y arrodillándose frente a ella las subió por sus piernas hasta sus muslos. Ella miró como hipnotizada como sus manos se deslizaban por su piel, sin notar que él hacía lo mismo, moviéndose más lento de lo necesario para gravar en su memoria cada centímetro de ella.
-Ahora te voy a levantar – Dijo afirmando las manos de Hermione en su cuello – Sujétate mientras te termino de subir las bragas – Agregó, y antes de que ella pudiera decir algo  él se puso de pié y deslizó sus palmas desde los muslos hasta las caderas de la chica, terminando en la cintura, centímetros más arriba de las bragas.
Ella lo apretó más fuerte, con una mano en su cuello y la otra en su nuca, con los dedos entre su cabello… Ese cabello que secretamente se moría por tocar desde hacía  años, sólo para comprobar si era tan suave y sedoso como parecía… Y sí, lo era.
Draco la atrajo con firmeza con la mano que rodeaba su cintura y se inclinó hacia ella. Qué hacía? Ella tenía el rostro apoyado en su pecho y hombro, por lo que no podía ver su expresión a menos que levantara la cabeza por completo. La iba a besar? Quería que la besara? Sería apropiado? Después de todo lo ocurrido sería inteligente involucrarse con él, su único aliado?
Sólo unos centímetros los separaban, y ella de manera casi inconsciente acomodó su rostro y entreabrió los labios para recibir el beso que racionalmente se debatía en aceptar.
Cerca, tan cerca…
El aliento cálido y fresco de Draco contra su mejilla.
Hermione cerró los ojos… Sí, ella quería ese beso… Lo besaría y al demonio lo demás, ya lidiaría con las consecuencias.
Y entonces… Splashhhhhhh… Draco vació el estanque del WC.
No trataba de besarla, trataba de deshacerse de su orina!
Oh por dios, qué vergüenza!
La habría visto ofreciéndole los labios como una buscona?  La humillación la hizo querer desvanecerse en miles de partículas y no volver a materializarse jamás…
Pero él no dio signos de haberlo notado, y sin comentarios la tomó en sus brazos como a una novia y la llevó a la cama.
-Quieres que te siente o te acueste? – Preguntó.
-Acostada – Dijo ella con un hilo de voz, sin mirarlo.
-Bien – Dijo él y acomodó las sábanas para depositar su preciosa carga, a la vez contento y reticente de dejarla ir.
Draco había estado a punto de cometer un error fatal. Había estado a punto de besarla mientras la sostenía indefensa contra él. Sólo un par de fracciones de segundo lo salvaron de arruinarlo todo, haciéndolo reaccionar y descargar el WC para disimular sus acciones.
Maldita Granger, se estaba volviendo cada vez más peligrosa… Se sentía desequilibrado, fuera de control, y eso no le gustaba. Él siempre estaba en control de su entorno y sobre todo de sus emociones. Lo que esta chica hacía con él lo asustaba y lo tentaba a ir más allá, para averiguar si sus expectativas serían satisfechas.
-Me puedes rodar? – Preguntó ella aún sin mirarlo, antes de que Draco la cubriera.
-Hacia qué lado? – Preguntó él.
-Depende… Qué vas a hacer ahora? – Preguntó ella.
-Cuidar de ti – Dijo él encogiéndose de hombros.
-Oh… Ok… Gracias… - Balbuceó. No estaba acostumbrada a que nadie se dedicara sólo a ella, y le pareció casi un desperdicio de su tiempo.
-Creo que deberías beber más poción para dormir y recobrar fuerzas – Dijo él – Es la manera más efectiva de recuperarte.
-Está bien – Dijo ella consciente de que el tiempo pasaría más rápido si dormía.
Draco fue a su armario de pociones y preparó rápidamente la dosis necesaria. Luego sacó un libro del lado izquierdo de su biblioteca y se acercó a Hermione.
-Bebe – Dijo acercándole un gotario a la boca y ayudándola a reclinar la cabeza para no chorrear el líquido.
Hermione bebió.
-Vas a leer? – Preguntó tratando de leer la portada del libro.
-Sí, al menos hasta que te haga efecto completamente la poción – Respondió.
-Qué lees? – Preguntó ella.
-Te vas a reír… - Dijo él haciendo una mueca y escondiendo el libro en su espalda.
-Claro que no! Déjame ver – Demandó.
-Creo que… No, no te lo diré – Dijo él, y rodeando la cama, se sentó junto a Hermione con la espalda apoyada en el respaldo. Como ella estaba volteada hacia el otro lado, le resultaba imposible verlo a él o al libro. Draco abrió el libro y comenzó a leer, atento a los cambios de respiración de la chica.
-Draco… - Dijo ella débilmente.
Silencio.
-Draco! – Insistió y bostezó a pesar de que luchaba contra el sueño con todas sus fuerzas.
-Te voy a citar una frase, si adivinas a qué libro corresponde te lo digo – Dijo él sonriendo ante la frustración de Granger.
-Mmmmh, Ok – Dijo ella incapaz de decir no a un desafío.
- «…Que viva o que muera me da lo mismo, poco más o menos. Ahí tienes a lo que he llegado. El mundo no va a detenerse por mi causa y, de cualquier modo, no seré yo quien cambie los acontecimientos. Solo me resta ver venir las cosas, no me ocupo más que de mis estudios, y confío en que el final será bueno…» - Recitó él eligiendo muy bien lo que le quería decir.
-Cuantas oportunidades tengo? – Preguntó ella bosteando otra vez.
-Una – Dijo él.
-Cuántas pistas tengo? – Insistió ella.
-Dos – Dijo él.
-Dame la siguiente – Dijo ella, segura de que no podía haber un libro muggle que Draco hubiera leído y ella no.
- «…Me asombre de que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo me aferro a ellas, a pesar de todo, porque no puedo dejar de creer en la bondad innata del hombre. Me es imposible construirlo todo sobre una base de muerte, miseria y confusión…» - Dijo Draco con voz ronca. Este libro lo afectaba a un nivel íntimo que se negaba a reconocer... No por él que ya no tenía inocencia que salvar, sino por Hermione. Ella era mejor, más fuerte, y lo peor que podría suceder sería que su bondad y pureza sucumbiera a la mierda del mundo que los rodeaba.
-Has elegido las citas cuidadosamente – Dijo ella casi ronroneando.
-Tal vez…  - Dijo él estudiando la silueta de su delicado cuerpo, aprovechando que ella no lo podía ver – Tal vez no… adivinaste?
-Ana – Bostezó ella rindiéndose al pesado sueño inducido por la poción – …Ana Frank…
-Correcto Granger, acertaste… Como siempre – Agregó, y al ver que ella se había dormido citó para sí mismo - «…Considero nuestro paso por aquí como una aventura peligrosa, que se vuelve romántica e interesante por el riesgo que implica…»
Draco leyó por horas hasta que no resistió más la tentación y recostándose junto a Hermione por sobre la colcha, se acurrucó contra su cuerpo y la abrazó. El sueño llegó de inmediato y lo último que sintió fue su mejilla apoyada en el cabello de ella derramado sobre la almohada y el dulce aroma que reconocería en cualquier parte. Un aroma que era sólo de ella y que llevaría impregnado en su mente hasta su último día en el planeta.

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Espero les haya gustado.
Obviamente, las citas corresponden al “Diario de Ana Frank” y no me pertenecen para nada. Sólo me parecieron apropiadas para la ocasión y me atreví a tomarlas prestadas.
Cariños y no dejen de regalarme sus comentarios, que es la única forma que tengo de saber que esta historia va bien encaminada.
Abrazos.












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